En la última semana de marzo, Estados Unidos superó a Italia y China en el número de casos de COVID-19, superando los 100,000 y convirtiéndose en el nuevo epicentro mundial de la pandemia. La sociedad estadounidense en su conjunto ahora está cosechando lo que la clase dominante ha sembrado. Como los funcionarios de salud pública predijeron en las últimas semanas y meses, el virus ahora se está propagando a un ritmo alarmante, y los epidemiólogos estiman que el número real de casos es mucho mayor debido a la demora e insuficiencia de las pruebas.