Por Geraldina Colotti
El mismo
título en todos los principales medios internacionales "Maduro no tiene
que gobernar". ¿Por qué? Debido a que el Grupo de Lima lo dice y Almagro,
el megáfono de Estados Unidos que dirige a la OEA, lo repite. Un megáfono que
ha sido deslegitimado y expulsado de su propio partido, el Frente Amplio al que
pertenece el ex presidente y tupamaro Pepe Mujica, por pisotear los principios
que deberían haberlo guiado en su tarea.
Y, sin embargo, es
precisamente el concepto de "legitimidad" que es evocado por Almagro
y su banda dirigida por los Estados Unidos: que consiste en Argentina, Brasil,
Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay,
Perú, Guyana, Santa Lucia. Con una declaración en 13 puntos, los nuevos
"campeones del derecho internacional" han adoptado 7 medidas para
instruir a Maduro a que renuncie a su cargo y entregue el país en manos de la
Asamblea Nacional "en desacato", o sea en las manos del Fondo
Monetario Internacional.
En la práctica, Venezuela
quedaría bajo la decisiones de las "organizaciones multilaterales"
como un "estado fallido", peligroso para la seguridad de la región.
El plan es estrangular el gobierno bolivariano, negándole los préstamos y el
comercio "en todos los organismos financieros internacionales y
regionales"; para aislarlo, evitando que sus representantes ingresen a los
países del Grupo Lima; invadirlo violando sus espacios aéreos y acuáticos bajo
el pretexto de una "intervención humanitaria".
"Maduro no tiene que
gobernar", este es el imperativo. ¿Los más de 6 millones de votos
obtenidos en mayo por el presidente? Ellos no cuentan. ¿Los partidos de
oposición que participaron en esa votación y fueron derrotados en una
competencia electoral regular, la 25ª desde 1999? Ellos no cuentan. Y, por no
hablar de los más de 8 millones de ciudadanos, incluso de la oposición, que
votaron a favor de la Asamblea Nacional Constituyente, que dijeron “ya basta”
después de varios meses de violencia mercenaria (las "guarimbas"). La
elección de Maduro, de hecho, sería "ilegítima" porque asi el Grupo
de Lima considera la ANC, habiendo sido creado precisamente cuando la ANC logró
restablecer la paz en el país, en agosto de 2017.
La verdadera
"democracia" sería aquella subordinada al Consenso de Washington, que
es “legítima” incluso cuando se impone a través de un golpe institucional, como
sucedió en Honduras, Paraguay o Brasil. La democracia de los lobbies a sueldo
de las grandes multinacionales. ¿Qué ejemplo de democracia puede reclamar el
nazi Bolsonaro? Sin embargo, es Nicolás Maduro que se llamará
"dictador".
El Canciller de Venezuela,
Jorge Arreaza, definió la declaración de los 13 "un ejemplo flagrante de
subordinación humillante" y denunció los planes intervencionistas contra
el país bolivariano. Planes que la declaración destaca en sus diversos puntos,
construidos en el transcurso de un año en el que el ataque a Venezuela, luego
de ser derrotado internamente, se presentó sobre todo a nivel internacional: en
el ámbito económico-financiero, político, diplomático y mediático, preparados
por una campaña ensordecedora sobre la "crisis humanitaria" y sobre
la "emergencia de los refugiados".
A pesar de la lógica, el ir y
venir regular en la frontera con Venezuela - sin duda aumentado por las
dificultades causadas por la guerra económica - continúa siendo descrito como
un "éxodo bíblico" de personas desesperadas que huyen de la
"dictadura". Las imágenes son siempre las mismas. De acuerdo con las
cifras de los principales medios de comunicación, en Venezuela no se quedarían
más de cuatro gatos desesperados. En Italia siempre hay algún "primo"
venezolano listo para testimoniarlo a gritos, apoyado por "organizaciones
humanitarias" bien forrajeadas de nuevo este año por Washington.
Nadie publicará las cifras
difundidas por el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, sobre la movilidad
de los venezolanos durante el período vacacional, que aumenta con respecto al
año pasado. Se dice que millones de venezolanos entrarían a los países
fronterizos todos los días, pero nadie muestra qué autobuses transitarían sin
colapsar Ecuador, donde Lenin Moreno organizó una reunión de 11 países en
septiembre para imponer "ayuda humanitaria" al gobierno de Nicolás
Maduro.
Una solicitud que, ahora, se
pone en papel en la declaración del Grupo de Lima, pero sin México, que durante
el gobierno de Peña Nieto había firmado todos los documentos anteriores, y esta
vez se negó a hacerlo, inaugurando la Política de no injerencia en los asuntos
internos de otros Estados, anunciada por el nuevo presidente Andrés Manuel
López Obrador. Una buena señal para este año de elecciones en el continente,
que podría poner otros bastones en las ruedas del nuevo Consenso de Washington
si la derecha fuera derrotada en Argentina o Guatemala.
Pero, mientras tanto, el
objetivo del imperialismo es "eliminar el chavismo del mapa del
continente". En el punto de mira, también Nicaragua y, obviamente, Cuba.
Para el 10 de enero, el presidente del Consejo Permanente de la OEA, el
salvadoreño Carlos Calles Castillo, convocó en Washington una sesión
extraordinaria "sobre la situación en Venezuela": a solicitud de los
representantes de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Guatemala,
Paraguay, Perú y Estados Unidos.
"Instamos a la comunidad
internacional a desconocer a Maduro, a abstenerse de proporcionar ayuda
financiera y militar. Instamos a los fiscales de la Corte Penal Internacional a
acelerar las investigaciones sobre los crímenes de lesa humanidad, como lo
ilustra un informe oficial de la OEA y denunciado por seis países
americanos", escribió Almagro en un mensaje de twitter recordando los
puntos principales de la declaración de Lima.
Las organizaciones populares
respondieron de inmediato, conscientes del partido geopolítico y estratégico
que se está jugando en Venezuela. "Estamos en alerta y reafirmamos nuestro
apoyo incondicional a la defensa del pueblo venezolano", escriben las más
de 80 organizaciones que conforman la Red Europea de Solidaridad con la
revolución bolivariana, prometiendo iniciativas de apoyo a Maduro para el 10 de
enero.
Revisiòn Gabriela
Pereira