Por Geraldina Colotti
Venezuela no es la república
bananera. Ni siquiera es Libia, cuyas instituciones de clan, que se encontraban
en la base de la unidad nacional, explotaron por las acciones “humanitarias” que
dejaron a un país destrozado tras la agresión norteamericana. En Venezuela hay
instituciones nacionales sólidas, que un gobierno legítimo tiene el derecho de
hacer respetar. Venezuela no es la jungla, a pesar de lo que cuentan los
grandes medios internacionales.
Las empresas de todas las
naciones que han conseguido y continúan obteniendo grandes beneficios están muy
conscientes de esto: fue así durante las democracias de la Cuarta República, y
así siguió siendo durante los gobiernos chavistas. Solo que, dado que existen
reglas a favor de la clase trabajadora y de la soberanía nacional, no pudieron
aprovechar de los trabajadores ni hacer basura del medio ambiente ni sacar
todas las ganancias al exterior, dejando un desierto llamado progreso en el
país.
Ahora, sin embargo, el
imperialismo estadounidense y sus partidarios han decidido que el dinero
asignado a los planes sociales, osea el 72% de los ingresos principalmente
petroleros que el gobierno bolivariano asigna al bienestar de los sectores
populares, debe regresar a los bolsillos de los ricos venezolanos: en este caso
los líderes golpistas para que tomen protagonismo. Existen sanciones contra
PDVSA y el bloqueo de los pagos comerciales del petróleo en los Estados Unidos,
que serán desviados a una cuenta del Sr. Don nadie-Guaidó.
En una mirada más cercana, lo
que está sucediendo en Venezuela demuestra la naturaleza voraz y depredadora
del capitalismo que no reconoce límites: les das un dedo, y toman toda tu mano,
luego te come el resto del cuerpo. Y después hace negocio con los cadáveres,
pasando solo los gusanos a las generaciones más jóvenes.
Ahora que la Fiscalía le ha
pedido al Tribunal Supremo de Justicia (el TSJ, el órgano superior encargado de
mantener los 5 poderes en equilibrio) que proceda legalmente contra Guaidó,
debemos esperarnos el coro indignado de los “demócratas” en contra de la
“dictadura” que reprime … Un coro sordo a todos los principios de la razón, que
llevarían al asilo o a la prisión a cualquier grupo que intente desestabilizar
las instituciones proclamando otro “presidente”.
Intente imaginar a alguien
que sube a la colina de Montesacro en Roma para proclamar la “República
Bolivariana de Roma” y que sea apoyado primero por Venezuela y luego, digamos,
por Rusia, China, Bolivia … hace reír, ¿verdad? ¿Y por qué debería el pueblo
venezolano pagar una payasada tan imperialista con lágrimas y sangre?
En nombre de una voluntad
internacional ilegal y arrogante, a Trump le gustaría desviar los pagos de
petróleo para el bienestar del pueblo venezolano a los bolsillos codiciosos de
sus amigos golpistas. Algo similar sucedió durante el gobierno de Cristina
Kirchner en Argentina con la historia de los fondos buitres. Cristina había
metido el pie para liberar a su país del chantaje de esos especuladores,
especialmente norteamericanos, especializados en adquirir fondos a precios muy
bajos de los países en quiebra, y luego revenderlos, presionando en el momento
politico adecuado en otros países: exigiendo el pago total , con la amenaza del
quiebre.
En esa ocasión, EE. UU. había
bloqueado los pagos regulares renegociados por el gobierno argentino para hacer
vencer el plazo y poner al gobierno por los suelos. Es precisamente la promesa
de satisfacer los apetitos de esos fondos especulativos, que tienen intereses
multimillonarios y globales, lo que le ha permitido a Mauricio Macri tener el
camino preparado para el actual gobierno en Argentina. Y así los argentinos han
estado nuevamente endeudados por generaciones …
Durante la crisis griega y en
uno de los momentos más agudos de la guerra económica contra Venezuela, incluso
grades grupos como Goldman Sachs compraron los títulos de PDVSA, la compañía
petrolera estatal en cuyo uso social se basó gran parte de la política socialista
del chavismo. Y ahora, evidentemente, están pensando en cobrar dinero en
efectivo, con el desvio de fondos decidido por Trump a favor de los líderes
golpistas venezolanos. Con la espuma en la boca, los buitres están esperando
para deleitarse con el cadáver de la revolución bolivariana.
Pero Venezuela no es una
república bananera y tiene la intención de hacer cumplir la ley. Venezuela ni
siquiera es Libia y tiene la intención de hacer respetar sus instituciones
elegidas por voto popular. En cualquier país democrático, Guaidó y sus
golpistas deberían sufrir una sanción. Si el poder judicial bolivariano decide
proceder de esta manera, tendrá todo el derecho. Y si hay un choque, debemos
posicionarnos. ¿De qué lado estarán esos “demócratas formalistas” y esos
eternos “ni-ni”atrapados por la histeria por la propuesta de la Asamblea
Nacional Constituyente que consideraron un acto dictatorial insoportable?
La Red Europea de Solidaridad
con la Revolución Bolivariana ha emitido una carta para ser enviada a Federica
Mogherini, Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y
Política de Seguridad, en vísperas de la discusión de Europa sobre Venezuela:
para pedir a la UE de no exacerbar las contradicciones internas y respetar la
voluntad y las instituciones del país bolivariano.
Refiriéndose a la actitud del
gobierno italiano, a esa parte de los 5Stelle que intenta alejarse del
“ultimátum” sobre las “nuevas elecciones” lanzado a Maduro por la mayoría de
los gobiernos europeos, el embajador de Venezuela en Italia, Isaías Rodríguez,
dijo a las agencias de prensa: “La posición de Italia sobre la crisis en
Venezuela es inteligente, llena de sentido común, la esperábamos de toda
Europa”.