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El nuevo falso positivo que se planifica contra Venezuela


Por Mería Fernanda Barreto

La derrota de la operación político militar del 30 de abril de 2019 contra el gobierno del presidente Maduro, se suma a la larga lista de fracasos que llevaron a Iván Duque a acusar al gobierno venezolano de proteger al ELN, en un intento desesperado por cumplir una de las dos tareas que se le han asignado dentro del gobierno uribista: cerrar los caminos a la de paz de Colombia y agredir a Venezuela.

Nuevamente defraudado por los opositores venezolanos, Estados Unidos continúa dando cada vez más protagonismo a la derecha colombiana. El llamado de Iván Duque a los militares venezolanos durante la jornada, demuestra una torpe desesperación ante la incapacidad de la derecha venezolana, que dio un elemento más al presidente Maduro para acusar a los gobiernos de EE.UU. y Colombia de estar detrás del fallido golpe de estado. Pero el triunfo bolivariano en esta batalla no acaba con la guerra.

El nuevo falso positivo para vincular al gobierno venezolano con el ELN continúa en construcción

ELN, UNA ORGANIZACIÓN GUERRILLERA QUE SE ACERCA A SUS 55 AÑOS

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), nacen en 1964 mientras Raúl Leoni ocupaba la presidencia de Venezuela. Ni siquiera las más tendenciosas versiones de la historia, mencionan alguna posibilidad de que el gobierno de Leoni haya estado detrás de su fundación, como tampoco ningún grupo político de la izquierda venezolana, ya que todos los existentes para ese momento eran menos fuertes que los que dieron origen a las guerrillas colombianas durante la última mitad del siglo XX.

Desde sus orígenes, ambas guerrillas han operado en todo el país, lo que obviamente incluye a los territorios de la porosa frontera con Venezuela.

Después de que el secretariado de las FARC-EP firmara los acuerdos de paz, y con ello se desmovilizara la mayor parte de su tropa, el ELN se convirtió en el más grande y antiguo grupo guerrillero del continente. El gobierno uribista de Duque, decidió incumplir e intenta modificar los acuerdos con las FARC-EP y se levantó de la mesa de diálogo con el ELN, es decir, cerró toda posibilidad cercana de lograr una salida política negociada al conflicto. Y a la par, ha hecho de la represión y la judicialización, la única respuesta gubernamental a los reclamos populares, mientras paramilitares y Fuerza Pública, ejecutan un nuevo genocidio contra líderes y lideresas sociales.

La realidad salta a la vista, en Colombia no hay paz, ni posconflicto y está al borde de una crisis humanitaria. En más de cinco décadas de confrontación, el estado colombiano no ha tenido verdadera voluntad política de solucionar el conflicto social que genera la guerra y su Fuerza Pública, no ha logrado derrotar militarmente al ELN, ni siquiera con el apoyo de las fuerzas paramilitares o el concurso de las instituciones militares de los EE.UU. que poseen más de 16 instalaciones de distinto tipo en el país. Por el contrario, en más de una ocasión se ha visto obligado a negociar. Hasta ahora, el ELN ha sostenido diálogos con cinco presidentes y siete gobiernos de Colombia.

En los primeros diálogos se contó con el apoyo de Carlos Andrés Pérez, quien se encontraba en su segundo mandato como presidente de la entonces República de Venezuela y posteriormente con el apoyo de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, cuyo interés en la paz de Colombia sí ha sido evidente.

LA PROYECCIÓN PSICOLÓGICA DEL GOBIERNO URIBISTA

El gobierno colombiano se niega a asumir que todo el estado está en jaque por la penetración del narcotráfico a sus instituciones. La producción de cocaína y la siembra de coca, tienen un aumento constante en Colombia y según el mismo Donald Trump, nunca habían sido tan altas como desde que ocupó la presidencia Iván Duque. Pero el gobierno uribista insiste en atribuir al gobierno venezolano, la condición de "narcogobierno" que en realidad le corresponde a él mismo, y ahora lo culpa de su propia incapacidad de ganar una guerra que ha durado más de medio siglo.

La caricatura del presidente Maduro que han construido las corporaciones mediáticas y las vocerías del gobierno colombiano, como un tonto sin apoyo popular que sólo se mantiene en la presidencia por el apoyo de la FANB, se contrapone a la del hombre que acusan de estar detrás de todas las luchas del pueblo colombiano y ahora, hasta de sostener a una organización guerrillera que nació cuando él tenía sólo un año de edad y que desde entonces se ha mantenido activa ininterrumpidamente.

Lo que parece una proyección psicológica típica, es en realidad un nuevo intento por generar un falso positivo -tal como lo denunciara el canciller venezolano-, pero para tener éxito necesitan borrar la historia.

DE IRÁN A VENEZUELA

Hace pocos días, Donald Trump anunció que Estados Unidos declararía a la Guardia Revolucionaria de Irán, como "organización terrorista extranjera", como efectivamente ocurrió. Siendo esta fuerza militar la institución de una república independiente, reconocida por las Naciones Unidas, esta medida no tiene antecedentes y siembra un muy mal precedente en tanto es una violación al derecho internacional y las más elementales normas diplomáticas.

El ELN por su parte, está incluido hace muchos años en dicha lista de organizaciones terroristas extranjeras designadas por EE.UU., por lo que no es descabellado suponer, que además del argumento para justificar el involucramiento de Colombia en la primera guerra entre países de la región del siglo XXI, otro peligroso objetivo de este intento de vincular al gobierno venezolano con la organización guerrillera colombiana, podría ser terminar por declarar a la FANB como organización terrorista extranjera, dado que no han logrado cooptarla, dividirla ni derrotarla.

Si el consenso interno se lograra o si la presión de los Estados Unidos lo forzara, sería esperable que antes de agosto del 2019 el estado colombiano sume a su terrible historial de guerras, una costosa y complicada agresión militar a Venezuela.

Casualmente, pocas horas después del fracasado golpe de estado en Venezuela, Trump decidió cambiar a su embajador en Bogotá, Kevin Whitaker, postulando a Philip Goldberg, cuyo prontuario puede dar pistas de las nuevas estrategias que se dirigirán desde Colombia contra Venezuela.

Goldberg fue expulsado de Bolivia en el 2008 por denuncias de conspiración hechas por el presidente Morales, recientemente fue encargado de negocios en La Habana, también fue parte del cuerpo diplomático en Kosovo, es un especialista en inteligencia y fue el Coordinador en Bogotá del terrible Plan Colombia.

Por tanto, si bien es importante desmentir las falsas matrices de opinión e investigar a las organizaciones no gubernamentales que sustentan estas matrices con pseudo investigaciones -incluso algunas vinculadas a sectores que se autodenominan de izquierda-, Venezuela debe continuar preparándose para responder en otros ámbitos porque las mentiras seguirán saliendo de los laboratorios sin cesar y serán tan diversas como lo requiera la táctica, lo que no ha cambiado mucho en los últimos dos siglos son los objetivos estratégicos de los Estados Unidos sobre la región y el mundo.