La
presión que Washington ha ejercido sobre Venezuela ha derivado en un conjunto
de variantes políticas, diplomáticas, económicas y militares que dan cuerpo a
una hoja de ruta para sacar al chavismo del poder político.
La cuestión comunicacional ha
estado presente como un arma para desestimar el mandato del Presidente
Nicolás Maduro y avalar las acciones de la Administración Trump sobre
Venezuela ante la opinión pública.
Desde hace algunos años, esta
tribuna ha catalogado como guerra no convencional todos los
instrumentos que atentan contra estabilidad de la República. En estas
circunstancias, el teatro de operaciones de las comunicaciones y la
propaganda adquiere un valor estratégico, tanto para quienes desde dentro y
fuera de Venezuela insisten en una agenda destituyente, como para el chavismo.
En el desarrollo de esta
trama son visibles un conjunto de hitos o hechos relevantes recientes que
habían sido anunciados por funcionarios, voceros y medios, en un claro rol de
compromiso con el derrocamiento del Presidente Maduro. Han sido
"hechos comunicacionales", desmentidos por fuentes de diverso
origen dentro del propio suelo estadounidense o en el marco de la esfera internacional.
EL INTENTO DE MAGNICIDIO CONTRA EL
PRESIDENTE MADURO
En agosto de 2018, el
Presidente Nicolás Maduro y un conjunto de funcionarios del gobierno de
Venezuela, sufrieron un ataque con drones artillados con explosivos en un acto
público en la avenida Bolívar de Caracas.
En aquel momento, el
Presidente señaló que las pesquisas de las investigaciones sobre el frustrado
magnicidio apuntaban a factores en suelo colombiano, quienes con la tolerancia
del gobierno de ese país, habían articulado operaciones teledirigidas desde
Miami y con participación de elementos activos del gobierno estadounidense.
En aquel momento funcionarios
del gobierno estadounidense y del gobierno de Colombia rechazaron las
acusaciones y banalizaron los señalamientos de Maduro mediante declaraciones de
que todo había sido "un montaje", que se trataba de un
"autoatentado".
Los medios internacionales de
comunicación sepultaron la noticia, barrieron bajo la alfombra y saturaron el
espectro informativo con señalamientos contrarios a la línea de Venezuela.
No obstante, la cadena
estadounidense CNN presentó en marzo de este año una
serie de videos que detallaban la organización del frustrado magnicidio desde
suelo colombiano y con articulaciones vía Miami. La presentación de CNN terminó
dando como ciertos los señalamientos iniciales del gobierno venezolano,
reforzando la hipótesis sobre la participación del diputado prófugo de la justicia
venezolana, Julio Borges, en estos hechos.
SOBRE LA CRISIS ECONÓMICA VENEZOLANA
Para manufacturar consenso en
Estados Unidos a las acciones contra Venezuela, la Casa Blanca ha activado una
vocería al más alto nivel que se ha encargado de propagar falsas informaciones,
siendo una de las más recurrentes el señalamiento de que las adversidades de la
economía venezolana han sido por exclusiva causa del "modelo político y
económico" del gobierno de Maduro.
Sin embargo a inicios de mayo
de 2019, el Center for Economic and Policy Research (CEPR por sus siglas en
inglés), con sede en Estados Unidos, presentó un estudio donde detallaron
que en Venezuela se habían producido unas 40 mil muertes entre los años 2017 y
2018 por causa directa de las sanciones que Washington ha aplicado contra la
nación latinoamericana.
El CEPR explicó que estas
muertes representan un incremento de la tasa de mortalidad en Venezuela y
declararon que hay unas 300 mil personas en vulnerabilidad médica, con alto
riesgo de morir, si las sanciones continúan el ritmo en escalada tal como ha ocurrido
en lo que va de año.
Los economistas Jeffrey Sachs
y Mark Weisbrot, quienes realizaron el estudio, indicaron que el
desmantelamiento de los ingresos del Estado venezolano mediante el daño
concreto a las exportaciones de crudo, así como el congelamiento de activos
financieros a causa del bloqueo económico, ha afectado sensiblemente las
capacidades del gobierno de Venezuela para atender sus compromisos en servicios
esenciales de asistencia y protección a la población.
