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“En Cuba nos faltaba Trotsky para comprender lo que pasó en la Unión Soviética”


Entrevista a Frank García Hernández

Por Pablo Oprinari

Entrevistamos a Frank García Hernández, organizador del reciente “Primer evento académico internacional sobre León Trotsky”, realizado en Cuba, en el cual participamos desde el Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones León Trotsky (Argentina-México).

IdZ: ¿Cuál es tu valoración del evento sobre Trotsky que se realizó en Cuba?

Yo siempre pensé que el evento iba a marcar un antes y un después. Sé que si lo hubiéramos hecho en Brasil o en México –países donde es posible que se hagan las 2.da y 3.ra edición de este encuentro– no hubiera sido igual, porque, aunque no hemos tenido mucho financiamiento por todos los problemas económicos que tiene Cuba, sí logramos una participación internacional muy grande, con expositores de altísimo nivel como Robert Brenner, Paul Le Blanc, Susy Weissman o Eric Toussaint, han venido ustedes [CEIP León Trotsky, N. del E.], los del Centro de Estudios Socialistas Karl Marx, la Casa Museo León Trotsky, han llegado investigadores de las tres universidades más importantes de Brasil, vinieron participantes y académicos que en otros momentos no se encuentran por las disputas tradicionales que tienen sus organizaciones políticas, pero que vienen porque Cuba es un terreno de todos y de nadie.

Trotsky, Cuba y la situación que se está viviendo ahora en el país, ha hecho que vinieran personas de todo el mundo: de la India, Irán, Turquía, Italia, Austria, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Argentina, Canadá, España, Estados Unidos, México, Perú, Venezuela, Brasil, se alistaron también intelectuales de Colombia y Pakistán, que al fin no pudieron asistir, Michael Löwy y Tariq Ali también querían estar presentes, y otros diez expositores más como mínimo. El evento, en realidad, debió tener cuatro días, pero era imposible, casi y no puede salir. Teníamos una situación muy difícil en el plano logístico por lo cual no pudimos recibir público extranjero. Ojalá hayan comprendido y no se hayan molestado con nosotros. A quienes les pedimos que no vinieran no lo hicimos nunca por cuestiones políticas y mucho menos personales. Si hubiéramos aceptado las 192 solicitudes de participación como público habríamos colapsado, de hecho, tú viste que en el salón donde estábamos no hubiesen tenido espacio.

Lo único que no me gustó del evento es que no hubo mucho público cubano, lo cual creo que fue por mala gestión, es responsabilidad nuestra, y eso pudo dar la falsa idea de que en Cuba no hay voluntad de conocer a Trotsky. Y la traducción robó mucho tiempo y restó dinámica; además, la falta de tiempo provocó que el programa no estuviera listo para el primer día.

Pero el evento, para mí, a pesar de sus problemas, es un avance total. Además, el Instituto de Filosofía se comprometió a publicar las memorias del evento, un instituto que si no hubiese sido por él no estaríamos hoy aquí. Como también hay que darle las gracias al director de la Casa Benito Juárez, donde radicó este congreso. Y agradecer también el apoyo logístico que nos dio el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, que parece también se dispone a colaborar en la publicación de las memorias. Si esto se hace, si se logra publicar ese libro, sería la primera vez que aparecería en Cuba un libro dedicado a Trotsky y los fenómenos sociopolítico-culturales que se han generado en torno a él.

El otro texto de Trotsky que apareció, como libro, fue publicado en la década de los años sesenta por los militantes del Partido Obrero Revolucionario (Trotskista), que militaban en la IV Internacional posadista. Ese libro no recorrió el país porque fue decomisado y nunca salió de imprenta.

Frank García Hernández en el Congreso en Cuba.

IdZ: ¿Fueron publicados otros artículos o materiales de Trotsky?

En Cuba solo se han publicado los siguientes artículos de Trotsky sin sufrir censura: uno en el periódico Revolución, del Movimiento 26 de Julio, en el suplemento cultural "Lunes de Revolución", donde apareció un fragmento muy corto de Historia de la revolución rusa, que publicó Guillermo Cabrera Infante. Eso fue en 1960.

Después en 2014-2015 se publicó en Cuba La última batalla de Lenin, compilación de escritos y cartas de Lenin, que publicó originalmente la editorial Pathfinder, que cedió sus derechos a la Editorial de Ciencias Sociales; ahí aparecieron unas cartas de Trotsky a Lenin.
Y después de que yo imparto el curso de posgrado sobre León Trotsky, en noviembre del 2016 –el primero que se dio en Cuba y tuvo gran impacto en el estudiantado–, casi dos años después, en enero del 2018, cuando se cumplió el centenario del Ejército Rojo, se publicó, en una revista cultural de Santa Clara, parte del discurso que dio Trotsky en la fundación del Ejército Rojo.

Entonces ahora, cuando publiquemos este libro, vamos a vivir en Cuba un antes y un después, porque al publicarse todas las exposiciones que se hicieron, vamos a saltar el tabú político que es Trotsky.

