Por WIm Dierckxsens, Walter
Formento
Con
Trump en el gobierno de EEUU no solo se manifiesta claramente ya la crisis
agónica, turbulenta y altamente conflictiva del capitalismo, sino que se pone en
evidencia cada vez más la imposibilidad de salir de la misma con sus viejas
“recetas”.
Trump
procura salir de la crisis norteamericana a cualquier costo expresando un
nacionalismo industrialista, anti-oligarquía financiera global como
contradicción principal. Que dentro de EEUU están representadas políticamente
por el estado profundo del poder financiero-político globalista dominantes en
la cúpula del Partido Demócrata y en la Reserva Federal.
Y
en forma secundaria se enfrenta con el esquema de la oligarquía financiera
continentalista expresado por el estado profundo financiero-político dominante
en el Partido Republicano, específicamente como Tea Party, en las figuras del
ejecutivo del gobierno Pence-Bolton-Pompeo y en el complejo militar industrial del
Pentágono, con fuerte peso dentro de los EEUU y en Sudamérica, como Comando
Sur. Mientras en OTAN es dominante el Globalismo. Trump pudo acordar una
coalición de gobierno con la oligarquía continentalista para vencer en las
elecciones de 2016 a los Globalistas Demócratas, Clinton/Obama, y para
garantizar un mínimo de estabilidad en el gobierno dentro de EEUU. Esta
coalición que se deteriora cada vez más a medida que avanza el tiempo de
gobierno y la crisis que es mundial.
Esta
confrontación interna en el bloque de poder financiero y político
norteamericano entre las tres oligarquías financieras: local -Trump-,
continentalista –Pence/Pompeo- y globalista –Clinton/Obama-, en la hasta ahora
primera pero ya no única potencia mundial, obstaculizó y obstaculiza la
posibilidad de construir un punto de partida de unidad para poder exportar la
“crisis mundial estructural e integral en EEUU” a otros países. Bajo distintas
formas militares y paramilitares con alta o baja intensidad, como son Siria,
Ucrania, Arabia Saudita, Irán, Venezuela, México, Brasil, Argentina y hasta
India, Rusia y China. Como si lo pudo hacer en la crisis mundial que se abre en
1929, con los acuerdos entre 1933-40 para poner solo un ejemplo.
En
la Gran Formación Social Emergente multipolar con China y Rusia como sus
motores principales, con potencialidad de estar cada vez más integrada por
diversas regiones-naciones (India, Brasil, Sudáfrica, Argentina, Irán, Egipto,
Siria entre otras), sus dinámicas económicas y políticas ya han cobrado un
claro tinte de “desconexión”, a veces incluso con marcados rasgos
antiimperialistas contra el globalismo unipolar financiero, constituyendo la
principal contradicción externa.
Hemos
visto que el proyecto globalista ha perdido terreno y capacidad de imponer sus
condiciones con la crisis mundial, hecho que se manifestó en claramente con las
“derrotas” que significaron para el “orden globalista” primero el Brexit y,
luego, la elección de Trump como presidente de EEUU.
Nos
preguntamos en este ensayo si se abre a partir de abril 2019, con la
complejidad que asume la crisis mundial, que es estructural e integral, una
posibilidad para que la Nueva Gran Formación Social Emergente avance en su
consolidación por el camino de la paz y en el terreno de la política. Sin que
le impongan los cataclismos del terreno de la guerra militar o financiera. O si
más bien presenciaremos una nueva alianza entre el globalismo y el
continentalismo norteamericano para lograr imponerle a la humanidad que el
próximo “Gran Estallido de la Burbuja Financiera” que de paso a la nueva “Gran
Depresión”, mucho más grande que la de 1929 y la 2008 juntas.
Esto
se debe a intereses y responsables que hoy están por arriba de la nación
norteamericana y en contra de EEUU, queriendo recurrir al viejo discurso del
imperialismo de 1890-1929-2008 con su política “excepcionalista”, lo que se
aplica a todos pero no a EEUU, y con una nueva “doctrina Monroe”, el mundo para
los Norteamericanos. Discursos que tienen el objetivo de encender las pasiones
en el pueblo norteamericano para poder legitimar intereses y movidas de las
oligarquías financieras transnacionales. Discursos pro imperialistas que
incluso son los que también construyen como discurso global a su contraparte
como enemigo fascista, como ya observamos en la crisis de la UE a partir del
Brexit y de las columnas de desplazados por la guerras en
Siria-Irak-Irán-Turquía-etc. organizadas desde la OTAN ambas.
