Venezuela
en medio de ¿Contradicciones inter imperialistas?
Por Norman Antonio Boscán
Rebelión
En Claves
para entender lo que pasa en Venezuela [ii] (2019),
hice el recorrido histórico necesario para poder entender el por qué, llegamos
a este punto de confusión e incomprensión en la lucha de clases. Allí expliqué
el proceso de conformación de tres sectores burgueses en Venezuela, la
oposición de derechas y un polo popular rebelde, este último, en buena medida
confiado en la salvación que traerán en el presente, dos grandes súper
potencias capitalistas del siglo XXI (Rusia y China). Los hechos son más
contundentes que las ilusiones sin fundamento. En este artículo trataremos de
explicar los más recientes sucesos.
Guaidó el golpista armado
Guaidó es un personaje construido por la
inteligencia norteamericana desde el 2005, cuando fue entrenado en Belgrado,
Serbia [iii] , como
parte de un contingente de dirigentes estudiantiles, quienes asumirían
liderazgo en las revoluciones árabes y otras conspiraciones asociadas a la
trasnacionalización del capital. Al inicio se presentó como una figura pública
de bajo perfil, pero luego fue teniendo más visibilidad en los eventos del 2007
con las protestas por el cierre de RCTV, luego con el movimiento de las manitas
blancas y finalmente con la estructuración del partido de ultra derecha
Voluntad Popular (VP). Es diputado de la Asamblea Nacional (AN), declarada en
desacato; fue designado presidente de este órgano en enero de 2019 y solo unos
días después se auto proclamó presidente (Interino) de Venezuela. Pero no nos
adelantemos, veamos primero las razones por las cuales se le selecciona.
Ante el deterioro de la influencia y liderazgo de
Capriles Radonski en las bases opositoras, se exploraron varias alternativas
(María Corina, Henri Falcón, entre otras), sin que alguna de ellas alcanzara
mayores resultados. El problema de todos los liderazgos “alternativos” que
impulsaba la oposición venezolana, era que cada uno de ellos ya habían cometido
errores públicos y notorios, que le restaban impacto y capacidad de ilusionar a
su gente.
Por otro lado, en el escenario internacional muchos
de los escogidos como potenciales líderes de recambio en la oposición
venezolana, habían estado comprometidos con el golpe de Estado de 2002 o con
otras escaramuzas violentas; se necesitaba una figura que no apareciera
claramente en los archivos visuales de la opinión pública mundial, identificado
como un violento.
Finalmente, todas las figuras que habían emergido
como aspirantes a liderar la oposición eran representantes de la burguesía
nacional que se había constituido y crecido bajo el amparo y proteccionismo del
Estado; el capital trasnacional requería una representación que le fuera total
y absolutamente afín.
En consecuencia, se selecciona a Guaidó porque:
1. Representa a la fracción capitalista burguesa
que impulsa la internacionalización del capital en Venezuela, el ensamblaje de
los ricos venezolanos con el capital trasnacional, lo cual se ha intentado
infructuosamente desde la década de los ochenta en el país. Por fin, la
burguesía trasnacional conseguía una figura que liderara la organización de una
representación política fuerte, que proyectaban sería Voluntad Popular (VP). VP
parecía ser capaz de impulsar un gobierno que rompiera con el proteccionismo
del Estado, sobre el cual se han conformado las otras dos facciones burguesas
(Cuarto republicana y de la quinta república);
2. Su matriz ideológica construida en su formación
con los servicios de inteligencia imperialista le dota de la disciplina
necesaria para seguir las ordenes de una de las naciones más poderosa del
planeta, los Estados Unidos, pero también del gran capital global. Ello lo
habilita para ser factor de cohesión de eventuales acuerdos inter imperialistas
en Venezuela;
3. Si colocamos la foto de Guaidó en transparencia,
sobre una de Chávez a los inicios de su carrera militar, nos sorprenderá la
similitud de sus rasgos físicos. Este hecho no es un azar, por el contrario,
forma parte de la estrategia de conectar el liderazgo del opositor venezolano
con el imaginario de las bases chavistas;
4. Es una figura con pies de barros a la cual se le
pueda hacer desaparecer fácilmente de la palestra pública, ante el necesario
recambio de representación política que requerirá el capital trasnacional una
vez que se consolide en Venezuela;
5. Es una imagen “fresca” en el plano nacional e
internacional, que puede presentarse con una dosis conveniente de ingenuidad
política, facilitando su victimización a nivel nacional e internacional;
6. Es posible construirle la épica de líder capaz
de arriesgar su vida por la “liberación” de Venezuela. Ello, porque no se le ha
(había) visto nunca al lado de fuerzas paramilitares violentas. En ese sentido,
es la representación del ciudadano opositor común;
7. Tiene un tono de voz, un énfasis en el lenguaje
que a pesar de ser citadino y de una población muy cercana a Caracas, lo hace
aparecer como un provinciano. Los caraqueños lo ven como uno de ellos, pero la
gente del interior del país también lo puede reconocer como suyo. Esto no es un
hecho menor, por el contrario de orden sustantivo, debido a que tanto Capriles
como Maduro habían hecho de la política un tema de referencias culturales de la
capital nacional. La oratoria de Capriles y Maduro tiene un alto nivel de
desconexión con las expresiones culturales básicas de la población del interior
de Venezuela. Guaidó con su cara de “tribilin” [iv] aburguesado y su
tono de voz que expresa una mezcla entre habitante llanero y andino, contribuía
a llenar un flanco de la política venezolana de los últimos cinco años;
8. Guaidó lidera la definitiva eclosión del
pensamiento neo colonialista en la derecha política venezolana. Guaidó habla ya
sin complejos ni cortapisas de una solución a la crisis venezolana mediante la
invasión de tropas norteamericanas al suelo venezolano. Guaidó borra los
vestigios de nacionalismo que había mantenido Acción Democrática y COPEI en la
cuarta República, quienes siempre se negaron a colocar bases militares en
Venezuela, a pesar de su entreguismo total a los intereses del norte. Pero AD y
COPEI mantenían la ficción en la derecha, asociada al nacionalismo burgués de
sus inicios, que también tenía que ver con la génesis proteccionista de la
burguesía venezolana; algo que tendría como tarea liquidar, el señor Guaidó;
9. Su capacidad de articulación política es mínima,
lo que posibilita que otros negocien a sus espaldas y que el termine siendo el
último en enterarse
A la par que EEUU va construyendo e instala la
figura política de Guaidó, como representación política de la derecha
venezolana, la presión de la Administración de Obama y Trump procura lograr que
el capital trasnacional haga su “viernes de ofertas” en Venezuela, logrando
concesiones mineras, de petróleo y en los servicios, a precio de “gallina
flaca”, a través de empresas con banderas de otras nacionalidades pero
asociadas con capital yanqui; es decir, que sin ser norteamericanas, cuentan
entre su capital constitutivo con socios gringos. Esta es la verdadera
transición, de orden económica, que tiene Guaidó la tarea de liderar.