Con Trotsky en Cuba aconteció algo muy similar a lo que dice el escritor peruano Héctor Béjar en su libro, que fue Premio Casa de las Américas de ensayo en 1966, cuando afirmaba que después del XX Congreso del PCUS todos sabíamos los crímenes de Stalin pero nadie nos dijo que el que no era un criminal era Trotsky.

Y lo mismo sucedió en Cuba: después de la caída de la Unión Soviética, todos supimos los crímenes de Stalin, pero nadie ha dicho aquí que Trotsky no era culpable de lo que se le acusaba. Esa es la importancia del evento. Comenzar a decir en Cuba que nada de lo que se dijo de Trotsky es verdad. Y es que de Trotsky ni siquiera hay mención en los libros de historia que reciben los estudiantes. Quizá los universitarios lo conozcan, pero es muy difícil que los secundaristas sepan de él.

Sin dudas, la obra de Padura, El hombre que amaba a los perros, ayudó a levantar la curiosidad, pero no tienen ningún libro al cual ir a cubrir las dudas y conocer más. Por otra parte, la amiga y camarada Celia María Hart Santamaría, no pudo difundir con éxito a Trotsky en Cuba. Las circunstancias hicieron que terminara siendo una francotiradora en el tejado de una torre. Nadie la veía, nadie la podía ver, aunque sentían sus disparos, certeros, muy certeros.

IdZ: Háblanos de la dinámica del evento y de las primeras repercusiones.

El nivel académico muy bueno, excelente, no hay ninguna queja. Hay que agradecer la presencia de todas y todos. Hubo la colaboración incluso de Lindy Laub, una cineasta norteamericana muy conocida, que había participado en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, aquí en La Habana en 1999, y Suzi Weissman su productora, la cual a su vez fue ponente. Ambas trajeron un documental del que pudimos disfrutar el working-progress de 42 minutos, El hombre más peligroso del mundo, con imágenes inéditas que nadie ha visto nunca. Esto lo realizamos en una sala pequeña pero muy colaborativa, de la Muestra de Jóvenes Realizadores. Lamentablemente no había muchos cubanos, pero lo importante es que se pudo proyectar en Cuba.

Lo que sí es real es que Trotsky, como personaje histórico ha impactado en sectores del estudiantado universitario cubano, ya que al evento querían venir estudiantes de Santiago de Cuba, vinieron de Santa Clara sin tener incluso las condiciones económicas, vinieron desde Matanzas. Hoy ya en Santa Clara y en La Habana hay estudiantes que están leyendo y estudiando los libros que ustedes y otros compañeros trajeron al evento. Para ellos, para esos estudiantes cubanos, pido la más solidaria de las ayudas. Tienen solo dos títulos. Llamo entonces al internacionalismo, a que les envíen material, revistas, libros.

Escritos latinoamericanos es, por demás, un texto que ha impresionado mucho a algunos historiadores cubanos, pues nunca habíamos podido, ni siquiera sabíamos, que León Bronstein le había dedicado artículos de análisis político a la coyuntura cubana de su tiempo y en especial al Partido Bolchevique Leninista. Para mí, que escribo la historia del trotskismo cubano, ese es un aporte fundamental. Otro punto importante es que este viernes Escritos latinoamericanos será donado, junto al texto de Gabriel García Higueras, Trotsky en el espejo de la historia, a la biblioteca de la Casa de las Américas, la institución que atrajo a intelectuales como Cortázar, Benedetti, Galeano, y que hoy sigue siendo uno de los mejores puntos de convergencia del continente. Esa biblioteca es muy visitada por la intelectualidad habanera. También este viernes 17 de mayo Escritos…llegará a las bibliotecas de la Facultad de Filosofía e Historia, y a la Biblioteca Central de la Universidad de La Habana.

Yo siempre hago una aclaración muy necesaria: el evento fue una actividad académica sobre Trotsky y todos los fenómenos políticos, sociales y culturales que se desprendieron de él. No fue una convocatoria para hacer una convergencia internacional trotskista. La percepción que tenemos los jóvenes que nos sentimos parte de la izquierda marxista cubana, que empleamos el marxismo para entender la realidad, es que Trotsky pertenece al sistema de ideas comunistas, a toda la teoría que nos aporta Gramsci, Rosa Luxemburgo, Lenin, Marx, Mariátegui. Algunos burócratas nos quieren señalar de trotskistas; yo no tengo nada en contra del trotskismo, evidentemente, sí unas necesarias y enriquecedoras divergencias de criterios, pero recordemos que Stalin comenzó a emplear ese término para hacer creer que los seguidores de la Oposición de Izquierda no eran bolcheviques leninistas, sino una tendencia ajena a la revolución.

Nos faltaba Trotsky. Nos faltaba Trotsky para comprender lo que pasó en la Unión Soviética, porque ninguno de los referentes del marxismo que mencioné, así como el Che Guevara o Fidel Castro, pudieron, por diferentes motivos, dar una explicación sistémica de lo que sucedió. Trotsky tiene el valor de haberlo hecho desde el año 1936, el valor de haber desarrollado un análisis sociológico el cual no conocíamos, y por el cual nosotros, las cubanas y los cubanos, estamos muy interesados.