Cinco formas de
noticias tóxicas que envenenan a las audiencias del mundo glorificando la
guerra y el Estado policial. Estrategias narrativas del fraude informativo
sobre hechos clave de la historia.
“Este terrorismo que ustedes
están viviendo es un crimen mundial en una escala nunca antes vista”. George
Duff, veterano de guerra, Conferencia Internacional sobre la lucha contra el
terrorismo y el extremismo religioso celebrado en Damasco, Siria, 1 de diciembre
de 2014.
Por Claudio Fabian Guevara
La
colusión del sistema de medios con el crimen organizado a escala planetaria es
un dato de primer orden para analizar el actual pasaje de la humanidad. El
periodismo ha dejado de ser el cuarto poder, o un contrapoder, para unirse con
los poderes tradicionales al efecto de oprimir a los ciudadanos (1).
El debate en torno a las fake news rehúye
el verdadero debate. No existe un sistema de comunicación pública veraz, al
servicio de la humanidad, que proteja a las sociedades del retorcimiento
sistemático de la realidad que ejecuta la prensa coordinada con sicarios
políticos, económicos y judiciales.
Esta tendencia avanza, sobre
todo en países débiles institucionalmente. En Argentina y Brasil se consolida
un comando unificado, una simbiosis gobierno-justicia-medios que concentra
poderes de creación de realidad virtual nunca antes acumulados. En este
Totalitarismo 2.0 las noticias están caracterizadas por un gran contenido
tóxico y cultivan un fraude informativo a gran escala sobre hechos claves de la
historia. Se formatea así la mente del ciudadano colonizado que justifica y
defiende la dominación colonial.
Mientras los Parlamentos
debaten cómo reglamentar medios y redes para combatir las noticias falsas,
vivimos en la era del fraude informativo. Y por supuesto: no nos enteramos.
Concepto de fraude
informativo
Un fraude es una acción
contraria a la verdad y a la rectitud. Supone una planificación deliberada para
presentar hechos o documentos falsos como reales, con fines de engaño.
Hay diferencias entre las
noticias falsas y el fraude informativo organizado.
En las fake news, la falta de veracidad puede ser
deducida por contexto.
En el fraude informativo, la
adulteración de la verdad tiene un mayor espesor, alcanzando al contexto y el
trasfondo histórico. Se trata de la manipulación coherente y planificada de un conjunto
interrelacionado de discursos. Son prácticas desinformativas realizadas en
forma sistemática y repetitiva dentro de un ecosistema de medios hegemónicos.
Ciertas verdades hipnóticas, repetidas incesantemente, se validan entre sí. La
veracidad de este extendido sistema de mensajes autorreferenciales nunca es
discutida dentro del ecosistema. Peor aún: toda expresión que no respeta el
carácter sagrado de ciertos dogmas noticiosos es arrojada a la periferia de los
negacionistas, conspiracionistas y marginales.
El fraude informativo
naturaliza una visión del mundo patas para arriba, provoca un “corrimiento del
sentido común” como dice Michael Collon, una deformación de los valores que
deberían inspirar la agenda pública. Instala un sistema de noticias robotizado,
paralizado en la repetición hipnótica de eslóganes y sound bites.
Es un modelo de comunicación
envenenada, diseñado para inocular emociones tóxicas en las audiencias. Difunde
una visión maniquea del mundo, que estigmatiza ciertos sectores, al mismo
tiempo que glorifica la guerra, el Estado policial y la militarización de
crecientes áreas de la vida social.
No son diferencias de opinión
o de ideologías. No es error, casualidad o negligencia. Hay reglas del
periodismo que no se cumplen, y otras que se cumplen al revés.
Las noticias patas para
arriba
A lo largo del Siglo XX la
comunidad periodística profesional consensuó criterios de noticiabilidad que
guiaron a las redacciones a la hora de jerarquizar las distintas unidades
informativas. En pocas palabras, para definir la “importancia” de un evento
noticiable, se evalúa la cantidad de personas afectadas, su cercanía
geográfica, el impacto que puede tener en futuros acontecimiento y otros
criterios. También hay chequeo de fuentes, consultas cruzadas, fuentes
alternativas y un conjunto de recursos que suman multiperspectividad a la
mirada de los periodistas.
Estos métodos profesionales
de trabajo se asemejan al protocolo requerido por un oficial de justicia para
determinar los pasos a seguir ante un evento judiciable. Sin embargo, estas
prácticas que alejan la arbitrariedad y el capricho a la hora de seleccionar y
presentar eventos noticiables, han sido sustituidas por un desequilibrio que va
más allá de discrepancias ideológicas.
En algunos casos, una amplificación
exagerada de los problemas; en otros un filtro de censura feroz, un cerco
mediático que tiende un velo sobre lo que realmente ocurre; y últimamente, la
conjunción de maniobras judiciales con linchamientos mediáticos que potencian
la creación virtual de realidad por parte de una pequeña elite de programadores
globales.
