Por Jaime Galarza
Diariamente,
la verborrea demagógica del régimen morenista se va por las alcantarillas. Así
ocurre con los paupérrimos discursos sobre el amor y la ternura, el diálogo y
la reconciliación, endebles biombos para esconder el odio, el revanchismo y la
persecución. Igual sucede con la cacareada campaña anticorrupción, que sirvió
para desplazar al vicepresidente Jorge Glas en nombre de la
moral pública, reemplazándolo por María Alexandra Vicuña, quien fue
entronizada en el cargo con más aureolas que la Virgen del Quinche, todo para
rodar por las escaleras de Carondelet envuelta en un saco maloliente de
acusaciones sobre corrupción.
Ahora
será reemplazada por algún bufón del rey de Guayaquil, esto sin ningún diálogo
con nadie, salvo con la embajada de siempre, los grandes empresaurios, la banca
chulquera y la aplanadora mediática.
A
propósito de esta última, los amos de los grandes medios, como Fidel Egas (Banco
Pichincha, Canal 4 y más), deben estar bailando en chulla pata de puro
contento, al ver que Telesur salió del aire por mandato de Donald Trump, con la
complicidad de tantos ovejunos y michelenas que, en el caso del Ecuador,
manejan la aplanadora.
Desde que
fue fundada por iniciativa del Comandante Hugo Chávez, Telesur se convirtió en
la voz de los pueblos latinoamericanos y caribeños para denunciar las
atrocidades que el Imperio comete contra ellos, el saqueo del que son víctimas
por sus grandes recursos naturales, la brutalidad sanguinaria impuesta por el
Pentágono y la CIA en casi todos ellos , como fuera el caso de las dictaduras
militares que los asolaron en décadas recientes, con celebridades como
Pinochet, Videla y un sinfín de bolsonaros. A la vez, Telesur se
convirtió en el vocero de la humanidad que condena las guerras desatadas por
los imperialistas en todas partes, bajo el desbocado afán de convertir al
planeta Tierra en miserable comprador de armas, chatarra y ataúdes.
Más no
son estas las únicas razones que mueven a los guerreristas y sus sicarios de
tinta y de pantallas en el repudio a la libertad de información que representa
Telesur. El afán de silenciarlo tiene sobre todo la finalidad de cobijar los
planes de intervención militar en Venezuela, para lo cual, en el caso de
Ecuador y Colombia, se juega con la figura terrorista del tal “Guacho”, que
resulta más todopoderoso que el Superman de la mitología norteamericana, pues
batallones enteros no han logrado dar con él, que se rio a carcajadas cuando
Lenín Moreno les dio diez días a tres de sus ministros para meterlo en prisión.
De allí
que la
OTAN, asentada ya en Colombia, y el Grupo Militar yanqui, asentado
en su embajada de Quito, trabajan por unificar los mandos y los planes de los
dos países para la agresión directa, toda vez que hasta hoy han fracasado sus
criminales maquinaciones para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro y acabar
con él mediante una descarga de drones y de bombas.
Pero los
genocidas universales (que por cierto han superado a Hitler) están torpemente
equivocados: pueden silenciar ahora a Telesur, pero nunca podrán acallar la voz
rebelde de Venezuela y de todo un continente. Esa voz que nos viene de Bolívar,
Eloy Alfaro, José Martí y tantos otros nuncios de nuestra Segunda y Definitiva
Independencia.
E-mail: jaigal34@yahoo.es Twitter: @jaigal34
Fuente: http://galarzajaime.blogspot.com/2018/12/telesur-callar.html
Fuente: http://galarzajaime.blogspot.com/2018/12/telesur-callar.html