Por Thierry
Meyssan
Los acontecimientos en Venezuela y la agravación de la tensión entre Estados Unidos e Irán son presentados de manera engañosa en la prensa estadounidense. Las declaraciones contradictorias de las partes hacen los hechos aún más incomprensibles para el público. Se impone la necesidad de profundizar el análisis, después de verificar los hechos e integrando la oposición entre las diferentes tendencias políticas existentes en esos países.
Redistribución
de las cartas entre la Casa Blanca y el Pentágono
Las elecciones parlamentarias
estadounidenses del 6 de noviembre de 2018 privaron al presidente Donald
Trump de la mayoría republicana que lo respaldaba en la Cámara de
Representantes. El Partido Demócrata planteaba entonces la destitución
del inquilino de la Casa Blanca como algo inevitable.
Por supuesto, Donald Trump no había
hecho nada que justificara tal medida. Pero un ambiente de enfrentamiento
histérico oponía a los dos componentes de Estados Unidos, exactamente como
en tiempos de la Guerra de Secesión [1]. Hacía 2 años que los
partidarios de la globalización económica seguían la llamada «trama rusa»
y esperaban que el fiscal independiente Robert Mueller demostrara que
el presidente Trump había incurrido en el delito de alta traición.
Robert Mueller siempre había hecho
prevalecer los intereses del Estado federal estadounidense sobre la Verdad y
el Derecho. En el momento del atentado de Lockerbie, perpetrado en 1988,
fue Robert Mueller quien inventó la «pista libia», basándose
en una evidencia que la justicia escocesa invalidó
posteriormente [2]. Fue también Robert Mueller
quien afirmó, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que
19 terroristas musulmanes habían secuestrado 3 aviones de pasajeros,
a pesar de que en las listas de pasajeros no aparecían
los nombres de ninguno de aquellos terroristas [3]. Sus conclusiones
sobre la «trama rusa» se sabían desde antes de que iniciara
su famosa investigación.
Así que Donald Trump negoció su
supervivencia política con el Estado Profundo [4]. No tenía otra opción.
Y las partes decidieron que se aplicara el plan
Rumsfeld-Cebrowski [5], a condición de que
Estados Unidos no se viese implicado en una gran guerra.
A cambio de ello, el fiscal independiente Robert Mueller cambió de
casaca y eximió al presidente Trump de las acusaciones de traición [6].
Los halcones aprovecharon la oportunidad
para imponer el regreso de los neoconservadores. Ese grupúsculo
trotskista neoyorquino, conformado alrededor del American Jewish Committee
(AJC), había sido reclutado en el pasado por el presidente Ronald Reagan
y transformó el ideal de la «revolución mundial» convirtiéndolo en el
principio del «imperialismo estadounidense mundial». A partir
de entonces, los neoconservadores –hoy republicanos y mañana
demócratas– participaron en todas las administraciones estadounidenses,
sin importar la tendencia política del inquilino de la Casa Blanca.
La única excepción había sido –hasta ahora– la administración Trump,
que sin embargo no había expulsado a los neoconservadores de las
agencias de las agencias cuyo control se les había entregado: la National
Endowment for Democracy(NED) y el United States Intitute of
Peace (USIP).
Fue así como, el 25 de enero
de 2019, el expediente de Venezuela en el Departamento de Estado
cayó en manos de Elliot Abrams, cuyo nombre ha estado asociado a
todo tipo de mentiras de Estado y de sucias manipulaciones [7]. Este personaje fue uno de
los arquitectos de la operación Irán-Contras, en 1981-1985, y de la
guerra contra Irak, en 2003. Desde que se le puso a cargo
del tema venezolano, Elliot Abrams ha venido trabajando con el mando militar
de Estados Unidos para Latinoamérica (el SouthCom, que los
latinoamericanos designan como el “Comando Sur”) con vista a
derrocar al presidente constitucionalmente electo de Venezuela, Nicolás Maduro.
Nosotros conocemos tanto la estrategia
Rumsfeld-Cebrowski –por haber visto durante 15 años su aplicación en el
Gran Medio Oriente– como la versión que de ella hace el
Comando Sur [8] en un documento del 23 de
febrero de 2018 redactado por el almirante Kurt Tidd, documento que la
periodista y escritora argentina Stella Calloni reveló en mayo de 2018 [9]. Lo que está
sucediendo en Venezuela corresponde claramente a la aplicación de la “versión
SouthCom” de la estrategia Rumsfeld-Cebrowski.