El fraude informativo se
intensificó a partir del atentado contra las Torres Gemelas y el lanzamiento de
la Guerra contra el Terrorismo. La propia versión oficial de lo sucedido el 11
de septiembre de 2001 es un gigantesco “montaje narrativo” sobre el que se
multiplican los libros de denuncia y las pruebas que refutan la versión oficial
(2). La saga continuó con la destrucción de Irak, Libia, Siria, y una cadena de
noticias repleta de eventos catastróficos y espectaculares. El relato en su
conjunto tiende a crear miedos y enemigos, para justificar guerras y sabotajes
contra gobiernos y pueblos enteros.
Cinco ingredientes del
fraude informativo
Las usinas de propaganda
noticiosa contienen estrategias ocultas de alto poder persuasivo que en muchos
casos no llegamos aún a comprender. Pero hay elementos visibles que se pueden
identificar para avanzar hacia una ecología de la información.
A continuación, cinco
estrategias narrativas del fraude informativo. Son simplificaciones manipuladas
del mundo, y como tales, de alto impacto. Son ingredientes básicos de la
comunicación envenenada que aturde a amplias audiencias del mundo:
1. Verosímiles
La construcción de
verosímiles encaja perfectamente con la noción de “posverdad”, entendida como
“la cualidad de ser percibida como verdadera, sin ser necesariamente
verdadera”. La diferencia entre una noticia “verosímil” y
una verdadera es que la verosímil solo “aparenta” ser verdadera. Un verosímil
encierra elementos reales combinados con otros falsos de una manera que logren
concitar credibilidad. Dibujan un “mundo posible”, o
“virtual” dentro de ciertos supuestos compartidos y opiniones generalizadas.
Son cócteles noticiosos que combinan de elementos reales con medias verdades y
mentiras, documentos falseados, fotos y filmaciones trucadas (3).
La producción televisiva de falsos rescates,
manifestaciones de protesta o víctimas de ataques gubernamentales ha sido
ampliamente documentada por organizaciones como Red Voltaire o Veterans Today.
En la última década los verosímiles abundan (4).
Dentro de esta categoría, las
mentiras especulativas se refieren a probables eventos futuros (“La violencia
del narco mexicano podría derramarse sobre la frontera con EE.UU”) o a
consecuencias futuras de las acciones de gobierno (“No atacar Irak sería
suicida para los EE.UU”). Suele ser información originada en especulaciones de
los máximos dirigentes, imposible de contrastar en otras fuentes, y por lo
tanto, imposibles de refutar.
Los verosímiles solo son
posibles mediante un recorte del contexto histórico y la complejidad de la
realidad. Para esto, se ocultan
deliberadamente los datos más relevantes para comprender cada evento (5). Un
ejemplo es el proceso de guerras e invasiones en Medio Oriente. El guión
noticioso propalado por los medios hegemónicos disfraza este “continuum”
militar bajo la forma de conflictos locales, aparentemente desconectados entre
sí, ocultando la presencia de ingeniería extranjera en los acontecimientos.
2. Estereotipos infantiles
Son relatos repetitivos en su
estructura, diseñados para un público no maduro. Construyen la oposición entre
villanos y héroes, y la escenificación de un “ultraje” o un “peligro” que
requiere reparación.
Las noticias se nutren de temibles
terroristas, armas de destrucción masiva, personas gaseadas, ataques nucleares
en 45 minutos, manifestaciones bombardeadas por su propio gobierno y dictadores
“linchados por su propio pueblo”. Cada capítulo da lugar a la aparición del
“ejército liberador”, o en los últimos años, a la novedad narrativa de la
“rebelión espontánea del pueblo”, capaz de organizarse para tomar ciudades
enteras, derrotar al aparato policíaco y militar en cuestión de días, o
incluso, volar por los aires ministerios estratégicos aniquilando a altos
mandos militares (6).
Los estereotipos repiten estructuras y personajes en
diversos formatos. Los contenidos noticiosos se refuerzan mutuamente con el
cine y la web. Muchas noticias aparecen diseñadas como “mini-filmes”, que permiten
marcar el campo del bien y del mal, y apelar a emociones íntimas en pocos
segundos. Vemos muchas veces a los mismos personajes y situaciones
estereotipadas tanto en las noticias como en las películas. Todos estos grandes
canales, validándose unos a otros, generan “efectos de realidad” más potentes.
3. Predicación analítica
Herbert Marcuse definió este
concepto como “la identificación autoritaria entre persona y función”, o en
otras palabras, la asociación de ciertos individuos o grupos a patrones fijos.
Un sustantivo específico, unido casi siempre con los mismos adjetivos y
atributos, convierte a la frase en una fórmula hipnótica que infinitamente
repetida, y fija el significado en la mente del receptor.
