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Gravísima denuncia contra el gobierno de Iván Duque


La cara más criminal del uribismo vuelve a salir a la luz en Colombia como hace 11 años atrás, cuando aparecieron los cuerpos de 19 jóvenes asesinados por el Ejército y reportados falsamente como guerrilleros muertos en combate. Estos casos, denominados popularmente como “falsos positivos”, se multiplicaron por miles durante el gobierno de Álvaro Uribe.

Este fin de semana el diario estadounidense The New York Times denunció que el comandante del ejército colombiano, Nicacio Martínez Espinel, ordenó a sus tropas duplicar la cantidad de “bajas” y capturas de guerrilleros y grupos irregulares. Lo hizo a sabiendas de que aumentarán las muertes de civiles, “según consta en órdenes escritas y entrevistas con altos oficiales”, se lee en el artículo.

A comienzos de este año, generales y coroneles recibieron la orden de intensificar la guerra interna, pese a que el Gobierno debía cumplir los compromisos de paz y trabajar para ese objetivo. Además, las brigadas militares son obligadas mediante sanciones a reportar acciones de combate y realizar operaciones.

Esta misma presión de reportar avances en el conflicto armado interno contra las guerrillas, sumado a un sistema de recompensas económicas por la cantidad de bajas en combate provocadas, es la que generó y multiplicó los casos de “falsos positivos”. Miembros del ejército comenzaron a asesinar campesinos y a secuestrar jóvenes de barrios pobres para asesinarlos y reportarlos como guerrilleros muertos.

Claves del artículo

Según el artículo en The New York Times, se ordenó por escrito a los soldados que no “exijan perfección” en sus ataques y que los realicen si la probabilidad de que los objetivos sean correctos llega a 60%. Esto “ya ha ocasionado muertes sospechosas o innecesarias”, afirma el medio estadounidense.

La conclusión es evidente: el gobierno de Iván Duque rechaza los acuerdos de paz y quiere más guerra en Colombia, aún a costas de provocar más muertes de civiles y promover nuevos “falsos positivos”. Es la política militar uribista de la década pasada, aunque según el artículo ahora “las nuevas órdenes han generado incomodidad entre los militares”. “Este año ha comenzado a surgir un patrón de asesinatos sospechosos y encubrimientos”, agrega el artículo.

Otro párrafo del artículo es elocuente. Se lee: “En una reunión relatada por uno de los oficiales, un general ordenó a los comandantes ‘hacer lo que sea’ para mejorar sus resultados, incluso si eso significaba ‘aliarse’ con grupos criminales armados para obtener información sobre objetivos, una estrategia de dividir y conquistar”.

Como se hacía durante el gobierno de Uribe, ahora los soldados que matan a más “enemigos en combate” acceden a más beneficios. Para retomar estas prácticas ilegales, Duque removió a la cúpula del ejército y reaparecieron oficiales acusados de graves crímenes y violaciones a los derechos humanos. Uno de ellos es el propio comandante del ejército, que fue el que ordenó duplicar los resultados de las operaciones