Por Bill Van Auken
Pocos días después de que el
presidente Donald Trump amenazara con el "final oficial" de Irán,
Washington ha amenazado con reanudar las agresiones militares contra Siria,
alegando infundadamente que Damasco empleó armas químicas en la campaña militar
contra las milicias vinculadas a Al Qaeda en la provincia noroccidental de
Idlib.
Las nuevas amenazas de los
Estados Unidos siguieron reuniones informativas a puerta cerrada sobre la
campaña de guerra contra Irán ante los miembros de la Cámara de Representantes
y el Senado de los Estados Unidos el martes por el secretario de Estado Mike
Pompeo, el secretario de Defensa en funciones Patrick Shanahan, y el titular
del Estado Mayor Conjunto, el general Joseph Dunford.
Se informó que el objetivo de estas
presentaciones fue defender la "inteligencia" inventada sobre
amenazas iraníes de llevar a cabo ataques contra "intereses
estadounidenses" o de sus aliados en la región del golfo Pérsico, además
de afirmar que el masivo y amenazante despliegue militar de EUA en la región
había frustrado los supuestos planes de Teherán.
Incluso mientras se estaba
llevando a cabo esto, el Departamento de Estado de EUA emitió una declaración
en la que afirmaba que estaba recopilando información sobre un presunto ataque
con gas de cloro el 19 de mayo en Idlib, combinado con la amenaza de que
"los Estados Unidos y nuestros aliados responderán de manera rápida y
apropiada”.
La misiva del Departamento de
Estado incluyó una denuncia de una "campaña de desinformación continua por
parte del régimen de Asad y Rusia para crear la falsa narrativa de que son
otros los responsables de los ataques con armas químicas que el propio régimen
de Asad está llevando a cabo".
Este
pasaje se agregó sin duda en respuesta a la filtración de un documentocondenatorio
preparado por un destacado investigador de la Organización para la Prohibición
de las Armas Químicas (OPAQ) sobre un presunto ataque químico en abril de 2018
en Duma, un suburbio de Damasco, que se usó como pretexto para ataques
estadounidenses con misiles dirigidos contra Siria.
El análisis estableció que
los cilindros de gas encontrados en la parte superior de un bloque de
apartamentos y que fueron culpados por la muerte de 49 personas no pudieron
haberse caído del aire, como se alega al culpar al Gobierno sirio. En su lugar,
tuvieron que haber sido colocados manualmente allí, lo que indica la
culpabilidad de los "rebeldes" respaldados por Occidente, que
organizaron el incidente para proporcionar un pretexto para un ataque de
Estados Unidos.
La fabricación de nuevos
incidentes de armas químicas por parte de Washington y sus aliados en Siria
serviría como medio para perseguir la campaña de Estados Unidos contra Irán en
otro frente.
La amenaza contra Siria sigue
los talones del despliegue estadounidense en Oriente Próximo de un grupo de
batalla liderado por el portaaviones USS Abraham Lincoln, un grupo de batalla
de bombarderos, incluyendo B-52 con capacidad nuclear y una batería de misiles
Patriot.
El grupo de portaaviones participó
junto a un grupo de batalla de buques anfibios que transportaban a infantes de
la marina, aviones de combate y buques de desembarque de Estados Unidos en una
serie de ensayos militares altamente provocativos frente a las costas iraníes.
Un comandante naval de Estados Unidos dijo que tenían como objetivo
"aumentar nuestra letalidad y agilidad para responder a las
amenazas".
Mientras tanto, el Pentágono
ha elaborado planes de guerra que requieren el envío de hasta 120.000 soldados
estadounidenses a la región, un número similar al que se desplegó en la región
antes de la invasión de Irak, en aparente preparación para un ataque total
contra Irán.
Esta acumulación militar ha
puesto a Oriente Próximo una vez más al borde del precipicio, con la posibilidad
de que prácticamente cualquier incidente en la región, ya sea real o inventado,
pueda desencadenar un conflicto militar horrible que podría eclipsar la
carnicería de la guerra de Estados Unidos en Irak.
El ministro de Relaciones
Exteriores de Irán, Javad Zarif, advirtió el martes que Washington está
"jugando un juego peligroso" con su acumulación militar en el golfo.
“Tener todos estos recursos
militares en una pequeña vía fluvial es en sí mismo propicio de accidentes,
especialmente cuando hay personas interesadas en accidentes. Por lo tanto, se
requiere extrema prudencia y creemos que Estados Unidos está jugando un juego
muy, muy peligroso", dijo Zarif.
