La geopolítica en torno al Corona Virus
Por Wim
Dierckxsens, Walter Formento
Introducción
En el nuevo milenio del 2000, se observa el ascenso constante de la
participación de EEUU, y también de la Unión Europea, en la inversión
extranjera directa (IDE) en China a costa de Hong Kong, Taiwán y Japón.
Microsoft entró en el mercado chino en 1992 y luego entraron otros gigantes,
particularmente aunque no exclusivamente, las corporaciones tecnológicas de la
información y comunicación como Facebook, Amazon, Apple, Alphabet, Netflix,
Google (los FANG), Intel, Oracle, IBM, Cualcomm, PayPal, Cisco, entre otros. En
el periodo 1990 y 2017 las empresas globales, de origen estadounidenses,
invirtieron más que 250 mil millones de dólares en China sobre todo en
tecnologías de la información y comunicación.
A la par de las transnacionales globales, se desarrollan también
los gigantes conglomerados nacionales chinos (que denominamos Pekín). Hace años
que China compite en casi todos los sectores de alta tecnología con las
empresas globales procedentes particularmente de Norteamérica. A principios de
este milenio, Estados Unidos exportaba tres veces más que China en productos
tecnológicos a los mercados mundiales. Con el tiempo, Estados Unidos se
convirtió en un importador masivo de productos tecnológicos hechos en China que
antes producía en tierra propia, generando una balanza comercial cada vez más
negativa.
En la actual década, los estadounidenses solo mantienen un amplio
liderazgo en los sectores compuestos por la industria automotriz y la
aeronáutica. Desde 2010, Pekín asumió el liderazgo de las exportaciones,
superando a las transnacionales ‘norteamericanas’ en renglones como información
y comunicación. Asimismo, acaba de igualar las ventas de instrumentación
científica y está cerca de emparejar las ventas de plantas de generación de
energía. Hoy Pekín es uno de los fabricantes más grandes del mundo de productos
de alta tecnología como robots industriales, chips y máquinas herramienta. Los
titanes estadounidenses ven cada vez más complicada la competencia con los
gigantes chinos.
Inexorablemente, año tras año desde el comienzo del milenio, la
participación de los Estados Unidos en la economía mundial se reduce mientras
que China aumenta. China ya es el centro clave de la economía global y el
principal socio comercial de casi 130 naciones. El único competidor económico
de los Estados Unidos está ocupado volviendo a integrar la mayor parte del
mundo a una versión totalmente interconectada del siglo XXI de un sistema
comercial que estuvo en su apogeo durante más de un milenio: las Rutas de la
seda euroasiática. China supera en gran medida a los EEUU en las solicitudes de
patentes y produce al menos 8 veces más graduados de Ciencia, Tecnología,
Ingeniería y Matemática (STEM por sus siglas en inglés) al año que los Estados
Unidos ganando el estatus de principal contribuyente a la ciencia global.
Después de la crisis global de 2007-08,
hay una aceleración de los volúmenes de las IDE (Inversiones Extranjeras
Directas) de China hacia el mundo que revela la decisión de la
internacionalización de empresas chinas, el aumento de la inversión china en la
economía de otros países y la decisión estratégica. Lo anterior mucho tiene que
ver con el desarrollo de un sistema de instituciones financieras diferentes al
de Bretton Woods y la denominada Nueva Ruta de la Seda –NRS-. Esta iniciativa
NRS está asociada a las políticas de inversión regional de “Ir al
Oeste”, en el propio territorio chino, y ha evolucionado hasta
incluir acuerdos y proyectos de conectividad por construcción de
infraestructura con Europa, Asia, África y América Latina, principalmente en
energía, alimentos, minerales y transporte comercial. La NRS incluye acuerdos
con organizaciones ya establecidas entre China y otros países hacia un mundo
multipolar. En primer lugar, estaría el impulso a la mayor internacionalización
del yuan como moneda para transacciones de capital.
