Por Marta Pulido salgado
La
descortesía en el entorno laboral no solo repercute en la salud y el descanso
del empleado que la sufre. Ello impacta de forma negativa al rendimiento de
ambos cónyuges.
Rudeza, sarcasmo, comentarios
despectivos; encuestas realizadas en distintas empresas revelan que la mayoría
de empleados ha sufrido algún tipo de descortesía por parte de un compañero de
trabajo. Según una investigación, publicada en tiempo reciente por la revista
Occupational Health Science, esta conducta negativa no solo repercutiría en la
salud del trabajador, sino que también afectaría a la de su cónyuge.
En su estudio, Brittnie R.
Shepherd y su equipo, de la Universidad Estatal de Portland, evaluaron el modo
en que la conducta incívica en el entorno laboral impacta en la calidad del
sueño de 305 parejas heterosexuales, casadas o de hecho, y residentes en
Estados Unidos. Ambos miembros de la pareja trabajaban un mínimo de 20 horas
semanales en turno de día, y completaron, de forma independiente, un
cuestionario diseñado para medir los incidentes acaecidos en el puesto de
trabajo, así como la preocupación e insomnio que estos generan.
Los resultados mostraron que
el cónyuge del empleado vejado, hombre o mujer, experimentaba problemas para
conciliar el sueño o bien se despertaba en medio de la noche, aunque ello
únicamente ocurría si ambos ejercían la misma profesión o compartían empresa.
Los científicos postulan que
los lamentos y quejas trasladarían el malestar laboral al ambiente familiar y
originarían estas alteraciones. La empatía de la pareja sería mayor en el caso
de pertenecer al mismo ámbito profesional u organización, ya que ésta conocería
el contexto donde sucedería el problema, y por consiguiente se implicaría en la
búsqueda de una solución.
Shepherd y sus colaboradores
desaconsejan excluir al cónyuge de los problemas laborales con el objeto de
evitar que las preocupaciones del otro miembro le afecten. En cambio, sugieren
el desarrollo e implementación de medidas dentro de las empresas para detectar
las conductas negativas, a fin de corregirlas.
Por desgracia, la frecuencia
de este tipo de actitud va en aumento, hecho que altera de forma notable la
productividad, la motivación, y en conclusión, la vida tanto laboral como
personal del trabajador.
Referencia: «Workplace Incivility Ruins my Sleep and Yours: the Costs of
Being in a Work-Linked Relationship», de C. Fritz et al. en Occupational Health
Science, publicación avanzada en internet el 11 de diciembre de 2018
Marta
Pulido salgado es una investigadora en neurobiología celular