Saltan
de embajada en embajada escapando del pueblo
Por
Antonio Maira
Los delegados del Tío Sam en
Venezuela, Leopoldo López y Juan Guaidó, para resumir; corren de embajada en
embajada –Chile y finalmente España: ¡Qué vergüenza para esos dos gobiernos!-,
o se refugian en sus covachas de ricachones o bienpagados, para evitar un
regreso a la cárcel el primero; y el procesamiento por la Fiscalía de la
República el segundo.
Don Leopoldo se busca un
padre español al final del sainete tragicómico, y Don Juan recurre aterrorizado
a Tío Sam para explicar que solo ha habido golpe en caso de que lo detengan las
autoridades venezolanas (cuesta trabajo entenderlo). Uno, el golpista
saltamontes de siempre, hablo de D. Leopoldo, que pretendía alojarse a todo
lujo en la embajada chilena, como le exigía su mujer Lilian Tintori, la
encontró ocupada por otro delincuente más antiguo, y tuvo que alojarse en la de
España, en la que se ha quedado en espera de una petición de asilo favorable
(otra vergüenza posible pero descarada para un gobierno quisling),
o del rescate muy improbable de los marines.
Don Leopoldo se ha quedado
atrapado después de abandonar a sus compañeros de mascarada y al pueblo al que
quería “librar de un tirano”. Se equivocó de Día D y de Hora H.
Allí estaba solo y altivo, eso sí con un móvil en la mano, en un puente y con
varias ametralladoras bajo su mando. Hizo un pronunciamiento militar sin
militares. Una llamada al pueblo tras una algarada de guarimberos. Estaba a 200
metros del centro simbólico del fascismo militar (cuando lo hubo) y del
fascismo paramilitar en Venezuela (él era su jefe indiscutible desde hace
muchos años).
Otros, los comparsas menores
acabarán hacinados en la asimismo “dispuesta” embajada de Brasil (¡en algo
tendrá que colaborar Bolsonaro!), también a las órdenes del equipo
especializado en golpes sangrientos en América Latina y particularmente
dispuestos a repetirlos en Venezuela.
Los pocos militares que les
acompañaron en la intentona golpista, algunos engañados, pasarán también por los
tribunales de justicia. A ellos, traidores o traicionados, les caerá encima la
vergüenza y la justicia. A ellos, que no comparten aquello de ¡Leales siempre!
¡Traidores nunca!
La toma de La Carlota, primer
objetico estratégico, se convirtió en una fake news y más tarde,
con la desbandada y la disolución en humo del golpe, en una guarimba feroz, con
bombas incendiarias, honderos, navajas y barras de hierro, que fue reprimida
por la GNB con botes de humo y pequeñas cargas policiales.
En la plaza de Altamira
(antiguo símbolo de la rebelión militar contra Hugo Chaves, después del intento
de golpe de 1902-1903), no hubo ninguna congregación ni desfile ante las
cámaras, previamente instaladas, de militares golpistas, solo los gestos desesperados
de Guaidó (Don Juan) y López (Don Leopoldo), que rivalizaban en gestos de
bizarría e intrepidez mientras divulgaban pequeños vídeos de campo angosto,
hinchando pecho-manos al cinturón, animando a seguirles a multitudes
inexistentes.
Había cámaras para ambos:
primer plano para Don Leopoldo; segundo plano para Don Juan; primer plano para
don Juan, segundo plano para Don Leopoldo. Nadie ejercía la jefatura de un
golpe que en realidad estaba hecho para mover multitudes que no se movieron,
incorporarse a unidades militares que no se incorporaron. Ya iremos conociendo
los detalles a medida que los demuestren documentos e imágenes de los bravos y
bravas periodistas no comprometidas con Falsimedia.
Un pueblo en pie de guerra
contra oligarcas que han fabricado pequeños figurines guerreros en orden de
fuga, mientras se esconden en sus mansiones para vigilar la cólera del pueblo,
y preparan la escapada a sus hermosas residencias compradas en España o en
Miami. Sus familias ya están en Madrid (como el padre de D. Leopoldo) para
divulgar un relato nuevo que termine por 31 vez consecutiva con la caída del
presidente legítimo y constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro. Va para
largo.
Otra vez el golpe interno con
financiación exterior e intento de compra de mandos militares ha sido un
fracaso.
