Cualquier parecido con nuestra realidad institucional, es pura casualidad
Por: Turki Al Maaz
El
sistema capitalista hace que la sociedad enfrente muchos comportamientos que
descomponen su dinámica y abren espacios para los conflictos. Un comportamiento
que generalmente pasamos por alto como antisocial, o dañino para la vida de los
grupos, colectivos e instituciones es el servilismo. ¿En qué consiste? ¿Por qué
es un comportamiento negativo? ¿Quiénes lo practican?
El
servilismo es una tendencia del comportamiento en la que una persona
decide satisfacer a otra (regularmente con poder para resolverle sus
intereses o necesidades), aun poniendo en riesgo su integridad física, su moral
y su ética. Quien es servil busca complacer al poderoso, sin más referente que
hacerle realidad sus intereses, necesidades u objetivos.
De
acuerdo con la psicología, el servilismo es una expresión patológica del
comportamiento, que denota una condición extrema de autodescalificación
individual y que motiva la competencia malsana. Solo puede ser servil una
persona con problemas de autoestima, con una trayectoria marcada de abuso, con
ignorancia extrema o con desajuste psicológico.
Kant
afirma que el servilismo es indicador de la devaluación individual de la
persona. En su libro Metafísica de la Moral, afirma que ser servil implica una
actitud deferente hacia otros, producida por la ignorancia, la incomprensión, o
la devaluación del sí mismo, reconociendo en el otro una condición de superior
absoluto.
En
la condición de servil, según Kant, la conciencia de individualidad se
somete dando lugar a un sentimiento de propiedad del otro. Estos
comportamientos facilitan que las personas desarrollen actitudes de adhesión
incondicional y empiecen un proceso de despersonalización, que más tarde
desarrolla soberbia, intolerancia y hasta agresión contra quienes tienen y
manifiestan opiniones diferentes.