Por Jesús A. Rondón.
@jxrondon
Mientras las redes
sociales ardían en mañana del último día de abril, Venezuela se encontraba en
calma. Resalto en calma. Un vídeo del diputado Guaidó en las inmediaciones de
la Base Aérea La Carlota, ubicada en la zona rica de Caracas; acompañado de
Leopoldo López y no más de treinta militares fue la causa del revuelo. Según
Guaidó las Fuerzas Armadas Nacionales desconocían a Maduro, se ajustaban al
Estado de Derecho y convocaba a las calles para lograr el "cese definitivo
de la usurpación".
Los voceros de
oposición se sumaron rápidamente a la convocatoria de acciones de calle y en
algunas ciudades se desarrollaron concentraciones, que eventualmente se
tornaron violentas lo que ameritó la intervención de la fuerza pública.
Durante la jornada se
escucharon las declaraciones de los actores del chavismo, así como de los
representantes de los poderes públicos y el alto mando militar denunciando un
golpe de estado en desarrollo, anunciando acciones de la justicia y ratificando
la defensa y el mantenimiento del hilo constitucional.
Las principales
empresas de noticias globales colocaron en su franja principal el asunto
Venezuela. Fundamentalmente se reflejó la postura de la oposición al chavismo y
de sus aliados políticos, encabezado por el gobierno de los Estados Unidos de
América. Un número menor de fuentes de información presento una alternativa a
la tendencia.
No es el objeto de esta
nota reproducir la lógica de presentar la tragedia venezolana que vende más
lecturas y exposición a publicidad. Me oriento a proponer algunos aspectos para
comprender un poco más los hechos recientes en Venezuela y los razonamientos
que los impulsan.
En primera instancia
considero que calificar el evento de “intento de golpe de Estado” es
sobredimensionar los hechos, lo que discursivamente le conviene a la dirigencia
chavista. No es razonable que un escuálido grupo, que por un lado ni siquiera
entró a las instalaciones militares y que el mismo Maduro declara que fueron engañados;
tenga la capacidad de influencia para lograr objetivos tan ambiciosos y que
además sea trasmitido en vivo. Después de las lecciones del golpe de abril de
2002, una de las cosas que seguro implementarán quienes tienen intenciones
serias es cortar cualquier tipo de comunicación en el país, para evitar que el
chavismo se movilice.
Otros aspectos a
considerar para valorar las intenciones de los actores políticos en este evento
son que los hechos se circunscribieron a Chacao y allí se movilizaron fundamentalmente
en Caracas. Asimismo, fue accidentada la protección a Leopoldo López, quien pasó
de la Embajada de Chile a la de España sin explicaciones públicas y ahora su
posición depende de una eventual variación de la política exterior del Reino de
España con respecto a Venezuela en función de los resultados de las recientes
elecciones y la conformación de un nuevo gobierno.
En mi opinión este
hecho tuvo como objetivo a corto plazo calentar la calle en la víspera de las
movilizaciones del 1 de mayo, cuya convocatoria por parte de la dirigencia
opositora ya era débil. Es patente que en Venezuela la credibilidad de Guaidó
en la oposición ha mermado, puesto que se exacerbaron las expectativas y a la
fecha no hay cese de la usurpación, ni elecciones libre y menos gobierno de
transición y en consecuencia su capacidad de movilización está condicionada al
surgimiento de eventos extraordinarios.
Este primero de mayo
las calles de Caracas vibraron con senda movilizaciones tanto del chavismo,
como de su oposición, la cual adicionalmente hizo grandes concentraciones en
las principales ciudades del país.
A nivel global el
gobierno de EUA volvió a calibrar las posiciones en función de una salida por la
fuerza en el país, ahora con una supuesta acción interna, y finalmente se sigue
posicionando el asunto Venezuela en la primera plana con la narrativa sesgada y
dominante de “lucha por la democracia”.
El comportamiento de la
oposición venezolana en estos hechos indica que sigue enfocada en la estrategia
a largo plazo del gobierno de los EUA, que busca afectar todos los apoyos
posibles no solo al gobierno bolivariano, sino a la revolución bolivariana y de
esta manera contar no solo con el poder, sino con una correlación de fuerzas
que le permita mantenerlo y tener capacidades (entre ellas la fuerza) para
implementar un proyecto que se dice alternativo al chavismo.
La perspectiva es
llegar a elecciones, pero con un pueblo en condiciones deplorables y con un
rechazo inmenso al imaginario chavista. El principio de una serie de victorias
electorales que permita avanzar en el control acelerado del Estado, que culmine
con la modificación nuevamente del marco constitucional.
En este sentido
conviene que los actores de oposición mantengan las posiciones actuales e ignoren
todas las iniciativas de mediación, incluso aquellas que impulsan entidades que
le muestran respaldo, como el grupo contacto de la Unión Europea.
Que no nos extrañe
eventos en esta misma línea y seguro que están administrando los recursos en
esta línea, en paralelo con la agudización de las medidas unilaterales por
parte del gobierno de EUA y sus socios, así como la promoción del cerco
diplomático del gobierno bolivariano. Un largo camino por recorrer.