1.
Brexit y la Unión Europea
Londres
es la capital, de una red mundial, para el intercambio de divisas en el
extranjero, la gestión de activos y seguros, así como para las áreas emergentes
del sector, tales como finanzas, finanzas verdes y cibernética. Representa los
intereses de las transnacionales en el nodo financiero más importante del
mundo, que ayuda a apoyar el crecimiento y la inversión tanto a nivel nacional
en el RU como globalmente. Con la consolidación del globalismo financiero como
actor estratégico en ascenso y con iniciativa económico-estratégica
(1999-2008), se posiciona a la City financiera de Londres como centro del poder
para toda la UE, lo cual entra crisis en 2008-2011. La UE resiste desde
entonces apoyada por China y propone en medio del Brexit más bien a Bruselas como
capital política y centro del poder de la UE y a la City de Frankfurt como nodo
financiero principal de la UE.
Para
prestar muchos de estos servicios en la UE, después de Brexit de 2016/17, los
bancos necesitaran un derecho llamado "passporting". El Brexit
expresa también el enfrentamiento de la Corona Británica contra la City
Financiera Globalista de Londres en lo principal y de la Oligarquía
Continentalista en la UE en segundo lugar. Ambos van en contra la City
Financiera Globalista de Londres. El Brexit implica un duro “golpe” sobre el
estatus de la City de Londres en el RU y la UE, y con ello de su oligarquía
financiera global.
Por
ello parece muy poco probable que cualquier acuerdo al que pueda llegar el
Reino Unido mantenga los derechos de "passporting”, derecho a la libre
circulación de las finanzas, que hacía que la oligarquía globalista en la City
Financiera de Londres fuera el verdadero poder dominante en la UE. El nudo
central de esta confrontación de intereses estratégicos de primer orden
justamente tiene en su núcleo la disputa de quién manda en la UE, la oligarquía
financiera globalista euroescéptica de la City de Londres o la oligarquía
continentalista con centro en la Bruselas del poder político, que propone como
nuevo centro financiero a la City de Frankfurt, subordinado al poder político
de la UE en Bruselas. La oligarquía financiera globalista en la City de Londres
o la oligarquía continentalista en la Corona Británico subordinando en el RU
todo a su poder político.
Esta
complejidad de una doble movida continentalista contra el globalismo financiero
en la City de Londres da el carácter al momento histórico y permite entender
luego, la contradicción entre el continentalismo en la Corona Británico y la
oligarquía continentalista europea como secundaria. Incluso permitiendo hacer
observable los apoyos a éstos actores desde ambos multipolarismos
pluriversales, el económico político de China-Rusia-India-etc. y el
filosófico-religioso del dialogo de civilizaciones-religiones.
La
crisis que un Brexit podría generar en Europa bien podría servir de pretexto
para generar una crisis bursátil a escala mundial. Los globalistas buscando
provocar un colapso bursátil promovido desde la Reserva Federal (Banco Central
privado) con la consecuente Gran Depresión mundial que esto traería consigo,
como la de 1929 y la de 2008 de la cual aún no salimos, pero con el
obstáculo/problema que no pueden ya permitir quedar ligados mundialmente, a que
la responsabilidad de esta “nueva caída” los exponga a la luz del día y muestre
la verdadera “mano que mece” el estallido de la crisis de la gran burbuja y las
movidas del Banco Central de EEUU (la Fed) para logarlo.
Como
no han logrado aún crear las condiciones para poder responsabilizar de “todo”
al ´mal´ gobierno de Trump (que logró un triunfo contundente en el
“Russiagate”) de la “caída bursátil”, los globalistas junto con los
Continentalistas en EEUU, se ven ante el escenario de tener que
“responsabilizar” de la Gran Depresión, generada por ellos, a “terceros”. Que
al posponerse el Brexit, los globalistas y la Fed deben reconsiderar el
escenario y ahora volver a ver como conveniente que continúe la expansión
monetaria en EEUU, posponiendo la crisis bursátil para otro momento. Pero ya
han quedado expuestos a la luz del día, y está perdida en la iniciativa
estratégica puede no volver a retomarse o peor aún puede quedar en manos de
otro/s actores oponentes al globalismo.
