Por Ignacio Díaz
El calentamiento global y sus
graves consecuencias sobre el conjunto del planeta continuarán agravándose los
próximos años por la irracionalidad del capitalismo mundial. Esa es la
principal conclusión tras la reunión de casi 200 países en Polonia este fin de
semana en la denominada cumbre del clima de la ONU.
El encuentro culminó con un
acuerdo y un supuesto éxito al conseguir la aprobación de la parte sustancial
de la reglamentación del Acuerdo de París. Pero tras este anuncio se esconde
una estafa: la modificación de las metas de recorte en las emisiones de gases
contaminantes a la atmósfera.
En 2016, bajo el paraguas de la
ONU, se firmó el Acuerdo de París y se fijó un techo de entre 1,5 y 2 grados de
aumento de la temperatura mundial respecto a los niveles preindustriales, lo
que en sí mismo ya suponía consecuencias graves a futuro.
Dos años después, los recortes de
emisiones implícitamente acordados suponen un aumento de la temperatura mundial
por encima de los 3 grados para el fin de siglo, en claro incumplimiento del
acuerdo firmado.
El otro objetivo de la cumbre era
actuar en respuesta a las conclusiones presentadas por los especialistas a la
ONU, en un documento que debía servir de guía para el accionar internacional.
Pero el alarmante cuadro planteado en el informe del Grupo Intergubernamental
de Expertos sobre el Cambio Climático no tiene relación con el pacto alcanzado
este sábado.
La conclusión científica es que
los países deben reducir aproximadamente un 45% sus emisiones, pero la
declaración final de la cumbre borró cualquier referencia al respecto. Para
peor, este año las emisiones contaminantes crecieron un 2,7%.
Una vez más Estados Unidos se
erigió como el gran obstáculo para intentar alcanzar acuerdos mayores y dentro
de la región latinoamericana Brasil también trabó puntos claves. El año próximo
el país no será sede de la próxima cumbre climática, tal como se había
decidido, y su lugar lo ocupará Chile.
Ya lo había adelantado el viernes
el propio Secretario General de la ONU, António Guterres: “Nadie va a quedar
satisfecho después de estas negociaciones”. Como ya es costumbre en las grandes
reuniones multilaterales, los documentos son cada vez más lavados, incorporan
menos compromisos e incluso retroceden respecto a los acuerdos previos.
Los más preocupados son los
países insulares pequeños, que están seriamente amenazados por el incremento
del nivel del mar que provoca el calentamiento global.