Casi
15,000 niños recluidos en campos de detención en los Estados Unidos
Por Niles Niemuth
Cerca de 15,000 niños
inmigrantes están siendo retenidos en una red de centros de detención en todo
Estados Unidos. Los cambios implementados por la Administración de Trump han
llenado estas cárceles de niños hasta casi su capacidad, y el Gobierno está
considerando agregar más empleados y más camas para hacer posible que quepan
aún más adolescentes.
El Departamento de Salud y
Servicios Humanos, que supervisa la encarcelación de niños inmigrantes en más
de 100 lugares, informó el jueves que el sistema estaba a un 92 por ciento de
capacidad. Entre los centros de detención más notorios se encuentra el
campamento de carpas en la frontera de Estados Unidos y México en Tornillo,
Texas, donde aproximadamente 2.800 niños están detenidos en pleno desierto.
Los niños son retenidos en
Tornillo por un promedio de 50 días antes de dejarlos en custodia de
patrocinadores, generalmente miembros de la familia que ya viven en los EUA y
que cuidarán al menor hasta que un juez de inmigración determine su condición
migratoria. Los nuevos detenidos son llevados al campamento más rápido de lo
que son entregados a los patrocinadores.
Las condiciones que
prevalecen en los centros de detención pueden ser traumáticas, con informes de
niños de violaciones, abusos sexuales y agresiones. Una parte importante de los
detenidos son adolescentes varones de América Central que han cruzado los
Estados Unidos sin un padre, buscando asilo de la pobreza y la violencia de
pandillas en sus países de origen.
La población en el sistema
comenzó a aumentar después de que la Administración de Trump implementara una
política exigiendo que cualquier persona que viva con los patrocinadores
potenciales de un niño proporcione sus huellas digitales y se someta a una
verificación de antecedentes penales.
Esto ha generado temores
entre los posibles patrocinadores de que sometan a otros miembros de la familia
a un posible arresto o deportación. Al menos 41 familiares fueron detenidos por
deportación en 2018 después de intentar patrocinar a un niño detenido.
La Administración de Trump
también ha intensificado dramáticamente su ataque a los inmigrantes a través de
arrestos masivos en el lugar de trabajo por parte de agentes del Servicio de
Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés). Tales arrestos
se han aumentado más del 640 por ciento, de 311 en 2017 a 2,304 en 2018. Los
agentes de Seguridad Nacional abrieron 300 por ciento más expedientes de
investigación en centros de trabajo en 2018, pasando de 1,681 en 2017 a 6,848.
Las redadas más grandes
realizadas este año por ICE se llevaron a cabo en junio en todo el norte de
Ohio con el arresto de 146 inmigrantes en las plantas procesadoras de carne
Fresh Mark, y otros 114 trabajadores detenidos en los invernaderos y jardines
Corso. Las redadas, que se asemejan a operaciones militares completas con
helicópteros sobrevolando, destrozaron comunidades de inmigrantes y arrancaron
a los seres queridos de sus familias.
"Reducir el empleo
ilegal ayuda a construir otra capa de seguridad fronteriza", dijo en un
comunicado de prensa Derek N. Benner, director ejecutivo adjunto de
Investigaciones en el Departamento de Seguridad Nacional, "y reduce la
racha de delitos que facilita el trabajo ilegal, desde las redes de trata
humana que facilitan los cruces fronterizos ilegales a los delitos colaterales
asociados, como el robo de identidad, el fraude de documentos y beneficios, y
la explotación de los trabajadores".
Contrario a las afirmaciones
de Benner, la escalada por parte de la Administración de Trump de redadas y
arrestos en los lugares de trabajo durante el último año es un ataque a toda la
clase trabajadora y no hace nada para reducir la explotación. Los trabajadores
nacidos en EUA no tienen interés alguno en arrancar a los padres y madres
inmigrantes de sus hijos. Además, las tácticas de la Gestapo utilizadas contra
los inmigrantes de hoy se utilizarán contra todos los trabajadores a medida que
se intensifique la lucha de clases.
Bajo condiciones en las que
se recrudecen tanto la crisis política como el conflicto dentro del aparato
estatal, Trump está tratando de utilizar el tema de la inmigración para
desarrollar una base fascista de derecha, incluso dentro de las fuerzas
militares y policiales, apelando al nacionalismo extremo y la xenofobia.
El martes, Trump amenazó con
utilizar el ejército para construir un "muro fronterizo" entre los
Estados Unidos y México. “Si los demócratas no nos dan los votos para asegurar
nuestro país”, declaró en un tuit, “los militares construirán las secciones
restantes del Muro. ¡Saben lo importante que es!”.
En respuesta a las preguntas
sobre la propuesta de Trump, el teniente coronel Jamie Davis le dijo a CNN:
“Hasta la fecha, no hay un plan para construir secciones del muro. Sin embargo,
el Congreso ha proporcionado opciones bajo el Título 10 del Código de EUA que
podrían permitirle al Departamento de Defensa financiar proyectos de barreras
fronterizas, como en apoyo de operaciones antidrogas o emergencias
nacionales".
Trump ya ha desplegado miles
de soldados de servicio activo en la frontera para ayudar a la Oficina de
Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por su sigla en inglés), incluso
fortificando los cruces fronterizos y tendiendo cables de concertina. Lo que se
anunció como una operación militar temporal limitada para detener las caravanas
de los trabajadores centroamericanos que buscan asilo se está convirtiendo en
un despliegue permanente dentro de los Estados Unidos. Si bien algunas tropas
han comenzado a regresar a sus bases, se espera que entre 2.500 y 4.000 tropas
permanezcan hasta el 31 de enero, más allá de la fecha límite inicial del 15 de
diciembre anunciada por el secretario de Defensa, James Mattis.
Lejos de oponerse al asalto
hacia los inmigrantes y las restricciones cada vez mayores para quienes buscan
asilo, el Partido Demócrata ha alternado entre el silencio y suplicar por un
acuerdo con la Administración. Durante las elecciones de medio término, los
demócratas evitaron el tema de la inmigración, alegando que era una
distracción. Incluso aquellos que se presentan como "progresistas",
como la legisladora de Nueva York, Alexandria Ocasio Cortez, han abandonado el
llamado a "abolir ICE". Desde su elección, Ocasio-Cortez no ha dicho
prácticamente nada sobre la inmigración.
El acuerdo fundamental de los
demócratas con Trump sobre la cuestión de la inmigración se mostró plenamente
esta semana durante una reunión abierta de la Casa Blanca entre el presidente y
la líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de
la minoría del Senado, Chuck Schumer. Mientras Trump insistió beligerantemente
en que suspendería el Gobierno rechazando presupuestarlo si no conseguía una
financiación completa para un muro, Pelosi y Schumer respondieron que estaban
ansiosos por trabajar con Trump para financiar una mayor "seguridad
fronteriza".
“Tenemos un desacuerdo sobre
el muro. Si es efectivo o no. No en la seguridad fronteriza, sino en la pared
en sí”, le dijo Schumer a Trump.