Por Julia Killet
¿Qué
consejos daría hoy a la izquierda Rosa Luxemburg frente al desplazamiento
global a la derecha? Paul Frölich, camarada suyo y albacea de su herencia, se
hizo esta pregunta hace 79 años. En aquella época, Frölich vivía en el exilio
en París, tratando de ofrecer respuestas y soluciones al movimiento socialista
en los tiempos del nacionalsocialismo y el estalinismo en su biografía de Rosa
Luxemburg, Gedanke und
Tat, publicada en 1939 (y editada en inglés en 1940 con el título
de Rosa Luxemburg. Her
Life and Work).[1]
Paul Frölich[2] nació en Leipzig en 1884. Miembro del Partido Socialdemócrata de
Alemania, escribía para numerosos diarios socialdemócratas y se sumó en 1914 a
los “Bremer Linksradikale” (radicales de izquierda de Bremen). En 1919 fue
elegido miembro de su Comité Central y se convirtió más tarde en diputado del
Reichstag. Desde los años 20, buscó constantemente una política de frente unido
entre el Partido Comunista (KPD) y el SPD. Siguió con ello incluso cuando
dirigía el Partido Socialista de los Trabajadores (SAPD)[3] en
el exilio en París, junto a Jacob Walcher. Ambos apoyaban un Frente Popular
alemán, pero tenían diferencias fundamentales en su perspectiva política:[4]Frölich
criticaba a la Unión Soviética bajo Stalin[5] y se mostraba
contrario a sumarse a la guerra contra los nacionalsocialistas, mientras que
Walcher trataba de ver algo positivo en la URSS, pese a los juicios farsa de
Moscú y el Pacto Hitler-Stalin, y estaba a favor de apoyar la guerra
contra la Alemania nazi.
De vuelta a Rosa
Luxemburg en busca de respuestas
Su biografía Rosa Luxemburg. Gedanke und Tat la
publicó en 1939 Éditions Nouvelles Internationales, editorial en el exilio de
la “Internationaler Sozialistischer Kampfbund” (Liga Miltante Socialista
Internacional).[6] Pudo dedicarse a esa labor gracias al apoyo
financiero del editor de izquierdas Victor Gollancz, que publicó la biografía
en 1940 en Londres en su serie “Left Book Club Edition”. En un breve periodo de
tiempo la edición inglesa vendió 20.000 ejemplares.
Paul Frölich escribió la
biografía principalmente de memoria, pues había perdido importantes materiales
durante su fuga. Sin embargo, estaba familiarizado con los textos de Rosa
Luxemburg, por haberse encargado desde 1923 de la edición de sus obras
completas junto a Clara Zetkin y Adolf Warski a petición del KPD [el Partido
Comunista Alemán]. De los nueve volúmenes previstos, solo se publicaron tres.
Tras la expulsión de Paul Frölich del KPD como supuesto “disidente derechista”,
el proyecto editorial se canceló en 1928.
En su biografía, Frölich se
proponía presentar una imagen compleja del pensamiento y la acción de Rosa
Luxemburg sobre la base de las propias opiniones de ella. Al público al que se
dirigía lo denominó “socialistas activos interesados en problemas teóricos y
tácticos” (8). En su opinión, se produciría un renacimiento de Rosa Luxemburg
en el movimiento internacional de trabajadores. Citó dos razones para ello: en
primer lugar, la conmoción sentida por los socialistas por la victoria del
fascismo de Hitler [7] y, en segundo lugar, los cambios en
la Unión Soviética bajo Stalin.[8] Ambos acontecimientos
históricos movieron a los socialistas a volverse hacia Rosa Luxemburg en busca
de respuestas sobre las causas de estos acontecimientos. Escribía Frölich:
“En esa época de declive, los
viejos compañeros de campaña se hicieron cada vez más conscientes de hasta qué
punto la falta de sus consejos, su liderazgo y su ejemplo, repercutía en el movimiento
[...] Había que analizar de qué modo el pensamiento de Rosa Luxemburg y sobre
todo sus enseñanzas tácticas podían resultar útiles en las actuales
condiciones, que habían cambiado de modo fundamental”. (9)
Paul Frölich adopta dos
enfoques diferentes para mostrar el pensamiento de Rosa Luxemburg como consejo
potencial al movimiento socialista. En primer lugar, presenta su propio
pensamiento y sus acciones como ejemplares y, en segundo lugar, se refiere a
aquellos contenidos de sus medidas políticas que resultan útiles para hacer
avanzar el movimiento. Presentaremos ahora con más detalle cuatro de estos
puntos centrales.
