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Argentina/Venezuela. Política exterior: solo un plan de negocios


Por Pascual Manganiello

fuente: Canciller argentino Eduardo Faurie
Las acciones del gobierno de Macri sobre Venezuela están motivadas por intereses petroleros y corporativos
Así como los verdaderos intereses de Estados Unidos sobre Venezuela están centrados en que un golpe de Estado contra N. Maduro “Hará una gran diferencia económica para los Estados Unidos siempre que pudiéramos hacer que las compañías petroleras estadounidenses realmente inviertan y produzcan las capacidades petroleras en Venezuela”, la verdadera razón del accionar de Macri y su gobierno es apoderarse de los activos petroleros y el flujo de ingresos de PDVSA Argentina.

EE.UU tomó el control de los activos estatales venezolanos en territorio estadounidense y se los dio al autoproclamado ‘presidente interino’, lo que rechazó la Cancillería del país latinoamericano al tildar las medidas de arbitrarias e ilegales.
La Casa Blanca y los cipayos a su servicio pretenden instalar en Miraflores a Juan Guaidó y a una caterva de capitalistas neoliberales que se ha comprometido a privatizar los activos estatales y recibir con los brazos abiertos a las corporaciones internacionales que llegarían para desguazar el Estado y expoliar los recursos naturales
de Venezuela, que tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo.

Fue Hugo Chávez, quien puso al Estado y los recursos naturales del país a disposición de su pueblo, para financiar servicios sociales y educativos para los pobres y la clase trabajadora. Ese Estado Nacional, Popular y latinoamericanista es
La política exterior del gobierno de M. Macri se enmarca en “el capitalismo de country», tal como lo definió el pre candidato presidencial Alberto Fernández, cuando intenta graficar las características de la gestión de un gobierno que fracaso en lo económico, político y social a nivel local e internacional porque entiende al Estado como una “zona liberada” para realizar negociados en favor de un pequeño grupo de capitalistas amigos.
El jefe de Estado argentino estableció una Alianza regional con los gobiernos conservadores y más reaccionarios del continente: Brasil, Colombia, Chile y Paraguay, en el marco de una absoluta sumisión a las políticas de EE.UU, la UE y por lo tanto de las grandes corporaciones financieras internacionales.
A nivel regional se forzó el intento de consolidar el rol de Argentina como líder, ante la crisis desatada en Brasil después del golpe de Estado Parlamentario – Judicial contra Dilma Roussef y así aprovechar en beneficio propio la ofensiva de EE.UU contra el gobierno legítimo presidido por Nicolás Maduro Moros.
El tema de Venezuela fue considerado por el gobierno macrista como central en la estrategia de colocar sus relaciones exteriores en la órbita de los países que satelizan alrededor de EE.UU, buscando quedarse con un negocio fabuloso como el que representan los ingresos y el capital de la empresa PDVSA en Argentina, así como la posibilidad de compartir como socios menores los negocios de la hipotética caída del gobierno de Maduro y la “reconstrucción” de Venezuela a posteriori de una invasión de los marines en el país caribeño .