El
fracaso de Estados Unidos en Venezuela
El fiasco de la operación estadounidense
contra Venezuela, con el descubrimiento de la traición del general Manuel
Ricardo Cristopher Figuera, jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia
Nacional (SEBIN), y el fracaso de la intentona golpista que ese general
improvisó precipitadamente el 30 de abril, ante la inminencia de
su arresto, demuestra la poca preparación del Comando Sur, o
más bien su desconocimiento de la sociedad venezolana. El aparato
de Estado estadounidense, a pesar de haber tenido por delante
todo un semestre, no ha sido capaz de hacer trabajar juntas a sus
diferentes agencias y a las personas que tiene en el terreno. Mientras que,
a pesar de la desorganización del país, la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana (FANB) mostró estar dispuesta a defenderlo.
El reconocimiento anticipado que
Washington, los países miembros del Grupo de Lima (con excepción de
México) y los aliados europeos de Estados Unidos se apresuraron
a conceder a Juan Guaidó como presidente de Venezuela en lugar de Nicolás
Maduro, hunde al bando estadounidense en una serie de problemas insolubles.
España fue el primer país en inquietarse al verse privado de un
interlocutor con quien tratar los problemas de los venezolanos residentes
en suelo español y de los numerosos españoles que residen
en Venezuela. Nunca antes, ni siquiera en tiempo de
guerra, hubo un país que se negara a reconocer la legitimidad de un
presidente constitucionalmente electo ni a reconocer su administración.
En pocas semanas, Washington robó una
parte fundamental de los activos venezolanos en el extranjero [10], exactamente como
lo había hecho en 2003 contra el Tesoro iraquí, en 2005 contra
el Tesoro iraní y en 2011 contra el Tesoro libio. Exceptuando a los
iraníes, después de la firma del acuerdo 5+1 (JCPOA), los pueblos
propietarios de esos fondos nunca han logrado recuperarlos.
Los gobiernos de Irak y Libia fueron derrocados y sus sucesores han
tenido especial cuidado en no llevar la cuestión ante
ningun tribunal. Pero la República Bolivariana de Venezuela sí ha
reclamado sus derechos y Estados Unidos se ve ahora en una postura
muy difícil de justificar.
A menor escala, será interesante ver
cómo va a manejar Washington el problema de la embajada de Venezuela en la
capital estadounidense. Después de la ruptura de relaciones diplomáticas entre
la República Bolivariana y Estados Unidos, miembros de varios grupos
pacifistas –legalmente autorizados por el gobierno legítimo de Venezuela–
se instalaron en la sede de la embajada venezolana en Washington
para impedir que el edificio fuese ocupado por el “representante” del
presidente autoproclamado Juan Guaidó. Aunque las autoridades
estadounidenses les cortaron la luz y el agua,
los defensores de la embajada se mantuvieron firmes. Cuando
los partidarios de Guaidó cercaron el edificio y comenzaron a impedir
que los defensores recibieran comida del exterior, el pastor
afroestadounidense Jesse Jackson acudió personalmente a la embajada para
entregar a los defensores alimentos y botellas de agua. Finalmente, agentes
del Servicio Secreto estadounidense penetraron ilegalmente en la embajada y
arrestaron a las últimas 4 personas que la defendían… pero ahora
Washington no sabe cómo justificar sus propias acciones, violatorias de
la Convención de Viena sobre las sedes diplomáticas.
Desviando
la atención hacia el tema de Irán
A esas alturas del partido, el
presidente Donald Trump recordó a sus subalternos las reglas del juego:
luz verde para derrocar a Maduro… pero no para meter a
Estados Unidos en una guerra clásica. El presidente Trump es un
jacksoniano; su consejero para la seguridad nacional, John Bolton, es un
excepcionalista [11]; Elliot Abrams, quien en
otros tiempos hizo campaña contra ellos y hoy está a cargo de la
cuestión de Venezuela en la administración Trump, es un neoconservador.
Así que tenemos tratando de trabajar juntos a tres hombres que
representan tres ideologías diferentes que no existen en ningún otro
país –exceptuando a Israel, que tiene sus propios neoconservadores.
Obviamente, es un equipo que no puede funcionar.
En un esfuerzo por desviar la atención
del fracaso sufrido en Venezuela, el Estado Profundo ha iniciado una
operación tendiente a dirigir los proyectores mediáticos hacia Irán para salvar
a Elliot Abrams y tratar de deshacerse de John Bolton. Ahora la prensa
estadounidense cubre a Abrams mientras responsabiliza a Bolton [12].
