En momentos en que el presidente Trump ha
anunciado la retirada de las tropas estadounidenses desplegadas en el «Medio Oriente ampliado»,
el Pentágono sigue adelante con la aplicación del plan
Rumsfeld-Cebrowski. Ahora se trata de destruir los Estados en los
países de la «Cuenca del Caribe». Pero el objetivo ya no es el mismo que en
los años 1970, cuando Washington se esforzaba por derrocar los
gobiernos que se acercaban a la Unión Soviética. Ahora se trata de
destruir los Estados en los países de esa región, sin importar que sean
amigos o adversarios políticos de Estados Unidos. Thierry Meyssan observa
los preparativos que apuntan a iniciar esta nueva serie de guerras.
Por Thierry Meyssan
En una serie de artículos anteriores
presentamos en este mismo sitio web el plan del SouthCom (que los
latinoamericanos designan como el “Comando Sur” estadounidense) destinado
a provocar una guerra entre naciones latinoamericanas para destruir los
Estados en todos los países de la llamada «Cuenca del Caribe» [1].
La preparación de una guerra
de esa envergadura, sucesora de la serie de conflictos provocados en el «Medio Oriente
ampliado» (o «Gran Medio Oriente»), es un proceso que exige
alrededor de 10 años [2].
Después de la fase de
desestabilización económica [3] y del subsiguiente periodo de preparación militar,
la operación propiamente dicha debería comenzar en los próximos años con
una agresión militar contra Venezuela. En esa agresión participarían
Brasil (con apoyo de Israel), Colombia (aliada de Estados Unidos)
y Guyana (o sea, el Reino Unido).
Vendrían después agresiones
militares contra Cuba y Nicaragua, los dos países que completan
la «troika de la tiranía», según el consejero estadounidense de
seguridad nacional John Bolton.
Pero el plan inicial pudiera
verse modificado, principalmente por las nuevas ambiciones imperiales del
Reino Unido [4], que podría ejercer cierta influencia sobre el Pentágono.
Veamos el panorama actual:
La evolución de
Venezuela
El presidente bolivariano Hugo Chávez
había desarrollado relaciones con el «Gran Medio Oriente» sobre
una base ideológica. Chávez se acercó principalmente al entonces
presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, y al presidente sirio Bachar al-Assad.
Juntos, estos tres presidentes habían concebido la posibilidad de fundar
una nueva organización intergubernamental –el «Movimiento de
Aliados Libres»–, siguiendo un modelo similar al del Movimiento de
Países No Alineados, actualmente paralizado este último por el
alineamiento de ciertos miembros tras las políticas de
Estados Unidos [5].
El actual presidente de
Venezuela, Nicolás Maduro, mantiene el discurso de Hugo Chávez pero ha optado
por una política exterior diferente.
Maduro sigue adelante con la
política de acercamiento a Rusia, recibiendo en Venezuela la visita
de bombarderos estratégicos rusos y firmando con Moscú un contrato para la
importación de 600 000 toneladas de trigo, que permitirá enfrentar la
escasez en Venezuela. Más importante aún, Rusia invertirá
en Venezuela 6 000 millones de dólares, de los cuales
5 000 millones irán al sector petrolero. Ingenieros rusos
reemplazarán en ese sector a los especialistas venezolanos que abandonaron
su país atraídos por los cantos de sirena de las compañías extranjeras.
Nicolás Maduro ha
reorganizado las alianzas de su país sobre bases nuevas, estableciendo
estrechos vínculos con Turquía, un país miembro de la OTAN y cuyas tropas
ocupan actualmente amplios territorios en el norte de Siria. En el marco
de esas relaciones, Maduro ha viajado 4 veces a Estambul y el presidente
turco Recep Tayyip Erdogan visitó Caracas recientemente.
Suiza fue un país aliado de
Hugo Chávez, llegando incluso a impartirle consejos para la redacción de la
actual Constitución de la República Bolivariana. Actualmente, por temor a
no poder seguir tratando en Suiza el oro venezolano, Nicolás
Maduro lo envía a Turquía para convertir el mineral bruto en
lingotes. En el pasado, ese oro quedaba depositado en bancos suizos
como garantía del cumplimiento de los contratos de exportación de petróleo.
Ahora, los fondos provenientes de las ventas de petróleo
se transfieren a Turquía mientras que el oro ya convertido en
lingotes regresa a Venezuela. Esta orientación puede interpretarse
como basada ya no en una ideología sino en intereses, quedando por
definir qué tipo de intereses.