Libertad de
pensamiento y de expresión
En primer lugar, Frölich
señala el pensamiento libre e independiente de Rosa Luxemburg y su capacidad de
autocrítica. De acuerdo con Frölich, esos elementos de su personalidad son
indispensables para un movimiento político. Y esto lo elabora tomando como
ejemplo su tratamiento no dogmático del marxismo.
“Para ella el marxismo no era
una plantilla teórica para la solución de todas las cuestiones de todos los
tiempos. Antes bien, se desafiaba a si misma a analizar el proceso de
turbulencia con sus consecuencias para los intereses, puntos de vista y
objetivos de la acción política de los grupos sociales nuevos en cada paso de
su desarrollo [...]” (76)[9]
De acuerdo con Frölich, Rosa
Luxemburg no consideraba completado ningún campo de investigación sino que
seguía examinándolo desde nuevos ángulos. También se replanteaba repetidamente
sus propias posiciones y las adaptaba a nuevas realidades políticas y sociales.
Exigía asimismo estas capacidades de quienes le rodeaban en la vida política, y
de aquellos cuyas causas apoyaba, sigue diciendo Frölich: “Para ella, una
mente siempre alerta y crítica era la sangre del movimiento socialista y el
primer requisito previo de la acción colectiva”. (9)
Rosa Luxemburg tenía una
comprensión hasta de los errores como oportunidad para el movimiento
socialista. Frölich cita a Luxemburg: “Los pasos en falso dados por un
movimiento sindical realmente revolucionario son históricamente más valiosos
que la infalibilidad del mejor comité central”. (121)
Rosa Luxemburg
consideraba, por tanto, como esenciales para el sistema politico la libertad de
palabra, la organización y la prensa. Frölich deja claro que Rosa Luxemburg,
como socialista democrática, consideraba estas libertades como condiciones
necesarias para una sociedad socialista (cf. 311 y ss.).
Lucha independiente
por el poder político
Paul Frölich toma el año 1914
como un giro decisivo en el pensamiento de Rosa Luxemburg. Ella había asumido
anteriormente que el fracaso del capitalismo llevaría directamente al
socialismo, tal como lo había descrito en su obra La acumulación del capital.
Desde el final de la I Guerra Mundial, sin embargo, había caído en la cuenta de
que las catástrofes en las que se abisma una sociedad capitalista no
garantizaban que el capitalismo fuera a verse sucedido por el socialismo.
Frölich señala que en su obra La
crisis de la socialdemocracia alemana condensaba este
recordatorio en el lema “socialismo o barbarie”. A partir de entonces, recalcó
más que antes la lucha independiente de las masas. Cita a Rosa Luxemburg: “Si
la clase obrera no encuentra la fuerza para liberarse, el conjunto de la
sociedad, y la clase trabajadora con ella, pueden consumirse en su lucha
destructiva”. (11)
Para Rosa Luxemburg, el punto
de partida para la liberación de la sociedad del capitalismo y con ello, del
militarismo, la guerra y el imperialismo lo había constituido la solidaridad
internacional de los trabajadores en su posición potente y unida (cf. 216).
Frölich señala repetidas veces que para Rosa Luxemburg el movimiento era de la
máxima importancia. El Partido desempeñaba para ella un papel solo subordinado.
El liderazgo del Partido tenía el deber de ejecutar la voluntad de la mayoría y
utilizar su comprensión más profunda para influir en la toma de decisiones,
pero no para imponer su voluntad sobre la organización (cf. 120f).
A causa de esta doctrina,
había juzgado que el papel del Partido en el Parlamento estaba en la oposición.
Para recalcar esta postura, Frölich cita un artículo de Rosa Luxemburg
fechado en 1899 sobre la entrada de los socialistas franceses en un gabinete
reaccionario burgués:
“Los representantes de la
clase trabajadora sólo pueden sumarse a un gobierno burgués sin traicionar su
papel con una condición: tomar el control del mismo y transformarlo en el
gobierno de la clase trabajadora dominante [...] En el seno de la sociedad
burguesa, los socialdemócratas están predestinados al papel de partido de oposición,
sólo pueden actuar como partido gobernante sobre las cenizas del Estado
burgués” (95).
