Por Federico Andrés
Lopardo
¿De qué se habla,
cuando hablan de las BPA? Las BPA (Buenas Prácticas Agrícolas) son el Modo que
encontraron las trasnacionales del agronegocios para neutralizar la creciente
resistencia de los pueblos a los agronegocios en general y a los agrotóxicos en
particular.
A través de diversos dispositivos de
propaganda y comunicación hegemónica tanto locales, como extranjeros, las BPA
van ganando terreno, es decir se van instalando socialmente.
En memoria del gran
maestro y por sobre toda las cosas compañero de militancia,
Dr. Andrés Carrasco.
Instituciones de importante
envergadura nacional como el INTA1, SENASA2, Ministerios y algunas Universidades,
impulsan cada vez con más ímpetu las BPA, como si fueran una extraordinaria
solución para seguir sosteniendo el sistema productivo agrícola de eventos
transgénico dependiente de venenos. También debemos recordar, como para ir
entendiendo este asunto, que los directivos del INTA prohibieron hablar de
agrotóxicos. No es para nada menor tomar esa definición, que claramente es una
posición política.
La Cámara de Sanidad Agropecuaria y
Fertilizantes (CASAFE) define a las BPA como: “un conjunto de principios,
normas y recomendaciones técnicas aplicables a la producción,
procesamiento y transporte de alimentos, orientadas a asegurar la
protección de la higiene, la salud humana y el medio ambiente, mediante
métodos ecológicamente seguros, higiénicamente aceptables y económicamente
factibles”.
También dice CASAFE en su sitio web3: “La gestión responsable de fitosanitarios
tiene como objetivo lograr el manejo y uso responsable de los agroquímicos
durante todo su ciclo de vida: desde su descubrimiento y desarrollo, ciclo
comercial y uso en el campo, hasta su eliminación por el uso y disposición
final de envases”. Linda frase, lástima que un químico no tiene vida. La frase
disfraza de vida al potencial químico del agrotóxico y de ciclo a su cadena
productiva como si fuera algo natural.
A primera vista, las BPA nos la
presentan en un lecho de rosas, con palabras agradables y pomposas. Nos dicen
que son prácticas buenas, orientadas a la producción de alimentos, que
garantiza la inocuidad y la preservación de la salud humana y de medio
ambiente. ¿Qué mejor que eso? Y termina diciendo, como frutilla de postre, que
encima son económicamente factibles. ¿Cómo podríamos oponernos a algo
supuestamente tan bondadoso?¡Podrían acusarnos de necios!
Pero sí, nos oponemos de manera
intransigente, y no precisamente por ser necios, sino por las siguientes
razones: porque lo que las trasnacionales que promueven el modelo tecnológico
de producción agrícola de eventos transgénicos dependientes de venenos, pretenden
con las BPA es lo siguiente:
– Disminuir el rechazo, la
resistencia, la movilización y la organización popular que viene creciendo en
contra de las fumigaciones. Pretenden frenar las iniciativas populares que se
han generado en muchos municipios, en los cuales se gestaron diversas
ordenanzas para la prohibición o regulación del uso de agrotóxicos.
– Pretenden esquivar la gravedad de
los efectos ocasionados en la salud humana por los agrotóxicos, aludiendo que
el problema pasa por el “buen uso” o “mal uso” y no por el impacto del químico
en sí. El crecimiento de manera exponencial de diferentes enfermedades en zonas
rurales, periurbanas y hasta urbanas,afectadas por la fumigación, ya no dan
lugar a dudas sobre las causantes. Varios estudios científicos, como el de la
Facultad de Cs Medicas de la UNR, del Dr. Damián Verzeñassi4, dirigiendo los campamentos sanitarios en
distintas zonas, pueblos y parajes de la provincia de Santa Fe, muchos de los
cuales están afectados por las frecuentes fumigaciones, dan prueba de esta
afirmación y dan sustento académico a los posicionamientos políticos del
Movimiento Paren de Fumigarnos. Los estudios dan cuente de un profundo crecimiento
de varias enfermedades como el hipotiroidismo, enfermedades alérgicas
respiratorias, malformaciones congénitas, abortos espantemos y por supuesto
cáncer, que van en línea ascendente desde 1996 (año en el que se instala este
modelo agrícola) hasta la actualidad.
