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Estrés, accidentes y enfermedades laborales matan a más de siete mil personas cada día en el mundo


Unas mil personas fallecen por accidentes laborales y otras 6 500 mueren por enfermedades profesionales cada día, según cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). A nivel global, las cifras indican que el número de personas fallecidas por causas atribuibles al trabajo creció desde 2.33 millones en 2014 a 2.78 millones en 2017.

De acuerdo con un reporte de la OIT, cada año más de 374 millones de personas sufren accidentes laborales. La pérdida estimada de días de trabajo relacionadas con la seguridad y la salud laborales representan alrededor del cuatro por ciento del Producto Interior Bruto mundial, una cifra que puede aumentar hasta el seis por ciento en algunos países.
Así, tres cuartas partes de las muertes relacionadas con el trabajo se deben a enfermedades del sistema circulatorio (31 por ciento), a cánceres de origen profesional (26 por ciento) y enfermedades respiratorias (17 por ciento).
Este escenario, apuntó la OIT, no solo afecta a los trabajadores sino que también puede afectar la productividad de las empresas, provocar interrupciones en sus procesos de producción y obstaculizar su competitividad.
Con motivo de la celebración el próximo 28 de abril del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, la OIT lanzará un nuevo informe donde examina y aprovecha los 100 años de experiencia de ese organismo en materia de prevención de ese tipo de garantías laborales y donde expone sus problemas emergentes.
“Así como observamos una mayor prevención para los riesgos reconocidos, también constatamos profundos cambios en nuestros lugares de trabajo y en la manera en que trabajamos. Necesitamos estructuras de seguridad y salud que reflejen estos cambios, junto a una cultura general de prevención que fomente una responsabilidad compartida”, declaró Manal Azzi, especialista sobre seguridad y salud en el trabajo de la OIT.
Azzi también destacó que el 36 por ciento de los trabajadores trabaja más de 48 horas semanales debido a un incremento de la conectividad.
“Varias personas trabajan con diferentes medios, como teléfonos o computadoras portátiles que se pueden llevar a todas partes. Internet está disponible para todos, y las llamadas telefónicas globales, las llamadas de Skype permiten la conectividad de las personas en todo momento”.
Una de las consecuencias de esta hiperconectividad son los efectos en la salud mental que afecta al balance entre la vida laboral y la de fuera del trabajo, “ya que no hay descanso”.
“Cada vez más se pide una mayor entrega a las personas. No tienen tiempo para descansar mentalmente o tener otras ocupaciones o tiempo para sus actividades de ocio”, destacó.
Esta situación, añadió Azzi, afecta más a las mujeres ya que tienden a hacer múltiples tareas al mismo tiempo, pese a que la fuerza laboral femenina es inferior a la masculina.
Igualmente, señaló, el mundo laboral está cambiando gracias a la tecnología, la digitalización, la inteligencia artificial y la robótica. Una tendencia que conlleva una parte positiva como es el abandono de los trabajos contaminantes, pero que también “provoca nuevos riesgos que no habíamos encontrado antes”.