Borís Kagarlitsky / Teórico Marxista Ruso
Por Ángel Ferrero
Borís Kagarlitsky (Moscú, 1958) es uno
de los intelectuales de referencia de la izquierda rusa. El director del
Instituto de la Globalización y los Movimientos Sociales (IGSO), con sede en
Moscú, autor de quince libros sobre historia y política, habla con CTXT sobre
las siempre espinosas relaciones entre Europa y Rusia.
Rusia ha estado muy presente durante esta legislatura del
Parlamento Europeo: Ucrania, Crimea, Donbás, Siria, Nord Stream 2... Ya sabemos
cómo la mayoría de los políticos europeos ve a Rusia, pero ¿cómo ven los rusos
–políticos y no políticos por igual– a la Unión Europea?
LOS RUSOS ESTÁN
MENOS INTERESADOS EN LA UNIÓN EUROPEA DE LO QUE LOS POLÍTICOS OCCIDENTALES
ESTÁN CON RUSIA
Los rusos
están menos interesados en la Unión Europea de lo que los políticos
occidentales están con Rusia. Hay, de hecho, similitudes: en ambos países las
élites utilizan una amenaza externa (rusa u occidental) para alejar el debate
de cuestiones internas realmente importantes (desempleo, pensiones, trabajo,
etcétera). Sin embargo, cada vez funciona menos en Occidente y parece que ya ha
dejado de funcionar en Rusia. En cuanto a la Unión Europea, incluso la
propaganda oficial del Kremlin presenta a EE.UU. como el enemigo principal. Así
que la Unión Europea no es vista como una amenaza. A veces la televisión
gubernamental habla de los tipos malos en Londres o Berlín. Bruselas ocupa la
última posición en la agenda.
¿Qué piensa de la política comunitaria hacia Rusia? ¿Qué se
ha hecho mal hasta la fecha?
No creo que
la UE tenga una política exterior excepto la de seguir las decisiones tomadas
en Washington. La mayoría de decisiones fueron tomadas durante la
administración Obama y ahora la administración Trump no tiene las ideas o los
medios para tomar otras nuevas. Tampoco tiempo. Modificar una política es
arriesgado y Rusia no es su prioridad, no importa lo que diga la propaganda.
Así que se impone la inercia. Lo mismo es incluso más cierto en el caso de la
Unión Europea.
En los últimos cuatro años hemos visto repetidas llamadas a
“contrarrestar la propaganda rusa”. ¿Se exageran las amenazas de supuestas
injerencias rusas?
El Gobierno
ruso no puede ni siquiera controlar su propio proceso de toma de decisiones, que
ahora mismo se encuentra en manos de varios grupos rivales en liza los unos
contra los otros tanto en el Kremlin como en la administración. Difícilmente
puedo imaginarme a esta gente siendo capaz de influir a alguien o en algo. La
única cuestión de importancia que les preocupa es cuánto dinero serán capaz de
robar la semana que viene o el mes que viene. Toda esta historia sobre la
propaganda rusa es un sinsentido, una manera de encubrir el fracaso de las
actuales élites occidentales en su intento por controlar los medios de
comunicación locales.
En la izquierda europea hay quien apoya de manera más o
menos abierta la posición de Bruselas, alegando las políticas de Rusia hacia
las minorías o el conservadurismo del Kremlin. ¿Qué opina la izquierda rusa de este
tipo de izquierda europea?
Muchos
sectores de la actual izquierda occidental son inútiles políticamente. Su
posición sobre Rusia no procede de ningún tipo de análisis de clase ni siquiera
de cualquier tipo de análisis sin más. No les interesa lo que realmente ocurre
aquí, qué luchas se están librando (como la lucha contra la reforma de
pensiones o los intentos por reagrupar a la izquierda para resistir los planes
de austeridad) porque, en realidad, no les interesan los conflictos sociales ni
las luchas que se libran en sus propios países. Lo único que les interesa es el
discurso.
Ahora que hablamos de
la oposición en Rusia, la mayoría de medios occidentales, incluyendo los
supuestamente progresistas, tienden a centrarse en Navalni o Pussy Riot, pero
no explican nada de, pongamos por caso, Serguéi Udaltsov o el Frente de
Izquierdas. ¿Por qué se mantiene este sesgo? ¿Cuál es la situación actual de la
izquierda rusa?
MUCHOS SECTORES
DE LA ACTUAL IZQUIERDA OCCIDENTAL SON INÚTILES POLÍTICAMENTE. SU POSICIÓN SOBRE
RUSIA NO PROCEDE DE NINGÚN TIPO DE ANÁLISIS DE CLASE NI SIQUIERA DE CUALQUIER
TIPO DE ANÁLISIS
El Frente de
Izquierda es solamente una parte del movimiento y en este momento ya no es tan
importante. Se puede comprender que no se siga a la izquierda rusa porque a
nivel político ahora mismo es muy débil. ¿Por qué alguien habría seguido las
actividades de un senador de Vermont llamado Bernie Sanders en 2014? ¿Cuál era
la razón exacta para prestar una atención especial a un diputado llamado Jeremy
Corbin en el Parlamento Británico en 2012? No hay nada en Rusia que seguir. Una
vez cambie la situación sobre el terreno, tendréis que seguirnos. Entonces os
explicaremos qué os habéis perdido y por qué.
En el próximo Parlamento Europeo se espera que los partidos
a la derecha del Partido Popular Europeo (EPP) obtengan avances importantes e
incluso que sean decisivos en la toma de algunas decisiones. Algunos de estos
partidos, como la Reagrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen o la Liga Norte
de Matteo Salvini, han expresado sus simpatías hacia el Kremlin y defienden una
mejora de las relaciones con Moscú. ¿Podrían estos partidos influir en la
política de Bruselas hacia Rusia o cree que organizaciones como la OTAN las
forzarán a mantener el curso actual?
No creo que
el Parlamento Europeo tenga ninguna importancia. Pero será interesante ver cómo
el establishment occidental
reaccionará al encogimiento del apoyo popular a los partidos mayoritarios. Nada
de esto tiene que ver con la UE y Rusia. Tiene que ver con Macron y con los
chalecos amarillos. Ésas son las cosas que realmente importan.
La retirada de Washington y Moscú del Tratado INF parece
ser un nuevo paso en el deterioro de las relaciones entre Rusia y Occidente,
que algunos comentaristas han descrito como una "nueva guerra fría".
¿Existe esta "nueva guerra fría"? Si existe, ¿cuál es el papel de la
UE en ella?
No puede
haber una nueva guerra fría porque ya no existe la Unión Soviética. No hay
ninguna alternativa al sistema capitalista representado por un tipo diferente
de estado. Para bien o para mal, el capitalismo derrotó a la URSS y ahora
domina Europa por entero. Rusia o Alemania, Ucrania o Portugal, todos son ahora
parte del mismo sistema.