2.
La relación Unión Europea y China
Los
europeos pasaron los últimos años demasiado ensimismados con sus crisis
internas, en particular con el Brexit, las elecciones, las migraciones, etc.,
como para reevaluar su relación con China (mientras esta aumentaba su
influencia internacional), para poder intentar ser parte detonante de la crisis
globalista en EEUU. El 7 de marzo de 2019, ha sido el gigante chino Huawei
quien ha hecho una demostración de fuerzas en Barcelona: no solo ha presentado
su propio teléfono plegable, sino que además lo ha equipado con conectividad
5G. La compañía Huawei y ´Monaco Telecom’ firmaron un memorándum de
entendimiento en Barcelona para transformar el principado en una ´ciudad
inteligente´. De este modo Xi Jimping transforma a Mónaco en una vitrina que es
modelo para todos los países europeos de cómo crear una ´nación inteligente´.
El
primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, se comprometió a convertir a su país
en el primero del G-7 que se una a la ambiciosa Iniciativa del Cinturón y
Ruta de la Seda de China pese a las objeciones de Estados Unidos y a las
dudas dentro de su coalición de Gobierno. China ya ha firmado acuerdos de este
tipo con países europeos como Malta, Portugal, Bulgaria, Croacia, República
Checa, Hungría, Grecia, Estonia, Letonia, Lituana, Eslovaquia y Eslovenia. Sin
embargo, Italia es la primera gran potencia industrial que se suma y, con ello,
busca explorar nuevas inversiones y mercados, en un momento en el que su
economía se encuentra en recesión técnica.
China
es un país que retorna al lugar, que ocupó durante siglos, como uno de los
principales actores de la política internacional (hasta el Siglo XVII), lo que
supone un reto existencial para la Unión Europea ya que, entre otras cosas,
Pekín propugna un modelo de sociedad diferente y tiene una visión de las
relaciones internacionales distintas de Occidente. China en su iniciativa,
actúa no como nación sino como actor multipolar articulando naciones-regiones
Rusia-India-Sudáfrica-Brasil. Pero también con sólidos diálogos
comerciales-industriales con el RU y con Alemania-Francia-Italia.
China
no pierde su carácter de socio potencial clave y las empresas en la Unión
Europea están cada vez más definidamente a favor de “mirar” hacia el Este, en
lugar de seguir mirando al Oeste y al Globalismo que cada día les trae más
problemas que soluciones.
3.
La perspectiva a futuro de la OTAN
Globalista
a.
Trump y la OTAN
Una
vez consolidado el presidente Trump en la Casa Blanca, el interés y las
energías para sostener a la OTAN Globalista, y sus fuerzas militares en la UE,
han disminuido notoriamente. A partir de 1999-2001, con el enfrentamiento entre
Contientalistas y Globalistas profundizándose, la “caída” de las Torres
financieras globales Gemelas, hace visibles y pone de manifiesto no solo este
enfrentamiento entre fracciones financieras sino el nivel de división, fractura
y confrontación estratégica a que había llegado. Este hecho, vuelve a repetirse
en 2008 en mayor escala, en la llamada “caída” del gran banco de inversión
globalista Lehman Brothers-City Group, que disparo la crisis financiera global,
la parálisis de la economía real mundial y el desarrollo de la economía
ficticia especulativa, inflando una gran burbuja financiera, de emisión de
papeles sin respaldo, que lleva a quintuplicar como mínimo la que ´hicieron´
estallar en 2008.
En
relación con esto, es significativo que el primer objetivo del presidente Trump
fuera reducir la capacidad de decisión de la OTAN-Globalista, que incluyo la
política de su des-financiación desde EEUU. En la reunión de la OTAN en
Bruselas celebrada en julio de 2018, Trump ya advirtió que el gasto en Defensa
de los aliados debería elevarse. Ante la resistencia recibida y sobre todo de
Alemania, Trump fue más lejos: amenazó con la salida de EEUU de la OTAN. Si
bien Trump podría vetar la ley propuesta por los demócratas para impedir la
salida de la OTAN, y/o de las tropas norteamericanas de Europa, es preciso
conocer su ´motivación´ al respecto.
