La
banca electrónica es de hecho un mecanismo expedito para todas nuestras
transacciones si tomamos en cuenta algunos aspectos que permiten que realmente
sea expedito, por ejemplo, en los países donde la internet funciona de manera
razonable, es decir, a una velocidad que permita hacer las operaciones sin que
el servicio se “caiga” y que de respuesta rápida, la cantidad de usuarios para
una sola plataforma tiene importante participación, la versatilidad de las
páginas (el diseño amigable, el peso para su carga, etc.), estas, entre muchos
otros aspectos influyen en la eficiencia de este mecanismo, pero sobre todo la
velocidad del internet que en nuestro país no supera 1,8 Mbps, encontrándose en
el puesto número 144 de los 241 países y seguido por Paraguay con 1,4 Mbps.
Venezuela
tiene uno de los servicios de internet más lento del mundo, este simple hecho
hace que la banca electrónica no sea el mecanismo por excelencia para nuestras
transacciones, más en estos momentos cuando el país atraviesa por una situación
de crisis monetaria producida por agentes externos e internos y nuestro pueblo
no tiene ni cultura ni acceso al uso de la internet y cuando lo tiene, el
servicio se ve torpedeado por las empresas públicas y privadas que lo prestan,
no solo en dar un buen servicio sino en el costo de los mismos.