Jesús
A. Rondón. @JesusRondónVen
Formamos parte de un
momento de la historia excepcional, pues la pandemia del coronavirus ha logrado
que a nivel mundial se tomen medidas nunca vistas y de manera casi simultánea.
En Venezuela, por el contrario, estamos viviendo momentos que nos han llevado
de una u otra manera a los limites, solo que por otras razones, como por
ejemplo el paro petrolero o el mega-apagón; y ahora debemos enfrentar la
amenaza de la trasmisión rápida de esta enfermedad.
En todas esas ocasiones
y en el presente hemos contado con los trabajadores y las trabajadoras
esenciales, que forman parte de una noción en la jerga del manejo de crisis;
denominada personal esencial. Socialmente se tiende a reducir a aquellos que
tienen labores sanitarias, pero, nada más alejado de la realidad, pues para que
nuestro mundo siga funcionando en los mínimos necesarios, hace falta la labor
diaria de muchas personas.
Los trabajadores y las
trabajadoras sanitarias están en uno de los frentes de acción, quizás el más
visible; pero dentro de estos no solo hay médicos y enfermeras, también hay administrativos,
conductores de ambulancia, personal de limpieza, entre otros y otras; que como
recién apunté, garantizan variados aspectos de la operación, tras las primeras
líneas.
Trabajadores y
trabajadoras esenciales son también el personal de seguridad, bien sea público
o privado, los primeros son el mayor contingente y están garantizando el orden público
y el acatamiento de las instrucciones del Estado; así también están los
privados que custodian el patrimonio no público. Cuando las condiciones
recrudecen, en este ámbito, entran en la escena las fuerzas armadas nacionales.
Son personal esencial
aquellas personas que forman parte del circuito de comercialización de
alimentos, medicinas, de tal manera que usted solo ve al dependiente que le
suministra el producto, pero este forma parte de otros y otras que van desde
los transportistas, almacenistas, hasta los gerentes.
Hay que seguir
generando bienes de primera necesidad, de tal manera que hay actividades de
manufactura que no se detienen, así como las agrícolas, que se mantienen en los
límites necesarios. Hay personas elaborando alimentos y otros elementos de
primera necesidad.
En lo público (o
privado) hace falta que funcionen servicios esenciales, como: agua potable,
electricidad, gas, saneamiento básico (recogidas y procesamiento de desechos y
limpieza de áreas claves) y telecomunicaciones. En estas actividades mujeres y
hombres hacen trabajos cada día, independientemente de las condiciones.
Los vemos cada día,
pero no los incorporamos dentro de la idea de personal esencial, estos son los
trabajadores y las trabajadoras de la prensa. Son un entramado que hace posible
que usted este leyendo esta nota y que cada día sea informado de los
acontecimientos que van marcando las crisis y la gestión de las mismas.
Finalmente existe un
gran número de personas que deben tomar decisiones en el Estado, y estas no
serían posible sin un gran contingente que las viabilice y las soporte.
Utilizaré una palabra, con poca reputación, pero de la que rescato su esencia,
la burocracia. Sin estas personas los líderes políticos que están al frente de
los Estados, no podrían tomar las decisiones adecuadas.
Seguro estoy que su
escrudiñamos más, encontraremos otros oficios y saberes esenciales, pero la
idea por ahora es visibilizar por lo menos, las grandes áreas de trabajo que
por estos días siguen laborando y con ello garantizando unas condiciones
adecuadas para la población que debe acatar un confinamiento obligatorio. Debo
aclarar, sin embargo, que el orden en que los presento no significa un orden
jerárquico alguno.
En estos momentos los diversos
liderazgos en los Estados del mundo buscan gestionar la situación de pandemia
que adquirió el coronavirus, Venezuela está incorporada en esta visión. La
responsabilidad de ninguna manera es minúscula, en dimensión alguna; pues al
final sus decisiones definen, aunque suene dramático; quienes viven o quienes
mueren. Una decisión inoportuna o errada
se traduce en número de decesos o lo contrario, como se quiera ver, sin aludir
a un caso en particular, ya lo estamos viendo, solo que es temprano para balances
definitivos. Esto no solo aplica a la población general, tiene una especial
repercusión en el personal esencial, de allí que no solo es necesario el
reconocimiento, sino el cuidado de las personas que forman parte de esta
categoría.
Una crisis se agrava si
el personal esencial se ve comprometido y esta situación es causada por la
falta de control de los procesos peligrosos a los que se encuentran expuestos,
por ejemplo, en la atención a pacientes (o presuntos) sin las protecciones
debidas, u otro menos visible relacionado con la organización del trabajo, es
decir largas jornadas o falta de tiempo de descanso.
En algunos países ya se
escuchan declaraciones de representantes laborales del personal sanitario, por
ejemplo; denunciando que existen personas que empiezan a experimentar fatiga
laboral, gracias a las largas jornadas que deben realizar. Tal situación, no
solo compromete al trabajador o la trabajadora en cuestión, sino a la persona
que es atendida. Solo pregúntese ¿qué condiciones tiene un médico para hacer un
diagnóstico después de doce horas de intensa jornada?, ¿sus habilidades de
observación se mantienen?
No se ignora que desde
los Estados se realizan acciones para ubicar personal, que de no encontrarse
habrá que recurrir a otro componente en situaciones de crisis, el voluntariado,
que es otro tema.
Reconozcamos e
incluyamos a todos los que hoy en el mundo y en nuestro país, están realizando
una labor para detener la pandemia y garantizar servicios básicos. Y no solo
eso, demandemos los cuidados necesarios para conservar la salud del personal
esencial, pues de no hacerlo serán víctimas colaterales de la crisis; y se
comprometerá nuestra vida.
En Venezuela en
particular nuestra constitución, en su artículo 87 ordena que “Todo patrono o patrona garantizará a sus trabajadores o
trabajadoras condiciones de seguridad, higiene y ambiente de trabajo adecuados.
El Estado adoptará medidas y creará instituciones que permitan el control y la
promoción de estas condiciones.”. En concordancia con este
postulado se desarrolla la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio
Ambiente de Trabajo, que es uno de los pilares del entramado jurídico
relacionado con la salud de los trabajadores y de las trabajadoras, de tal
manera que corresponde al Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social
de Trabajo, como ente rector; en conjunto con el Ministerio del Poder Popular
para la Salud definir la política para atender a los trabajadores y
trabajadoras esenciales y será de acuerdo a la norma, el Instituto Nacional de Prevención, Salud y
Seguridad Laborales el que la implemente, como ente gestor, siempre con la
participación activa de los beneficiarios.