Dentro del esquema de la
predicación analítica, los mandatarios de las naciones occidentales siempre son
presentados como civilizados, bien pensantes y sonrientes, y asociados con
términos como “democracia” , “reconstrucción” o “intervención humanitaria”. En
cambio, sus oponentes políticos, o los movimientos sociales antagónicos, son
presentados como locos, malvados o irracionales, asociados con términos como
“dictadura”, “violencia” o “violación de derechos humanos”.
La
predicación analítica es un fraude informativo porque escamotea el carácter
multidimensional y paradójico de la naturaleza humana, y alimenta una
concepción maniquea del mundo, que divide entre ángeles y demonios, santos y
pecadores. Invita a la purificación del mundo mediante el exterminio del “eje
del mal”. El resultado de este bombardeo es la programación mental del
ciudadano, que percibirá de forma negativa, aún sin recordar los motivos, a
ciertos países, personajes y movimientos sociales estigmatizados en las
noticias.
4. Falsas simetrías
Una “falsa simetría” es una
narración periodística que, aparentando neutralidad y/o equilibrio ante un
conflicto, describe a los contendientes como partes con responsabilidad similar
en la disputa. Un ejemplo es el caso de Palestina. La falsa simetría
informativa iguala a ocupantes y ocupados, opresores y víctimas. Es frecuente
que la prensa narre los acontecimientos violentos en términos de “provocación”
palestina y “represalia” israelí. Este lenguaje “imputa discretamente la
responsabilidad inicial a uno de los beligerantes”, en este caso los palestinos,
por la aparición y prolongación del conflicto (7).
Los efectos políticos de la
instalación de una falsa simetría en la opinión pública no son nada
desdeñables. Se produce un “corrimiento del sentido común”, es decir, ante la
desmesura del discurso mentiroso del poder, muchos sectores políticos y
diplomáticos, intelecturales y periodistas, ensayan una postura que intenta
“quedarse en el medio”. Así, apoyan soluciones “sensatas”, que “con el consenso
en la comunidad internacional”, siguen siendo de todos modos intrínsecamente
injustas y arbitrarias.
5. Falsas asimetrías
Una “falsa asimetría” es una
construcción que exagera hasta el paroxismo la importancia de hechos nimios, o
las culpas atribuidas a ciertos actores. Por ejemplo, endilga a un país una
responsabilidad desproporcionada en problemas de índole universal: corrupción,
violaciones a los derechos humanos o uso excesivo de la fuerza por parte
del gobierno. Otro ejemplo: atribuir a un partido político o un
movimiento social un carácter delictivo o amenazante en base a simples hechos
episódicos, o a una saga de informaciones falsas.
Una “falsa asimetría” recurre
a verosímiles, estereotipos infantiles y predicación analítica para crear una
percepción infundada de que ciertas personas o colectivos sociales son
especialmente problemáticos, peligrosos o moralmente condenables. Así, sobre la
base de hechos falsos o medias verdades, estadísticas sesgadas y ejercicios de
doble rasero, se estigmatiza a líderes, grupos y países “target”. El bombardeo
de noticias construye una percepción colectiva de ciertos actores como “los más
ladrones”, “los más represores” o “los más peligrosos”.
Una “falsa asimetría” viola
principios básicos de presunción de inocencia e invierte la carga de la prueba.
El sistema de noticias funciona como un tribunal sumario que procede al
linchamiento instantáneo de los acusados, a los que habitualmente se les niega
el derecho a defenderse.
Una “falsa asimetría” también
viola principios básicos de noticiabilidad periodística. Puede atribuirle mayor
importancia a una infidelidad conyugal del presidente, que a su decisión de
bombardear un país y desatar una guerra.
La democracia secuestrada
Un país no se puede
considerar una democracia si una gran mayoría de su población está sometida a
una comunicación manipulada y a una información fundamentalmente falsa (8). La
atmósfera comunicacional de un país no sólo afecta al sistema político: es
también un problema de salud pública. La comunicación envenenada enferma a las
audiencias, genera todo tipo de neurosis y enfrenta a los ciudadanos entre sí.
Además, converge con otros fenómenos en el embrutecimiento general de la
población.
La aparición de Internet y el
desarrollo de las redes sociales permitió a muchos creer en una herramienta
para balancear parcialmente esta situación, con la proliferación de canales de
información alternativa, o con la posibilidad de que cada ciudadano se convierta
en un emisor de noticias. Sin embargo, en los hechos, el filtrado de los
buscadores y los algoritmos de las redes permiten visibilizar o invisibilizar
ciertos contenidos desde el escritorio de los programadores planetarios, o
incluso personalizar los resultados de las búsquedas con contenidos
prediseñados para el usuario. Esto facilita la construcción de una “burbuja
perceptual”, y en definitiva, un control social más efectivo.
