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Las nuevas políticas sobre discapacidad: La contribución de Mike Oliver


Por Ravi Malhotra
Michael Oliver (3 de febrero de 1945 - 2 de marzo de 2019) fue un académico, escritor y activista británico por los derechos de las personas con discapacidad. Era profesor emérito de Disability Studies (Estudios sobre Discapacidad) en la Universidad de Greenwich. Su investigación giraba en torno al modelo social de discapacidad y su activismo se centró en la superación de las barreras sistémicas que las personas con discapacidad enfrentan en su vida cotidiana. A continuación, presentamos una memoria de su contribución a la edificación de los Disability Studies y de un movimiento que reivindica la inclusión y la igualdad de las personas con discapacidad.

Mike Oliver, profesor emérito de Disability Studies en la Universidad de Greenwich, en Inglaterra, ha muerto a los 74 años tras una breve enfermedad. Longevo usuario de silla de ruedas —desde los diecisiete—, sociólogo de formación y autor de múltiples libros; entre ellos sus textos de referencia Social Work with Disabled People (1983) y Politics of Disablement (1990), y (con Colin Barnes), The New Politics of Disablement (2012). Oliver jugó un papel pionero en el desarrollo, junto con otros autores como Vic Finkelstein, de lo que hoy se conoce como el modelo social de discapacidad. El modelo se basa en la propuesta de que son las barreras estructurales, como la falta de rampas o de intérpretes de lengua de signos, las que impiden a las personas con discapacidad, en lugar de las “discapacidades” en sí mismas. En otras palabras, las barreras sistémicas construyen una sociedad capacitista  que discapacita a las personas con discapacidad y las mantiene desempleadas y empobrecidas durante largo tiempo. En todo país capitalista avanzado, las personas con discapacidad enfrentan enormes barreras en materia de vivienda, transporte y empleo. Estas barreras son tan extensas y generalizadas que la mayoría de las personas ni siquiera se percatan de ellas.
El Modelo Social de Discapacidad
Al establecer y popularizar lo que se ha llegado a conocer como la distinción entre impedimento y discapacidad. Oliver convenció a las personas con discapacidad para que vieran la discriminación que enfrentan a diario como una cuestión de derechos en vez de como una tragedia personal o un problema médico. En otras palabras, el hecho de que Jill se haya roto la pierna significa que tiene un impedimento, pero si no puede ir a clase es porque el ascensor del colegio no funciona. La escuela inaccesible es una barrera discapacitante que debe remediarse. Es difícil verbalizar cuán revolucionario resulta el modelo social de discapacidad al materializarse en la conciencia de las personas con discapacidad. Personas que habían pasado años viviendo sus dificultades diarias como un fracaso personal y que habían sido socializadas por un surtido de fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y médicos que se centraban en la rehabilitación, se politizaron de repente al darse cuenta de que, en efecto, la discapacidad era un problema político. En ocasiones, esto ha sido malinterpretado como un ataque a la profesión médica. Sin embargo, Oliver tiene muy claro que el modelo social no es “anti-medicina” cuando se requiere intervención médica. Más bien, está en contra del “imperialismo médico”, un modo de pensamiento que considera que las personas con discapacidad son irremediablemente inservibles.
Los activistas optaron por priorizar diferentes estrategias. Muchas personas con discapacidad, más influenciadas por las teorías posmodernas del lenguaje y del cuerpo, han tendido a centrarse en los estudios culturales y en la representación de las personas con discapacidad en el cine, la danza y los deportes. Otros han optado por involucrarse en estrategias de reforma legal como la defensa de los derechos humanos y los litigios de casos que sientan jurisprudencia, con todas sus promesas y peligros, para buscar la transformación social. Y otros se han centrado más directamente en la movilización de base para desafiar la agenda de austeridad de los gobiernos neoliberales —una ruta anticapitalista—. Ciertamente, todas las opciones tienen ventajas y, de hecho, algunos han decidido combinarlas, pero es el último camino el que más se corresponde con la clarividente visión de Oliver de transformar las vidas de las personas con discapacidad en pos de un futuro mejor.