SOBRE LAS DERIVACIONES DE UNA INTERVENCIÓN
MILITAR
Desde Estados Unidos, así
como en países de Europa y Latinoamérica, se han sopesado el conjunto de
posibilidades que yacen sobre una eventual intervención militar sobre
Venezuela. La construcción mediática alrededor de este tema, de acuerdo a la
vocería de diversos analistas y políticos, hace suponer que el desarrollo de
tal escaramuza militar sería de carácter "quirúrgico", sin que
deba afectar a la población venezolana.
De hecho, en Venezuela
también se ha propagado el argumento de que una intervención militar "sólo
afectaría al gobierno" en funciones, manipulando así a una cuota de la
población para que apoye las acciones injerencistas contra Caracas.
No obstante en mayo de este
año fue publicada una investigación en el medio
estadounidense The Boston Globe, bajo la firma de Niall
Ferguson, quien es Profesor de la Universidad de Stanford y miembro del Hoover
Institute, un centro para el análisis de los temas de defensa estratégica y
seguridad.
Según el académico
estadounidense, el Pentágono ha concluido que una intervención militar en
Venezuela desataría una situación de caos interno que demandaría la presencia
militar estadounidense por al menos unos 6 años, a un costo de más de 80 mil
millones de dólares.
El análisis detalla la
proporcionalidad del costo político y militar de una
"aventura" injerencista contra Caracas, que como sabemos, cuenta
con amplio rechazo por factores de todas las denominaciones políticas en la
comunidad internacional.
Para Ferguson como para
muchos analistas, los resultados en el desarrollo de una guerra en Venezuela
son indecibles e impredecibles y sin duda generarían un impacto sobre la
población mediante la ocupación y "aseguramiento" del suelo
venezolano para "pacificar al país", concluye el analista.
SOBRE EL
"ENDEBLE" GOBIERNO DE MADURO
El pasado 30 de abril se
produjo en Venezuela un intento de golpe de Estado protagonizado por Juan Guaidó
y Leopoldo López quienes, mediante el auspicio de Washington, habían
articulado operaciones de sublevación militar que no se consumaron y produjeron
la sedimentación operativa y militar de la intentona.
Luego de tan estruendoso
fracaso, John Bolton y Mike Pompeo emprendieron una retórica, ampliamente
difundida en medios, que hizo control de daños. Según los funcionarios el
fallido golpe expuso la posición "endeble" del gobierno de
Venezuela.
Pero contrariamente a la
opinión de los funcionarios, medios estadounidenses y especialistas de diversas
tendencias, han coincidido que la fallida operación del 30 de abril sólo ha
servido para reafirmar la posición del Gobierno de Venezuela, manteniendo así
cohesionado al tejido político e institucional del país.
El sector castrense,
claramente posicionado junto a Maduro, no ha cedido al conjunto de presiones
multidireccionales que ha sufrido y no ha iniciado una refriega interna, señal
evidente de que el llamado de Washington de deponer a Maduro no ha sido
atendido, como tampoco los llamamientos que ha hecho el “presidente interino”
Juan Guaidó.
Para estos medios y
analistas, la estrategia de Trump para Venezuela "está fracasando".
Desde The
Washington Post, The New York Times y la
agencia de información financiera Bloomberg, se han producido publicaciones que
están cuestionando seriamente las arremetidas de dicha administración. De
hecho, no es el gobierno de Venezuela el que se está tambaleando, para algunos
de estos medios, es el propio gobierno estadounidense el que está tambaleándose
desde el circulo más pequeño del presidente Trump.
The
Washington Post publicó recientemente un análisis
sobre Venezuela y lo tituló: "Un frustrado Trump cuestiona la estrategia
de su administración en Venezuela". En la nota, el Post,
hace señalamientos tras bastidores sobre las desavenencias entre Trump y su
Asesor de Seguridad, John Bolton, y el Jefe del Departamento de Estado, Mike
Pompeo.
Tales contradicciones son
sumamente “particulares” según Jonathan Bernstein, quien escribió un artículo para Bloomberg en la misma
línea. Bernstein calificó de “raras” las divisiones entre el Presidente y su
propio personal en la Oficina Oval, a consecuencia de la formula errática, que
no obtiene los resultados esperados en Venezuela.