La abogada, escritora e investigadora
Eva Golinger ha cuestionado repetidamente las circunstancias sospechosas que
rodean la muerte del expresidente de Venezuela, Hugo Chávez. “La enfermedad
cancerosa de la que Chávez sufrió fue inusualmente agresiva y sospechosa, y
cada día se convierte más en una evidencia de que es posible que Chávez fue
asesinado”, escribe Golinger en su blog para RT. “Todo lo que Washington estaba
tratando de lograr durante el gobierno de Hugo Chávez hoy en día se está
realizado en su ausencia”, añade, refiriéndose a los posibles autores de la
muerte del líder bolivariano.
La periodista también presta
atención a una de las personas más cercanas a Chávez, el asistente personal,
Leamsy Villafaña Salazar, y sus posibles vínculos con la muerte del
exmandatario, que se hacen más y más evidente con “solo saber que uno de sus
edecanes más cercanos durante años, quien estuvo a solas con él y quien le
llevaba su comida, su café, su agua, hoy es un testigo protegido en Estados
Unidos”. “Las acciones ocultas de Leamsy Salazar y su íntima colaboración con
las agencias de inteligencia de Washington pronto se darán a conocer”, afirma
la investigadora.
Mientras tanto, en su artículo
para la Fundación de la Cultura Estratégica el periodista y escritor Nil
Nikandrov se ha adentrado en el tema de la relación entre la inteligencia
estadounidense y exguardia de alto rango venezolano y su rol en la muerte de
Chávez.
Datos escasos sobre la vida y
el servicio del exguardia
El
periodista señala que su nombre fue rara vez mencionado en los medios de
comunicación, mientras que el expresidente estaba vivo. Debido a la naturaleza
de su trabajo Leamsy Villafaña Salazar evitaba la publicidad, no le gustaba ser
fotografiado y siempre trataba de permanecer en las sombras. Chávez lo
consideraba un agente confiable, incorruptible y un oficial bolivariano
profesionalmente entrenado.
Por extraño que parezca, se
sabe muy poco acerca de la figura de Salazar, y los datos disponibles en su mayoría
provienen de las fuentes estadounidenses. De acuerdo con ellas, el exmilitar
nació en 1974 en la capital venezolana. Después de la secundaria ingresó en la
academia naval, de donde se graduó en 1998. En 1999, Salazar fue elegido para
ser un guardia de honor presidencial, luego Salazar se convirtió en un
asistente personal de Chávez. Después del intento del golpe de Estado del 2002,
Salazar fue inesperadamente mandado a una base naval en la provincia de Punto
Fijo (Estado Falcón), pero en 2006 Chávez ordenó su regreso a sus antiguas
funciones en el equipo de seguridad.
Tras la muerte de Chávez,
Salazar proporcionaba seguridad al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado
Cabello. No obstante, el debate sobre las causas de la muerte del exmandatario
y sobre los personajes que podrían estar involucrados en el caso hizo a Cabello
dudar de su persona y pedir al Ministro de Defensa transferirlo a otro puesto.
La fuga a EE.UU.
En algún momento durante este
período Salazar se casó con su segunda esposa, Anabel Linares Leal, graduada de
la academia militar del país. Durante un tiempo Anabel trabajó con las cuentas
financieras de las Fuerzas Armadas de Venezuela en el Banco Bicentenario, que
sugiere que ella tenía acceso a información secreta sobre las compras de armas
en el extranjero. Los recién casados solicitaron a las autoridades venezolanas
el permiso para viajar a la República Dominicana para su luna de miel. No
obstante, desde la capital dominicana, Santo Domingo, la pareja de improviso se
dirigió a España de donde un avión especial que pertenece a la Administración
estadounidense para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) llevó
a Salazar y su familia a EE.UU.
