Una ley para aumentar la
jornada laboral enciende la llama de una protesta masiva contra el primer
ministro húngaro
No les mueven las mismas
cosas que a los ‘chalecos amarillos’ franceses, pero la mecha de la protesta
callejera ha prendido también en Hungría. y su primer ministro, el
ultranacionalista Viktor Orban, parece no contar en esta ocasión con muchos
cortafuegos. Toda la oposición parlamentaria, se ha unido contra él en apoyo de
las grandes manifestaciones que
desde hace varios días recorren las calles de Budapest.
La ley prevé ampliar el número de horas extraordinarias al
año de las 250 actuales a 400, a pagar a lo largo de un trienio. Eso
significaría ampliar de 40 a 48 horas la jornada semanal, es decir trabajar
seis días a la semana. Todas las fuerzas sociales y políticas se refieren a esa
norma como la “ley
de la esclavitud”.
Según una encuesta del
Instituto Republikon, de tendencia liberal, el 63% de los seguidores de Orban
desaprueba la “ley de la esclavitud”, mientras que la cota de rechazo entre sus
críticos es del 95%. “Las
condiciones laborales en Hungría han empeorado sobremanera”,
sostiene Laszlo Kordas, líder de la Confederación húngara de Sindicatos.
Para Kordas, la “ley de la
esclavitud”, aprobada con la mayoría del Fidesz el pasado día 12, amplía el
poder del empresario sobre el trabajador, especialmente en el caso de las
multinacionales, dado que la norma, entre otras cosas, permite al empleador
firmar contratos individuales a espaldas de los sindicatos.
“El Gobierno no protege ni
respeta a los trabajadores”, afirma el vicepresidente de la Unión Sindical
Húngara, Tamás Székely. “Vamos a organizar huelgas y luchar contra la ley desde
todos los puestos de trabajo. No
vamos a permitir la introducción de la esclavitud en Hungría“,
amenaza.
En opinión del parlamentario
del grupo socialista Ildikó Borbély Bangó, el “Gobierno ha convertido Hungría en la chabola de Europa,
cada año que pasa somos más pobres”.
La oficina europea de
estadísticas (Eurostat) le da la razón. En sus datos más recientes, publicados
la semana pasada, Hungría apareció por debajo de la media europea en estándares de vida.
Así y según el PIB, el indicador más importante y común que mide el nivel de
vida en un país, Hungría está en el puesto 23 de los 28 Estados que aún
integran la UE. Cuando se trata de consumo, sólo Bulgaria supera a Hungría en
el ámbito de la UE.