Por su parte, al ver que hay una brecha
entre el Pentágono y la Casa Blanca, los demócratas acaban de retomar la
llevada y traída «trama rusa», o sea la supuesta
injerencia rusa en la elección presidencial estadounidense de 2017,
concentrándose ahora en Donald Trump Jr., el hijo major del
presidente.
El caso de Irán es muy diferente del
caso de Venezuela.
En Venezuela, Estados Unidos
orquestó desde 2002 numerosas operaciones contra el modelo bolivariano,
tratando de destruir su prestigio en Latinoamérica, pero sólo comenzó a actuar
directamente contra el pueblo desde hace un año.
El pueblo iraní, por su parte, ha tenido
que enfrentar los embates del colonialismo desde principios del siglo XX.
Bajo la ocupación británica, durante la Primera Guerra Mundial,
el hambre y las enfermedades costaron la vida a 8 millones de
iraníes [13]. El derrocamiento
del primer ministro Mohammad Mossadegh, organizado conjuntamente por
Estados Unidos y el Reino Unido, en 1953, y su sustitución por el
general pronazi Fazlollah Zahedi, quien impuso a los iraníes la sangrienta
represión de la SAVAK –la policía política iraní de aquella época– son hechos
ampliamente conocidos.
Después de la Revolución del imam
Khomeini, la detención de los agentes de la CIA sorprendidos in fraganti en
una cámara secreta de la embajada de Estados Unidos en Teherán fue
presentada en Occidente como una «toma de diplomáticos
como rehenes» (1979-81), a pesar de que Estados Unidos
nunca presentó el caso a la justicia internacional y de que
dos marines liberados confirmaron la versión iraní de lo sucedido.
En 1980, las potencias occidentales empujaron Irak a entrar
en guerra contra Irán, vendieron armamento a ambos países para
garantizar que sus pueblos se mataran entre sí y más tarde
lucharon junto a los iraquíes, cuando estos últimos ya llevaban las de
perder. Un portaviones francés llegó a participar en los combates
sin que la opinión pública francesa fuese informada de ello.
Aquella guerra costó 600 000 vidas al pueblo iraní. En 1988,
el ejército de Estados Unidos derribó un avión de pasajeros de la línea
Iran Air, con saldo de 290 víctimas civiles, sin que Washington
presentara nunca algún tipo de excusa a la República Islámica.
Hoy en día, sin entrar a mencionar
lo absurdo de las durísimas sanciones adoptadas contra Irán,
Estados Unidos e Israel afirman que Teherán sigue trabajando en un
programa nuclear que fue iniciado –con ayuda de Occidente– en la época del
shah Mohamed Reza Pahlevi. Sin embargo, los documentos más recientes
publicados por el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu muestran que
tales acusaciones son fruto de una extrapolación. Los Guardianes de la
Revolución iraníes no buscaban más que fabricar un generador de onda
de choque [14] que, aunque podría entrar
en la composición de una bomba, no constituye por sí mismo un arma
de destrucción masiva.
Es en ese contexto que Irán anunció su
decisión de poner fin a la aplicación de una cláusula del acuerdo JCPOA
sobre su programa nuclear, decisión que está en todo su derecho de tomar
dado el hecho que un firmante de ese acuerdo –Estados Unidos–
no está respetando las obligaciones que había contraído. Además, Irán dio
a la Unión Europea un plazo de 2 meses para que le comunique si
tiene o no intenciones de respetar sus obligaciones. En medio de esa
situación, una agencia de inteligencia de Estados Unidos emitió una
alerta según la cual una nota del Guía Supremo iraní, el ayatola Ali
Khamenei, supuestamente hace pensar que hay preparativos para la realización
de atentados contra los diplomáticos estadounidenses en Bagdad y
en Erbil, capital del Kurdistán iraquí.
Seguidamente, y supuestamente como
respuesta,
1. Washington envió al Golfo Pérsico el grupo aeronaval encabezado por el portaviones USS Abraham Lincoln y retiró de Irak su personal diplomático no indispensable.
2. Arabia Saudita, que acusa a Irán de haber cometido sabotajes contra sus instalaciones petroleras, llama a Washington a iniciar un ataque contra la República Islámica; Bahréin exhortó a sus nacionales a salir inmediatamente de Irán e Irak y ExxonMobil retiró su personal del emplazamiento petrolífero iraquí West Qurna 1.
3. El general Kenneth McKenzie Jr., comandante del CentCom (el mando de las tropas estadounidenses en el Medio Oriente), solicitó refuerzos al Pentágono.
