Por Juan Manaure
El 1 de mayo, día internacional del trabajador, nos
plantea a quienes vivimos de nuestro trabajo, una serie de interrogantes a
partir de la reflexión y del análisis, para con ello llegar a conclusiones que
nos permitan avanzar en función de nuestros intereses de clase. En este
sentido, el presente artículo busca ser un medio para generar el debate
fraterno entre las amplias capas de la clase trabajadora y su vanguardia.
En primer lugar ¿A cuál programa de gobierno podríamos
caracterizar de obrerista? Pues a un programa que beneficie primordialmente a
la clase obrera y mejore sus condiciones de vida. La palabra «obrerista», al
igual que la «socialista», ha sido muy desprestigiada por los diversos
movimientos y partidos políticos a nivel nacional e internacional, por lo que
no basta con autodenominarse «obrerista», sino que se hace necesario actuar
como tal.
¿Podríamos llamar obrerista al actual gobierno en
Venezuela sólo porque su presidente décadas atrás fue dirigente sindical?
Nosotros creemos que no. Es por esta razón que invitamos a las amplias capas de
la clase trabajadoras a debatir en tornos a los elementos que desarrollaremos a
continuación en nuestro análisis.
La política salarial
A partir de la reconversión monetaria del mes de
agosto del pasado año, la actual política salarial se ha destacado por ser la
más regresiva del proceso bolivariano, y de los últimos 20 años de la historia
económica de nuestro país. Para afirmar esto solo basta con destacar los
siguientes aspectos:
– Se eliminaron un conjunto de conquistas
contractuales, sobre todo en el sector público, al incluir primas y beneficios,
dentro del salario base, vía un instructivo ministerial.
– Hubo un achatamiento de la escala salarial entre
los grados y los niveles. La diferencia salarial es tan pírrica, que la
antigüedad y la profesionalización del servidor público, son factores
prácticamente insignificantes.
– El pago del salario de los trabajadores del
sector privado, por parte del gobierno durante los primeros meses luego de la
reconversión. Esto con la ingenua intención de evitar que subieran los precios
acordados. Siendo ésta una medida que sólo benefició a los empresarios al
eximírseles del pago de nómina, y afectando a los trabajadores/as que recibían
su salario vía la página patria.org.ve, con muchos días de retraso. Todo esto
en un angustiante contexto hiperinflacionario, que destruía y aún sigue
destruyendo al salario del trabajador día a día.
– El anclaje del salario al Petro (criptomoneda
anclada, teóricamente al valor del Petróleo) que, durante los primeros días de
la reconversión, fijó el salario en 30 dólares aproximadamente. Pero que luego,
se reemplazó con la creación de dos Petro distintos, uno con un valor fijo,
establecido por el gobierno y otro fluctuante, a partir de la variación del
precio del dólar DICOM (dólar oficial). Esta separación del valor del Petro, en
nuestra opinión, ha sido una vía de pulverización del salario, cuando por
ejemplo hoy, el Petro fijo (usando para calcular el salario de los
trabajadores/as) está en 80.000 bolívares y el Petro variable esta alrededor de
312.180 bolívares, siendo este el utilizado por los empresarios, para fijar los
precios de los bienes y servicios en general.
El salario mínimo actual (40.000 más 25.000 de
cestaticket) equivale aproximadamente 12.5 dólares a la tasa oficial (DICOM) el
más bajo del continente. Se necesitarían más de 20 salarios mínimos para cubrir
la canasta básica, que según cifras del CENDAS estima en poco más de 1.500.000
de bolívares. Debemos usar cifras del CENDAS debido a que el gobierno tiene
varios años sin publicar información sobre la variación del índice de precios
al consumidor, entre otras estadísticas importantes para realizar un análisis
científico.