El
presidente Trump considera que el gasto en defensa ha de ser una inversión
rentable. Considera también que fabricar nuevas armas para la venta es mejor
que sostener bases militares en el exterior. Si estas bases no brindan una
ventaja económica sería mejor cerrarlas o cobrar por su presencia, con una tasa
del 150% del costo. En el fondo empuja con ello a que Alemania opte por salir
de la OTAN y/o que solicite la retirada de las tropas norteamericanas, y este
nuevo escenario le abre nuevos grados de libertad de movimiento que la obliga a
pensar otra estrategia y a desarrollar una iniciativa para su propia defensa
colectiva como UE.
Mientras
los ministros de Relaciones Exteriores de los países miembros de la OTAN
celebraban en Washington el 70º aniversario de la misma,
el presidente Donald Trump recibía al primer ministro adjunto chino
Liu He. Trump sorprendió a todos hablando de la posibilidad de
negociar junto con China y Rusia una disminución de los gastos en
armamento nuclear. Desde el punto de vista estrictamente económico, existe una
gran diferencia entre los costos del armamento atómico y los del armamento
convencional, ya que se trata de gastos que nunca se recuperan
dado el hecho que el armamento nuclear no puede exportarse.
Trump
plantea la cuestión precisamente desde el punto económico, previniendo y
alertando indirectamente que el complejo industrial militar no puede estar por
sobre lo que la economía norteamericana puede sostener-financiar ´genuinamente´
porque esto podría llevar a una eventual ´Perestroika´ en EEUU,
contradiciendo así la retórica de «la amenaza rusa» de ciertos “círculos
de interés”. Pone enfáticamente en claro que el gasto de una nueva carrera
armamentista, con una economía de EEUU estancada y sobre-endeudada y con el
repliegue del petrodólar en la mira, expone a EEUU y al Continentalismo
norteamericano a su “caída” como lo fue para la URSS en 1989-91.
b.
El bloqueo de la OTAN en Ucrania
Los
conflictos más significativos creados por los globalistas en esta década han
sido los de Ucrania y Siria, que fueron instrumentados por la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN) su brazo armado. Ambos conflictos fueron
“diseñados y construidos” por los Globalistas para levantar un “Gran Muro” que
separe e impida el desarrollo de la articulación económica, comercial y
política entre la UE y Rusia, China y la India.
Un
punto estratégico de bloqueo se levantó en Ucrania y otro en Siria. A partir de
la decisión del pueblo de Crimea, mediante el referéndum, de incorporarse a
Rusia, la OTAN metió mano en Ucrania a partir de un maniobra golpista para
“colocar” un gobierno “títere” para llevar el enfrentamiento contra Rusia a un
nivel mayor, ´legitimando´ así la implementación de sanciones drásticas al país
y el bloqueo del flujo de gas natural y petróleo desde Rusia a Alemania y la
UE.
En
este contexto, la UE y Rusia observan con buenos ojos a Zelensky, único
candidato en Ucrania que estaba en contra de invadir a Crimea y Donbass, además
estaba también a favor de acercarse más a la UE y distanciarse de EEUU y la
OTAN. En la segunda ronda de las elecciones el 21 de abril fue claro favorito y
ganó con un contundente 73% de los votos. El recién electo Zelensky fue
bastante prudente en sus alusiones a Rusia en su campaña y no empleó en ningún
momento el término «agresor» como sí hizo constantemente Poroshenko. Zelensky
recibió en hora buena la felicitación del presidente Trump. El expresidente
ucraniano, Víctor Yanukóvich, depuesto tras la revuelta del Maidán y exiliado
actualmente en Rusia, también mandó un mensaje de felicitación. Se vislumbraba
casi inmediatamente una reunión entre Zelensky y Putín lo que podría cambiar la
política del país. El enviado especial del Departamento de Estado de EEUU para
Ucrania, Kurt Volker, afirma que apoya el diálogo entre el ganador de las
elecciones presidenciales en Ucrania, Volodymyr Zelensky, y el presidente de
Rusia, Vladímir Putin.