4. El New York Times dio a conocer un plan de invasión de Irán con una fuerza de 120 000 efectivos estadounidenses, inmediatamente desmentido por Donald Trump, quien además propuso a Teherán la apertura de conversaciones.
1. Washington envió al Golfo Pérsico el grupo aeronaval encabezado por el portaviones USS Abraham Lincoln y retiró de Irak su personal diplomático no indispensable.
2. Arabia Saudita, que acusa a Irán de haber cometido sabotajes contra sus instalaciones petroleras, llama a Washington a iniciar un ataque contra la República Islámica; Bahréin exhortó a sus nacionales a salir inmediatamente de Irán e Irak y ExxonMobil retiró su personal del emplazamiento petrolífero iraquí West Qurna 1.
3. El general Kenneth McKenzie Jr., comandante del CentCom (el mando de las tropas estadounidenses en el Medio Oriente), solicitó refuerzos al Pentágono.
4. El New York Times dio a conocer un plan de invasión de Irán con una fuerza de 120 000 efectivos estadounidenses, inmediatamente desmentido por Donald Trump, quien además propuso a Teherán la apertura de conversaciones.
En todo lo anterior, no hay nada serio.
Contrariamente a las elucubraciones de
la prensa:
1. El informe de la inteligencia de Estados Unidos sobre un hipotético ataque contra diplomáticos estadounidenses se basa en una nota del Guía iraní Ali Khamenei. Pero los analistas estiman que esa nota puede ser interpretada de otra manera.
2. El grupo aeronaval estadounidense encabezado por el portaviones USS Abraham Lincoln no fue enviado al Golfo Pérsico como amenaza a Irán. El desplazamiento del grupo aeronaval estadounidense hasta esa región estaba previsto como parte de una serie de ensayos del sistema de combate naval Aegis. Un navío español, la fragata Méndez Núnez (F-104), que participaba en ese desplazamiento como integrante del grupo aeronaval estadounidense, se retiró de esa fuerza por orden del ministerio de Defensa de España, que se negó a meterse en el enredo del Golfo Pérsico. La fragata española no cruzó el Estrecho de Ormuz y se mantuvo en el Estrecho de Bab el-Mandeb [15].
3. La retirada del personal diplomático estadounidense en Irak es la continuación de la brusca retirada del personal diplomático de Estados Unidos en Afganistán, en marzo y abril [16]. Pero ese movimiento, que constituye de hecho una reorganización, no es un preludio de guerra sino más bien lo contrario ya que fue negociado con Rusia, sobre todo teniendo en cuenta que, sin el respaldo de las milicias iraquíes proiraníes, Estados Unidos perdería su base en el país.
1. El informe de la inteligencia de Estados Unidos sobre un hipotético ataque contra diplomáticos estadounidenses se basa en una nota del Guía iraní Ali Khamenei. Pero los analistas estiman que esa nota puede ser interpretada de otra manera.
2. El grupo aeronaval estadounidense encabezado por el portaviones USS Abraham Lincoln no fue enviado al Golfo Pérsico como amenaza a Irán. El desplazamiento del grupo aeronaval estadounidense hasta esa región estaba previsto como parte de una serie de ensayos del sistema de combate naval Aegis. Un navío español, la fragata Méndez Núnez (F-104), que participaba en ese desplazamiento como integrante del grupo aeronaval estadounidense, se retiró de esa fuerza por orden del ministerio de Defensa de España, que se negó a meterse en el enredo del Golfo Pérsico. La fragata española no cruzó el Estrecho de Ormuz y se mantuvo en el Estrecho de Bab el-Mandeb [15].
3. La retirada del personal diplomático estadounidense en Irak es la continuación de la brusca retirada del personal diplomático de Estados Unidos en Afganistán, en marzo y abril [16]. Pero ese movimiento, que constituye de hecho una reorganización, no es un preludio de guerra sino más bien lo contrario ya que fue negociado con Rusia, sobre todo teniendo en cuenta que, sin el respaldo de las milicias iraquíes proiraníes, Estados Unidos perdería su base en el país.
Por desgracia, el gobierno iraní rechaza
todo contacto con el presidente Trump y su equipo. Hay que tener
en mente que en sus tiempos de parlamentario, el hoy presidente iraní
Hassan Rohani fue el primer contacto de las potencias occidentales en el caso Irán-Contras.
El presidente Rohani conoce personalmente a Elliot Abrams.
