En su primera visita oficial a la Argentina como presidente brasileño, Jair Bolsonaro fue recibido con una protesta en la zona céntrica de Buenos Aires por sus posiciones ultraderechistas, xenófobas y homofóbicas.
El rechazo que su figura despierta en varios sectores del país no fue un problema para el presidente Mauricio Macri, que se reunió con su par brasileño en la sede de gobierno y mostró una gran sintonía.
Tras la celebración de una reunión ampliada de delegaciones, en la que participaron ministros y secretarios de Estado, los presidentes hicieron una declaración conjunta a la prensa pero no respondieron preguntas.
Allí, Bolsonaro pidió a Dios que guíe a los argentinos para que reelijan a Macri en las próximas elecciones presidenciales y el presidente anfitrión respondió declarando: “Los argentinos estamos contento con su visita”, aunque las únicas expresiones públicas fueron en sentido inverso. Este rechazo se expresó en una movilización convocada bajo el lema: “Tu odio no es bienvenido en Argentina”.
Macri consideró la jornada como “un día muy especial” y aprovechó para hablar de Venezuela. “Vamos a seguir haciendo todo lo posible para que se reestablezca la democracia”, reafirmó.
En concreto solo se firmaron memorandos de entendimiento sobre temas de energía y minería, pero también hubo reuniones de trabajo en torno al Mercosur y las negociaciones del bloque con la Unión Europea.
Expresiones
“Con Macri compartimos prácticamente los mismos ideales”, resaltó Bolsonaro y agregó: “América está preocupada en que no haya más Venezuelas en la región”. Tanto el gobierno de Brasil como el de Argentina han tenido participación activa en el llamado Grupo de Lima formado por Estados Unidos contra el gobierno de Venezuela y mantienen una estrategia común bajo el lema “solución pacífica”.
Con Bolsonaro llegó al país también su hijo Eduardo, diputado nacional, y los ministros de Economía, Defensa, Energía, Agricultura, Ciencia, Seguridad Institucional y el ministro Jefe de la Casa Civil.