Por Tom Hall
A medida que la administración de Trump
intensificó su represión de tinte fascista contra los inmigrantes, el candidato
demócrata a la Presidencia, Bernie Sanders, hizo eco de los comentarios del
presidente contra las “fronteras abiertas”.
El
domingo, en un evento en un ayuntamiento en Iowa, Sanders rechazó
categóricamente el llamado a la libre circulación de personas a través de la
frontera , una
política apoyada por decenas de millones de estadounidenses ,basándose en que los
Estados Unidos — con
más milmillonarios que cualquier otro país del mundo — no puede
permitirse el lujo de acoger a los migrantes y refugiados afectados por la
pobreza.
Cuando un miembro de la
audiencia le preguntó cómo “manejaría los servicios sociales relacionados con
la apertura de las fronteras, como el cuidado de la salud y la atención
médica”, Sanders respondió: “Me temo que puede estar obteniendo información
incorrecta. Esa no es mi opinión”.
Continuó: “Se abren las
fronteras, hay mucha pobreza en este mundo y va a haber gente de todo el mundo.
Y no creo que esto sea algo que se pueda hacer en este punto. No se puede
hacer”.
Apenas dos días antes, en un evento
organizado contra los inmigrantes en la ciudad fronteriza de Calexico,
California, Trump había declarado: “El sistema está lleno. Cuando está lleno,
está lleno. No se pueden aceptar”.
También el viernes, el
gobierno de Trump dijo que podría tomar dos años identificar a los miles de
niños separados de sus padres en virtud de su política criminal de separación
familiar.
Y
el domingo, el mismo día en que Sanders dio la alarma por la llegada de
trabajadores empobrecidos a los Estados Unidos, Trump despidió a su secretaria
derechista del Departamento de Seguridad Nacional, para avanzar en una
“dirección aún más severa” en su guerra contra los inmigrantes. Se informó
ampliamente que esto incluía impedir que los solicitantes de asilo ingresaran
al país — en
violación de las leyes estadounidenses e internacionales — y reanudar la
política de separar a los niños inmigrantes de sus padres.
Los extremistas de derecha
antiinmigrantes elogiaron la declaración de Sanders. Richard Spencer, el líder
neonazi que ayudó a organizar los disturbios fascistas en Charlottesville,
Virginia, aplaudió a Sanders en Twitter y exclamó: “Bernie vuelve a su estado
normal”.
Trump ha atacado
repetidamente a los demócratas por apoyar las fronteras abiertas, lo cual es
una mentira, ya que ningún demócrata prominente toma una posición tan humana y
basada en principios. Por el contrario, en su mayor parte están petrificados
por estar asociados con una política de despenalización de los inmigrantes
indocumentados. Sanders no es diferente. A pesar de sus fraudulentas
declaraciones de ser un “socialista”, responde a los ataques de Trump adoptando
su retórica antiinmigrante.
La
denuncia de Sanders de fronteras abiertas no es nada nuevo. El senador de
Vermont ha intentado durante mucho tiempo culpar a los inmigrantes y
trabajadores extranjeros — en
lugar de culpar el capitalismo — por
la destrucción de los empleos y los niveles de vida de los trabajadores nacidos
en EUA. Esto está vinculado a su promoción de la burocracia sindical, que
utiliza el nacionalismo económico y la xenofobia para enfrentar a los
trabajadores estadounidenses contra sus hermanos y hermanas de clase en México,
China y en todo el mundo, y los alinea detrás de sus “propios” explotadores
corporativos.
En
una entrevista con Vox en
2015, mientras lanzaba su candidatura para la nominación presidencial
demócrata, Sanders denunció las fronteras abiertas como una “propuesta de los
hermanos Koch”, y agregó: “Esa es una propuesta de derecha, que dice que
básicamente no hay un Estados Unidos ... Eso haría a todos en EUA más pobres”.
El hecho es que a pesar de
toda su retórica sobre la “clase milmillonaria”, Sanders es perfectamente capaz
de capitular ante el estafador milmillonario Trump tal como lo hizo en 2016
ante Hillary Clinton, la candidata favorita de Wall Street.
Sin duda, muchos de los
partidarios de Sanders, que desconocen su historia política y consideran que su
autodenominado “socialismo” se opone a la xenofobia, se sorprendieron al
enterarse de su declaración. Pero sus posiciones derechistas sobre la
inmigración se derivan naturalmente de su orientación nacionalista, que es
incompatible con un socialismo auténtico.
Sanders acepta el marco del
Estado nación, con sus “cuerpos de hombres armados”, de los cuales la
Gestapo-ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) es uno de ellos,
porque acepta la legitimidad del sistema capitalista y la propiedad privada de
los medios de producción. Rechaza explícitamente la nacionalización de la
industria y apoya plenamente al imperialismo estadounidense, declarando en 2016
que una Presidencia de Sanders vería “drones, todo eso y más”.
El socialismo genuino es
internacionalista e insiste en la unidad de los trabajadores de todos los
países. Defiende incondicionalmente el derecho de los trabajadores a vivir y
trabajar en el país de su elección, con plenos derechos y protecciones.
Aquellos que depositan sus
esperanzas en el senador de Vermont deberían sacar una lección de este
miserable episodio.