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Euskal Herria: El 4 de mayo el pueblo vasco gritará: Venezuela Aurrera! (Adelante Venezuela!)


Por Jesús Valencia

El problema no es de hoy; hace ahora veinte años que se desataron las furias. Bastó que el pueblo arrecho de Venezuela hiciera causa común con Hugo Chávez para que una nube de rapaces se abalanzara contra él; incontables aves depredadoras que habían engordado durante la IV República y que no estaban dispuestas a perder su presa. Entre ellas, y azuzando al resto, la insaciable águila imperial.

Veinte años rigurosos que evidencian la confrontación descomunal entre dos proyectos irreconciliables. Por un lado, el noble pueblo venezolano se reafirma como garante de la nación. Por el otro, la turba de vende patrias que reclama a gritos la intervención gringa para mantener intactos sus privilegios; gente ilimitada en ruindades e incansable en hostilidades. Hasta ahora han fracasado en todas ellas y esto les ha obligado a elevar el listón de sus desatinos.
El 18 de diciembre del año pasado cinco conspiradores reconocidos se dieron cita en la sede de la OEA. Allá diseñaron lo que, a su entender, sería el asalto final: la instauración artificiosa de un “gobierno de transición”. Presentaron su ocurrencia a la corte del emperador que no dudo en darle el visto bueno; buscaron a un intruso que estuviera dispuesto a autoproclamarse presidente y pronto encontraron a un Guaidó que se prestara a la pantomima. Un mes más tarde –el 16 de enero- Estados Unidos convocó en la misma sede de la OEA a los embajadores de siete estados latinoamericanos sumisos y les propuso el plan. Sobra decir que los siete lo aceptaron sin chistar. Siete días más tarde, Venezuela sufría una agresión brutal que el imperio pretendía fulminante: una vez que el intruso se autoproclamase “presidente interino”, al Gobierno legítimo huiría en desbandada y la Revolución Bolivariana quedaría liquidada.
El pueblo bolivariano, en un alarde de dignidad, ha plantado cara al imperio aunque el precio que está pagando por ello es altísimo. Sus agresores, tras un perifollo humanitario, están demostrando un sadismo cruel: “La mejor solución para el país sería acelerar el colapso, aunque eso se tradujera en una mayor carga de sufrimiento durante meses o años para la población venezolana” (William Brownfield, ex embajador de Estados Unidos en Venezuela). “Para nosotros – babea Guaidó- los muertos no son costos son inversión en futuro; si eso ayuda para que la locura de esta gente se le vaya del cerebro y entre en razón está bien”. La Venezuela antiimperialista, consciente del poder que le agrede, ha reclamado el apoyo internacional. “Compañeras y compañeros del mundo – nos planteaba Nicolás Maduro el seis de febrero- quiero pedirles que levantemos entre todos un poderoso movimiento de solidaridad que denuncie, rechace y derrote las amenazas de intervención militar imperialista gringa en Venezuela”.
Su llamamiento ha merecido una respuesta inmediata y amplia que resulta imposible reseñar en detalle. Organizaciones internacionalistas de todo el mundo, sindicatos de muy variados espectros, el Foro de Sao Paulo, el Encuentro Continental Bolivariano, jóvenes de la Brigada Internacionalista, la Asamblea Internacional de los Pueblos, ciudadanos anónimos o personas más conocidas…. Un gigantesco clamor de voces variadas denuncia cada día la descarada pretensión de un imperialismo arrogante y voraz.
Por lo que se refiere a nuestro pueblo, desde el primer momento se puso del lado de la Venezuela emergente. A despecho de las burguesías locales, siempre dispuestas a palmotear los abusos que el imperialismo yanqui cometa por el mundo. El PNV jaleo a los pilotos que pulverizaban Irak y ahora festeja las gracias de un monigote empeñado en regalar su patria a los matones del Norte; jeltzales que actuaron como teloneros de un Guaidó que pierde fuelle por momentos. La otra Euskal Herria, la defensora de la soberanía de todos los pueblos, ha cogido otro derrotero. Sindicatos como ELA, LAB, STE-EILAS, ESK constan entre los firmantes que, a primeros de febrero, exigían paz, diálogo y respeto para Venezuela.
Por lo que se refiere al amplio espectro social vasco identificado con el internacionalismo, ya el 25 de enero se movilizó al grito de “Venezuela Aurrera”. Nos encontramos ante una nueva convocatoria que se presume multitudinaria. El día 4 de Mayo, a las 6 de la tarde, saldremos desde la Plaza Elíptica para recorrer las calles de Bilbao con un mensaje parecido “Venezuela Aurrera. No al Golpe”. Será la expresión de un pueblo soberano que defiende sin ambigüedades los derechos de cualquier otro pueblo del mundo. En este caso, la Venezuela bolivariana.
Jesús Valencia
Internacionalista