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Trágica farsa electoral


Egipto

Por Hoda Ahmed

No contento con haber aplastado cualquier tipo de oposición mediante una política represiva aún más brutal que la de Mubarak, el presidente Sissi ha deseado asegurar su poder más allá del mandato presidencial previsto por la Constitución votada en 2014, organizando un referéndum de conveniencia.

Como consecuencia de la revolución del 25 de enero de 2011 y los 30 años del reino de Mubarak, las y los diputados habían previsto un máximo de dos mandatos sucesivos de 4 años. Demasiado poco para un dictador seguro de su papel irreemplazable para proteger al país del terrorismo y devolver a Egipto su lugar en la escena internacional.

Consolidar los poderes del presidente

El Parlamento, al que supuestamente de forma espontánea habían emplazado algunos diputados, ha propuesto enmiendas constitucionales que permiten a Sissi prolongar cada uno de sus 2 mandatos en 2 años, y luego volverse a presentar para un tercer mandato de 6 años, es decir, permanecer en el poder hasta 2030. Modificaciones a las que se añaden otras enmiendas igualmente peligrosas, puesto que una de ellas da la presidencia del Consejo Supremo de la Magistratura al jefe del Estado, que nombrará a los presidentes de las principales jurisdicciones, así como al fiscal general y al presidente del Tribunal Constitucional. Una forma de controlar una profesión que le había dado una bofetada al afirmar el carácter egipcio de Tiran y Sanafir, las dos islas que Sissi había dado a Arabia saudita.

Antes incluso del voto obtenido por mayoría aplastante en el Parlamento (485 de 554) el 16 de abril, se veían todas las calles de las ciudades y de las más pequeñas aldeas cubiertas de pancartas y carteles con los colores de Egipto llamando a participar y a votar “justo”, por el bien del país. Desde el 18 de abril, las y los egipcios del extranjeros eran llamados a votar y luego las y los residentes en el país, con un plazo de tres días para votar, hasta el 22 de abril, sin posibilidad para nadie de realizar una campaña por el No.

Lo único en juego: la tasa de participación

Si el resultado del escrutinio nosuscitaba ninguna duda, la participación era un reto muy importante para el poder. Delante de todas las mesas electorales, decoradas profusamente, había potentes equipos de sonido y a veces danzas. En pleno centro de El Cairo, igual que en Alejandría, camiones con altavoces se paseaban con consignas patrióticas junto ajóvenes con ridículas camisetas ensalzando a Sissi y Egipto. Las y los funcionarios así como las y los asalariados tenían la orden de votar y se ponían a su disposición minibuses para acudir a sus mesas electorales. Aparentemente el resultado con el que se contaba el primer día no se había conseguido y como consecuencia, el segundo día se ha visto al lado de los colegios electorales, tiendas en las que se distribuían bonos de compra de productos de primera necesidada quienes diesen pruebas de que habían votado. En Alejandría la cadena de supermercados Fathallah se hizo cargo de esta tarea, pero la afluencia de gente con prisa para tener sus 100 libras egipcias (LE) de mercancías ha sido tal que han tenido que cerrar sus tiendas. Algo no muy sorprendente cuando se sabe que la renta mensual media es de 1200 LE (60 euros) y que a causa de las condiciones impuestas por el FMI (bajada radical o incluso supresión de las subvenciones a los productos básicos como el pan), los precios no dejan de aumentar.

Todos esos esfuerzos no han dado sus frutos puesto que los resultados, anunciados oficialmente, al día siguiente del último día de escrutinio, daban el 88,8% de Sí, y por tanto, lo que no deja de ser una sorpresa, 4 millones de votos No, con el 44,3% de participación.

El ejército por encima de todo

La estabilidad esperada por esta revisión de la Constitución puede verse arruinada por otra enmienda adoptada: el ejército será “el defensor y garante de la Constitución, de la democracia, de los pilares del Estado civil, así como de las conquistas del pueblo y los derechos y libertades de los individuos”. Considerablemente reforzadas tras haber destituido al único presidente elegido democráticamente en 2013, las fuerzas armadas quieren extender sus poderes. Todas las causas que condujeron a la revolución de 2011 siguen estando ahí, y por tanto se puede imaginar a un ejército abandonando a Sissi, como abandonó a Mubarak en su momento, en el caso de que el pueblo se levantara de nuevo.

Perspectiva que puede parecer lejana por la brutal represión actual y sobre todo porque, a pesar de todas las violaciones de los derechos humanos, Sissi es apoyado por todos los valedores económicos de su régimen, desde Trump que habla de su “super trabajo” hasta Arabia Saudita pasando por Francia, a la que no le importa venderle armas y materiales de vigilancia de la población.


Traducción: Faustino Eguberri para viento sur

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