Estados Unidos intentará
mantener un bloqueo económico efectivo y cruel. La revolución bolivariana y el
Presidente Maduro extremarán en su esfuerzo para aumentar la producción
industrial.
Washington se esforzara por movilizar
mercenarios para combatir a las FANB, a su síndrome de las “bolsas negras” o
“síndrome de Vietnam”. Las fuerzas alternativas colombianas y brasileñas
representan muchos riesgos. Los mercenarios son muy caros y solo son efectivos
tras un demoledor bombardeo. Con eso llegamos a la guerra larga.
La
incorporación de Cuba a la guerra larga
En los últimos días los EEUU
ha incorporado a Cuba –y tal vez a Méjico, y otros países del Caribe-, al polo
de resistencia al sistema imperial de guerra definido en las doctrinas Monroe,
la del “Destino Manifiesto” y otras equivalentes. Las últimas vienen
puntualizadas y adaptadas en lo circunstancial en los Documentos sobre la
Seguridad Nacional de los EEUU, que eventualmente se dan a conocer
inmediatamente, o son clasificados eventualmente como “secretos” para ser
filtrados y divulgados también de manera rápida o más demorada; por partes o
completos según una estrategia definida de disuasión o de terror.
A Cuba, resistente desde hace
60 años, siempre dispuesta a apoyar con todas sus fuerzas a la revolución
bolivariana, los Estados Unidos la han colocado en la mira de su aparato
militar con la reinstauración de la Ley Helms-Burton, léase: la declaración de
bloqueo y guerra económica y financiera total.
El objetivo es aterrorizar
proclamando el poder indiscutible del aparato militar y tecnológico de
Washington, el poder indiscutible de su sistema económico y de sus principios
originales: la “libertad económica” y la “libre empresa”. Todo esto va
integrado por unas normas de comportamiento que sustituyen al derecho
internacional y a la soberanía de los estados.
En ese sentido ningún sistema
ideológico, en opinión de Washington, siempre que sea originario de los Estados
Unidos es obsoleto, aunque sean denominadas como tales todas las respuestas
históricas a esa intención de vasallaje continental que se inicia con la propia
independencia de los Estados Unidos.
Así que Washington sigue
denominando “patio trasero” a todos los países de América para definirlos como
propios y como correspondientes a la parte sucia de la casa grande: el patio,
objeto del desprecio, está lleno de cachivaches, animales varios y gallineros
alborotados a los que, de vez en cuando, se amenaza con la escoba, con el
látigo o con armas más contundentes. En cada uno de esos patios ordena y manda
un pequeño grupito de cipayos locales que se queda con uno o dos huevos de cada
gallina, una o dos espigas de cada lote de trigo, una parte mínima de las
rentas de cada explotación mineral, ya sea de cobre, estaño, hierro, aluminio,
diamantes, salitre, azúcar, algodón, etc. Por supuesto, oro y plata, desde los
inicios de la explotación realizada por el Imperio español siempre proclive a
recordar sus glorias y a ponerlas al servicio del nuevo imperio.
Cada país-rincón del patio
trasero aporta como colaboración a los principios de Libertad proclamados por
el Imperio de los EEUU, la obediencia de sus estados e instituciones, y la de
las Organizaciones continentales de Cooperación e integración como la OEA.
Si esta cooperación es
dudosa, Washington aparta a los disidentes de su “Ministerio de las colonias” y
forma, con los que quedan, un grupo especial de aliados de los que tiene el
apoyo asegurado. Contra Venezuela ha asegurado primero al Grupo de Lima y después
a la propia OEA, de la que ha salido con dignidad suprema Venezuela.
Los viajes de Mike Pompeo
cuando vuelve a aplicar varios títulos de la Ley Helms Burton están en la línea
de activar y reforzar el bloqueo a Cuba para integrar Cuba y Venezuela, en una
misma guerra económica y financiera y, por lo tanto, conducirlos al mismo
escenario de guerra integral. La respuesta del Gobierno revolucionario no se hizo
esperar.
Esto quiere decir que en el
ámbito estratégico el escenario de guerra se amplia y cambia por completo. Hay
que tener en cuenta que el diseño de la “guerra de todo un pueblo” tiene marca
y organización cubana.
Se fortalecen las dos
opciones que tiene la maldita guerra: la derrota de los EEUU o el desastre de
la guerra total global.
Desde mi enorme solidaridad,
mi insignificancia personal, aporto este análisis al esfuerzo colectivo.