El año 2019 aparece para la administración
norteamericana, como el del inicio del ciclo de disolución del proceso chavista
y del recambio político hacia la derecha asociada al capital trasnacional. Los
informes que enviaba la derecha al Pentágono así lo indicaban y presagiaban.
Sin embargo, algo salió mal en el cálculo. La
oposición venezolana había desinformado a la administración Trump respecto a
las posibilidades reales de una fractura militar, algo inconcebible en un
imperio como el norteamericano. Desde el 23 de enero de 2019 la larga espera de
rompimiento de la unidad militar no se daba, lo cual generó la aventura
golpista del 29 y 30 de abril de 2019.
El rol de Guaidó, López y Voluntad Popular (VP)
como representación política de la burguesía trasnacional en eclosión, los
distancia del resto de la derecha venezolana, lo cual se evidenció en el
silencio que sostuvo el resto de la oposición en los sucesos de finales de
abril de 2019. Esta “prudencia no explicitada” fue rota por la presencia
“desubicada” del diputado adeco [v] Zambrano
y el líder de ese partido Henry Ramos Allup, quienes al fracasar la intentona
quedaron con las “nalgas al descubierto”. El capital trasnacional se beneficia
de este error del otrora poderoso partido socialdemócrata (AD), representante
de la burguesía construida bajo el amparo del Estado en el periodo 1958-1998.
No derrocan a Maduro, pero siguen en la ruta de destruir “lo viejo” para
construir “lo nuevo”, que no es otra cosa que la búsqueda de hegemonía para
alcanzar el control del capital trasnacional en la política venezolana.
El 4 de mayo de 2019, la Sala Plena del Tribunal
Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela mediante sentencia publicada, decidió
comprometer la responsabilidad en los hechos del 29 de abril [vi] , a los diputados
Luis Germán Florido (independiente vinculado a VP), José Simón Calzadilla
Peraza (del Movimiento Progresista asociado a Henry Falcón), Américo de Grazia,
Andrés Enrique Delgado Velásquez y Marianela Magallanes López (Causa R [vii] ) [viii] , Henry Ramos
Allup y Zambrano (AD). El golpe, aún sin quererlo, sigue limpiando el panorama
para el desembarco de una representación política de ultra derecha asociada al
capital trasnacional. Extrañamente, a pesar de ser Voluntad Popular (VP) el
partido más involucrado en la intentona golpista, es la dirigencia menos
afectada por los enjuiciamientos.
De pronto, Guaidó deja a un lado su guion y aparece
al lado de un prófugo de la justicia (Leopoldo López), junto a hombres
uniformados pertenecientes a las bases de las FANB [ix] , con armas de
guerra haciendo un llamado al levantamiento militar. Esto rompe la línea de
conexión con la épica que se le quería construir al auto nombrado Presidente
Interino.
Guaidó deja de ser el intento por recorrer a la
inversa, el camino de conexión de Chávez con el pueblo derrotado de siempre,
que se expresó en el “Por Ahora” del 4 de febrero de 1992, para pasar a ser el
primero, una copia mejorada del líder ideológico a su derecha en el intento de
golpe de Estado, Leopoldo López.
Guaidó se desconectó del guion requerido para
producir la “primavera venezolana”. No se sabe si con la autorización de la
administración Trump o por su cuenta, pero evidentemente en una operación
absolutamente aventurera y foquista, como ha sido característico de la
actuación política de Voluntad Popular.
Ya Guaidó no es más el hombre de la solución
política para las bases de la oposición. La aventura golpista rompió la magia
que se venía construyendo. Ahora Guaidó es el golpista armado derrotado y sin
respaldo popular en las calles. Esto coloca el escenario de la “solución” del
caso Venezuela en otro terreno, el de la negociación interna e internacional
acelerada por parte de las grandes potencias, especialmente los Estados Unidos.
Guaidó pasa a un segundo plano, incluso es una figura desechable; muchos
consideran que en estos momentos que la forma más útil de éste para el
imperialismo es: muerto.
Nicolás Maduro
Maduro no es la representación política de la burguesía
surgida baja la protección del Estado entre los años 2002 y 2018. Maduro no es
la representación de la vieja burguesía cuarto republicana. Maduro y la familia
Flores-Maduro pueden tener negocios e intereses, pero carecen de la habilidad
política para ser la representación de las burguesías nacionales y el capital
trasnacional.
Maduro es un excelente y rápido aprendiz de
equilibrista entre los intereses de facciones burguesas cada vez más
enfrentadas, en razón de la disminución de dólares de la renta petrolera y, un
pueblo rebelde que sigue apostando por la construcción socialista.
Pero contrario a lo que muchos pensaban, Maduro
desarrollo su propia garrapara sobrevivir, entre un “nido de
alacranes” como diría el fallecido General Müller Rojas o, en medio de “una
botella de vidrio llena de escorpiones”, como señalarían recientemente voceros
del gobierno norteamericano.
Maduro ha mostrado con hechos, que era el mejor
calificado para intentar reordenar los equilibrios rotos con la muerte de Hugo
Chávez. Maduro logró lo que resultaba insólito hace cinco años, mantener unida
a las FANB y no diluir la radicalidad popular.
Maduro no es un teórico de la izquierda, su mayor
influencia política de origen es la lógica del Maoismo de los setenta del siglo
XX, cuando a) ya hacía muchos años que esta corriente de izquierdas había
perdido el espíritu revolucionario desarrollado por el partido de Zedong contra
el Kuomitang; b) el gigante Asiático había roto con los soviéticos (entre otras
cosas, por su crítica al culto de la personalidad Stalinista, algo que Mao
cultivaba de manera profusa sobre su propia figura); c) Mao promovía y
participaba directamente en la reunión con Kissinger, que sirvió de punto de
partida para la línea de “un país, dos sistemas”, lo cual se expresó en la
narrativa política utilizada por las organizaciones nacionales que se
autonombraban maoístas, para justificar las alianzas que hacían con las
burguesías nacionales.
Maduro vivió “en carne propia” el ocaso temprano
del Maoismo venezolano, expresado en la disolución de la Liga Socialista (LS) y
la Organización de Revolucionarios (OR), esta última liquidada después de
oscuros debates sobre su actuación. Desaparecida la LS-OR, la falta de una
dirección política clara llevó a muchos de sus abnegados militantes al terreno
del pragmatismo absoluto, como camino para sobrevivir políticamente en los
noventa. Entender buena parte del performance que asume hoy Maduro, es posible
si hacemos ejercicios de analogía respecto a como se ha expresado a través del
tiempo, la deriva y la claudicación de clases del Maoismo.
Maduro es un sindicalista cognitivamente hablando.