Política de clase e institucionalización
Oliver estaba muy influenciado por la política de clase y sentó las bases para una teoría materialista de la discapacidad todavía por culminar. Creía firmemente que el ascenso del capitalismo y del sistema fabril habían creado la discapacidad. Las exigencias del trabajo asalariado como modo de producción dominante supusieron la segregación y la exclusión de los trabajadores con discapacidad que no podían cumplir con los estándares de producción eficiente en una sociedad industrial. Tal y como han señalado muchos académicos, la misma idea de tiempo funcionaba de manera diferente en las sociedades rurales agrícolas. Aquellos quienes no podían amoldarse y trabajar al ritmo establecido por las fábricas fordistas eran relegados a “workhouses[1], centros psiquiátricos, colonias específicamente para impedidos y escuelas especiales y fuera de la vida económica y social convencional” (Oliver y Barnes, p. 55). El darwinismo social y la eugenesia proporcionaban una justificación ideológica para la exclusión de aquellos individuos que no eran capaces de ajustarse a las necesidades del capitalismo industrial.
Como ya han apuntado muchos investigadores del ámbito de los Mad Studies[2], los verdaderamente discapacitados eran a menudo irrelevantes. Desgraciadamente, las personas recluidas en instituciones psiquiátricas no necesariamente contaban con un diagnóstico formal. Según muestra Geoffrey Reaume en su libro Remembrance of Patients Past (2000), algunas eran simplemente amas de casa que rechazaban ajustarse a las normas del género o incluso individuos erróneamente diagnosticados porque habían actuado de un modo inusual y hablado en lenguas extranjeras que las autoridades no entendían. Al asociar capacidad y productividad, las workouses y los asilos operaban a modo de advertencia para la población físicamente capacitada y estigmatizaban a quienes caían fuera de los límites de la normalidad. Por supuesto, las teorías eugenésicas conllevaban la estigmatización de la discapacidad combinada con clasificaciones raciales que buscaban la exclusión de los inmigrantes que eran un peligro para la sociedad. En su punto álgido, esto desembocó en las políticas eugenésicas de la Alemania Nazi, donde cientos de miles de personas con discapacidad fueron exterminadas siguiendo las instrucciones de Hitler en 1939. Sin embargo, a menudo se olvida que políticos socialdemócratas de todo el mundo de principios del siglo XX eran unos entusiastas de las medidas eugenésicas.
En el siglo XX, Oliver mostró cómo el estado se empleó en una “estrategia de excarceración” neoliberal que llevó al cierre de muchos centros en los países occidentales. Sin embargo, esto se hizo en el contexto de unos servicios deficientes que no permitían que las personas con discapacidad prosperaran. Lo que persiste hasta hoy son los enormes y rígidos requerimientos burocráticos para obtener la idoneidad para recibir asistencia social. No es extraño que las personas enfrenten dificultades significativas y rechazos recurrentes al navegar en un proceso diseñado para excluir al máximo de gente posible.
El rol de los profesionales
Oliver también desempeñó un importante papel en la identificación del rol de los profesionales que trabajan con las personas con discapacidad y construyen una trayectoria proporcionando servicios que hacen poco por empoderarlas. Destacó en particular por criticar a los profesionales de clase media que sentía que explotaban a las personas con discapacidad, creando una cultura de la dependencia e ignorando sistemáticamente su experiencia de vida. De ahí el eslogan del movimiento por los derechos de las personas con discapacidad: “Nada sobre nosotros sin nosotros” (“nothing about us without us”). También desarrolló ideas interesantes sobre la necesidad de que las personas con discapacidad adquieran conciencia acerca de las políticas sobre discapacidad. Poco habitual en un académico, combinaba el activismo de base con su actividad investigadora y fue influido por el trabajo de organizaciones militantes sobre discapacidad como la Unión de Personas con Discapacidad Física contra la Segregación (UPIAS), fundada en 1974. Su manifiesto de 1976, Principios Fundamentales de la Discapacidad, articuló muchas de las distinciones entre impedimento y discapacidad que Oliver seguiría desarrollando. Se convirtió, como no podía ser de otra manera, en el primer profesor de estudios sobre discapacidad en Gran Bretaña.
