Por Eric
London
La huelga de 70.000 trabajadores
principalmente de autopartes en Matamoros, México, está comenzando a afectar la
producción en las ensambladoras de automóviles en Estados Unidos, presentando
la posibilidad de que la producción automotriz en toda América del Norte se vea
detenida.
Los
trabajadores estadounidenses están reportando al World Socialist Web Site que
la gerencia ha ralentizado la producción en las plantas de ensamblaje de
General Motors y Ford como resultado de la huelga. La producción en la planta
de ensamblaje de Ford en Flat Rock, Michigan, se detendrá completamente toda la
semana debido a una escasez de autopartes causada por el paro en Matamoros.
Al detener valientemente su
trabajo, los obreros de unas 50 plantas de autopartes en Matamoros que han
salido en huelga, justo al sur de Brownsville, Texas, podrían poner de rodillas
a un importante sector de la economía global.
La huelga demuestra la unión
objetiva y los intereses de clase comunes de los trabajadores estadounidenses,
canadienses y mexicanos. Constituye, además, la respuesta a las amenazas
racistas de Donald Trump de construir un muro entre Estados Unidos y México y
al veneno nacionalista promovido por los sindicatos United Auto Workers y
Unifor que buscan hacer creer a los trabajadores automotores de EUA y Canadá,
respectivamente, que sus enemigos son sus hermanos y hermanas mexicanos, no la
patronal automotriz y el sistema de lucro capitalista.
Los trabajadores de Matamoros
están comenzando a reconocer su fuerza social. El domingo, miles de obreros
marcharon entre sus plantas y el centro de la ciudad cantando “¡Fuera
burgueses!”. Algunos de los participantes emitieron una apelación en las redes
sociales a “todos los trabajadores en México” a unírseles a una huelga general
nacional como parte de lo que han llamado “Un Día Sin Obreros”.
Una
sección de la manifestación de masas el domingo marchó detrás de la consigna
“Sindicato y empresas matan a la clase obrera”. Los trabajadores han indicado
que “todos han leído” la cobertura del World
Socialist Web Site.
Hay
señales de que la huelga se pueda expandir. El viernes, la empresa de partes
Aptiv despidió a cientos de trabajadores en la ciudad fronteriza de Reynosa por
participar en paros parciales exigiendo un aumento del 100 por ciento. Los despidos
provocaron gran ira entre los trabajadores.
Los ojos
de millones de trabajadores de las maquiladoras a lo largo de la frontera entre
EUA y México, quienes producen casi dos terceras partes de las exportaciones
mexicanas, están puestos sobre la lucha en Matamoros.
La huelga
muestra que la interconectividad internacional de la industria automotriz es
una fuente de profundas fuerzas para los trabajadores en todas partes. Mientras
que las empresas han utilizado la globalización para facilitar la superexplotación
de los trabajadores en todo el mundo, la huelga en Matamoros confirma que los
trabajadores en cada centro de producción tienen el poder de sacudir e
interrumpir la maquina global entera de producción con fines de lucro.
Decenas de miles de trabajadores por todo el mundo
están siguiendo la cobertura del World Socialist Web Site de
la huelga y cada vez más están enviando sus mensajes de apoyo:
·
Un
trabajador de GM en Oshawa, Canadá, dice: “Las empresas están tratando de
explotar a todos estos trabajadores por toda la frontera. ¡Estoy harto de eso!
Ni Canadá, ni Estados Unidos ni México se merecen esto. Vamos a seguir
exactamente lo que están haciendo los trabajadores mexicanos. Nuestro sindicato
no está haciendo mucho por nosotros. Ustedes son los que necesitan luchar esta
lucha, necesitan ganarla. Mantengan la cabeza bien alta”.
·
Un
trabajador rumano de Autoliv —una de las empresas en huelga en México— le
comentó al WSWS: “Las condiciones en México son un escándalo. En
Rumanía tampoco es nada bueno. Trabajamos 12 horas por 20 euros al día. Los
sindicatos son iguales en Rumanía que en México. Son pequeños patrones. En
México y Rumanía necesitamos conseguir condiciones mejores y dignas”.
·
Un obrero
de GM en Silao, Guanajuato, compartió esta posición: “Se debe hacer algo
similar aquí en Silao. Este sindicato no sirve de nada”.