Su lógica de actuación es la del sindicalista clásico y eso le ha dado hasta
ahora buen resultado para sobrevivir en medio de la turbulencia más dramática
en la historia republicana de Venezuela. Sin embargo, la lógica del conflicto
laboral que demanda mucha cohesión interna, así como verbo y capacidad de
acción contundente contra la patronal, en la cual el propósito es lograr el
mejor resultado posible sin afectar el estatus del sindicato, del gremio, lo
limita para actuar en medio de una situación de alta complejidad donde ideales
y discursos de distintas clases sociales interactúan; por ello, los problemas
para enamorar y mantener a la clase media.
Su discurso contra aquellos que estudian, contra el
mundo del conocimiento es parte de ello. Maduro se ve a sí mismo como el
dirigente del grupo político de la organización que ganó el sindicato, la
federación de trabajadores, en este caso la conducción del país.
Pero ello no debe llevar a despreciarlo y
considerarlo inepto para el cargo. Cada presidente “cojea de una pata”. Por el
contrario, Nicolás Maduro aprende rápidamente el arte de gobernar.
Lamentablemente aún no termina de aprender, que al estar cerca de las estrellas
refulgentes (cualquier potencia imperialista), no importa cuál sea, si ello se
hace sin la debida claridad de análisis político ideológico, puede un líder
terminar quemándose.
En el mundo y la economía globalizada del siglo XXI
la ingenuidad es un pecado que se castiga de manera brutal. Por ello, cuando un
personaje, grupo político o país se adentra al tablero de las disputas del
capital trasnacional, debe tener plena conciencia que él mismo se comienza a
auto definir como ficha de un juego cuyos hilos son manejados por terceros.
La incomprensión de esta realidad hizo que
personajes como Gadaffi, Sadam Hussein, Lula o Correa, activaran ellos mismos
la cuenta regresiva que los llevó más temprano que tarde, a ser desechados,
como alguien que fue tolerable o útil en un momento dado con el capital
trasnacional, pero no lo sería de manera permanente. El capitalismo solo es
leal con el dinero.
En descargo y a su favor debo decir que Maduro ha
logrado ganarse el respeto de la mayoría del chavismo de base y mantener a raya
al liderazgo militar, fundamentalmente por su narrativa anti imperialista, pero
esta conexión que mantiene con el pueblo Chavista es paradójicamente su “plomo
en el ala” al aproximarse a la Rusia y China capitalistas. Si algo asusta a las
burguesías y al capital trasnacional es la capacidad de conexión de un líder
con el pueblo más humilde.
Aún, en el momento de mayor riesgo para su
presidencia, se equivocan quienes subestiman a Maduro por su origen social y
político, por su falta de performance académico. Maduro posee una singular
habilidad para sostenerse en el poder, que lo puede hacer reaccionar de manera
eficiente para derrotar las conspiraciones en marcha del presente. Así que
sigue siendo un factor, cada vez más claro de poder en la política venezolana.
No estoy cerrando con ello, la posibilidad de salida a la fuerza o negociada,
del poder que hoy ostenta Nicolás Maduro, sino visibilizando variantes y
determinantes de un proceso de esta magnitud.
¿Quien representa a la nueva burguesía surgida
entre 2002 y 2018?
En “Claves para entender lo que pasa en Venezuela [x] ” (2019), explicamos
que AD, COPEI y una serie de micro partidos como “Proyecto Venezuela” (PV),
Primero Justicia (PJ), entre otros, representaban la burguesía de la cuarta
república que se había gestado y reconfigurado, en varias oportunidades, desde
el gobierno de Juan Vicente Gómez. Señalamos también, que Voluntad Popular (VP)
y “Vente Venezuela” (VV) aspiraban a ser la representación de la burguesía
aperturista al capital trasnacional, por ello el apoyo que le habían dado más
de cincuenta países y las naciones imperialistas de occidente. También
indicamos que entre 2002 y 2018 había emergido una nueva burocracia adinerada
que se perfilaba como burguesía, surgida también bajo el proteccionismo y
amparo del Estado. El problema es determinar quién es la representación
política de esta neo burguesía.
Si Nicolás Maduro no representa a la nueva
burguesía, ¿quien lo hace? Ese es uno de los actuales problemas en Venezuela.
Los intereses de la vieja burguesía ya no son monopolio de los partidos
hegemónicos de la derecha en el periodo 1958-1998. Ninguna fracción de la
burguesía puede permanecer alejada del centro de poder político por dos
décadas. La rabia de la burguesía tradicional es que le ha tocado merodear los
negocios que se constituyen alrededor de un Estado importador y rentista, para
acceder a las migajas que deja la nueva casta que acumula dinero con las
importaciones, las contrataciones públicas y la corrupción.
Este acercamiento ha producido paradojas como las
que conocimos cuando el propietario de uno de los más importantes Bancos del
país, Banesco, que había visto crecer de manera exponencial sus ganancias en el
país, llegará a señalar que era un burgués socialista. Luego otras
circunstancias propias de las disputas inter burguesas llevarían a intervenir
la entidad financiera.
Una parte de la élite neo burguesa ha tenido que
hacer alianzas de coyuntura con la vieja burguesía. Estas alianzas han tejido
vínculos, aunque no integraciones empresariales abiertas, entre los intereses
de los nuevos y viejos burgueses. La inestabilidad y volatilidad de los
acuerdos, ha confundido muchas veces a la vieja burguesía acostumbrada a
negociar pactos de largo aliento a través de las viejas representaciones
políticas.
Al no existir un partido que representara a la
nueva casta burguesa, las representaciones de las nuevas burguesías la hacen,
los clanes políticos, los grupos de interés al interior de las organizaciones
políticas. Algunos de estos clanes están representados por miembros de la
dirección política del partido de gobierno. El tema novedoso es que no pueden
aparecer impunemente cumpliendo este rol, por lo cual son más bien
intermediarios para soluciones negociadas. Y no pueden aparecer abiertamente,
porque el partido en el cual militan (el PSUV) es un partido policlasista de
nuevo tipo, cuyas bases en buena medida se han apropiado y hecho suyo el
discurso socialista anticapitalista. Por ello, la representación política de la
nueva burguesía venezolana la ejercen directamente personajes como Diosdado
Cabello, Tarek El Aisami, Elias Jaua, José Ameliach, entre otros. Esta
caracterización es muy importante para entender los posibles escenarios
futuros.
Aclaremos ¿Qué son entonces el PSUV y el Polo
Patriótico?
El PSUV no es un partido político en los términos
clásicos. Es una maquinaria electoral cuyo Buró Político está en Miraflores. EL
PSUV cumple los rituales de debate en la base, pero en la dirección política
nacional, el eco de estas deliberaciones nunca llega. El método dialéctico de
análisis se asume formalmente, pero está proscrito en los hechos. Cuando se dan
algunas discusiones en su cúpula son respecto a la instrumentalización de la
política. Su dirección ha sido electa a dedo por el presidente de la República,
tanto por Chávez como por Maduro. El PSUV es una estructura política con una
dirección propia de un Sultanato.