El
consenso en el Congreso de EEUU en torno a Ucrania muestra un “acuerdo” entre
globalistas y los continentalistas más radicales en EEUU, de sostener a Ucrania
dentro de la OTAN. La política de Trump podría manifestarse nuevamente
contraria con los intereses globalistas y de los halcones republicanos, algo
que ya hemos visto en la península de Corea, ante la política de promover las
tensiones entre las dos Coreas por el Secretario Tillerson. Es probable que los
globalistas y particularmente la OTAN recibirán una nueva derrota en Ucrania.
Hay una presión creciente dentro de Ucrania y de la UE en contra de la política
norteamericana de ocupar Crimea y Donbass. Ucrania parece querer dar vuelta la
página política del periodo Poroshenko (Eric Zuesse, ¿Is There Hope For
Ukrainians, At Last?, Zero Hedge, 28 de marzo de 2019)
c.
El bloqueo en Siria y el rol de la OTAN
La
campaña de bombardeos aéreos en Siria que llevaron adelante las fuerzas
conjuntas de la OTAN fue, en definitiva, una advertencia al presidente
chino Xi Jinping, quien estaba por concluir una serie de contratos
bilaterales destinados a crear las Rutas de Seda con su paso por Siria y
garantizar en este caso el aprovisionamiento de petróleo, que su país compra
sin pasar por el mercado petrolero internacional dolarizado. Si Moscú y
Pekín no se hubieran movido rápidamente y efectivamente en esta zona,
hubieran sufrido no solo derrotas en Siria sino, incluso el conflicto hubiera
escalado llevando los escenarios de la guerra a tener que enfrentar a Daesh en
las poblaciones musulmanas en territorio de Rusia, China e India, en el
Cáucaso, en el valle de Ferghana y en la región china de Xinjiang.
La
decisión de Trump en diciembre de 2018 de anunciar que las tropas
norteamericanas deben salir de Siria está en relación con la realidad de los
continentalistas y anti-globalistas en EEUU. La política globalista fue
destruir Siria para obstruir el avance de la Nueva Ruta de Seda hacia la UE,
por un lado, y de provocar grandes contingentes migratorios hacia la UE, por el
otro. Dichos flujos colaboraron para exaltar el euroescepticismo, el
nacionalismo y el racismo en las poblaciones UE, realidad que fue amplificada
millones de veces por las plataformas de comunicación globalistas y
particularmente durante las campañas electorales en diferentes países como
Francia, Alemania y Holanda.
El
nacionalismo fomentaba el euro-escepticismo y, por ende, ponía en marcha
fuerzas que tensionaban y amenazaban con la desintegración de la UE, objetivo
claro de los globalistas golpeados por el Brexit. Con ello crecieron los
partidos nacionalistas de extrema derecha en la UE, promovidos por todos los
medios al alcance de los intereses de Rothschild y Soros. La palabra
“fascistas” y “derecha fascista” renacieron y regresan al presente en este
marco de hechos e intereses. Gracias a estas campañas globalistas las fuerzas
políticas nacionalistas constituyen hoy la principal fuerza política en el
parlamento europeo en Estrasburgo.
Además,
se abre un nuevo frente de conflicto en relación al estratégico eje de la
energía, donde según la doctrina del Continentalista Secretario de Estado
norteamericano Pompeo, no es conveniente reducir la producción
mundial de petróleo al nivel de la demanda mediante cuotas de producción
como plantea la OPEP+ desde hace 2 años, sino cerrando las puertas
del ´mercado´ a varios grandes exportadores, que llamativamente en este momento
serian Irán, Venezuela y Siria. Incluso ya está en marcha un proyecto de
ley para que EEUU pueda demandar a los Estados miembros de la OPEP+ por sus
intentos de reducir la extracción de petróleo para aumentar los precios del
crudo. En relación a la posición de Pompeo, Arabia Saudita amenaza con vender
su petróleo utilizando otras monedas en lugar del dólar, medida capaz de “hacer
caer” el petrodólar como moneda de reserva mundial.