Por eso hoy más que nunca,
los ciudadanos debemos impulsar una reforma profunda del sistema de medios de
información. Sólo la multiplicidad real de voces y de fuentes, y la aplicación
de firmes normas éticas para el ejercicio de la profesión, puede salvar al
periodismo de la bancarrota moral, y a la democracia de su secuestro
definitivo.
ARTÍCULOS CONSULTADOS
- · «Patria o medios». Ezi Zunino Buenos Aires, Sudamericana, 2009
- · Wolf, Mauro. La investigación de la comunicación de masas. Crítica y perspectivas, 2ª Edición, Barcelona Editorial Paidós, 1991
- · Osvaldo León, “Comunicación, democracia y movimientos sociales”, en Alainet.org
- · Giulietto Chiesa, «Guerra y Mentira» el control político y militar de nuestras sociedades”. En Voltairenet.org
- · Los desafíos de la comunicación contra-hegemónica en red, Dênis de Moraes. ALAI AMLATINA, 05/03/2013
- · «Elecciones Ecuador 2013. Ley de Comunicación: Deuda pendiente”. Eduardo Tamayo G. ALAI AMLATINA, 15/02/2013.
- · «Los nuevos retos del periodismo y la comunicación. Entrevista a Ignacio Ramonet”. Raúl Zibechi. En Desinformemonos.com
- · Ignacio Ramonet: “Las transnacionales de la comunicación están en crisis”. Gustavo J. Fuchs. ALAI AMLATINA, 14/02/2013
- “El hombre
unidimensional”. Herbert Marcuse.
- “La sociedad
hipnotizada”. Claudio Fabian Guevara. En Rebelión, 2003.
1 Osvaldo León en
“Comunicación, democracia y movimientos sociales”, sostiene que los medios de
difusión masivos, aquellos que configuran nuestra percepción global del mundo,
han multiplicado su incidencia sobre los entornos sociales y la vida cotidiana.
Cada vez sabemos menos por las experiencias de primera mano, y cada vez más por
lo que nos llega de la realidad construida por los medios. Las pautas de la
agenda pública, la “sensacion térmica informativa” que determinan los temas del
día, la identificación o el rechazo de ciertos líderes, o los valores
predominantes en la sociedad, son una construcción mediática. De ahi la
importancia de “los silencios que guardan», los fenómenos que vuelven
invisibles, o por el contrario, los miedos, alarmas y falsas acusaciones que
son capaces de crear e introyectar.
2 “Nunca conoceremos la
verdad sobre el 11 de septiembre. No la conoceremos a lo largo de los próximos
cien años, como dice Noam Chomsky. Pero de lo que podemos estar seguros por
ahora, sin el menor riesgo de error, es de que la versión que nos han
proporcionado es falsa. Incluso lo podemos demostrar”, dice Giulietto Chiesa en
“Guerra y mentira”. Los libros que recogen evidencia en este sentido se
acumulan, y en EE.UU se extiende un gigantesco movimiento civil por la verdad
ignorado por los medios.
3 En el caso de Irak, las
acusaciones que se blandieron contra el gobierno de Hussein combinaron
simplemente elementos “posibles” o “creíbles”, con hechos históricos veraces y
acusaciones falsas: las armas de destrucción masiva, el ataque nuclear en 45
minutos, la compra de uranio y varias más. La preparación del público para esta
guerra no sólo incluyó el plagio del trabajo estudiantil que refiere el
Parlamento inglés, sino también falsas fotografías satelitales (con las cuales
Colin Powell brindó un “show” en la ONU), falsos documentos que “probaban”
compras de uranio enriquecido y otras minucias.
4 Para el Totalitarismo 2.0
es cada vez más fácil la construcción de mundos verosímiles porque sus fuentes
se validan unas a otras.
5 A esto llama Manuel Vazquez
Montalban “La desorientación histórica del receptor de noticias”.
6 La prensa en Occidente
llama a esto “alzamiento republicano” cuando sucede en Siria o en Libia. Si
sucediera algo parecido en Francia o en EE.UU. ¿Cómo lo llamarían?
7 La tradición de
“neutralidad” en la que intenta situarse la prensa “profesional” es buen campo
de cultivo para las “falsas simetrías”. En Irak, las noticias intentaron
equilibrar su descripción de la criminal invasión angloamericana con la continua
referencia a los crímenes de Saddam Hussein, su hipotético poder de lanzar un
ataque devastador en 45 minutos y el mito de las armas de destrucción masiva.
8 Dice Giulietto Chiesa: “Una
comunicación indecente (es decir, desprovista de valor intelectual, de
decencia, de cultura) y manipulada (es decir, engañosa, bajo las múltiples
formas que pueden inducir al error a aquellos que la reciben) priva a la
población de medios intelectuales para defenderse”.