A pesar que en su dirección política tiene a nuevos
burgueses, estos no pueden actuar como tales en la representación política que
ejercen, sino esconderse detrás de frases y afirmaciones radicales. Esto se
debe a que el PSUV sigue siendo el espacio que, en sus bases, por debajo,
agrupa al Chavismo, especialmente al chavismo popular rebelde.
De ahí, que más allá del rol burocrático de su
dirección y del carácter burgués de algunos de sus líderes, una revuelta
interna o diáspora rebelde desde abajo es posible y esperable, la cuál
(hipotéticamente hablando) de presentarse, podría ser un factor determinante en
el futuro político del país. Las bases del PSUV son las que sostienen los
órganos del poder popular que aún sobreviven y son la garantía del control
territorial del chavismo, por ello no son algo adjetivo en el análisis
político.
El PSUV es un partido esquizofrénico solo posible
de existir en medio de una crisis popular revolucionaria y unos intentos
sostenidos de coaptación de la misma por parte de la neo burguesía y el capital
trasnacional. Esta esquizofrenia política se expresa en una dirección política
entreguista, vacilante, proclive a la claudicación de clase y claudicante ante
el capital trasnacional a diferencia de una militancia cada vez más ganada para
la lucha anti imperialista. Esta unidad en convulsión sostenida no podrá
sostenerse por mucho tiempo: o se fractura o se diluye.
Los restantes partidos del Polo Patriótico son una
caricatura de organizaciones, incapaces de liderar una radicalización del
proceso. Lamentable por el PCV y lo que representa como tradición política en
Venezuela, pero las restantes organizaciones son solo franquicias para acceder
a las sobras del reparto del rentismo petrolero. Algunas derivaron en los
llamados colectivos que no son otra cosa que una lumpenización de la política.
El PSUV sigue siendo muy importante como maquinaria
electoral y espacio de encuentro para el chavismo radical de base. Pero más
allá de eso, es imposible valorarlo como una organización capaz de liderar una
transformación socialista del país. Es más nombre que hecho, mas “bulla que
cabuya”. Pero no puede ser desestimado en la correlación de fuerzas actual.
El PSUV no puede convertirse en el presente en un
partido burgués ni en un partido policlasista de conciliación de clases, por la
presión radical de las bases; seguramente ello llevará en algún momento, a la
creación de un nuevo partido sin “estos problemas” o al vaciamiento de la
radicalidad de ese partido para reconfigurarlo. Ello no impide que en esta
etapa asuma como propia la política de conciliación de clases encubierta con
una narrativa de radicalidad y socialismo, que es elaborada por parte de la
dirección liquidacionista del proceso revolucionario.
¿Existe espacio social para una tercera opción no
polarizada?
Una referencia política que se constituya hoy como
tercera fuerza política requería una presencia y recorrido anterior con vínculos
con los distintos centros rebeldes. Eso no existe hoy. Lo más cercano a ello,
fue al principio del 2012 REDES, la organización de Juan Barreto quienes
llegaron a nuclear la izquierda que se encontraba dispersa dentro del chavismo
y, en paralelo aprovechando la página web de Aporrea.org, Marea Socialista (MS)
quien tuvo una proyección extraordinaria hasta el año 2014, antes de caer en la
desviación socialdemócrata bajo la conducción de Nicmer Evans, el mal cálculo
electoral del 2015, el eclecticismo de los frentes con civiles y militares de
distinta índole político-ideológica en el 2016/2017, la participación en la
inter sindical ligada al carro de Guaidó y la reunión junto a unos exministros
con el Interino Guaidó hace solo unas semanas, los redujo a un pequeño grupo de
propaganda radical.
Pero no todo está perdido. Están surgiendo
intentonas de rebelión por el movimiento campesino, que intentan ser sofocadas
mediante un dispositivo de coaptación implementado por el madurismo, en este
caso bajo el liderazgo de Elias Jaua; así como en la organización autónoma de
los profesores universitarios alrededor de demandas salariales, y la creación
de dos alianzas sindicales combativas, una, alrededor del Sindicato de
Trabajadores de la UCV y la otra, referenciada en el no sometimiento a las
políticas de control salarial y de cercenamientos a algunos derechos
contractuales que lidera el presidente de la Federaciones Eléctrica (Fetraelec)
dentro de la Central Bolivariana, Socialista de Trabajadores (CBST) y en menor
medida tal vez, por lo diezmado que tienen sus fuerzas, también resisten dentro
de esa central, sectores como los automotrices, transportistas, metalúrgicos,
cementos y otros.
Pero todas ellas son solo exploraciones que aún no
terminan de tomar cuerpo definitivo. Son síntomas de intentos de una
reorganización autónoma de las fuerzas revolucionarias, generada por las
condiciones objetivas de la precarización laboral y la caída estrepitosa del
poder adquisitivo del salario de la clase trabajadora. Algo que comienza a
preocupar al capital trasnacional por lo cual aceleran la solución negociada
nacional y global.
Construir organizaciones revolucionarias autónomas
y claramente anticapitalistas sigue siendo una tarea no realizada por los y las
revolucionarios (as) venezolanos (as). En ese sentido y dirección entiendo
nuestro papel actual.
Algo se mueve en el plano militar
Los hechos del 29 y 30 de abril de 2019 parecieran
no estar cerrados, sino ser “acontecimientos en pleno desarrollo”. Cuando
salieron las primeras imágenes de Guaidó y Leopoldo todos indicaban que lo
hacían desde la Comandancia General de la Aviación, ubicada en la base aérea de
“La Carlota”, en Caracas. Minutos después, no solo se supo que en realidad los
hechos estaban ocurriendo cerca de esta base aérea y no desde adentro, sino
que, además, comenzaron a circular rumores que indicaban que algunos mandos
militares estaban involucrados en la intentona.
Incluso personajes como Ornela, uno de los
generales de mayor prestigio en la logia militar Chavista, así como el director
del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) y el propio Ministro de la
Defensa, eran señalados por los rumores como involucrados en el intento de
alzamiento.
Las cámaras de televisión reseñaron el momento en
el cual algunos soldados, guardias nacionales y sub oficiales se rendían,
aduciendo que habían sido traídos engañados por algunos Generales, Mayores y
Coroneles al lugar donde estaba Guaidó. Llama la atención que los soldados
mencionaron con nombres y apellidos a los oficiales que los habían traído,
según ellos mediante engaño, sin que aún a la fecha sepamos algo de la suerte
de estos altos mandos militares.
En horas de la tarde del 30 de abril de 2019, circulo
una carta firmada por General Manuel Ricardo Cristopher Figuera [xi] , director del
Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN), en la cual éste ratificaba su
lealtad con el gobierno del presidente Maduro, pero ratificaba –según él- un
conjunto de denuncias sobre corrupción, métodos de trabajo y traición en el
entorno presidencial.