Narrando la historia de
Salazar, los medios internacionales, por su parte, aseguran que mientras Chávez
estaba vivo, él fue un fiel “comprometido bolivariano”, pero después de su
muerte Salazar había decidido romper con el “régimen”, por lo que había llevado
a cabo negociaciones secretas con la DEA durante 13 meses, no solo para
organizar su fuga, sino también para obtener ciertas promesas con respecto a su
propia seguridad, así como la de su esposa e hijos. Cabe señalar que ninguna
fuente menciona la participación de la CIA en el caso, solo la de la DEA. La
razón de ello, de acuerdo con Nikandrov, es muy clara: la CIA es una agencia de
espionaje, y cualquier indicador de posibles lazos secretos de muchos años con
esta “oficina de sicarios” podía poner en peligro la vida de Salazar, sabiendo
que el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) investigaría la
posibilidad de su participación en el asesinato de Chávez.
Colaboración con la
inteligencia de EE.UU.
Ahora la
pareja vive en EE.UU. bajo protección federal, y da testimonios en una amplia
gama de temas, principalmente en la supuesta “participación” de varias figuras
del gobierno bolivariano en el tráfico de drogas, incluidos los líderes
militares. El periodista señala que mucho antes de que Salazar realizara su
fuga de Venezuela, las agencias de inteligencia estadounidenses habían
comenzado a plantar información falsa en los medios de comunicación acerca de
la existencia de un denominado Cártel de los Soles, que supuestamente era
dirigido por Diosdado Cabello y un grupo de generales venezolanos. El político,
por su parte, fue comprometido como medida preventiva, ya que las agencias de
inteligencia estadounidenses lo vieron como el más probable sucesor de Chávez.
Así, inmediatamente después de su fuga, Salazar fue reclutado en esta campaña
de difamación contra Cabello.
Mientras tanto, los medios de
comunicación proestadounidenses hacen todo lo posible para pasar por alto las
preguntas que inevitablemente surgen acerca de la participación de Salazar en
los preparativos para el asesinato de Chávez, afirmando que no puede haber
ninguna duda de que fue un fiel servidor de la República Bolivariana e
idolatraba a Chávez hasta que se enteró de los supuestos vínculos de los altos
cargos del país con el tráfico de drogas.
Sin embargo, la investigación
realizada por el SEBIN plantea dudas acerca de la ‘rectitud impecable’ de
Salazar. Incluso su madre ha admitido que el trabajo en la guardia presidencial
pesaba sobre él, pero su hijo no tenía ninguna prisa en distanciarse de Chávez,
porque el principal empleador de Salazar era otra persona que insistió
estrictamente en seguir ejerciendo sus funciones.
Intentos de EE.UU. para
cubrir las huellas
El experto señala que el
‘zumbido’ de los informes en los medios proestadounidenses sobre “tráfico de
drogas” de los líderes de Venezuela se hace cada vez más fuerte. De acuerdo con
Nikandrov, el plan ideado por la inteligencia de EE.UU. es claramente evidente:
distraer a la opinión pública mundial del hecho de que Salazar es el candidato
más probable para haber matado a Chávez. Mientras tanto, las agencias oficiales
(y no oficiales) en Venezuela están recolectando evidencia de las actividades
criminales de Salazar, sus encuentros clandestinos con representantes de la CIA
y la DEA, y la posibilidad de que él dio la información a los estadounidenses
sobre los itinerarios de viajes del presidente, así como el material biológico
que pertenecía a Chávez.
Los estadounidenses, por su
parte, están haciendo todo lo posible para impedir este trabajo, asegura
Nikandrov. Así, por ejemplo, la oficina de la CIA en Madrid (España) ha
fabricado un escándalo que rodea al personal de la Oficina del Agregado de
Defensa de Venezuela, acusándolo de espionaje a miembros de la oposición. Pero,
por supuesto, de acuerdo con el periodista, su problema real es muy distinto:
la amenaza de revelaciones escabrosas sobre el asesinato de Chávez.
Mientras tanto, las
autoridades venezolanas han decidido ofrecer una recompensa económica para
cualquier información específica acerca de las personas que pudieron coordinar
y ejecutar el asesinato del exlíder bolivariano.