Al mismo tiempo, Venezuela
está siendo blanco de una campaña de desestabilización que comenzó con
manifestaciones antigubernamentales extremadamente violentas (las llamadas «guarimbas»),
antes de pasar al intento de golpe de Estado de febrero de 2015 (la «Operación
Jericó») y a ataques contra la moneda venezolana y la orquestación de una
ola migratoria. En ese contexto, Turquía proporcionó a Venezuela la
posibilidad de sortear las sanciones estadounidenses. Los intercambios
entre ambos países se multiplicaron por 15 durante el pasado año
2018.
Sea cual sea la evolución del
«régimen» de Venezuela, nada justifica lo que hoy
se prepara en contra de la población de ese país.
Coordinación de los
medios logísticos
Desde el 31 de julio y hasta el 12 de
agosto de 2017, el “Comando Sur” (SouthCom) organizó un gran ejercicio
militar con la participación de más de 3 000 efectivos provenientes
de 25 países aliados –entre ellos Francia y Reino Unido. El objetivo
era la preparación de un desembarco relámpago de tropas
en Venezuela [6].
Colombia
Colombia es un Estado, pero no llega
a ser una nación. La población colombiana vive dividida en clases
sociales geográficamente separadas. Casi ningún colombiano
se aventura en un barrio perteneciente a una clase social que no sea
la suya. Esta estricta separación geográfica en función de las
clases o categorías sociales ha hecho posible la multiplicación de fuerzas
paramilitares y, por consiguiente, los conflictos armados internos que
han dejado en Colombia más de 220 000 muertos en unos 30 años.
Desde su llegada al poder, en agosto
de 2018, el presidente colombiano Iván Duque ha hecho tambalearse la
frágil paz que su predecesor, Juan Manuel Santos, ya había concluido
con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y que estaba por
concretarse con el ELN (Ejército de Liberación Nacional). Duque no ha
excluido la opción de una intervención militar contra Venezuela. Según
revelaciones del presidente Nicolás Maduro, Estados Unidos entrena
actualmente 734 mercenarios en un campamento de la región colombiana de
Tona, para utilizarlos en una operación de “bandera falsa” [7] destinada a desatar la guerra contra Venezuela.
Debido a la particularidad sociológica de Colombia, no es posible decir
con certeza si ese campo de entrenamiento está o no bajo control del
gobierno de Bogotá.
Guyana
En el siglo 19, las potencias
coloniales se pusieron de acuerdo sobre el trazado de la frontera
entre la Guayana británica (la actual República Cooperativa de Guyana) y
la Guayana holandesa (hoy República de Surinam). Pero ningún texto fijó
la frontera entre la zona británica y la zona española (la actual
Venezuela). Hoy en día, Guyana administra de facto 160 000
kilómetros cuadrados de jungla aún sujetos a litigio con Venezuela.
En virtud del acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966,
ambos países recurrieron al entonces secretario general de la ONU –el
birmano U Thant. Pero la solución sigue pendiente. Guyana propone poner
el problema en manos de la Corte de Arbitraje de la ONU mientras que
Venezuela prefiere la negociación directa entre los dos países.
Este diferendo territorial
no parecía urgente ya que la zona en disputa es una jungla
despoblada que aparentemente carecía de valor, pero se trata de un
inmenso espacio que representa dos terceras partes de Guyana. El acuerdo
de Ginebra ha sido violado 15 veces por Guyana,
por ejemplo autorizando la explotación de una mina de oro en ese
territorio. Pero lo más importante apareció en 2015 cuando
ExxonMobil descubrió petróleo en el Atlántico, precisamente en las aguas
territoriales de la zona en disputa.
La población de Guyana se
compone en un 40% de descendientes de indios [8], un 30% de descendientes
de africanos, un 20% de mestizos y un 10% de poblaciones autóctonas
amerindias. Los indios están muy presentes en los organismos
públicos de Guyana y los descendientes de africanos son mayoría en el
ejército.
El 21 de diciembre de 2018, una moción
de censura fue presentada en el parlamento guyanés contra el gobierno del
presidente David Granger, un general probritánico y antivenezolano, que llegó
al poder en 2015. Para sorpresa de todos, un diputado –Charrandas Persaud–
votó contra su propio partido provocando así la caída del gobierno, cuya
mayoría se limitaba a un solo voto. Guyana vive desde entonces una
situación de grave inestabilidad. Se ignora si el presidente Granger,
actualmente bajo quimioterapia, será capaz de continuar ejerciendo sus
funciones mientras que el diputado Charrandas Persaud tuvo que abandonar la
sede del parlamento utilizando una salida de escape y huyó a Canadá.