En el cuadro geopolítico de hoy, tenemos que las fuerzas del
capital financiero globalizado procuran imponer un Estado global con su propia
moneda global y concretamente una cripto-moneda. El Estado global se plantea
por encima de las naciones y de la Organización de las Naciones Unidas -ONU-,
incluso por encima de EEUU. Con una fuerza militar propia basada en la OTAN,
pero nutrida de fuerzas (a menudo mercenarias) provenientes de todas las
naciones y pueblos como ya es realidad y sucede en general. Los globalistas
quieren otro sistema monetario internacional (economic reset), sin embargo,
también lo quiere el multipolarismo China-Rusia-India-Sudáfrica-Sudamérica.
China es el principal acreedor de EEUU debido a su enorme superávit en la
balanza comercial que tiene con esta nación. Desde 2013, China ha parado de
acumular bonos del Tesoro norteamericano e incluso disminuyó su tenencia y los
vende en dólares para comprar oro.
Cuanto más tiempo Trump permanezca en la presidencia, más opciones
tiene la China multipolar para avanzar con su proyecto multipolar. Trump
apuesta a otro período presidencial más y, de lograrlo, podrá ayudar a parar
nuevamente a las fuerzas globalistas en su delirio oligárquico-belicista y el
mundo podría estar a salvo nuevamente de una conflagración mundial. El fracaso
de los demócratas-globalistas en el impeachment (iniciativa de destitución) contra
Trump les ha dejado en un estado de desesperación y, más aún, la cada vez más
probable candidatura a la presidencia de Sanders por los demócratas los deja
sin candidato propio del Partido Demócrata, y el muy probable triunfo de Trump
que se avizora en noviembre de 2020, quien no solo ha superado toda trampa y
todo golpe de estado desde que asumió en 2017, también ha logrado posponer en
el tiempo la inevitable crisis económica que hubiera afectado negativamente su
campaña electoral.
El Nuevo Corona Virus como vehículo
geopolítico
El Nuevo Coronavirus, que oficialmente se denomina “COVID-19”, ya
ha tenido un gran impacto mundial, en buena medida gracias a los grandes medios
de comunicación del capital financiero globalista (CNN, BBC, Deutsche Welle, Washington
Post, New York Times, AFP, AP, etc.).
Apple fue el causante del primer pánico cuando anunció que esperaba
una baja en sus ganancias debido al cierre de la producción en China
relacionado con el coronavirus. China representa un 30% de la producción
mundial y se esperaba la quiebra de muchas empresas en China a menos que sean
rescatadas por el gobierno (que sin lugar a dudas lo hará) que tendría efectos
graves en la propia economía china y más allá. En una época globalizada,
los efectos se dan en cadena de valor más allá de las fronteras chinas, por lo
que se estimaba una baja en el comercio mundial de 600 mil millones de dólares.
El objetivo claramente es causar angustia entre inversores en torno
a las bolsas de valores en el mundo con el objetivo de generar una gran crisis
mundial, dejando colapsar las burbujas privadas (de vivienda, autos, etc.),
públicas y empresariales. Esta mega-crisis ya estaba en el aire desde que Trump
fue electo en 2017 y los globalistas no lograron provocar su estallido hasta
ahora ni sacar a Trump de la casa Blanca por motivos ampliamente abordados en
trabajos anteriores nuestros. El corona virus vendría a brindar una nueva
oportunidad para causar la “crisis” en plena campaña electoral, que pueda ser
“instrumentada” para evitar la reelección de Trump.
Aparecieron y aparecerán muchas noticias y artículos sobre el
impacto mortal que tendría la pandemia a escala mundial, aparentemente para
generar una situación de pánico mundial. Todo el complejo de medios de
comunicación globalista (CNN, BBC, Deutsche Welle, etc.) repetía hasta el
cansancio que Beijing -Pekín- estaba «mintiendo» y perdiendo el control sobre
la epidemia y su economía. Con “racismo” incluso acusaban al propio BRI (La
Nueva Ruta de Seda) de ser una pandemia y que era «imposible de poner a China
en cuarentena». Cuando China parecía lograr tener el control sobre la pandemia
aparecen como “salidos del infierno” casos en cada vez más países fuera de
China, en primer lugar en el Lejano Oriente: Japón y Corea del Sur y luego
siguiendo la Ruta de la Seda vía Irán a Italia. La OMS informó el 25 de febrero
que unas 77 mil personas habían sido afectadas por el virus con 2.600 muertos,
pero que Pekín aparentemente ya lo tenía bajo control.
