Por Sullkata M. Quilla

La Cámara alta estadounidense
aprobó una resolución por la que le pide al presidente respetar el resultado
del referéndum del 21 de febrero de 2016, cuando la propuesta de modificar el
artículo 168 de la Constitución Política del Estado –que impedía una nueva
reelección de Morales- fue rechazada por un 51 por ciento de los votos.
La polémica por la carta
enviada a Trump por 12 legisladores de la derecha opositora, en la que le piden
“interceder” para evitar una posible reelección del presidente Evo Morales en
las elecciones de octubre próximo continúa generando indignación en el ámbito
político. Es tal el odio de la derecha al presidente indígena que no le
interesa acabar con la estabilidad del país con este tipo de solicitudes
El ministro de la
Presidencia, Juan Ramón Quintana, afirmó que EEUU decidió limpiar “su patio
trasero de gobiernos progresistas para dar paso nuevamente al dominio
norteamericano mediante la presencia de las transnacionales de EEUU,
acostumbradas a saquear nuestros recursos naturales con la complicidad de
gobiernos neoliberales títeres”.
Los legisladores que pidieron
en una carta la intervención de EEUU en los asuntos internos de Bolivia
obedecen a los políticos opositores Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga.
Estos personajes funestos son los que han vendido el país, son los que han
hipotecado el país, aseguró Quintana.
Ya
en 2006, Doria Medina, dirigente de Unidad Nacional, en contacto con la
embajada de EEUU, pedía lo mismo que los legisladores en su carta:
desestabilizar a Bolivia, solicitar que se estrangule económicamente a Bolivia.
Eso lo podemos demostrar, dijo Quiroga, con los cables que enviaba el embajador
Phillip Goldberg al Departamento de Estado, donde se le pedía que no se
enfrentara directamente contra Evo Morales. “Es decir, golpee mucho más duro,
pero no sea tan explícito como gobierno de EEUU”.
Mientras,
entre 2006 y 2007 Quiroga dijo al embajador de Washington que tenían que
terminar con el gobierno de Evo Morales y retornar a la época neoliberal. El
ministro señaló que estos dirigentes opositores no han dejado de sabotear, de
extender la mano a la plata estadounidense para hacer política. “Cuantas más
acciones políticas hacen contra el proceso de cambio cobran más, piden más
plata”, indicó.
“La contraofensiva
norteamericana dirigida a terminar con gobiernos no alineados a Washington está
presidida por una élite, que como pocas veces se ha visto en la política
norteamericana, que se caracteriza por el ejercicio brutal del poder, por su
conducta antinmigrante, por sus antecedentes criminales misóginos,
antipopulares y por su irrefutable actitud de odio enfermizo contra los pueblos
rebeldes que se niegan a repetir el pasado servil de sus gobiernos”, señaló
Quintana.
Cabe recordar que con guion
de EEUU, el gobierno de facto brasileño armó una causa judicial contra el
expresidente brasileño Lula de Silva, lo encarceló sin pruebas y le impidió
participar de las elecciones que seguramente iba a ganar. Lo mismo intenta
ahora el presidente argentino Mauricio Macri para evitar que la expresidenta
Cristina Fernández de Kirchner pueda volver al poder, tras las elecciones de
octubre próximo.
Para el analista Iván Lima la
misiva suscrita por los legisladores de oposición pretende llevar al país a una
situación de incertidumbre y de caos social y generar una situación de
convulsión que pueda habilitar la intervención de Washington. Mientras, el
diputado opositor Amílcar Barral, uno de los firmantes de la carta a Trump,
tildó de “ignorante y despistado” al viceministro de Descolonización, Félix
Cárdenas, quien comparó a los 12 opositores que signaron la carta con Judas,
uno de los 12 apóstoles que, según la Biblia, traicionó a Jesucristo y lo
entregó a los romanos.
Más que una agresión contra
el gobierno de Evo Morales es contra el pueblo boliviano, que hace 14 años
decidió seguir otro destino distinto al dictado desde EEUU. Si bien Venezuela,
Cuba y Nicaragua están en la primera línea de prioridad de ataque para la
administración Trump, eso no significa que Bolivia se libre de recibir
distintas formas de agresión de los Estados Unidos, en una línea de histórica
intromisión en los asuntos internos de los países de América Latina.
La resolución de los
senadores estadounidenses, impulsada por dos demócratas y un republicano, todos
ellos vinculados a los sectores anticubanos, acompaña ese pedido específico con
consideraciones políticas basadas en ideales democráticos liberales universalmente
incorporados en las plataformas de organizaciones de derecha y centro, pero
borradas en el campo de las prácticas que, en definitiva, es donde se contrasta
la teoría con la realidad y se construyen relaciones de fuerza.
En un editorial, el oficialista
portal Cambio indicó que es evidente que los senadores de ese país desconocen
la Constitución de Bolivia y la propia Convención Americana que, hace décadas,
no la quisieron suscribir por tener contenidos que en los hechos cuestionan la
vigencia de los derechos humanos en un país que se presenta como su mayor
defensor, pero que como muestran las torturas en la base ilegal de Guantánamo y
el pedido de extradición de Julián Assange, de democrático no tiene nada.
El exministro de Gobierno,
Hugo Moldiz se preguntaba la semana pasada si EEUU intervendrá en las
elecciones de Bolivia, cuando la resolución plena del Senado se la veía venir
luego que el 17 de enero pasado esos tres senadores presentaran el proyecto al
Comité de Relaciones Exteriores del Congreso de ese país. Lo demás era cumplir
con el simple formalismo.
Cambio señaló que la
respuesta no puede ser solo la indignación. La reacción de las organizaciones
sociales, primero, y del gobierno, después, debe ser volcar una poderosa
movilización que haga temblar los cimientos de la embajada de ese país, como
señal de que Bolivia no es aquella sumisa y de baja autoestima que las
autoridades estadounidenses conocieron antes de la llegada de Evo Morales,
junto a lo que él representa, al gobierno en ese histórico 22 de enero de 2006.
Sullkata
M. Quilla
Antropóloga
y economista, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)