Por Mirko C. Trudeau

Ya esta semana los asesores
de la Casa Blanca se negaron a entregar la documentación sobre el pago de
impuestos del presidente y algunos de sus funcionarios no cumplieron órdenes
para comparecer ante comités legislativos que investigan el comportamiento del
Ejecutivo, sobre todo en relación con la pesquisa de Mueller, pero también
otros rubros. El Parlamento está ahora bajo control de los demócratas.
La arremetida contra México
En un tuit, Trump acusó a
soldados de México de haber desarmado a elementos de la Guardia Nacional
estadounidense, “probablemente como una táctica de desviación para los
traficantes de droga en la frontera.(…) Más vale que no vuelva a ocurrir.
Ahora estamos enviando soldados armados a la frontera», advirtió.
Se quejó también de que
México no está haciendo lo «suficiente» para detener la migración y devolver a
las personas a sus países de origen. Según un comunicado del Comando Norte de
EEUU, el 13 de abril entre cinco y seis militares mexicanos interrogaron a dos
soldados estadounidenses que realizaban una operación de apoyo en la frontera
en un vehículo que no llevaba la identificación de la Patrulla de Fronteriza,
cerca del limítrofe Río Bravo.
«Una investigación de la
Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza y del Departamento de Defensa reveló
que los militares mexicanos pensaban que los soldados estadounidenses estaban
del lado sur de la frontera», indicaron las autoridades estadounidenses, que
destacaron que sus efectivos estaban en el lugar «apropiado».
Un funcionario del Pentágono dio a conocer que actualmente
hay 2. 900 efectivos desplegados en la zona fronteriza y dos mil guardias
nacionales, y que siempre hay «algunas tropas armadas para la protección» del
contingente.
Trump insistió en Twitter que
hay una «gran caravana de más de 20 mil personas» que avanza hacia Estados
Unidos. Su tamaño ha sido reducido por México, pero aún está viniendo”. Y
tuiteó que «México debe detener a los que quedan o nos veremos forzados a
cerrar esa sección de la frontera; no está haciendo lo suficiente».
Resumiendo, Trump habló del
envío de más tropa armada a la zona fronteriza, renovó su amenaza de cerrar una
parte de la región limítrofe, mientras que el presidente mexicano Andrés Manuel
López Obrador, tras anunciar que revisará el incidente dijo que “no caeremos en
una provocación”. Senadores oficialistas y de oposición, pidieron estudiar con
calma la situación.
Cinco semanas antes, el
Congreso de los EEUU –con el voto de 10 senadores republicanos- declaró nula la
«emergencia fronteriza» para construir el muro con México, pero Trump anunció
que usaría su poder de veto.
El impechment (juicio
político) es motivo de intenso debate en el partido Demócrata, opositor, lo que
fue una de la causas de su brote histérico y su ofensiva retórica que es
habitual desde que se difundió el informe final del fiscal especial Robert
Mueller, el cual dejó en manos del Congreso determinar la culpabilidad del
presidente en torno al delito de obstrucción de la justicia.
“El informe Mueller, a pesar
de haber sido escrito por demócratas enojados y los que odian a Trump, y con
dinero ilimitado detrás… no pudo echarme el guante. No hice nada malo”, tuiteó.
La cúpula del partido
Demócrata , encabezada por la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi, se
había opuesto a un juicio político, pero más recientemente, ante
presiones de sus filas, no ha logrado imponer su preferencia. ”No
necesariamente es la opción más efectiva para enfrentar a Trump, ya que se
aproximan las elecciones presidenciales de 2020”, añadió.
La precandidata presidencial
y senadora demócrata Elizabeth Warren abogó la semana pasada por el inicio del
juicio político, y señaló que «esto no se trata de política, sino de
principios, de qué tipo de democracia queremos tener». Kamala Harris, otra
precandidata y senadora, se sumó a esa posición, así como el representante
Julian Castro. Los otros 16 precandidatos presidenciales siguen divididos,
incluido el senador Bernie Sanders.
Según la Constitución, el
Congreso puede separar a un presidente de su cargo por «traición», «soborno» y
otros «altos delitos» y «violaciones». El proceso se inicia con la cámara baja
formulando cargos (a lo cual se le llama impeachment), y entonces el Senado
convoca un juicio político con los senadores en el papel de un jurado. Se
requiere por lo menos dos tercios del voto de la cámara alta para condenar y
destituir al presidente. Con un Congreso dividido, el proceso podría incidirse
en la cámara baja, controlada por los demócratas.
Un tsunami histeroide
Trump desató un tsunami
histérico con tintes paranoicos con su insistencia de: «no hice nada malo», y
atacando a los demócratas, a los medios y a cualquiera que se atreva a
cuestionar su inocencia, comentó el periodista David Brooks, al referirse a la
andanada de 50 tuits en 24 horas enviados por el mandatario.
Para Brooks, la estrategia de
la Casa Blanca, justificada tanto por el propio Trump como por su abogado
personal Rudolph Giuliani, es de «combatir todo» contra las investigaciones, al
argumentar que ya se cooperó plenamente con Mueller, con la entrega de
documentos y con testigos, y que esto sólo es repetir todo de nuevo, motivado
sólo por intereses políticos partidarios.
Ante reporteros de la Casa Blanca, sorprendió al señalar
que «Vamos a dar la batalla contra todas las órdenes de comparecencia (…) Estas
no son personas imparciales, los demócratas están intentando ganar en 2020… no
me van a vencer (…) He sido el presidente más transparente en la historia de
este país hasta la fecha».
El diputado Elijah Cummings,
presidente del Comité de Supervisión Gubernamental (demandado judicialmente por
Trump) declaró que “parece que el presidente cree que la Constitución no es
aplicable a su Casa Blanca, que puede ordenar a oficiales violar sus
obligaciones legales, y que puede obstruir todo intento del Congreso para
realizar una supervisión». Es «un patrón de obstrucción masivo, sin precedente
y creciente», y por lo tanto podrían estar sujetos a acusaciones criminales,
añadió.
No hay que olvidar que se
trata de una batalla por el poder, de cara a las elecciones del año próximo,
donde Trump ya demuestra que usará todas las armas posibles para derrotar a los
demócratas, que aún no han definido un candidato. El tema en discusión en
Washington es si Trump llegará a las elecciones como presidente.
*Economista-jefe del
Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), Analista de temas de
EEUU y Europa, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico
(CLAE)