Aunque es una práctica común de
los empleadores y sus cancerberos, últimamente se ha intensificado este
mecanismo en las empresas públicas y privadas.
Dada la “inamovilidad” decretada
por el gobierno y como parte de la guerra económica, los empresarios están
retomando la metodología del acoso, hostigamiento y amenaza para que los
trabajadores renuncien a sus puestos de trabajo.