El 22 de diciembre de 2018,
en medio de la crisis gubernamental guyanesa, dos barcos contratados por
la transnacional estadounidense ExxonMobil –el Ramform Thethys, con
bandera de Bahamas, y el Delta Monarch, de Trinidad y Tobago–
iniciaron trabajos de prospección en la zona en disputa con Venezuela
[9]. Considerando que se trataba de una violación del
acuerdo de Ginebra, la marina de Venezuela expulsó los dos barcos de
la zona en disputa. El ministerio de Exteriores de Guyana denunció
el hecho como un acto hostil.
El 30 de diciembre, el
ministro de Defensa del Reino Unido, Gavin Williamson, declaró al Sunday Times que
la Corona pone fin a la doctrina de descolonización que Whitehall
venía siguiendo desde el fiasco franco-británico de Suez, en 1956 [10]. Por consiguiente, Londres, que hoy cuenta con bases
militares en Gibraltar, Chipre, en la isla de Diego Garcia y en las islas
Malvinas, se prepara ahora para abrir una nueva base militar en
el Caribe, quizás en la isla de Monserrat pero más probablemente
en Guyana. Esa nueva base militar británica debería ser operacional
en 2022 [11].
El otro vecino de Guyana es
Surinam (la Guayana holandesa). El presidente de Surinam, Desi Bouterse,
está acusado en Europa de tráfico de drogas en un caso anterior a su elección.
Pero su hijo, Dino Bouterse, fue arrestado en Panamá, en 2013,
a pesar de que había entrado a ese país con un pasaporte diplomático.
De Panamá, Dino Bouterse fue extraditado a Estados Unidos, donde fue
condenado a 16 años de cárcel por tráfico de drogas, pero en realidad
fue porque estaba instalando el Hezbollah libanés en Surinam.
La ceremonia de bautismo de Jair Bolsonaro en las aguas del río Jordán, Israel. |
Brasil
En mayo de 2016, Henrique Meirelles,
ministro de Finanzas del gobierno de transición del líbano-brasileño Michel
Temer, designó como director del Banco Central de Brasil al israelo-brasileño
Ilan Goldfajn. Meirelles, quien presidía además el Comité Preparatorio de los
Juegos Olímpicos, recurrió también al ejército israelí (Tsahal) para
coordinar el trabajo del ejército y de la policía brasileños en cuanto a
garantizar la seguridad de la cita olímpica. Al controlar
simultáneamente el Banco Central, el ejército y la policía, Israel
no encontró la menor dificultad para incentivar las protestas contra la corrupción
entre los dirigentes del Partido de los Trabajadores.
Creyendo que la entonces presidente de
Brasil, Dilma Rousseff, había manipulado las cuentas públicas en el marco del
escándalo de Petrobras –la empresa mayoritariamente estatal que comercializa
el petróleo brasileño– el parlamento destituyó a la mandataria en agosto
de 2016, a pesar de que no había hechos comprobados que
permitiesen incriminarla.
Eduardo y Carlos, hijos del nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. |
En medio de la campaña electoral
de 2018, el candidato a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro,
se fue a Israel, a bautizarse en las aguas del río Jordán, garantizando
así el voto masivo a su favor de los electores vinculados a las iglesias
evangélicas.
Jair Bolsonaro ganó la
elección teniendo como candidato a la vicepresidencia al general Hamilton
Mourao. Durante la etapa de transición, el general Hamilton Mourao declaró
públicamente que Brasil tenía que prepararse para enviar un contingente
militar a Venezuela como «fuerza de paz»… después del derrocamiento del
presidente Nicolas Maduro. Esas palabras constituyen una amenaza casi
descarada, a la que Bolsonaro trató de restar importancia.
El 3 de enero de 2019, en
entrevista concedida al canal de televisión SBT, el ya presidente Bolsonaro
mencionó negociaciones con el Pentágono con vistas a la apertura de una
base militar estadounidense en Brasil. Esta declaración ha encontrado
fuerte oposición en el seno de las fuerzas armadas brasileñas, donde
se estima que Brasil es totalmente capaz de defenderse solo.