Al final del día se anunciaba la destitución de
Cristopher y su remplazo por el General Gustavo González López [xii] . El diputado de
la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) Gerardo Márquez informaba que,
"el general de división Manuel Christopher Figuera es el que prácticamente
dirige la operación (golpista). Está huyendo y seguramente en las próximas
horas será capturado igual que todo aquel que haya intentado violentar el
Estado de derecho y la Constitución".
Cada vez salen más informes que indican que
efectivamente la fracción de la oposición liderada por Guaidó&López junto
al gobierno norteamericano había estado intentando romper la unidad de las FANB
y propiciar un derrocamiento armado al presidente Maduro.
El dato significativo del intento del golpe fue el
desconocimiento que hicieron las bases de la oposición al llamado de Guaidó y
López, a acompañar su levantamiento. La convocatoria de las primeras horas de
la mañana del 30 de abril, fue al distribuido Altamira, una arteria vial
ubicada al frente de la base aérea de La Carlota. Esta convocatoria tenía
evidentemente el propósito de producir una “poblada” que derribara la cerca
perimetral que circunda la base militar para: 1) producir una “invasión” civil
al sitio de asentamiento militar, para intentar que estos soldados abandonaran
al gobierno y, 2) confrontar para producir muertos entre la población civil,
que reactivaran la agenda intervencionista militar extranjera. Pero ello no fue
posible porque solo un reducido número de simpatizantes de la oposición se hizo
presente. Guaidó mostró que no tiene militares y está perdiendo su inicial
apoyo por parte de las bases de la oposición.
¿Que significa que intenten comprarte y no lo
informes?
El presidente Maduro le salió al paso a los rumores
y el 1 de mayo, en la concentración de simpatizantes del gobierno, desmintió
que los Estados Unidos y la derecha venezolana hubiesen sembrado el germen de
la traición en las FANB.
Eso generó una respuesta de Elliott Abrams, enviado
de EEUU para Venezuela, quien le replicó señalando el 2 de mayo de 2019 que “los
que estaban negociando la salida de Maduro «apagaron su celular»,[y]explicó
que Vladímir Padrino; el presidente del TSJ chavista, Maikel Moreno, y el
comandante de la Guardia de Honor, Iván Rafael Hernández Dala participaron en
unas negociaciones con la oposición, en las que asegura que EE.UU, no
participó” [xiii] . A lo cual John
Bolton, asesor de Seguridad Nacional de los EEUU agregó ese mismo 1 de mayo, “que
Maduro y Padrino están como escorpiones en una botella”, agregando que,
“cree que se ha debilitado el vínculo entre el asediado presidente de
Venezuela, Nicolás Maduro, y el ministro de Defensa, Vladimir Padrino” [xiv] .
Los voceros norteamericanos dejaron deslizar ese
mismo día, sobre unos supuestos contactos de la oposición con el ministro de la
defensa; además, circuló un video en el cual familiares de Padrino López le
pedían participar en la acción golpista [xv] .
El 2 de mayo, Nicolás Maduro junto a Vladimir
Padrino, concentraron a buena parte de la oficialidad con responsabilidades de
comando, en los alrededores del Comando Estratégico Operacional (CEO) y la
Comandancia General del Ejército, ubicadas en las instalaciones militares de
Fuerte Tiuna. Allí, las intervenciones giraban alrededor de la ratificación de
lealtad con el gobierno que preside el primero. En esta oportunidad, al tomar
la palabra el ministro Padrino López admitió, por primera vez en público, que
habían intentado comprarlo. La cara de sorpresa del presidente Maduro fue “todo
un poema”. No sé si era porque por primera vez lo escuchaba o por adelantarse
el responsable de la cartera de Defensa a informar la primicia, de algo que a
todas luces debió informarlo el primer mandatario nacional.
La interpretación hecha por el público que veía por
televisión la cadena presidencial, fue que el presidente no estaba enterado de
estos incidentes. Esto complica el panorama. Pero aún, suponiendo que el
presidente lo supiera en tiempo real en el cual ocurría los intentos de comprar
al ministro de la Defensa y mando militares, el que esto ocurra evidencia una
fragilidad de la inteligencia y contra inteligencia del gobierno venezolano.
Algo que no ha sido desaprovechado por el inquilino de la casa Blanca para
señalar un supuesto fraccionamiento del componente militar de la revolución
Bolivariana. Pero, lo correcto habría sido enterarse por vía del gobierno
Bolivariano y no por las declaraciones de la administración Trump.
El riesgo de la disolución de alianza cívico
militar
En Venezuela, la alianza cívico-militar moderna
comienza a construirse en el año 1954. Cuando el Buró Político del PCV discute
y aprueba iniciar una línea de trabajo con los militares venezolanos. La idea de
esta unidad era garantizar contar con la fuerza miliciana necesaria para
emprender un proyecto socialista en Venezuela. Esta iniciativa posibilitó las
insurrecciones militares del Porteñazo y el Carupanazo en la década de los
sesenta del siglo XX. A pesar de ser derrotados, oficiales leales a esa mirada
de unidad cívico militar siguieron estando presente en el componente activo de
la Fuerza Armada Nacional (FAN) por décadas Chávez se vinculó y fue expresión
de este proceso político e insurgente que se denominó alianza cívico-militar.
Cuando la derecha venezolana comenzó a hablar
abiertamente de solicitar la invasión militar por parte de las naciones
imperialistas a Venezuela, las bases civiles revolucionarias se sintieron
confiadas por formar parte de la alianza cívico-militar. En los últimos años el
proceso Bolivariano hizo un importante esfuerzo e inversión para garantizar el
entrenamiento y apresto profesional de las FANB, como garantía de la soberanía
nacional, por ello los civiles Bolivarianos sintieron que llegaba la hora de
que las FANB mostraran que había sido importante esta inversión y, en
consecuencia, con su arrojo y valentía garantizaran la soberanía en el plano
militar. Chávez insistía en el hecho que las FANB serían quienes impedirían
cualquier locura guerrerista de los EEUU y sus aliados. Por ello la confianza
era total en los civiles de izquierdas que apoyan al proceso Bolivariano.
Sin embargo, una vez que se asume el inminente
riesgo de una invasión, mandos políticos y militares comienzan a “guabinear [xvi] ”, señalando que
un enfrentamiento con las tropas imperialistas se podría ganar, pero también se
podría perder, y en este último caso, estaríamos hablando de una derrota
histórica, de la cual no se podría recuperar en el corto plazo la institución
castrense.
Bajo este argumento tan “realengo”, se le abre las
puertas al tutelaje de otras potencias imperialistas, para que resguarden el
territorio patrio y sirvan de hermanos mayores a las tropas locales. Se
trataría ya no solo de comprar equipos con transferencia tecnológica y requerir
asesorías, sino de poner en marcha una nueva fase de la alianza con Rusia y
China, que eventualmente podría contener el ingreso, permanencia y
establecimiento permanente de tropas y hasta bases militares de esas naciones
en el país.