Dicho salario, es el resultado de un pobre aumento
que elevó de 18.000 bs a 40.000bs el salario base, y de 1.800 bs. a 25.000 bs.
el cestaticket. Ha sido tan miserable este aumento, que nació huérfano, nadie
quiso asumir la autoría de dicha medida que circuló en principio como rumor y
luego fue confirmado en gaceta oficial, siendo finalmente reconocido por el
constituyente Francisco Torrealba, Presidente de la comisión de trabajadores de
la ANC, el mismo que en respuesta al diputado de la derecha José Guerra,
miembro de la Asamblea Nacional en desacato, afirmó demagógicamente que un
salario mínimo de 20 dólares era muy poco, generando con esto falsas
expectativas.
Participación de los trabajadores
En cuanto a la participación de los trabajadores,
hemos visto con preocupación como la burocracia ha intentado disminuir por
diversos medios, la autonomía de la clase trabajadora en los diferentes
espacios. Esto lo podemos observar no solo en sindicatos del sector público,
sino incluso en su accionar político frente a las empresas bajo control obrero.
Esta política se ha caracterizado por retrasar la
discusión de las contrataciones colectivas (que impide la negociación de la
clase trabajadora sobre sus condiciones de trabajo y salario), la obstaculización
a las elecciones sindicales (para evitar cualquier posibilidad de que pudieran
perder los representantes del PSUV y la CBST) y cercenar la participación de
los trabajadores en la gestión de las empresas ocupadas o nacionalizadas, ahora
tuteladas por la burocracia. Y en lugar de impulsar a los consejos de
trabajadores, han impuesto a los CPT, con funciones limitadas para mantener la
producción bajo el control del ministerio del trabajo y la FANB.
Por otra parte, el ataque a las experiencias de
control obrero a partir de la imposición de direcciones burocráticas corruptas,
tanto civiles y militares, han jugado al fracaso de las empresas
nacionalizadas. Esto con el objetivo de iniciar un proceso de reprivatización,
ya sea por alianzas estratégicas, por ventas, por fusiones u otras formas sin
importar que estas conlleven a despidos masivos.
Política económica general del
gobierno
Sin duda alguna, la política económica que ha
aplicado el gobierno ha sido ineficiente, por lo cual, en vez de haber
beneficiado al pueblo trabajador, han generado grandes ganancias a la burguesía
a costa de las miserias y penurias de los trabajadores, y aun así se hacen
llamar un gobierno «obrerista».
Es por esta razón que nos parece importante
destacar entre el conjunto de medidas tomadas, las más relevantes a
continuación:
– La devaluación permanente del bolívar frente al
dólar, aumentando aceleradamente el costo de la vida.
– Los beneficios fiscales. En Venezuela los
empresarios prácticamente no pagan impuestos, o los calculan como quieren y
tiene muchas fórmulas para burlar el pago de tributos.
– Los créditos blandos. La banca pública y privada
ha continuado su histórica tarea de financiar a los más ricos.
– El acceso a dólares preferenciales. Durante todo
el período que hubo control de cambio, se fugaron miles de millones de dólares
a empresas de maletín, y también para grandes empresarios de la burguesía
tradicional y la nueva «burguesía revolucionaria».
– ¡La Fuerza de trabajo regalada o pagada por el
gobierno! La fuerza de trabajo en Venezuela es la más barata del mundo, y a
sabiendas de esto, el gobierno sin pudor alguno, llegó a asumir las nóminas del
sector privado en su totalidad.
– La hipoteca el futuro del país. Las alianzas
estratégicas con las diferentes multinacionales e incluso empresas nacionales,
tanto en sectores como el petrolero y minero, han sido bajo concesiones
vergonzosas para la nación. Las cuales lesionan nuestro patrimonio y ponen en
riesgo a las palancas de desarrollo de nuestro país, siendo estas imprescindibles
para hacerle frente a la grave crisis económica que atravesamos.
Balance
A partir de las constataciones previamente
enumeradas ¿Podríamos seguir caracterizando a este gobierno como «obrerista»?
Evidentemente no. Esto sin tomar en consideración la cada vez más timorata
actitud del gobierno frente a las agresiones del imperialismo y sus lacayos en
el país. Una actitud que nada tiene que ver con el carácter combativo de la
clase trabajadora. Única clase que genera riqueza.
