Macron confirmó este miércoles que anulará el
aumento a los combustibles, retrocediendo de lo anunciado un día antes de que
solo daría una moratoria de seis meses.
La
gran mayoría de los chalecos amarillos había considerado una provocación el
anuncio del gobierno de dar una moratoria de solo seis meses al aumento a los
combustibles. La idea de que Macron había actuado tarde y no había ofrecido
nada ante las demandas de los manifestantes quedó clara en el llamado a una
nueva movilización para el sábado que podía debilitar aún más al gobierno.
Ante
este panorama, y un escenario de confluencia con otras luchas como la de los
estudiantes secundarios y universitarios, Macron desautorizó este miércoles a
su primer ministro que el martes había anunciado en la Asamblea Nacional que el
impuesto solo se iba a suspender unos meses.
Sin embargo el anuncio del
gobierno parece volver a resultar tardío teniendo en cuenta que, ante la
provocación del martes, los manifestantes exigieron que se cumpla el resto de
su programa que incluye entre otras medidas volver la reinstauración del
impuesto sobre la fortuna (ISF), que fue suprimido recientemente por Macron,
como así también un aumento del salario mínimo.
La
eliminación del impuesto a la fortuna, que pagan aquellos con un patrimonio
mayor a los 1,3 millones de euros, fue tomada con ira por los chalecos
amarillos que ven sus condiciones de vida caer permenentemente, mientras
aumentan los impuestos regresivos sobre la población y se libera de este
impuesto a los multimillonarios del país.
Ante el grito cada vez más
extendido de "Macron dimisión", el gobierno trata de desactivar el
movimiento con el retroceso en el impuesto al combustible pero al mismo tiempo
deja intacta el resto de las medidas impopulares y los ataques que llevó
adelante en el último año, y las que planifica para el resto de su mandato.
Su objetivo es avanzar aún
más no solo dejando exento del pago de impuesto a la fortuna a los más ricos,
sino atacando las pensiones y el seguro de desempleo. Sin embargo el movimiento
de los chalecos amarillos ya le asestó un golpe a su popularidad que está en su
nivel más bajo desde que asumió (25%), y cuando aún le quedan cuatro años de
gobierno por delante.
Los bloqueos y marchas de los
estudiantes secundarios, a la que se plegaron el martes también los
universitarios, son una señal de que el movimiento se puede ampliar y confluir
a partir de la lucha de los chalecos amarillos. El movimiento tiene una gran
simpatía entre los trabajadores, algunos de los cuales ya se manifestaron por
su cuenta, como los ferroviarios, docentes y trabajadores de la salud. Sin
embargo las direcciones sindicales han tenido una política de evitar confluir
en las calles, y ha evitado llamar a acciones, como una huelga general, lo que
permitiría que se haga realidad el grito de "Macron Dimisión" que ha
venido ganando fuerza en todo Francia.