Este inusual giro discursivo, golpea la noción de
alianza cívico militar construida desde 1954 y abre las puertas a nuevas formas
de colonialismo por otras potencias capitalistas del siglo XXI. Por ello
señalamos, que esta orientación marca un proceso disolutivo de la concepción
revolucionaria de la alianza cívico militar, amenazando en convertirla en una
subordinación del pueblo revolucionario a otras potencias asociadas al capital
trasnacional.
No es lo mismo contar con una columna simbólica de
solidaridad, como lo fue la legión inglesa en la guerra de independencia, que
llegar a depositar la confianza y dejar descansar la soberanía e integridad
territorial de la nación sobre los hombros de fuerzas militares extranjeras. De
concretarse esta iniciativa, sería una inflexión respecto a la concepción
inicial de la alianza cívico-militar.
Cuando los chicos juegan en la cancha de los
mundialistas
En la Agenda Alternativa Bolivariana (AAB) de 1996,
el proceso constituyente y la Constitución de 1999, así como en el I Plan
Socialista y los Planes de la Patria se ha insistido en la necesidad de
construir un mundo despolarizado. Esta estrategia busca romper con la hegemonía
norteamericana en el mundo, aunque en realidad está mucho más inscrita en la
lógica narrativa previa al desembarco de la globalización neoliberal, lo que sí
está claro es que Venezuela aspiraba a ser parte esencial de esta
despolarización.
De hecho, Chávez siempre planteo como un objetivo
estratégico del proceso Bolivariano la construcción de un mundo multi céntrico
y multipolar. Este enunciado que parecía correcto, al parecer nunca fue
analizado suficientemente respecto a sus implicaciones en una deriva
imperialista o la claudicación de la soberanía ante potencias imperiales aparentemente
“despolarizadas”.
Desde los ochenta del siglo pasado se viene dando
un proceso de integración del capital trasnacional que devora a buena parte de
los capitales nacionales. Esta fusión inexorablemente involucra a todos los
países que tengan industrias, produzcan mercancías y/o materias primas y que
hagan sus transacciones en los mercados haciendo uso de los mecanismos
bursátiles y financieros internacionales. Ello ha disuelto las viejas barreras
heredadas de la guerra fría. Hoy los capitales norteamericanos juegan ajedrez
con los capitales chinos, rusos, canadienses, turcos.
Las izquierdas no pueden seguir con el arquetipo de
Lenín, correcto en su momento histórico un siglo atrás, derivado del libro
“Imperialismo fase superior del Capitalismo”. Hoy la lógica de acumulación y
concentración del capital ha variado, dentro del mismo modo de producción
capitalista. Entonces, ¿tiene sentido sublimar como contradicciones inter
capitalistas las fricciones propias de las contradicciones del mercado, entre socios?
Evidentemente no.
El riesgo de esta inconsistencia política, es que
nos coloca en un escenario para el cual no tenemos la tradición como nación,
ante naciones que llevan siglos usando la negociación como arma de
colonización. Desde mi punto de vista la diplomacia y la clase política
venezolana, incluso la izquierda venezolana no está calificada ni capacitada
debidamente para convivir con naciones imperialistas que se nos presentan como
protectoras ante el hegemón gringo, sin que ello los lleve a perder el rumbo.
La dirección política del madurismo, se asemeja a
una banda de chicos inexpertos jugando una partida junto a cancerberos del
dinero trasnacional, creyendo que la fortuna y el azar les dará la oportunidad
de salir ilesos contra la inexorable razón del capital.
Cerrar filas contra la invasión abierta y el
bloqueo económico a Venezuela
Claro está que debemos cerrar filas contra la
invasión imperialista norteamericana y el bloqueo a la economía venezolana que
han impulsado las administraciones de Obama y Trump. Ser de izquierdas pasa por
una clara posición anti imperialista. Pero es un reduccionismo darle forma a
este antiimperialismo, oponiéndonos solo al control de la economía nacional,
por parte de los intereses gringos.
La burguesía trasnacional rusa, china, turca, es
tan depredadora y explotadora como la norteamericana. Peor aún, el proceso de
globalización ha hecho que muchos capitales financieros e industriales
“nacionales”, pertenecientes a una u otra de estas nuevas potencias
imperialistas, hayan tenido que integrarse a sus pares, pertenecientes a la
centenaria nación imperial norteamericana. Hoy no existe un campo de la
economía en el cual no se crucen e hibriden los capitales rusos y chinos con
los norteamericanos. Un ejemplo de ello, es la sociedad empresarial de las
familias Trump y Putin, para la explotación y comercialización del petróleo a
escala planetaria. Al final la hibridación de intereses económicos prevalece.
Todo ello, sin dejar de un lado en el análisis, que
la presión norteamericana sobre Venezuela, como ya lo señalamos, ha provocado
que estemos prácticamente regalando concesiones y venta a futuro de materias
primas a los capitales “asiáticos” o “euro asiáticos”, cuando al final de
cuentas, cuando se cierra la bolsa al atardecer, podemos darnos cuenta que
tienen intereses compartidos con sus homólogos en el país del norte.
Pero ¿Cuál es la estructura funcional del bloqueo?
El Bloqueo económico de EEUU contra Venezuela es
criminal y afecta fundamentalmente a los sectores más pobres, a los
trabajadores, a la clase media profesional.
Pero, ¿por qué el bloqueo le resulta más eficiente
al capital trasnacional que una invasión militar?
Porque al cerrar fuentes de ingreso de divisas a la
nación, siendo Venezuela un país rentista que vive de la venta de sus recursos
minerales (especialmente petróleo, oro, hierro, aluminio y ahora coltran) se
genera un cuello de botella indisoluble. Para poder importar lo que requiere el
país debe apelar a las divisas que genera la venta de sus minerales. Es decir,
para casi todo lo que consume, las divisas (dólar y euro especialmente) que
ingresan por venta de minerales y materias primas, son fundamentales para
sostener sus dinámicas de funcionamiento en el comercio internacional,
especialmente para las importaciones.
La dependencia neocolonial que se instauró a
finales del siglo XIX, durante todo el XX y lo que va del XXI, hizo que esa
relación de venta de materias provenientes del extractivismo y la recepción de
divisas que por esta razón ingresaban al país, fuera en su mayoría de las
empresas socias de la clase dirigente norteamericana. Al ordenar el bloqueo los
EEUU sobre las cuentas y pagos de las empresas que aceptan la autoridad de su
imperio, Venezuela se queda sin divisas para comprar lo que requiere,
especialmente alimentos, medicinas, así como insumos, materiales y equipos para
el funcionamiento de los servicios públicos.
Al escasear las divisas y prohibirse la venta de
muchos productos a Venezuela por parte de EEUU a sus acostumbrados proveedores,
el país debe buscar fuentes alternativas, tanto para resolver el problema de
liquidez de divisas, como para poder acceder a proveedores que permitan suplir
los requerimientos del mercado nacional. En la medida que el bloqueo arrecia,
las condiciones de la población se deterioran aceleradamente y se crean las
condiciones materiales para la inestabilidad política. Para poder mantener el
orden y la gobernabilidad, el gobierno se ve obligado a negociar en condiciones
cada vez menos favorables con empresas trasnacionales vinculadas al comercio de
materias primas.