Podrá
ser éste un objetivo para los globalistas a fin de hacer estallar la crisis
bursátil en EEUU, ya que podrían “imputarle” la responsabilidad del colapso del
dólar y de la economía norteamericana a la administración Trump. Por esto
mismo, queda claro que esto no es el objetivo de Trump. Con los halcones
continentalistas republicanos, sumando a los demócratas de Clinton-Obama, es
posible que la ley encuentre los votos necesarios y, de ser así, a Trump le
tocará vetarla.
4.
La nueva Guerra Fría a partir de
Venezuela
En
la segunda mitad de marzo de 2019, EEUU perdió a Venezuela. El consejero de
Seguridad Nacional estadounidense, John Bolton había declarado que “EEUU no
tolerará la injerencia de potencias militares extranjeras hostiles a los
objetivos compartidos del hemisferio occidental”, esto en alusión a dos aviones
de Rusia que llegaron nuevamente a Venezuela.
Tras
obligar a salir a los estadounidenses de Siria, Rusia corrió la línea de fuego
a Suramérica y el Caribe, llevándola al propio territorio de los países “controlados”
por Washington históricamente desde 1950. Para el multipolarismo de
China-India-Rusia ya no hay países de la órbita exclusiva de tal o cual
potencia mundial. La última alternativa que le quedaría a la coalición de
“Halcones financieros” Republicanos y Demócratas sería imponer la opción
militar directa, que hoy ya incluye la financiera.
El
29 de marzo, Trump hasta criticó al presidente de Colombia (miembro de OTAN) y
lo responsabilizó de un creciente flujo migratorio y de drogas hacia EEUU,
amenazándolo con tratarlo igual que a las naciones centroamericanas. Con ello
Trump parece mostrar que no le sirve que se fortalezca el militarismo
norteamericano asociado a su vicepresidente Pence y a su Secretario de Estado
Mike Pompeo. Trump no apuesta ni le sirve la opción militar, por más que se
hable de modo amenazante que “todas la opciones están arriba de la mesa”.
5.
Las contradicciones entre globalistas y
Trump en EEUU
a.
El caso de Russiagate
El
desenlace de Russiagate sin duda es la mayor derrota para los globalistas de
Clinton, Obama, Pelosi y para el estamento de poder globalista profundo del
partido demócrata, lo cual en la próxima campaña electoral eleva sus
probabilidades de ser derrotados nuevamente. Todo lo cual muestra que Trump ha
podido y podrá sobrevivir al ataque del estado profundo globalista. La prensa
globalista ha fracasado como contrapeso de Trump, lo que le permitirá a Trump
descartar como “fake news” cualquier revelación negativa de esos medios
sobre su presidencia.
b.
El caso de la Emergencia Nacional
Ambas
Cámaras del Congreso de EEUU aprobaron una ley para abolir la emergencia
nacional con la que el mandatario pretende obtener los fondos necesarios para
construir el muro fronterizo con México, una de las promesas de campaña más
controvertidas de Trump. Como era de esperar Trump la ha vetado el 15 de marzo,
mientras tanto ya recibió del Pentágono mil millones de dólares del programa de
emergencia nacional que le permiten avanzar con la construcción de las primeras
57 millas del muro. Como respuesta, el Partido Demócrata, presentó el 5 de
abril hacer una demanda contra el presidente para revocar la declaración de la
emergencia nacional. Una eventual demanda podría llegar hasta la corte suprema
de justicia, actualmente bajo control político de Trump, donde casi con
seguridad morirá. Sería otra gran derrota para los demócratas y probablemente
ya en momentos de plena campaña electoral.
c.
El caso de la Reserva Federal
En
otra movida del mismo plan, la Reserva Federal (Fed) con Powell anunció en
abril oficialmente el cambio en su política de contracción monetaria y suba de
las tasas de interés durante el año en curso. Un aparente triunfo de Trump
sobre los globalistas quienes hasta principios de 2019 todavía impulsaron con
fuerza la política la alza de las tasas de interés a fin de provocar un colapso
bursátil, pretendiendo además atribuírselo al fracaso de la administración
Trump. Una nueva política de re-expansión monetaria con tasas de interés a casi
cero por ciento significa que Trump podrá obtener crédito barato para sus
proyectos, como el Muro, y que la bolsa de valores siga disparándose con
valores de hasta más de 3.000 para S&P por ejemplo.
