Investigadores
de la Universidad Politécnica de Madrid, en colaboración con la Universidad de
Copenhague, han evaluado el uso de plantas comestibles para la
biomonitorización de la contaminación atmosférica. El estudio se realizó en la
ciudad de Copenhague e indica que las especies seleccionadas podrían
utilizarse como bioindicadores, al reflejar los niveles de contaminación
atmosférica del entorno.
Para
determinar los niveles de calidad del aire se suelen emplear equipos y técnicas
físico-químicas que son complejos de operar y únicamente proporcionan medidas
puntuales. Un equipo de científicos liderado por la Universidad Politécnica de
Madrid (UPM)
−en el que han participado investigadores de la Universidad
de Copenhague− ha desarrollado un nuevo método, basado en la
monitorización pasiva con vegetación en las ciudades, que permite obtener datos
de forma simple, económica y que integra todos los factores ambientales de
exposición con una amplia resolución espacial y temporal. De esta forma, los
huertos urbanos, además de proporcionar alimentos, podrían integrarse en la red
de vigilancia y control de la calidad del aire.
“Es
conveniente desarrollar sistemas de monitoreo simples, económicos y lo
suficientemente precisos de la calidad del aire”
La contaminación atmosférica
es una de las principales preocupaciones de la sociedad en la actualidad,
debido a sus efectos nocivos sobre la salud humana y el medio ambiente. Además,
el incremento de los episodios de contaminación en las principales ciudades
durante los últimos años ha venido a aumentar esta inquietud. Por todo esto,
sería conveniente desarrollar sistemas de monitoreo simples, económicos y lo
suficientemente precisos de la calidad del aire.
Para ello, el equipo de
investigadores españoles y daneses llevó a cabo un estudio con el propósito de
evaluar el potencial de las especies de plantas comestibles de los huertos
urbanos como bioindicadores de la contaminación atmosférica. Concretamente, uno
de los objetivos principales del estudio fue determinar si era posible
monitorizar la contaminación atmosférica asociada a metales pesados y
metaloides empleando especies de plantas comestibles cultivadas en huertos urbanos.
El segundo objetivo
fundamental del trabajo ha sido comprobar si los alimentos cultivados en un
ambiente urbano, empleando un sustrato limpio, serían adecuados para su
consumo, puesto que estudios previos llevados a cabo por el grupo de
investigación de la UPM Prospección y Medio Ambiente (PROMEDIAM), habían
determinado que ciertos emplazamientos urbanos podrían no ser adecuados para la
agricultura urbana si se cultiva directamente sobre el suelo, debido a los
niveles de concentración existentes de algunos de los elementos traza
analizados
Para la investigación,
realizada en la ciudad de Copenhague, se seleccionaron tres puntos de
exposición de acuerdo a los diferentes niveles de contaminación atmosférica
esperados: el primero ubicado junto a una carretera con alta densidad de
tráfico; el segundo en un parque, separado por una barrera vegetal de una calle
con baja densidad de tráfico; y, por último, una cámara climática con aire
filtrado como sitio de control.
Además, se emplearon dos
tipos de sustrato (turba y vermiculita) y dos especies vegetales (col rizada y
colza). Tras tres semanas de exposición en las diferentes localizaciones, las
muestras se recolectaron y se analizó la concentración de 27 elementos.
Relación
con el tráfico
Los resultados mostraron que,
como era de esperar, las plantas localizadas cerca de la carretera habían
acumulado una mayor cantidad de elementos típicamente relacionados con el
tráfico y que las muestras en el exterior exhibían también mayores niveles de elementos
asociados al aerosol marino.
“Las
especies seleccionadas podrían utilizarse como bioindicadores, al reflejar los
niveles de contaminación atmosférica del entorno”
No obstante, las
concentraciones de contaminantes para los cuales existen niveles máximos
legales establecidos (cadmio y plomo) se encontraban por debajo de los límites
aceptables para alimentos de hoja.
Por tanto, los productos
cultivados sobre un sustrato no contaminado, en el área urbana de estudio,
serían adecuados para su consumo. Además, las especies seleccionadas podrían
utilizarse como bioindicadores, al reflejar los niveles de contaminación
atmosférica del entorno.
Como señala Miguel Izquierdo,
uno de los investigadores de la UPM que ha participado en el estudio, “estos
hallazgos llevan a la conclusión de que el análisis de partículas atmosféricas
absorbidas y depositadas sobre plantas comestibles puede ser una técnica fácil,
económica y fiable para biomonitorizar la contaminación atmosférica por
partículas en ambientes urbanos”.
Los investigadores esperan
que los resultados obtenidos ayuden a promover la agricultura urbana, aplicando
las prácticas y tomando las medidas de seguridad adecuadas, impulsando en
última instancia el desarrollo urbano sostenible, la protección del medioambiente
y la lucha contra el cambio climático y la inseguridad alimentaria.