Sin ninguna prueba,
Washington ha intentado culpar a Irán por el presunto sabotaje de cuatro
embarcaciones, entre ellas dos barcos petroleros de propiedad saudí, frente a
las costas de los Emiratos Árabes Unidos la semana pasada, así como el
lanzamiento de un cohete Katyusha en la zona verde de Bagdad, un área
fuertemente fortificado, aproximadamente a medio kilómetro de la embajada de
Estados Unidos.
Un
grupo previamente desconocido el martes se atribuyó el lanzamiento del cohete,
diciendo que fue en represalia por el hecho de que Trump emitió un indulto completo
a un exteniente del Ejército de EUA que había sido condenado y sentenciado a 25
años de prisión por la ejecución extrajudicial de un prisionero, Ali Mansur
Mohamed, en 2008 en Irak.
Otro posible detonante de una
guerra a gran escala es la guerra cuasigenocida contra Yemen, la cual se ha
prolongado por cuatro años y es liderada por Arabia Saudita con el apoyo de
Estados Unidos. Han muerto unos 80.000 civiles, mientras que ha empujado a unos
10 millones al borde de la inanición.
El martes, tanto el
movimiento rebelde huti que controla la mayor parte de Yemen como la monarquía
saudí informaron que un avión cargado de explosivos lanzado desde Yemen atacó
un aeropuerto en la región de Najran en el sur de Arabia Saudita. El canal de televisión
al-Masirah dirigido por los hutíes dijo que el ataque fue en represalia por los
ataques aéreos saudíes que han producido la gran mayoría de las víctimas
civiles en Yemen.
El régimen saudí calificó al
ataque con aviones no tripulados como un ataque a un "objetivo civil"
y se refirió a los hutíes como "las milicias terroristas de Irán". En
realidad, el aeropuerto es el sitio de una base militar desde donde se lanzan
los ataques contra Yemen. Antes, hubo tropas estadounidenses estacionadas allí
como asistencia para la criminal guerra liderada por los saudíes, pero un
portavoz del Pentágono dijo que no había nadie presente cuando se produjo el
ataque con aviones no tripulados.
La afirmación de que los
hutíes son una fuerza indirecta de Teherán es evidentemente falsa, aunque se
repite incesantemente por Washington y Riad.
En medio de las provocativas
amenazas militares contra Siria e Irán, un grupo bipartidista del Congreso que
comprende a la mayoría de la Cámara de Representantes y el Senado firmó una carta
al Presidente Trump instando a adoptar una política aún más agresiva en la
región y en particular en Siria.
La carta equivalía a una
demanda para que el Gobierno de Trump mantuviera una fuerte presencia militar
en Siria, intensificando la confrontación con el Gobierno del presidente Bashar
al Asad, así como con Irán y Rusia, y apoyando incondicionalmente los ataques
israelíes contra el país.
Fue firmado por casi 400
miembros del Congreso, incluidos los principales demócratas en la Cámara de
Representantes y el Senado. La carta fue emitida a nombre de los representantes
Eliot Engel y Michael McCaul, el presidente y miembro de rango del Comité de
Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, y los senadores James Risch
y Bob Menéndez, presidente y el miembro de rango del Comité de Relaciones
Exteriores del Senado.
Al referirse brevemente a la
presencia continua de Al Qaeda y el Estado Islámico en Siria, la carta se
centró en los cargos relacionados con el "comportamiento amenazador del
régimen iraní" y el "papel desestabilizador de Rusia" en el
país. Exigió que la Administración "aumente la presión sobre Irán y Rusia
con respecto a las actividades en Siria" para "detener las crecientes
amenazas a los intereses de Estados Unidos, Israel y la seguridad y estabilidad
regional.
La carta es una demanda
bipartidista de que el Gobierno de Trump mantenga la presencia de tropas de EUA
en Siria, cuya cifra oficial es presuntamente de 2.000, pero sin duda es
significativamente mayor. Pese a que, en diciembre pasado, Trump anunció que
retiraría todas las fuerzas estadounidenses del país, en pocas semanas el
Gobierno retiró esta posición e indicó que permanecerían varios cientos de
soldados.
Independientemente de las
críticas formuladas por los demócratas sobre los temerarios tuits de Trump, la
carta del Congreso solo confirma que el impulso de guerra contra Irán es el
resultado de una política bipartidista que ha sido proseguida durante décadas
por sucesivas Administraciones, tanto demócratas como republicanas, para garantizar
militarmente la hegemonía estadounidense sobre el golfo Pérsico y sus vastos
recursos energéticos a costa de millones de vidas.