Un
proyecto de ley de los demócratas avanza y propone suprimir la política de
re-compra de acciones propias por las grandes corporaciones. Este es el
comportamiento que tienen las grandes corporaciones financieros para impedir
que la expansión monetaria con baja de tasas se transforme en reactivación
industrial y comercial de le economía real, e incluso implique la migración de
empresas hacia el mercado interno norteamericano. En cambio, las grandes
corporaciones y transnacionales financieras usan la recompra de sus acciones
como modo de bloquear la política de reindustrialización norteamericana de
Trump y para absorber esa masa monetaria como valorización de sus empresas y
sus acciones. Goldman Sachs señala que habrá un colapso bursátil si se suprime
dicha re-compra de acciones propias. Este colapso es precisamente un objetivo
político globalista. La iniciativa de los demócratas globalistas es difícil que
pueda llegar a obtener los votos necesarios en el Senado, con mayoría
republicana, y de ser así será otra ley que vetará Trump.
Las
transnacionales globales (Apple, Microsoft, Google, Facebook, Uber, Amazon.com)
en primer lugar, aunque también las corporaciones continentalistas financieras,
están en condiciones de “planificar” el momento del crash o estallido
financiero. Ganaron con la recompra de sus acciones propias un trillón de
dólares en 2018. Poner en venta masiva perdiendo medio trillón de dólares sus
propias acciones causaría sin duda un efecto en cadena y por ende un crash. El
principal obstáculo radica en el profundo conflicto estratégico de intereses
entre las distintas facciones financieras que tienen entre sí, acerca del mundo
qué hay que construir y, desde dónde manejarlo y quiénes se apropiarían de las
ganancias producidas.
Los
globalistas especulan con que tendrían la capacidad de crear un escenario para
que la “responsabilidad” de la crisis pudiera ser “transferida” para hacérsela
“pagar” políticamente a la ´deplorable´ administración Trump. Sin embargo,
Trump ha salido victorioso como vimos en múltiples movidas. Queda como única
salida poder “transferirle o endosarle” la responsabilidad a terceras naciones.
6.
Las contradicciones externas de EEUU con
BRI
Debilitado
y desbordado por sus oponentes multipolares –Rusia y China–, los
contientalistas sumando a globalistas en Estados Unidos recuperan su
discursos y relatos de sus reflejos históricos y regresa a la doctrina Monroe
(Venezuela) y al “excepcionalismo”. EEUU como ´nación excepcional´ ha
sancionado históricamente a países a su antojo, y sin proceso alguno, con
medidas económicas que estrangulan a las naciones sancionadas como es el caso
hoy de Venezuela, Irán, pero también la Unión Europea, Rusia y China.
Por
el momento la contradicción en EEUU parece subordinar las diferencias a la
contradicción general contra China y Rusia, y su iniciativa de la Nueva Ruta de
Seda o Belt and Road Iniciative (BRI). El ´excepcionalismo´ comenzó con
boicotear países con la red SWIFT (siglas en inglés de la Sociedad para las
Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales) que tiene su sede en
Bruselas pero está bajo control estadounidense.1 Los grandes bancos usan SWIFT
para sus transferencias en diferentes monedas. Eliminar el acceso a bancos de
una nación (Rusia) es como cortarles el oxígeno.
En
respuesta a la política de sanciones económicas estadounidense, Moscú emprendió
la creación del Sistema de Transferencia de Comunicaciones Financieras (SPFS),
una red alternativa propia destinada a garantizar sus transacciones internas.
Esta red entró en funcionamiento en diciembre de 2017. A partir de
las sanciones aplicadas a países de la Unión Europea por no alinearse con las
sanciones norteamericanas, estos países también han mostrado interés de escapar
de las sanciones estadounidenses. El ministro de relaciones exteriores de
Alemania (Heiko Maas) ya llamó para crear un sistema de pagos independiente del
SWIFT para liberarse así de pagos en dólares.
Luego,
EEUU amplía sus represalillas con medidas en el CHIPS (Clearing House for
International Payments) que es el Sistema de Compensación de Pagos
Interbancarios para transferencias electrónicas con soporte de la Reserva
Federal (banco central de EEUU), oficina ubicada en Nueva York y por donde pasa
el 88% de las transacciones en el comercio global. Las sanciones económicas a
países, empresas e incluso personas que no se alinean con EEUU consisten en el
boicot de esas transferencias.