·
Un
trabajador de autopartes en Detroit, Michigan dijo: “Me anima que estén
apelando por encima de estas fronteras nacionales imaginarias a sus hermanos y
hermanas de la clase obrera al norte y diciendo ‘un perjuicio a uno es un
perjuicio a todos’. Debemos luchar juntos como una fuerza global unida. No
dejaremos que empresas basadas en EUA les hagan daño a los trabajadores
mexicanos en nombre del capitalismo. Ustedes son nuestros compañeros
trabajadores, solo que viven en un país diferente”.
Estos
mensajes de solidaridad de clase exponen la mentira de los sindicatos de que
los trabajadores de los tres países de América del Norte tienen intereses
diferentes. Los sindicatos en cada país les dicen a los trabajadores que deben
competir con sus cotrabajadores en vez de unirse y luchar contra sus enemigos
empresariales comunes. Los sindicatos les dicen a los trabajadores en los
países más ricos que acepten recortes salariales y a sus prestaciones para
“salvar sus empleos”.
Esta
estrategia ha sido un desastre para los trabajadores automotores. Amplios
sectores de las zonas centrales de EUA y Canadá se han visto devastados por
cierres de plantas y las entregas impuestas por los sindicatos, mientras que
los salarios de los burócratas de Unifor y UAW se han disparado a los cientos
de miles de dólares. Ahora, GM está planeando eliminar 15.000 trabajos más,
incluyendo plantas en EUA y Canadá que se están viendo impactadas por la huelga
de los trabajadores mexicanos de autopartes.
La huelga
en Matamoros es un evento global. Lo que está sucediendo es una guerra de
clases abierta. Las empresas están despidiendo a cientos de trabajadores,
amenazando a sus familias con la destitución. Estas corporaciones han encerrado
a los trabajadores con barreras físicas en las plantas para prevenirles que
salgan en huelga. La Marina mexicana y la policía estatal han estado
patrullando frente a las manifestaciones con sus dedos puestos en los gatillos
de rifles de asalto. En una semana, los trabajadores les han costado a las
empresas $100 millones en ganancias.
Hasta la fecha, no ha habido ni un solo
reporte en la prensa corporativa estadounidense sobre la huelga. La
prensa nacional mexicana ha ignorado la huelga con casi la misma tenacidad.
Mientras los periódicos estadounidenses como
el New York Times gastan miles de pulgadas de sus columnas
para cuestiones de identidad sexual y racial, censuran las cuestiones de vida y
muerte para la clase obrera, encubriendo sus luchas.
La clase
gobernante —incluyendo los sindicatos— no pueden darse el lujo de hablar sobre
la huelga en Matamoros porque les aterra que inspire como un ejemplo a seguir a
los trabajadores en todas partes.
Este es
el ejemplo que están estableciendo los obreros de Matamoros:
Los
trabajadores están organizándose independientemente de los sindicatos y
eligiendo sus propios comités, con dos representantes de cada planta, quienes
están encargados de coordinar la huelga, compartir información entre las
plantas en huelga y realizar apelaciones más amplias a la clase obrera en
general. Cada vez más, este se ha vuelto el tema central de la lucha de clases
en 2019.
Estos son
primeros pasos cruciales. Pero hay que advertirles a los trabajadores de
Matamoros que las empresas y los sindicatos están utilizando una estrategia del
“palo y la zanahoria” para debilitar su lucha. Más allá de las amenazas de
despidos y violencia, las empresas y los sindicatos están utilizando los
llamados de abogados laborales arribistas que fingen apoyar a los trabajadores
mientras se presentan junto a burócratas sindicales odiados y urgen a los
trabajadores a “reformar” el sindicato en vez de tomar “acciones
independientes”.
Apelaciones
de los trabajadores similares al recién elegido presidente Andrés Manuel López
Obrador, quien se ha comprometido públicamente a defender los intereses de los
bancos y las corporaciones, caerán en oídos sordos.
Si los
trabajadores siguen tales consejos, cederán su propia iniciativa. Su verdadera
fuerza es precisamente su independencia de los sindicatos y los partidos
políticos capitalistas. El verdadero camino hacia adelante es apelar sus
compañeros trabajadores de todas las maquiladoras y sus hermanos y hermanas de
clase en Estados Unidos y Canadá.
Los
huelguistas en Matamoros están probando que, sin importar la raza, el color de
piel o la nacionalidad, todos los trabajadores son explotados por las mismas
corporaciones y todos hablan el mismo idioma de la lucha de clases. La unidad
internacional de la clase obrera es la base para construir una sociedad
socialista libre de guerras, antagonismos nacionales y desigualdad social.