
Fue
a principios de 2018, durante una reunión en la Organización Mundial de la Salud, en Ginebra, cuando un
grupo de expertos acuñó este término. Los expertos de la OMS explicaban
que se trataba de “la próxima
pandemia”.
Antes
de que el SARS-CoV-2, se propagara, los expertos en enfermedades
infecciosas ya estaban inmersos en la investigación de nuevas enfermedades
emergentes. Así lo aseguraban en 2018 los especialistas en microbiología y enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de enfermedades infecciosas y microbiología clínica (Seimc).
Durante
el Congreso Nacional, estos expertos plantearon esta emergencia y sus
posibilidades para hacerle frente.
Pero
mucho antes, los microbiológos anticiparon que los coronavirus de murciélagos eran una bomba de relojería en Asia.
Lo
hicieron con la publicación de un artículo en Clinical Microbiology Reviews, en 2007. En
esta investigación avanzaban que los murciélagos de herradura son el reservorio
natural del virus similar al SARS-CoV y que las civetas son el anfitrión de la
amplificación. Estos expertos advertían de la necesidad de mantener fuertes
medidas de bioseguridad “en
las granjas y mercados húmedos”, ya que, aseguraban, “pueden servir como fuente de propagación
de infecciones emergentes”.
Mientras,
en España…
José
Ramón Arribas, especialista en Enfermedades Infecciosas en el Servicio de
Medicina Interna del Hospital Universitario de La Paz, explicaba, que el mayor
motivo de preocupación que siempre ha estado presente entre la comunidad
científica es “una pandemia de
gripe”. Algo que ya advertía pensaban que se produciría en esta
generación. Y no estaban equivocados. La OMS, a lo largo de estos años, ha ido
ampliando las enfermedades emergentes a su lista. Crimean-Congo
Hemorrhagic Fever (CCHF); Ébola Viral Disease and Marburg Viral Disease; Lassa
Fever; Middle East respiratory syndrome coronavirus (MERS-CoV) and Severe Acute
Respiratory Syndrome (SARS); Nipah and henipaviral diseases; Rift Valley Fever
(RVF); Zika; y por último, Disease X.
Como
Arribas explicó en una entrevista en esta publicación, hasta el momento, la
preparación de los profesionales sanitarios ante una pandemia X era incompleta.
Arribas señalaba a la falta de coordinación mundial. “Por ejemplo, no hay planes de
contingencia para una pandemia de gripe. Esta coordinación requeriría el mismo
tipo de esfuerzo que el que se dedica en la preparación para una conflagración
militar”, explica el infectólogo, y no estaba equivocado.
Ante
esa situación, el infectólogo insistía en la necesidad de mejorar la capacidad
para diagnosticar sobre el terreno en áreas con muy pocos recursos. “Esta es la base de la vigilancia frente
a nuevas epidemias”, apuntaba. Gracias a los avances en
microbiología molecular se tendrán pruebas muy sencillas para diagnóstico
rápido. En este sentido, Arribas remarcaba la importancia del concepto “One Health”.
Otra
estrategia para contener los primeros casos de estas epidemias que proponían
los expertos era la creación de unidades de aislamiento de alto nivel. Unas
unidades que permitirían atender a estos pacientes a la vez que se garantiza la
seguridad de los trabajadores y se impide la diseminación de estos patógenos a
la comunidad. “España en 2014
no tenía ninguna de estas unidades”. En 2018 contaban con siete
distribuidas por todo el territorio.
El
papel de las vacunas
En
todo este escenario, lo que no ha cambiado en estos años es en potenciar el
papel de las vacunas. El “santo grial”, aseguran los expertos, de la
preparación frente a una pandemia.
Editores:
Lic. Heidy Ramírez Vázquez
Lic. Heidy Ramírez Vázquez
Dra. María
Elena Reyes González
Fuente: http://infomed.sld.cu/