Para hacerlo más impactante aún y crear así pánico a nivel mundial
comienzan a inventariar los casos esporádicos en el mundo entero, como si ya
tuviéramos una pandemia a escala mundial. Brasil, Grecia, Pakistán confirman su
primer caso, Kuwait, Irak, Bahréin y Líbano confirman posibles casos, Finlandia
el segundo caso y Francia incluso un segundo muerto. Se difunde que Reino Unido
planea hacer pruebas al azar en la población con síntomas parecidas al
coronavirus. En el mismísimo EEUU, donde aparente y curiosamente, a estas
alturas aún no se han reportado casos más allá de las personas que estuvieron
en un crucero, los demócratas están politizando el virus pidiendo que Trump
destine 8.5 mil millones de dólares para evitar la pandemia en su país. El
presidente en cambio es de la opinión que basta 2.5 mil millones de dólares.
Es impresionante toda la publicidad que recibe la ´pandemia´ y, más
aún, cuando sabemos que según cifras de la OMS mueren hasta 650.000 personas al
año (54.000 al mes) por enfermedades respiratorias relacionadas con la gripe
estacional. Aparentemente nada pasa en el mundo para las plataformas globales
de comunicación cuando esto sí sucede año tras año. Lo anterior no deja duda
que se trata no tanto de una epidemia, sino de toda una campaña comunicacional
y política, y en nuestra opinión, con el objetivo de acelerar el estallido de
una crisis financiera y general en el mundo, que ya venía desarrollándose desde
fines de 2018.
Las grandes plataformas de comunicación nos informan segundo a
segundo sobre el mal humor, los nervios y los subes y bajas en las bolsas de
valores en el mundo y los inversionistas presionan a los medios de comunicación
para impulsar el pánico. Sin embargo, los movimientos en la bolsa nunca son
lineales y si comparamos la actual caída en la bolsa, ésta nada tiene de
diferente a los movimientos que se observaron en el año 2019, como puede verse
en el Grafico
N°1.
¿No han podido salirse con la suya? Las cuatro grandes empresas
tecnológicas globalistas (Facebook, Apple, Amazon y Microsoft) comprenden el
11% del Mercado bursátil y las acciones de las corporaciones FANG bajaron en
total por un monto de 350 mil millones de dólares en 6 días y no han logrado
que bajasen críticamente sus acciones al venderlas. Se habla de porcentajes
históricos cuando en realidad no pasan del 10%. Según el Wall Street Journal
Almanac de 1999 hubo bajas de 22% en un día el 19 de octubre de 1987. Esta
situación demanda una explicación.
Graham Summers analiza y observa que hay 5 MAGA (Make America Great
Again) inversionistas que compran dichas acciones a toda costa al saber que
harán fortuna durante el Segundo período de Trump. Así han logrado hasta ahora
evitar que los cuatro globalistas (Microsoft, Apple Amazon y Facebook) logren
manipular la bolsa a su antojo. Por lo demás, Trump hará lo imposible para que
la Reserva Federal (FED) intervenga masivamente para que la bolsa no colapse
mientras esté en campaña electoral. Una nueva baja en la tasa de interés está a
la vista.
El mundo frente a los globalistas: una
batalla por otra civilización
El capital financiero globalista (a menudo llamado “Los Mercados”)
tiene un solo objetivo: provocar el máximo de sufrimiento con la crisis
económica para llegar luego con la gran solución, crear un nuevo sistema
monetario por sobre él de las naciones –supranacional- e incluso por encima de
EEUU. Es más, solo entregarán la vacuna para resolver el corona virus cuando se
esté en el peor momento del pánico, para de nuevo aparecer como salvadores de
una guerra biológica de la que son parte y no dejan de tener responsabilidad.
Nos preguntamos qué es lo que podrían hacer los bancos centrales en
el mundo si la crisis se acentúe. Sabemos que los bancos centrales ya se
encuentran con una situación de tasas de interés al cero por ciento e incluso
negativa, por lo tanto ya no tendrían mayores márgenes en una gran crisis
económica. En China (Hong Kong) ya comenzaron con el llamado ‘helicopter money’
(dinero-por-helicóptero), entregando a la población dinero para que ésta pueda
seguir haciendo sus compras ante el ‘cierre temporal’ de sus lugares de trabajo.