El activismo por los derechos de las personas con discapacidad y la izquierda
Sus poderosas ideas han influido en toda una generación de personas con discapacidad, en particular en los países de la Commonwealth, a pesar de que la izquierda socialista ha ignorado con demasiada frecuencia el activismo por los derechos de las personas con discapacidad. Tuve el privilegio de escucharle alrededor de 1994 en la Universidad de Carleton, en Ottawa, donde habló acerca de los derechos de las personas con discapacidad y se refirió a Gramsci. No sorprende demasiado, ya que Oliver ha escrito elocuentemente sobre la construcción ideológica del individualismo. En el contexto de la discapacidad, esto se manfiesta a través de la medicalización, las exigencias de normalidad y la eugenesia (Oliver y Barnes, p. 79). Si bien muchos han cuestionado desde entonces si el modelo social integraba adecuadamente identidades como la raza o el género y si incluye adecuadamente la experiencia de las personas con enfermedades crónicas que implican un dolor físico significativo, los debates todavía dialogan con el trabajo pionero de Oliver. No cabe duda de que hubo elementos de pesimismo en su obra posterior. Oliver pensaba que la transformación del capitalismo no estaba en la agenda inmediata frente a los recortes neoliberales generalizados.
Este pesimismo comprensible no desmerece el inmenso valor de su transformador modelo y de su legado. Todos los escritos que he hecho desde entonces, incluyendo mi antología en honor de la difunta defensora de los derechos de las personas con discapacidad, Marta Russell, Disability Politics in a Global Economy (2016), y otros temas, se apoyan en la base epistémica establecida por Oliver. El libro emblemático de Marta Russell, Beyond Ramps (1998), sin duda ha sido mejor recibido en Gran Bretaña y otros países que en Canadá y en los Estados Unidos, en parte porque la concepción materialista de la discapacidad de Oliver tiene mayor aceptación. Asimismo, pocos estudiosos han desarrollado completamente la teoría materialista histórica de la discapacidad, ya que el posmodernismo domina los departamentos de estudios de discapacidad actuales, a pesar de las contribuciones significativas de Marta Russell, Sunny Taylor, Jim Charlton y otros.
Hoy en día, los defensores de los derechos de las personas con discapacidad siguen desempeñando un papel importante en el desafío de la austeridad, incluyendo las enérgicas protestas en el Congreso de los Estados Unidos en contra de los intentos republicanos de derogar la Ley del Cuidado de Salud Asequible (Affordable Health Care Act). En la medida en que el Parlamento canadiense continúa contemplando el pasaje de la —muy limitada y en gran medida inoperante— Ley de Canadá Accesible (Accessible Canada Act), [ver la crítica del Consejo de Canadienses con Discapacidad], unos treinta años después del pasaje de la más robusta Ley de Americanos con Discapacidades (Americans with Disabilities Act) en los Estados Unidos. Los defensores de los derechos humanos de las personas con discapacidad de todo el mundo tienen una enorme deuda con Mike Oliver.


[1] Nota de la T.: las workhouses eran lugares en Reino Unido donde la gente empobrecida podía ir a vivir y a trabajar.
[2] Nota de la T.: Los Mad Studies son un ámbito de investigación emergente en el que se abordan, en un sentido amplio e interdisciplinar, las experiencias de aquellos quienes han sido tachados de “locos”, así como la locura en sí misma.

Ravi Malhotra 

fue profesor de Derecho en la Universidad de Ottawa. Es especialista en derechos de la discapacidad, derecho laboral y globalización y derechos humanos. Asimismo, formó parte del del Comité de Derechos Humanos del Consejo de Canadienses con Discapacidades (CCD).