A partir de ahí, Frölich
establece la conexión con su propio presente, y critica la desconsideración de
este principio básico, algo que llevó al ascenso del nacionalsocialismo y al
final de la República de Weimar. Escribe Frölich: “Treinta y dos años más
tarde, como resultado de una política que seguía la plantilla de Millerand en
suelo alemán, apareció…¡Hitler!” (98)
Rosa Luxemburg había visto
como vía para hacerse con el poder la combinación de la lucha política diaria y
la revolución (cf. 82). Según Frölich, era este el principio guía en el que
Rosa Luxemburg basaba todo su pensamiento y acción. Era necesario mirar por la
toma del poder con cada acción política, en lugar de recurrir a la acción para
metas políticas a breve plazo.
Rosa Luxemburg consideraba la
huelga de masas como herramienta política para hacerse con el poder. Frölich
describe de qué modo, sobre todo tras la Revolución Rusa de 1905, insistía ella
en que tanto el SPD como los sindicatos incluyeran la huelga de masas en su
programa como herramienta legítima de lucha. De acuerdo con Frölich, Rosa
Luxemburg veía más bien la huelga de masas como “arma característica del
proletariado, la huelga de millones, ya no sólo por los salarios y el pan, sino
para fines políticos más amplios” (167). Pese a considerarlo breve pero
seriamente, el SPD y los sindicatos decidieron renunciar a las huelgas
políticas en 1906.
Educación para las
masas
Refiriéndose a sus escritos
informativos, a su labor para la escuela del Partido, y a sus numerosos
discursos públicos dirigidos a las masas, Frölich ilustra lo importante que era
la educación para Rosa Luxemburg. Frölich describe como algo ejemplar de qué
modo tan profundo y completo se formó tempranamente, de qué manera analizaba su
presente en detalle para basar su estrategia y táctica en ese análisis. Escribe
Frölich: “Rosa Luxemburg se esforzaba siempre en ir hacia una síntesis, hacia
el paso final de la comprensión”. (31) Al final, esto llevó a Frölich al título
de su biografía, Gedanke
und Tat. Escribe Frölich:
“En un político exigía el
esfuerzo de un científico de investigar las leyes naturales sometiéndose él
mismo al control de las fuerzas de la naturaleza. Como agente de la historia,
seguía la doctrina de: ¡En el principio fue el hecho! Un hecho que debe
determinarse por la comprensión del proceso histórico”. (78)
Para la educación de las
masas, Rosa Luxemburg había considerado imprescindibles diversos medios: en
primer lugar, una revista política como vehículo educativo, para la
organización de la resistencia durante la guerra y para la formación de un
frente revolucionario (cf. 267); en segundo lugar, la agitación, que ella
dirigía concretamente a ciertos grupos. Así, por ejemplo, los discursos
públicos en zonas rurales fueron particularmente importantes para ella. Frölich
cita a Luxemburg: “La agitación es absolutamente necesaria en el campo. No para
reclutar jornaleros rurales y granjeros para una inminente lucha militante,
sino para ganarse sus mentes para el socialismo, para encender el fuego de la
rebelión en sus corazones y que despierte su voluntad de liberación” (141).
También dirigió su mensaje directamente a los soldados. La agitación socialista
trataba de poner a una parte de los militares de su lado y volver escéptica a
otra parte, rompiendo así la fortaleza y disciplina del ejército. Conforme el
SPD se inclinaba cada vez más a la derecha antes y durante la I Guerra Mundial
y la oposición de izquierda, aparte de unas cuantas personas, iba menguando,
Rosa Luxemburg se dirigía cada vez más a la juventud. Escribe Frölich:
“Pone su esperanza en la joven generación, en el seno de la cual los mejores y
más brillantes se habían formado con sus obras [...]” (228).
Frölich describe cómo se
proponía Rosa Luxemburg dar a las masas un cimiento sólido que las preparase
para una mayor educación independiente. Quería crear ese cimiento, pues pensaba
que en la revolución la educación desarrollaría una dinámica independiente. Escribe
Frölich: “Señaló repetidamente que en momentos en los que la tensión
revolucionaria es máxima, el desarrollo mental de las masas puede llevar a cabo
grandes saltos adelante, una vez que se ponen verdaderamente en movimiento”
(365).