Los bancos en China continental han sido instruidos de prestar dinero a las
pequeñas empresas y apoyarlas para prevenir su quiebra.
Y lo que puede hacer China con su planificación centralizada
inspirará a los gobiernos de occidente a hacerlo también. En Italia, el
gobierno ya planteó el recorte de los impuestos ante la caída de los ingresos.
En EEUU de seguro se planteará como una de las primeras medidas, la condena de
la deuda estudiantil. Podríamos llegar al ‘momento Draghi’ incluso: que los bancos
centrales compren, a falta de otros instrumentos, hasta las acciones de las
grandes empresas con problemas de pago para evitar un colapso completo y dar
confianza a la economía. Ya hemos visto en trabajos anteriores
que la economía capitalista occidental ya no es capaz de reconectar la
inversión con la economía real o productiva, a menos que “renuncie” a la
ganancia. Lo que comienza como trabajo de ‘bomberos en helicóptero’ se torna
luego política. ¿No estamos llegando con ello al inicio de una economía planificada,
que ya no se deja regular más por las leyes del mercado?
El hecho es que el liderazgo de Beijing –Pekín- ha tenido que
lidiar ya con guerras biológicas graves: una epidemia de gripe porcina, luego
una de gripe aviar y ahora el coronavirus, que prácticamente apagó la mitad de
China. Los grandes medios divulgan que la economía está paralizada pero no
entienden por qué entonces la contaminación del aire por emisiones de carbón
continúa dándose. Aparentemente hay una contradicción en la información que no
divulgan. Desde el punto de vista de la inteligencia china, el cóctel tóxico
actual simplemente no puede atribuirse a solo una serie aleatoria de
coincidencias. Beijing tiene motivos en serie para conectar esta extraordinaria
cadena de eventos como parte de un ataque coordinado de una Guerra Biológica de
amplio espectro contra China. El Dr. Francis Boyle, profesor de derecho
internacional de la Universidad de Illinois y autor, entre otros, de Biowarfare
and Terrorism, es el hombre que redactó la Ley Antiterrorista de Armas
Biológicas de Estados Unidos de 1989. El mismo Dr. Boyle afirma: “todos estos
laboratorios BSL-4 de Estados Unidos, Europa, Rusia, China e Israel están allí
para investigar, desarrollar y probar agentes de guerra biológica”.
La Universidad de Harvard es uno de los principales actores en este
escándalo. En su trabajo conjunto con ONG´s y laboratorios chinos han juntado
muestras de DNA de centenares de miles de chinos y los han llevado a EEUU para
seguir experimentando sobre ellos. De ahí salieron varios virus corona,
patentados al menos uno de ellos por Bill Gates de Microsoft. El actual corona
virus afecta especialmente a personas con las particularidades del DNA de la
población china. Es difícil de creer que el virus sea un producto propiamente
chino. Este poder destructivo está en manos de pocos y la revelación para el
público de que estamos ante una guerra biológica planificada, nos lleva a
preguntarnos sobre la reacción probable, que será de una indignación
generalizada y una acción colectiva para parar este asalto a la humanidad.
Serán las corporaciones globalistas más grandes como Microsoft,
Apple, Facebook y Amazon, con sus grandes plataformas de comunicación global,
las que entren en evaluación universal como el gran peligro para la humanidad,
donde incluso cada vez menos personas confían en la opinión de estos medios.
Podría incluso haber llegado la hora, si bien no aun de nacionalizarlos, pero
si de subordinarlos a instancias públicas que velen por el bien de la humanidad.
Estamos en otras palabras ante un punto crucial en la historia: O los
globalistas se salen con la suya, imponen sus intereses y negocios, y, por lo
tanto, toda la humanidad sucumbe; O se abre un nuevo
camino hacia una Humanidad que tome en sus manos su destino, resultante de un
Dialogo de Civilizaciones.
Febrero 28, 2020.
Bibliografía consultada
Wim Dierckxsens, Walter Formento, Andrés
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Global 'Draghi' Moment?, Zero Hedge 24 de febreor de 2020
Zero Hedge, Trump ‘Furious’
At Rogue Bureaucrats Who Let Coronavirus Patients Fly Home Without Telling
Him, 23 de febrero de 2020