Entonces aparecen Rusia, China, Turquía y otras
naciones como “tablas de salvación”. Pero, la globalización neoliberal que se
inicia en los ochenta ha venido produciendo un acelerado acercamiento e
integración de sectores del capital norteamericano, chino, ruso, canadiense e
inglés y, en menor medida con la Unión Europea, Turquía y los Brics.
Sin embargo, este proceso de integración genera
naturales fricciones entre dinámicas de comercio y flujo de mercancías, que se
nos quieren presentar como contradicciones inter capitalistas de carácter antagónico
permanente. Las normas para el control de comercio internacional y evitar
enfrentamientos entre capitales trasnacionales se encubren con las llamadas
políticas arancelarias a las importaciones y los protocolos para establecer
sanciones a empresas que las incumplan. No son contradicciones
irreconciliables, por el contrario, se constituyen en hojas de ruta que
persiguen facilitar la fusión e integración del capital trasnacional, haciendo
lo más controlable posible la turbulencia que este acople genera. Cada día es
más notoria la alianza, integración y fusión de capitales más allá de las
fronteras nacionales, los cuales antes eran vistos como propios de una de las
naciones imperialistas.
Si a ello le añadimos todo el imaginario construido
por el discurso añejo, no actualizado, de la izquierda de inicios del siglo XX,
que en su momento correctamente caracterizó las contradicciones inter
capitalistas, pero no podía ni tenía la tarea de anticipar la lógica
integracionista del capital actual, el problema se agudiza. Una parte de la
élite política y la mayoría de la base del proceso Bolivariano actual, es
prisionera de la ilusión que indica, que, si negociamos con los chinos y los
rusos, estamos escapando de la influencia norteamericana.
Por el contrario, como en el sombrero del mago,
somos incapaces de ver el doble fondo que tiene la chistera, las conexiones
aparentemente invisibles de una misma dinámica. Los capitales norteamericanos,
chinos y rusos tienden a la integración y la alianza de intereses, no al conflicto.
Esto no niega la posibilidad de enfrentamiento, pero no es la tendencia real
actual, más allá de la imagen que nos dan los medios de comunicación asociados
al complejo industrial cultural. En esa orientación, EEUU bloquea e incrementa
de manera permanente y sistemática la asfixia a la economía venezolana, no como
una acción suicida que les prive de ingresos o el acceso a materias primas por
un solo día, porque ellos han construido los canales y mecanismos para que aún
en situaciones forzadas como esta, los intereses del capital trasnacional no se
vean afectados.
Cuando EEUU incrementa el volumen del bloqueo y las
sanciones lanza al país a los brazos de empresas chinas y rusas que se
presentan como alternativas, cuando en realidad una buena parte de su capital
es “mixto” y sus ganancias terminan alimentando la economía gringa.
En la medida que se incrementan las sanciones y los
efectos del bloqueo a Venezuela, el país se ve forzado a entregar más y más de
sus reservas estratégicas de minerales, vendiéndolas a futuro a precios soñados
hace solo una década por el capital trasnacional. Es decir, el bloqueo le
resulta funcional al capital trasnacional, incluido el norteamericano al que
representa el Sr. Trump. Por ello, se aleja momentáneamente el fantasma de la
invasión, porque esta echaría a perder la compra acelerada de un país a precio
de barajitas, que le permite al capital trasnacional apropiarse de las materias
primas que mueven la economía global. El bloqueo es una estrategia del capital
trasnacional, mientras la izquierda y la dirección política bolivariana piensa
en tiempos de contradicciones inter imperialistas a la usanza de comienzos del
siglo XX. Un pequeño problema de desubicación temporal de casi un siglo.
Por otra parte, el proceso de deterioro de la
situación económica y política del país, posibilita la construcción de
representaciones políticas que le sean fieles al capital trasnacional y rompan
con la dependencia y el proteccionismo del Estado que caracterizó al
surgimiento de las viejas y nuevas burguesías venezolanas. El bloqueo es la
operación del capital trasnacional para producir la neocolonización del nuevo
imperio trasnacional sobre el territorio venezolano.
Las reuniones de las potencias imperialistas
Apenas fracasa el Golpe de Guidó&López, es
decir de la fracción política del capital trasnacional, todas las instancias
del capital multinacional se mueven. Se reúne de emergencia el grupo de
contacto de la Unión Europea, Putin y Trump conversan largamente y en privado,
el Primer Ministro Canadiense habla por teléfono con el presidente cubano
Miguel Díaz Canel y el canciller ruso Larov convoca al canciller venezolano a
una reunión de emergencia en Moscú. Queda en evidencia la preocupación del
capital trasnacional respecto a lo que ocurre en Venezuela.
Al final de la cita en Moscú, se produce una rueda
de prensa que mantiene toda la verborrea anti invasión, mientras se anuncia un
incremento de la presencia rusa en Venezuela, no solo en el plano militar (que
ya es pérdida de soberanía) sino en otras áreas estratégicas que no se precisan
a que se refieren, las cuales seguramente serán de los servicios y la
extracción de materias primas.
El capital trasnacional sigue usando cada vuelta de
tuerca de la crisis venezolana, para afianzar su desangre, repito a precios y
en condiciones de negociación imposibles alcanzarla de otra forma.
Venezuela asiste a estas reuniones con una
ingenuidad propia de quien es asesorado por analistas de una izquierda que no
ha salido del marco económico global que antecedió a las dos guerras mundiales
del siglo XX. La prestigiosa diplomacia cubana sabe que ese es el juego, pero
no lo devela porque es funcional al goteo de recursos del capital trasnacional
que comienza a llegar a la isla como parte del intento de replicar allí, “un
país, dos sistemas”. El canciller venezolano Jorge Arreaza asiste a las
reuniones de Moscú precedido de una campaña que hace ver este encuentro como
propio de una reedición de la guerra fría, lo cual cuando menos da risa con
tristeza.
EEUU responde rápidamente, manteniendo la tensión y
forzando de hecho, el definitivo desembarco del capital trasnacional en
Venezuela, en formato ruso, chino y turco, algo que había resultado imposible
desde la crisis abierta en 1983. Las representaciones de las burguesías
venezolanas y esta misma, no tuvieron la disposición ni la capacidad para
transformarse e ingresar a la disputa económica mundial permitiendo el
desembarco del capital trasnacional. Algo que ahora está logrando esta crisis
del bloqueo económico a Venezuela. Los EEUU y el capital trasnacional ganan con
el bloqueo y la dirigencia venezolana no termina de entender lo que pasa.