Primeros pensamientos sobre la sociedad socialista
Paul Frölich escribe que Rosa
Luxemburg desplazó el enfoque de sus textos cada vez más hacia cómo podría ser
realmente una sociedad socialista, antes que a cómo podría producirse con éxito
la transición al socialismo. Para Rosa Luxemburg, el socialismo no era solo una
esperanza, sino el objetivo de una irresistible voluntad de actuar (cf.
244). Frölich recalca las dimensiones utópicas en las que pensaba, que
eran valiosas y necesarias para su labor revolucionaria. Escribe Frölich:
“Hay, por tanto, una desacostumbrada
capacidad para la imaginación. Dirige esto hacia el pensamiento marxista, a la
vez que lo deja libre para seguir adelante sin complejos. Es la fuente del
realismo creativo que demostró una y otra vez”. (244)
Frölich cita el manifiesto de
Rosa Luxemburg de la Liga Espartaco:
“La esencia de la sociedad
socialista no consiste en el hecho de que la gran masa trabajadora deje de ser
una masa dominada, sino más bien en que convierta el conjunto de la vida
política y económica en su propia vida y le otorgue a esa vida una dirección
consciente, libre y autónoma”. (15)
Para Rosa, el objetivo del
socialismo era humanista, una sociedad sin diferencias de clase en la que la
gente diera forma a su destino sin ser tratada con condescendencia. El
socialismo, tal como le entendía, era la democracia perfeccionada: el libre
desarrollo de la personalidad individual dentro del trabajo colectivo de todos
para el bien de todos (cf. 14f).
Detener el triunfo de la barbarie
El hogar político de Paul
Frölich estaba en el ala izquierda del movimiento de los trabajadores. Su
biografía de Rosa Luxemburg resulta impresionante, no sólo porque poseyera un
conocimiento excepcional de su obra, sino porque escribía también desde la
perspectiva de su contemporánea y camarada activa. Como adalid de la política
de frente unido, y debido a su visión crítica de la Unión Soviética bajo
Stalin, pudo escribir sus opiniones estando libre de los conflictos ideológicos
en el seno del movimiento comunista de la época.
Retrata a Rosa Luxemburg como
una socialista democrática que veía la libertad de palabra, de reunión, de
organización y de prensa como cimientos de una sociedad socialista. Es este el
propósito político que presenta Frölich desde diferentes perspectivas como
consejo al movimiento socialista. Sin embargo, no hace ningún intento de
aplicar al presente los pensamientos de Rosa Luxemburg. Muestra más bien de qué
modo miraba a la historia y el presente socialistas a fin de hallar intuiciones
para el futuro. Pone esto en relación con su exigencia política de la toma del
poder independiente. Con su relato de la vida y obra de Rosa Luxemburg, Frölich
pretende poner de relieve que el presente sólo puede cambiarse por medio de la
propia iniciativa y fortaleza. Las ideas y sugerencias de Rosa Luxemburg
esbozadas por él están destinadas sólo a servir de inspiración. Mira al futuro
con esperanza y concluye su biografía con la frase: “Se detendrá el triunfo de
la barbarie. Volverá a fluir el Aquerón. Del espíritu de Rosa Luxemburg
surgirán los vencedores”. (377)
Notas
[1] Frölich, Paul: Rosa Luxemburg: Gedanke und Tat.
Éditions Nouvelles Internationales, París, 1939 / Rosa Luxemburg. Her life and work.
Traducido por Edward Fitzgerald. Victor Gollancz Ltd. Gollancz, Londres, 1940 /
Oetinger, Hamburgo, 1949 / 3. Ed. Europäische Verlagsanstalt, Frankfurt am
Main, 1967 (revisada y editada por Rose Frölich. Con un epílogo de Iring Fetscher) / 4. Ed.
Ibid. 1973 / Dietz: Berlín, 1990 (nueva edición con un epílogo de Klaus
Kinner). Otras traducciones: hebreo, 1942; serbo-croata, 1954; esloveno, 1955;
francés, 1965 [entre otras]. Aquí, 1990.
[2] Para una
biografía de Paul Frölich, véase: Hermann Weber, Andreas Herbst (2008)
(eds.), Deutsche
Kommunisten. Biographisches Handbuch
1918 bis 1945. Frölich, Paul. 2. Edición, Karl Dietz
Verlag, Berlín, págs. 271 y ss.