Fue Rohani quien puso al Estado Profundo de Estados Unidos en
contacto con el ayatola Hachemi Rafsandyani –quien se convirtió en el
personaje más acaudalado de Irán gracias al tráfico de armas del Irán-Contras.
Estados Unidos devolvió el favor a Rohani favoreciendo su victoria en las
elecciones presidenciales frente a los seguidores del ex presidente
Mahmud Ahmadineyad, a quienes se les impidió participar en aquella
elección y cuyos principales miembros están hoy en la cárcel.
Con razón o sin ella, Rohani cree
erróneamente que si el presidente Trump sacó a Estados Unidos del acuerdo
nuclear con Irán fue para utilizar la ola de descontento popular que sacudió
Irán en diciembre de 2017 y con intenciones de derrocarlo a él. Rohani
también sigue creyendo que la Unión Europea favorece a su gobierno,
a pesar de que el Tratado de Maastricht y los posteriores tratados
europeos prohíben a Bruselas adoptar una actitud que no sea la que adopte
la OTAN. Es por eso que Rohani ha rechazado en dos ocasiones las
proposiciones de diálogo de la administración Trump y sigue esperando que los
globalistas regresen a la Casa Blanca.
Por supuesto, con tantos actores
interpretando papeles equivocados es imposible excluir la posibilidad de que
toda la farsa degenere en un incidente que provoque una guerra.
El hecho es que la Casa Blanca y el Kremlin se hablan.
Ni el secretario de Estado Mike Pompeo ni el ministro ruso de
Exteriores Serguei Lavrov desean dejarse arrastrar por la lógica bélica.
[1] «Estados
Unidos, ¿se reforma o se desgarra?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
26 de octubre de 2016.
[2] «Lockerbie:
hacia una reapertura de la investigación», Red Voltaire,
1º de septiembre de 2005; y «L’AFP
réécrit l’affaire de Lockerbie», Réseau Voltaire, 20 de
mayo de 2012.
[3] «Listes des passagers et membres d’équipage des quatre
avions détournés le 11 septembre 2001», Réseau Voltaire,
12 de septiembre de 2001.
[4] The American Deep
State: Big Money, Big Oil, and the Struggle for U.S. Democracy,
Peter Dale Scott, Rowman & Littlefield (2017). En español, El
Estado Profundo estadounidense: finanza, petróleo y guerra perpetua.
[5] «El
proyecto militar de Estados Unidos para el mundo», por Thierry
Meyssan, Haïti Liberté (Haití), Red Voltaire,
22 de agosto de 2017.
[6] Report
On The Investigation Into Russian Interference In The 2016 Presidential
Election, Special Counsel Robert S. Mueller III, marzo de 2019.
[7] «Elliot
Abrams, el “gladiador” convertido a la “política de Dios”», por
Thierry Meyssan, Red Voltaire, 24 de mayo de 2005.
[8] “Plan to overthrow the
Venezuelan Dictatorship – “Masterstroke””, Almirante
Kurt W. Tidd, Voltaire Network, 23 de febrero de 2018.
[9] «El
“Golpe Maestro” de Estados Unidos contra Venezuela (Documento del
Comando Sur)», por Stella Calloni, Red Voltaire,
9 de mayo de 2018.
[10] #Trump desbloquea
Venezuela, Gabinete de Ministros de Venezuela, 2019.
[11] «El
“excepcionalismo” de Estados Unidos destruye la ONU», por
Thierry Meyssan, Red Voltaire, 2 de abril de 2019.
[12] “White House Reviews
Military Plans Against Iran, in Echoes of Iraq War”,
Eric Schmitt y Julian E. Barnes, The New York Times, 13 de
mayo de 2009. “Trump, frustrated
by advisers, is not convinced the time is right to attack Iran”,
John Hudson, Shane Harris, Josh Dawsey y Anne Gearan, The Washington
Post, 15 de mayo de 2019.
[13] The Great Famine
and Genocide in Persia, 1917–1919, Majd, Mohammad
Gholi, University Press of America (2003).
[14] Shock Wave
Generator for Iran’s Nuclear Weapons Program: More than a Feasibility Study,
David Albright y Olli Heinonen, Fondation for the Defense of Democracies, 7 de
mayo de 2019. (PDF -
4.3 Mo)
[15] «España retira la fragata ‘Méndez Núñez’ del grupo de
combate de EE UU en el golfo Pérsico», Miguel González, El País,
14 de mayo de 2019.
[16] «Pekín,
Moscú y Washington se ponen de acuerdo en secreto sobre Afganistán», Red Voltaire,
26 de abril de 2019.