Por Kenneth Surin
Las
modernas mega-cleptocracias no son ciertamente como el «unicornio asiático» (Pseudoryx nghetinhensis),
que solo se ha visto cuatro veces en libertad, de acuerdo con la World Wildlife
Federation.
Podrán estar muertos, pero en
los recuerdos de muchos estarán Mobutu Sese Seko (1930-1997) del Zaire (ahora
reconvertido con su antiguo nombre Congo), Ferdinand Marcos (1917-1989) de
Filipinas y Suharto (1921-2008) de Indonesia.
Estos individuos son tratados
como absolutamente coextensivos a las riquezas nacionales y sus propias cuentas
bancarias.
Ciertamente, hay otros no
calificados en occidente como cleptócratas, quienes no ven ninguna distinción
entre sus cofres personales y la riqueza nacional –casos de esto serían los
jeques saudíes y del Golfo, como también el Sultán de Brunéi, este último en
las noticias por su decreto de muerte por lapidación a cualquiera acusado de
actividad homosexual–.
La línea divisoria entre los
dos grupos de casos (Mobutu et al. vs los jeques árabes y el sultán de Brunéi)
parece opaca y difícil de definir: los mega-cleptócratas a la Mobutu «roban
ayuda extranjera» entre otras cosas, pero qué si el dinero extranjero es
depositado directamente en las cuentas personales de un déspota, como en el
caso de los grandes jeques árabes (19 de los 21 estados árabes obtuvieron menos
de 50 en la Corruption Perceptions Index 2017, que estudia los niveles de corrupción en el
sector público).
¿Eres un cleptócrata si
desvías dinero extranjero donado como «ayuda al desarrollo», o saqueas el
tesoro de tu país, pero no lo eres si este dinero extranjero, de propósito
desconocido, es depositado directamente en tu cuenta bancaria suiza personal?
Alguno diría que hay una diferencia entre dinero destinado al tesoro nacional y
dinero entendido como una cuenta bancaria personal, pero en países donde los
dirigentes no diferencian entre las dos, la distinción es irrelevante.
Pero casi todas las sumas
envueltas en estos casos palidecen en comparación a los concernientes a Najib
Razak, primer ministro y ministro de financias de Malasia entre 2009 y 2018.
Najib compareció en la corte
la semana pasada, encarando siete cargos de corrupción por su papel en el
saqueo de la 1Malaysia Development Berhard (1MDB) de 4’5 mil millones de
dólares de fondos soberanos. Habrán otros tres juicios relacionados con 1MDB
tras este año, con más de 42 cargos –en total Najib está acusado de desplumar
681 millones de dólares de 1MDB, fundada en 2009, alegando que serían usados
para «catapultar» la economía malaya–.
En el juicio de las últimas
semanas, el fiscal general de Malasia, Tommy Thomas, usó su discurso inicial
para mostrar la vida de lujo de Najib y su mujer Rosmah Mansor. Por citar
a The Guardian:
Una pista del estilo de vida
de Najib y sus asociados acusados de desvío de fondos vino en el discurso de
apertura de Thomas. Tras obtener una lista de depósitos bancarios que
supuestamente Najib recibió, el fiscal general dijo que se hizo un pago de
130.625 dólares con su tarjeta de crédito en la tienda Chanel de Honolulu en
2014.
Una evidencia todavía mayor
vino cuando antes del juicio, cuando el gobierno malayo anunció que había
vendido el superyate Ecuanimidad a la empresa de casinos Genting Group por 126
millones de dólares. La venta del yate, el cual tenía un cine y gimnasio y fue
aparentemente comprado antes por [Jho] Low [un socio de Najib, ahora prófugo en
China], significó la recuperación de activos más valiosa del escándalo 1MDB.
De acuerdo con ABC News, a Najib y su esposa “se les
prohibió salir del país y fueron interrogados por oficiales anti-corrupción, y
sus propiedades fueron asaltadas. Camionetas repletas de dinero en efectivo,
joyas y cientos de bolsos de diseño valorado en 1’1 mil millones de ringgit
(270 millones de dólares) fueron confiscadas en su casa y otras propiedades”.
Rosmah Mansor es ridiculizada
en las redes sociales como «Imelda Marcos 2.0».
Como era de esperar, saquear
a esta escala, involucrando complejas transacciones nacionales y en el
extranjero, puede solo llevarse a cabo con la ayuda de instituciones
financieras globales. Las masivas sumas en cuestión seguramente tengan que ser
dinero lavado, como fue aclarado en la secuela de la crisis financiera, grandes
casas de finanzas y bancos tienen experiencia en esta área.
Además de las autoridades
malayas, en EE. UU., Reino Unido, Australia, Singapur, Abu Dhabi, entre otros,
están continuando sus investigaciones sobre el 1MDB.
Malasia ha archivado cargos
criminales contra Goldman Sachs, que dijo cooperar con las autoridades.
Goldman Sachs ganó 600
millones de dólares en honorarios por facilitar la tramitación de bonos a
nombre de 1MDB. En 2015 estos bonos fueron degradados a estatus de basura por
las agencias de calificación Standard and Poor’s and Fitch.
De acuerdo con Business Insider:
En febrero de 2016, el FBI estadounidense
comenzó a investigar la conexión entre Tim Leissner, un alto ejecutivo regional
de Goldman Sachs, con el exprimer ministro Najib Razak. Leissner se ha
declarado desde entonces culpable en los EE. UU. de conspiración en relación
con el lavado de dinero y soborno. Se alega que Leissner tenía una buena
relación con oficiales malayos y podría haber usado sobornos para promover
negocios de Goldman Sachs en el país.
Otro exejecutivo de Goldman
Sachs, Roger Ng, fue también acusado de corrupción y lavado de dinero en
Malasia.
Mientras tanto, Najib (que
deniega todos los cargos contra él) acusa a Goldman Sachs de la pérdida de los
fondos de 1MDB. The Malay Mail cita a Najib diciendo:
Hemos implantado un sistema.
Hay un Sistema para proteger nuestra inversión.
Si ellos [Goldman Sachs]
fracasan, entonces tienen que asumir la responsabilidad, ya que fueron
designados y pagados por 1MDB para proteger nuestros intereses”, dijo a los
reporteros.
Sería interesante ver cómo
Najib explica la conexión que Goldman Sachs tiene con los 250 millones en
camionetas de dinero en efectivo y artículos de lujo, incautados en su casa y
en otras propiedades.
La línea de defensa de
Goldman Sachs es predecible. Su CEO David Solomon dijo que el banco había
realizado “dos diligencias antes de cada transacción” con respecto a 1MDB, lo
que también implica a sus empleados. Tim Leissner y Roger Ng se habían rebelado
con el fin de llenar sus propios bolsillos.
El esquema básico de
posibilidad de una negación y auto-exculpación está emergiendo: Najib ha
culpado a Goldman Sachs, y Goldman Sachs a su vez parece como si estuviera a
punto de lanzar sus «operadores deshonestos» Lassiter y Ng bajo el bus.
Lassiter y Ng tienen una
buena probabilidad de recibir sentencias reducidas si cooperan con los
fiscales, lo que casi con toda certeza les mete presión para implicar a Najib y
a sus socios, y cualquier supuesto cómplice en Goldman Sachs.
Cuando la mierda salpica con
el ventilador, la presión está realmente en los ladrones llenos de mierda que
arañan la garganta del otro a tiras.
Kenneth
Surin enseña en Duke University, en Carolina del Norte
Fuente:
https://www.counterpunch.org/2019/04/10/a-colossal-21st-century-kleptocracy/
Traducción:
Roberto Álava