Por
Jesús A. Rondón
En la
actual coyuntura venezolana la oposición al chavismo de manera reiterada hace
llamados al sector militar en Venezuela para que les apoye en sus propósitos y
afirman que existe una fractura, aunque de lo último no exista constancia
expresa, salvo deserciones por goteo. En contraposición el gobierno bolivariano
exhibe casi a diario declaraciones de subordinación de los distintos
componentes de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas, así como de su
plana mayor, dando cuenta de lo denomina una postura monolítica.
Este escenario hace que los
interesados de la realidad venezolana surjan la siguiente interpelación ¿Qué
tan factible es el cambio de rol de los militares en la dinámica política en
Venezuela? Aportar al debate de una respuesta implica, no solo considerar las
condiciones contemporáneas, sino tener en cuenta algunos aspectos claves
relacionados al desarrollo histórico del asunto militar en el país.
El tema militar en Venezuela
es un coto cerrado. Se encuentran pocos estudios académicos sobre el tema y los
que existen son limitados al público y hasta para los mismos investigadores, lo
que explica que prevalezcan las especulaciones, que se convierten en insumos
para el tratamiento de la información en las empresas y medios de comunicación
nacional y global.
El primer ejército regular en
estas tierras, aunque extranjero; fue el del Reino de España, que luego de garantizar
los intereses de la corona por casi 300 años fue vencido por un pueblo que
declaró la independencia y para lograrla se hizo en armas en el llamado
ejército libertador, que en suma era constituido por caudillos regionales con
el mando en sus contingentes de diverso tamaño. Al final de la guerra de
independencia siguieron jugando un papel clave en la disputa por el poder
político en la naciente República, a todos los niveles; hasta principios del
siglo XX.
La conformación de las
fuerzas armadas nacionales (FAN) profesionales y especializadas por componentes
en el país, se da en el marco de la construcción del Estado-Nación durante la
dictadura (1914-1936) de Juan V. Gómez y dentro de un contexto hemisférico con
una elevada influencia de los gobiernos de los Estados Unidos de América, que
implementaban la doctrina Monroe.
La profesionalización de las
FAN contribuyó a un accidentado tránsito hacia la democracia desde 1935 hasta
1958, en este sentido fueron un factor determinante en la vida política del
país y conscientes de esta realidad los actores políticos permitieron que se
convirtiera en una casta con un conjunto de privilegios a cambio de su anuencia
a determinadas correlaciones de fuerza y cuando esto no fue posible se impuso
el sector militar. Desde 1958 las FAN se mantuvieron al margen de la discusión
política pública, aunque algunos sectores de izquierda se propusieron
incorporarla; pero no de sus privilegios e influencia en la vida social y
política del país.
Este comportamiento se ve
interrumpido en 1992, cuando el entonces Teniente-Coronel Hugo Chávez fracasa
en su propósito de dar un golpe de Estado, dando cuenta de una fractura a lo interno,
que es importante es tanto se da en un sector neurálgico de la institución,
como lo son los comandantes de tropa.
Con la incorporación de
Chávez a la vida política y su llegada a la presidencia de la República, se
comenzaron a experimentar cambios sustanciales en las FAN. El primero de ellos
fue la renovación generacional, que consistió en desplazar a la mayor velocidad
posible los mandos, para permitir que las promociones contemporáneas con Chávez
asumieran el liderazgo y que los comandantes de tropas se hayan formado dentro
de la revolución bolivariana. Igualmente se instaló una nueva doctrina
fundamentada en el ideario bolivariano, con especial énfasis en el carácter
antiimperialista y la unión cívico militar (se crean las Milicias Bolivarianas),
pasándose a denominar la institución Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb).
Se promovió la participación
del estamento militar en la administración de Estado y en la sociedad política,
lo que configuró un nuevo tipo de relaciones, que resulto en una evolución de
su carácter de casta, ahora no recibían privilegios, pues con sus nuevas
posiciones aseguraban la generación de los mismos a su medida, lo que los lleva
a ser lo que hoy son, un grupo más en las disputas por cuotas de poder.
En estos últimos veinte años
las relaciones de cooperación militar que históricamente tuvo la institución
militar con el aliado natural del país, es decir el gobierno de los EUA se
rompieron, y se privilegiaron las relaciones en la región con Cuba y a nivel
global con Rusia y China.
La muerte de Chávez inicia
una inacabada disputa por la orientación de la revolución bolivariana, en la
cual participa su sucesor Nicolás Maduro como un representante de un grupo de
interés sin ascendencia, ni relación con el sector de la Fanb, lo que hace
necesario que la interlocución con el sector militar se realice por medio de
Diosdado Cabello que viene y opera en este mundo. Aun así, las Fanb como
institución manifiesta su lealtad a la revolución bolivariana, se autodenominan
chavista y reconocen a Maduro como Comandante en Jefe.
En este marco el gobierno de
los EUA y la oposición venezolana no diferencian en sus acusaciones y acciones
entre gobierno ejecutivo y los militares como institución. En caso del primero
las medidas unilaterales o mal llamadas sanciones están incorporando cada vez
más a miembros de la institución militar. Y en cuanto a los segundos sus
ofertas de amnistía se perciben poco creíbles, a lo que se suma que los pocos
militares que se han pronunciado en contra del gobierno bolivariano se
encuentran en condición de abandono fuera del país o en las cárceles donde son
procesados por la justicia militar.
La
retórica en torno a “todas las opciones están sobre la mesa” que promueve el
gobierno de los EUA, genera un efecto de cohesión al interior de la fuerza
armada, pues al ser una institución caracterizada por el corporativismo privará
la defensa de sus intereses y su sobrevivencia como conjunto sobre cualquier
otro aspecto incluyendo el ideológico.
Afectar la lealtad de la institución
militar en Venezuela a Nicolás Maduro hoy pasa por permitirles conservar sus
privilegios y reconocerlos no solo como los sujetos portadores de la fuerza,
sino como un grupo de poder que aspira conservar sus posiciones en el ámbito
político, asimismo garantías claras de no ser procesados a futuro bajo ninguna
circunstancia. En otras palabras, garantizarles al menos lo que el chavismo le
proporciona hoy, pero esta decisión tiene un alto costo político cuando la base
de apoyo de la oposición venezolana demanda acciones radicales.
Es posible que el gobierno de
los EUA hoy debata que papel darles a los militares en un escenario de
transición, puesto que en cualquier futuro será un actor beligerante y en
particular su configuración en los últimos veinte años puede afectar los planes
que tiene previsto que implementen la oposición al chavismo.
Si bien es cierto prevalece
la imagen de unidad monolítica de las Fanb, no es menos cierto que a lo interno
existen quienes no comparten la dirección de Maduro y estos sujetos están
siendo intervenidos por los organismos de inteligencia extranjeros, aunque
diariamente calibren sus opciones. Lo que nos indica que la posible afectación
no es un proceso de corto plazo.
Finalmente considero iluso
asumir y engañoso sostener que solo un cambio en el rol del estamento de las
Fanb afectará la correlación de fuerzas en Venezuela, pues esta deberá estar en
conjunción con otros actores sociales y políticos vinculados al chavismo o no
que tienen tanta o igual influencia en su conjunto.