[3]
Sozialistische Arbeiterpartei Deutschlands (Partido Socialista Obrero de
Alemania). A menudo mencionado como Sozialistische Arbeiterpartei (SAP).
[4] Cf. Brandt,
Willy (1982): Links und
frei. Mein Weg 1930–1950. Hoffmann & Campe Verlag, Hamburgo,
pág. 189 y ss.
[5] En su
introducción al 1789 de
Frölich, unos editores desconocidos escribieron acerca de su vision de Stalin:
“Poco después de la muerte de Lenin, se dio cuenta [...] de que la política de
los comunistas rusos bajo el liderazgo de Stalin no conducía al socialismo, ni
a mayor libertad e igualdad, sino a un gobierno totalitario y burocrático.
Emprendió la lucha contra esa política y siguió siendo su implacable oponente”.
Frölich, Paul (1957): 1789.
Die große Zeitwende. Von der Bürokratie des Absolutismus zum Parlament der
Revolution. Europäische Verlagsanstalt, Fráncfurt del Meno, pág.
VIII. Véase también: (el arriba mencionado) Frölich, Paul: Zur Stalin-Legende.
SPD-Landesverband Bayern (ed.), Munich. Escribe ahí Frölich sobre Stalin: “El
mito se construyó deliberadamente mediante la falsificación, la supresión y
fabricación de documentos, por medio de mentiras coaccionadas de los testigos
oculares que habían dicho antes la verdad, por medio de la apropiación de los
hechos y logros de los fallecidos, por medio de la destrucción metódica de
todos los textos sobre la historia del Partido que antecedían al mito. ¡Y
mediante el deliberado asesinato de todas aquellas personas que saben la verdad
gracias a su propia experiencia!” (p. 6).
[6] La
"Internationaler Sozialistischer Kampfbund" (Liga Militante
Socialista Internacional) era un partido independiente que había surgido en
1926 a partir de la ‘Internationaler Jugendbund’ (Liga Internacional de
la Juventud) fundada en 1917 como parte del SPD. La Liga la fundó Leonard
Nelson, un profesor de Filosofía. Se basaba en teoría en las enseñanzas de
Immanuel Kant y Jakob Friedrich Fries y se proponía llevar su pensamiento a la
práctica. La Liga contaba con trescientos miembros. Entre quienes escribían
para el órgano del Partido, Der Funke (La
chispa), estaba Rosa Luxemburg. En 1932, numerosos intelectuales,
como Albert Einstein, Kurt Hiller, Erich Kästner, Käthe Kollwitz, Heinrich
Mann, Ernst Toller y Arnold Zweig apoyaron el llamamiento de la Liga a la
cooperación entre el KPD y el SPD. El círculo se hizo conocido por su
resistencia antifascista desde su exilio en París. Cf. https://www.fes.de/archiv/adsd_neu/inhalt/bestand_andere/ijb.htm(consultado
el: 03.01.218).
[7] Escribe
Frölich: “La victoria de la barbarie de Hitler muestra con brutal claridad que
las palabras de aviso de Rosa Luxemburg [Socialismo o barbarie, nota del autor]
no habían sido sólo una frase retórica. La destrucción del movimiento de los
trabajadores, la atomización de las clases sociales, la quema de libros, el
ahogamiento de la vida intelectual del país, las atrocidades de los campos de
concentración, el exterminio de partes enteras de la población, la completa
dominación de la sociedad por el aparato de Estado, la guerra total que conduce
a una derrota inevitable, con todas sus consecuencias: todo esto constituía la
materialización de la barbarie”. (12)
[8] Escribe
Frölich: “En el desarrollo hacia la barbarie, las decrecientes esperanzas
socialistas para el futuro eran quizás el fenómeno más peligroso. Los
acontecimientos de Rusia, donde la revolución había fortalecido anteriormente
esas esperanzas, resultaban aún más aplastantes para el movimiento socialista
internacional. El marchitamiento de las instituciones democráticas en Rusia, la
dominación del pueblo a manos de una burocracia omnipotente, el asesinato de
los camaradas de Lenin y, por último, el pacto con Hitler, permitía solo a
aquellos dispuestos a abandonar su pensamiento crítico creer en la política
socialista del Estado ruso”. (12)
[9] Los números
de página se refieren a Frölich (1990).