El
reto de China es diferente al de Rusia. El objetivo de China
no es prevenir el recibir sanciones monetarias creando un sistema
independiente de transferencias bancarias, sino poder realizar transferencias
en yuanes (la moneda china), divisa que no es plenamente convertible en
los mercados cambiarios. Pekín comenzó a desarrollar un sistema para las
transferencias en yuanes en el extranjero. Con las Nuevas Rutas de
Seda (OBOR) pretende crear, y ya lo está haciendo, redes de comercio en el
continente Euroasiático, Medio Oriente, África y en Sudamérica. Se trata
de la red CIPS (llamada inicialmente Cross-Border Inter-Bank Payments
System, que después pasó a llamarse China International Payments System).
El SPFS ruso y el CIPS chino ya están conectados entre sí desde
principios de abril de 2019.
El
lanzamiento del petro-yuan-oro, es un paso más en esta estrategia, aunque
signifique confrontar en un terreno que hasta ahora era ´coto´ exclusivo del
petro-dólar. China proclama que el Petro-yuan competirá con el petro-dólar
estadounidense, y desde ya tiene la aceptación de Rusia, Irán y cada vez más
países de la OBOR. No cabe duda que la introducción de futuros de petróleo
respaldados por oro (petro-yuan-oro) es otro paso estratégico de China, ya que
su incidencia en Asia no puede lograrse sin vulnerar, de manera progresiva, al
dólar. China con sus crecientes reservas de oro intenta garantizar a futuro la
estabilidad de su moneda como la más solvente: el petro-yuan-oro. Rusia y China
ya han desarrollado incluso un sistema de criptomoneda anclado en oro y están
cerca de tener un sistema que no se conecta con internet. Solo por invitación
podrán participar otras naciones.
La
lógica indica que, en el momento de un colapso bursátil y una crisis sistémica,
la economía estadounidense no tendrá suficiente reserva de valor de su moneda
en cuestión, ya que hoy EEUU no tiene el oro suficiente para respaldarlo, dado
el enorme déficit persistente. China como potencia emisora no tiene déficit
comercial y más bien ha logrado un superávit histórico y podrá mantener el
poder de compra de su moneda respaldada en oro. La gran cantidad de bonos del
Tesoro en dólares que tiene China perderían valor, pero sus reservas en oro
probablemente lo compensarían por demás. No sería extraño ver llegar a Trump a
un acuerdo con China para que ponga a su disposición oro (lo que ya propuso
China en febrero de 2018), aunque sea bajo la modalidad de leasing, a fin de
salvar al dólar de un colapso inminente, lo cual conllevaría a respaldar
nuevamente el Dólar en Oro como entre 1944-1973. Con esta movida, el objetivo
de Trump es salvar a EEUU de una degradación al estatus de país de Tercer
Mundo.
La
Gran Formación Social Emergente (con China-Rusia-India como motor principal) se
propone, reconectar el capital ficticio en la gran burbuja financiera mundial a
la economía real productiva, redes de comercio, inversiones en infraestructuras
y aprovechamiento de la energía en curso y de cara a una transición energética.
Es una Zona de Estabilidad relativa que, en definitiva, posibilita continuar
con su proyecto productivo en medio de un colapso del llamado “capitalismo
occidental”, ya que es la única Formación Social que podría renunciar a tasas
de ganancia a nivel capitalista, retornando a una economía planificada. El
increíble desarrollo de internet permite pensar en una democratización de la
planificación. Así podrá ponerse la productividad del trabajo por encima de la
productividad para el capital y esto con miras a una posible transición suave
al postcapitalismo.
22 de abril de 2019.
1 SWIFT
(del inglés: Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication, es
decir, Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales)
es una organización que tiene a cargo una red internacional de comunicaciones
financieras entre bancos y otras entidades financieras. En diciembre de 2018
tenía enlazadas más de 11.000 entidades financieras en 204 países y funciona
ininterrumpidamente las 24 horas del día y los siete días de la semana. SWIFT
se fundó en Bruselas, Bélgica, en 1973, bajo el liderazgo de su primer director
general Carl Reuterskiöld (1973-1983)1 y el respaldo de 239 bancos en 15 países.