Mientras al gobierno no le tiembla el pulso para
despedir a 6000 trabajadores/as de abastos bicentenarios, o para encarcelar a
trabajadores/as por defender el Legado de Chávez, como lo es la propiedad
social (como el caso reciente de arroz del alba) Si posee una actitud pasiva e
inclusive cómplice frente al asesinato de campesinos (por sicarios de
latifundistas) y cobarde ante la nefasta dirigencia opositora, que ha venido
conspirando en sus narices y llevado a cabo el intento de golpe Estado del 30
de abril, donde hasta los momentos no hay una orden de captura contra Guaidó.
Este 1 de mayo fue lamentable el repentino cambio
de ruta de la marcha de los trabajadores, imponiendo a la clase obrera una
caminata de 14 kilómetros, a un grueso de camaradas, que apenas un día antes
llegaron a Miraflores (como pudieron) para resguardar el palacio ante la
arremetida de la derecha. Todo para escuchar un discurso, donde no se anunció
la orden de captura para los golpistas y donde ni siquiera se aclaró el alcance
el aumento salarial, decretado el 16 de abril, es decir, un 1 de mayo sin
aumento salarial y sin ofensiva frente al golpismo.
La clase obrera está dando pruebas heroicas de
resistencia, pero el carácter conciliador de la dirección con la burguesía y
cobarde con los golpistas, está agotando la paciencia de cada vez más capas de
la clase trabajadora, que ha comprendido que la debilidad invita a la agresión.
Si para el 22 de febrero algunos sectores veían
nuestra consigna de «cárcel a Guaidó» como prematura, justificando al gobierno
al decir que «no era el momento oportuno», este 1 de mayo en nuestra
intervención en la marcha, en más de una ocasión a nuestra misma consigna,
respondían con un «Guaidó pal paredón», o «fusilen al traidor». Pero también,
mucha gente veía con ensueño nuestros carteles de salario mínimo = canasta
básica y es que la clase trabajadora sabe o intuye, que el gobierno no iba a
anunciar un aumento de esa magnitud.
¿Qué hacer? El papel del pueblo
trabajador
Frente a un gobierno que demagógicamente se hace
llamar «obrerista» y «socialista», pero que en la práctica y en los hechos
concretos, aplica una política que, sin duda, han afectado a los intereses de
las grandes mayorías de la clase trabajadora y de la juventud.
Es por esto que advertimos sobre la necesidad de
construir una alternativa revolucionaria para el pueblo trabajador, trazándonos
la disputa del poder para defender las conquistas y avanzar hacia la
construcción y lucha por una sociedad más justa.
El llamado es la clase trabajadora y a la juventud
a que nos organicemos para la construcción colectiva de un programa de lucha,
que nos permita alcanzar un salario mínimo digno (igual a la canasta básica),
una escala móvil de salarios-precios, para combatir la inflación, mejoras en
las condiciones de salud y seguridad laboral y por la participación de los
trabajadores/as en la toma de decisiones en los centros de trabajo.
Estas luchas demandarán una organización de base
capaz de disputar de manera autónoma e independiente sus reivindicaciones
frente al gobierno y los empresarios. Esta organización debe estar integrada
por las capas más honestas, combativas y conscientes del pueblo trabajador. La
cual nacerá bajo al calor de la lucha por defender nuestros intereses de clase
y en donde haya trabajadores dispuestos a luchar.
Este proceso de construcción programática,
organizativa y de lucha, nos debería permitir identificar y ratificar la
impostergable necesidad de una alternativa revolucionaria para disputar el
poder político y llevar hasta las últimas consecuencias la Revolución.
¡CONSTRUYAMOS JUNTOS ESA
ALTERNATIVA DEL PUEBLO TRABAJADOR PARA LUCHAR POR UN GOBIERNO DE, POR Y PARA
LOS TRABAJADORES/AS!
¡ÚNETE A LUCHA DE CLASES!