Los anuncios de un nuevo esquema de designación del
valor del cambio
El 6 de mayo de 2019 se anuncia que la banca
privada de Venezuela podrá comprar y vender dólares a la tasa que considere
pertinente. Esta es una declaración de abandono de la capacidad del Banco
Central para controlar el mercado de divisas. ¿Por qué ocurre? Porque es una
forma de capturar las divisas existentes en la calle, cada vez más crecientes
producto de una economía dolarizada con ingresos no formales de las remesas que
envían los inmigrantes desde el exterior a sus familiares y de una presencia
cada vez más notoria de capitalistas extranjeros, quienes negocian y comercian
en el propio país con divisas extranjeras, para protegerse de la devaluación
galopante de más de un millón por ciento anual.
Los anuncios en este sentido, parecieran orientarse
a las presiones derivadas de la dinámica que viene tomando el capital
trasnacional en la economía venezolana. Esperemos que dentro de unos meses no
estemos hablando de que es la Banca privada la culpable de la híper inflación.
¿Que podemos esperar?
Malas noticias y oscuros presagios parecieran
derivarse de los hechos del 30 de abril de 2019. A mi juicio:
1. El golpe de Estado no se ha terminado de
desactivar;
2. Si se desactiva por enfriamiento, la negociación
es en tres niveles. El primero, produciendo un desembarco no declarado del
capital trasnacional vía Rusia y China, asociadas a los intereses
norteamericanos; segundo, revitalizando políticamente a Guaidó o promoviendo
una nueva figura de representación política del capital trasnacional. Tercero,
iniciando la disolución de las representaciones políticas de la vieja
burguesía, que aparecen como “culpa” del Chavismo. Es un ajedrez bien
calculado.
3. Si llegara a triunfar la conspiración y el
proceso bolivariano fuera desplazado del gobierno, es previsible un reformateo
de todas las representaciones políticas burguesas, es decir el surgimiento de
“nuevos liderazgos” fabricados por el capital trasnacional y las naciones
imperialistas. Los partidos de derecha sin saberlo cavan su propia tumba;
4. El sueño de algunos políticos de izquierdas,
respecto a una salida negociada que les permitiera sobrevivir políticamente, no
tienen mayores posibilidades reales de concretarse. De imponerse un gobierno
burgués en Venezuela, asociado al capital trasnacional (EEUU, UE, Rusia, China,
Canadá, Turquía), el cambio político sería absolutamente radical:
5. La política del capital trasnacional es lograr
una transición política que abra paso a un gobierno provisional que instale un
gobierno burgués de nuevo tipo en Venezuela;
La opción del bloqueo económico puede ser más
eficiente, rápido y políticamente justificable que una invasión, para lograr la
resolución de la crisis abierta en 1983 y conformar el primer gobierno burgués
de capital trasnacional en Venezuela.
Alternativas de coyuntura
No pretendo que un artículo para el debate de la
coyuntura contenga las consignas y las definiciones tácticas. Pero tampoco
sería correcto culminarlo si reivindicar la esperanza que seguimos teniendo
sobre las posibilidades de darle vuelta y un revolcón a la política del capital
trasnacional en nuestro país. Por ello, algunas de las tareas centrales
parecieran referirse a
1. Acordar un debate abierto entre los
revolucionarios, los anticapitalistas venezolanos, que nos permite entender más
allá de los signos superficiales lo que está ocurriendo;
2. Vincular esos debates a las luchas anti
burocráticas y por los derechos básicos que se están levantando en todo el
país;
3. proponer la construcción de una red de
organizaciones revolucionarias que permita articular el trabajo que cada uno
estamos haciendo de manera aislada. No se trata de crear un frente común no de
elaborar el programa mínimo, sino sumergirnos en la fragua con conocimiento y
voluntad;
4. Trabajar por propuestas anti capitalistas y de
control popular a los precios, el abastecimiento y distribución de los
alimentos y productos de primera necesidad;
5. Construir con los y las trabajadoras un plan de
recuperación de las empresas que permita activar la producción nacional, sin
que ello sea una forma encubierta de proteger a la burguesía nacional ni al
capital trasnacional. Reactivación desde la lógica de la conciencia de clases
sobre el trabajo;
6. Abrir un debate sobre el modo revolucionario de
gobernar y la urgencia de los cambios que se requieren para romper con la
lógica burocrática que facilita la reestructuración capitalista de la actual
crisis. En los próximos días formularemos algunas ideas al respecto;
7. Retomar la iniciativa de las propuestas
socialistas para salir de la crisis
Notas
El Autor
es Analista político y
militante del chavismo revolucionario de base. normanantonioboscan2030@gmail.com
[ii] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=253429&titular=despu%E9s-del-23f.-claves-para-entender-lo-que-pasa-en-venezuela-
[iv] Cuando Chávez inicia su carrera
militar tenía cara de Tribilin, el personaje de las tiras cómicas
[v] Adeco es el denominativo de los
militantes del viejo partido policlasista Acción Democrática (AD)
[vi] http://www.tsj.gob.ve/-/sala-plena-del-tsj-decidio-comprometer-la-responsabilidad-del-diputado-edgar-zambrano-en-la-comision-flagrante-de-delitos
[vii] La Causa R nació en los setenta
como un proyecto político liderado por el revolucionario Alfredo Maneiro. La
temprana muerte de su fundador dejó en la deriva ideológica a la organización,
que aún con la R al revés, seguía siendo identificada en los ochenta y noventa
como un partido de izquierda. En las elecciones de 1993 Andrés Velásquez su
líder después de la muerte de Maneiro, negoció el robo de la elección
presidencial a la que todos le daban por ganador. Desde un inicio se negó a
apoyar a Chávez y en los últimos veinte años ha venido derivando en un partido
centrista que forma frente en común con la ultraderechista María Corina
Machado, oligarca de origen, y una de las figuras de construcción de la
representación política del capital trasnacional en Venezuela.
[viii] Desde mi punto de vista, la
judialización de la dirigencia de la Causa R contribuirá a su definición como
parte integrante del bloque que puja por la construcción de una representación
política del capital trasnacional
[ix] FANB: Fuerza Armada Nacional
Bolivariana
[x] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=253429&titular=despu%E9s-del-23f.-claves-para-entender-lo-que-pasa-en-venezuela-
[xi] https://www.lafm.com.co/internacional/carta-de-manuel-ricardo-cristopher-destituido-por-maduro-como-director-del-sebin
[xii] https://www.lafm.com.co/internacional/carta-de-manuel-ricardo-cristopher-destituido-por-maduro-como-director-del-sebin
[xiii] https://es.panampost.com/efe-panampost/2019/05/01/eeuu-los-que-estaban-negociando-la-salida-de-maduro-apagaron-su-celular/?cn-reloaded=1
[xiv] https://cnnespanol.cnn.com/video/john-bolton-maduro-padrino-escorpiones-botella-confianza-venezuela-pkg-digital/
[xvi] Expresión venezolana que trata de
hacer una analogía con el pez baboso, al cual es muy difícil atraparlo porque
se escapa entre las manos por su piel muy lisa y húmeda.