En ocasión de su investidura,
el 2 de enero de 2019, el flamante presidente Bolsonaro
se reunió con el primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu. Era la
primera vez que una personalidad israelí de tan alto nivel viajaba a
Brasil. El presidente Bolsonaro aprovechó la oportunidad para anunciar
que la embajada brasileña en Tel Aviv va a ser trasladada a
Jerusalén.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, quien también
asistió a la investidura de Bolsonaro, se reunió en Brasil con el
ministro de Exteriores de Perú, Néstor Popolizio, y anunció junto al nuevo
presidente brasileño su intención de luchar a su lado contra los «regímenes
autoritarios» de Venezuela y Cuba. En su viaje de regreso a
Estados Unidos, Pompeo hizo escala en Bogotá para reunirse con el
presidente colombiano, Iván Duque. Ambos se concertaron para trabajar
juntos con vista a aislar a Venezuela en el plano diplomático.
El 4 de enero de 2019, los 14 países miembros del llamado «Grupo
de Lima» (entre los que se encuentran Brasil, Colombia
y Guyana) se reunieron para emitir un comunicado donde declaran «ilegítimo»
el nuevo mandato del presidente Nicolás Maduro, que comienza el 10 de
enero [12]. México se negó a firmar
ese comunicado.
Por otro lado, 6 países del grupo acudirán al Tribunal Penal
Internacional para acusar al presidente Maduro de «crímenes contra la
humanidad».
Es evidente que está en marcha el proceso que debe llevar a la
guerra. Están en juego fuerzas enormes y pocas cosas pueden aún
llegar a detenerlas.
Es en este contexto que Rusia está estudiando la posibilidad de abrir
una base aeronaval permanente en Venezuela. La Orchila –la isla
donde estuvo retenido el presidente Hugo Chávez durante la intentona golpista
de abril de 2002– ofrece las condiciones necesarias para el
estacionamiento de bombarderos estratégicos. Esto sería para Estados Unidos
una amenaza mucho mayor que los misiles soviéticos desplegados en Cuba,
en octubre de 1962.
[1] «Plan to overthrow the Venezuelan Dictatorship – “Masterstroke”»,
por el almirante Kurt W. Tidd, Voltaire Network, 23 de febrero
de 2018; «El “Golpe Maestro” de Estados Unidos
contra Venezuela (Documento del Comando Sur)», por Stella
Calloni, Red Voltaire, 9 de mayo de 2018; y «Estados Unidos prepara una guerra entre latinoamericanos»,
por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de diciembre
de 2018.
[2] The Pentagon’s New Map,
Thomas P. M. Barnett, Putnam Publishing Group, 2004; «El proyecto militar de Estados Unidos para el mundo»,
por Thierry Meyssan, Haïti Liberté (Haití), Red Voltaire,
22 de agosto de 2017.
[3] “Declaration of a
National Emergency with Respect to Venezuela”, “Executive Order –
Blocking Property and Suspending Entry of Certain Persons Contributing to the
Situation in Venezuela”, por Barack Obama, Voltaire
Network, 9 de marzo de 2015.
[4] «Reino Unido asume su nueva política colonial post-Brexit», Red Voltaire,
3 de enero de 2019.
[5] «Chávez y Assad llaman a la creación de un Movimiento de
Aliados Libres», Red Voltaire, 15 de julio
de 2010.
[6] «Grandes ejercicios militares alrededor de Venezuela»,
por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia) , Red
Voltaire , 25 de agosto de 2017.
[7] Una “operación de bandera
falsa” false flag es una provocación perpetrada de
manera que pueda atribuirse a la parte adversa, proporcionando así el pretexto
que justificará una acción de “respuesta”. Nota de la Red Voltaire.
[8] No se trata de amerindios
–pobladores autóctonos de la región– sino de descendientes de familias
provenientes de la India. Nota de la Red Voltaire.
[9] El 9 de enero de 2019,
o sea al día siguiente de la publicación de este artículo,
el presidente Nicolás Maduro presentó en conferencia de prensa las
pruebas (grabaciones de video y de audio) que demuestran sin lugar
a dudas que los barcos de prospección que participaron en el incidente
marítimo se hallaban en aguas territoriales de la República Bolivariana
de Venezuela. Nota de la Red Voltaire. Ver «Venezuela publica pruebas de la violación de sus aguas
territoriales», Red Voltaire, 10 de enero
de 2019.
[10] «Reino Unido asume su nueva política colonial post-Brexit», Red Voltaire,
3 de enero de 2019.
[11] “We are
opening new overseas bases to boost Britain”, Christopher Hope, Sunday Telegraph,
30 de diciembre de 2018.
[12] «Declaración del Grupo de Lima», Red Voltaire ,
4 de enero de 2019.