– Eluden la responsabilidad de la
generación de pasivos ambientales colosales que se vienen generando día a día y
que tienen cada vez de mayor impacto socio-ambiental negativo, a partir de la
profundización y de esas supuestas “mejoras” en el paquete tecnológico. Buscan
consenso social aludiendo a que a partir de ahora, con la BPA, se va a hacer un
“uso racional” del agente “Fito Sanitario” al que nosotros llamamos agrotóxico.
– Niegan la dinámica ambiental: Un
plaguicida, sea insecticida, fungicida o herbicida, no es estático, está en
movimiento, tiene un punto de inicio y un destino. Además está sometido al
conjunto de factores impredecibles, y autónomos de la voluntad del ser humano,
que brinda la naturaleza: calor, humedad, vientos, etc. Hay estudios que
muestran que la Atrazina5 fue detectada en la Antártida, lugar
donde no se planta soja ni se usan herbicidas por razones obvias. No tendría
sentido, pero sin embargo ocurrió. Una investigación realizada por científicos
del Centro de Investigaciones del Medioambiente (CIM), dependiente de la
Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y el Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), develó que las lluvias
presentaron recurrentes concentraciones de herbicidas como el glifosato y la
atrazina. Damián Marino6, Doctor en Ciencias Exactas y uno de los
científicos que intervino en la investigación, explica que la presencia de
herbicidas en la gota de lluvia, ocurre a partir del trayecto que cubre el agua
desde que se libera de la nube y hasta que alcanza el suelo. En ese camino, el
líquido va lavando las partículas con las que se topa como parte de los
fenómenos atmosféricos.
Al ser el planeta tierra un sistema
cerrado, los efectos del continente donde se efectúa la actividad productiva,
por los fenómenos ambientales dinámicos por un lado, más las características
autónomas de las partículas por otro, repercuten en otros puntos del planeta.
Por lo tanto dicha partícula toxica devenida de ese modo de producción agrícola
es pasible de ingresar a nuestros hogares por más lejos que estemos de las
áreas de producción.
Por último, no es menor el tema de
las apropiaciones lingüísticas, tanto para la dominación como así también para
la emancipación. Está claro que llamar o hablar de agroquímico desde el punto
de vista académico,está bien porque es un químico que se utiliza para el agro
(no hace falta aclarar que un insumo orgánico o agroecológico es también una
sustancia química). Pero llamar al Agroquímico, Agente fitosanitario o
Agrotóxicos es ya tomar un posicionamiento político ideológico. Ellos hablan de
Agente Fitosanitario, nosotros hablamos deA grotóxicos. Lo mismo ocurre con las
BPA. Una buena práctica agrícola es aquella que no usa veneno, que usa técnicas
biodinámicas, permaculturales y/o agroecológicas, cuya producción está
orientada a garantizar la Soberanía Alimentaria.
Federico Andrés Lopardo
Docente de la Catedra Libre de
Soberanía Alimentaria de la UNLP
Ex Agente de Desarrollo Técnico de la
Subsecretaría de Agricultura Familiar – Dirección de Procesos Productivos.
Militante de la Corriente Nuestra
Patria
Notas:
[1] Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria
[2] Servicio Nacional de Sanidad y Calidad
Agroalimentaria
[3] https://www.casafe.org/buenas-practicas-agricolas/uso-seguro-y-responsable-de-productos-fitosanitarios/
[4] Médico, Docente Universitario,
Profesor de la Materia Salud Socioambiental- Facultad de Cs. Médicas de la
UNR-, fue Secretario de Extensión Universitaria de la Facultad de Cs. Médicas
de la Universidad Nacional de Rosario. Director de los campamentos Sanitarios
de la UNR. Actual Decano de la Facultad de Cs Medicas de la Universidad
Nacional del Chaco Austral.
[5] Es un herbicida artificial
ampliamente utilizado para “controlar el crecimiento” de “malezas” vegetales en
el agronegocio, interfiriendo en el transporte de electrones durante el proceso
de la fotosíntesis.
[6]El Dr. Damián Marino de la Facultad de Cs
Exactas de la UNLP también rebeló que se encontró Glifosato en algodón, gazas,
hisopos, toallitas femeninas y tampones, supuestamente esterilizados.