Como enfatiza la Declaración del
Gobierno Revolucionario de Cuba, del pasado 13 de febrero, “la escalada de
presiones y acciones del Gobierno de los Estados Unidos para preparar una
aventura militar disfrazada de intervención humanitaria”, no solamente
constituye una amenaza real contra el pueblo venezolano, sino que entraña un
peligro real para la paz en el mundo.
Washington no debería
subestimar los costos de una agresión contra Venezuela. La posibilidad de una
desastrosa regionalización del conflicto armado afectaría a nuestros pueblos y
a todos los sectores sociales, económicos y políticos.
Estamos ante una típica
amenaza de agresión imperialista, ─se disfrace como se disfrace─, cuyo objetivo
principal es la apropiación, por parte de los Estados Unidos, de las mayores
reservas certificadas de petróleo del planeta. Se evidencia, una vez más, el
desprecio de Washington a las decenas de miles de víctimas civiles que podría
producir una conflagración como la que está a la vista.
No sería solo un ataque
contra la Revolución Bolivariana. En la lógica de los halcones que controlan la
política de la administración de Trump hacia la América Latina, la acción es
vista como una embestida final contra la izquierda y las fuerzas progresistas
en todo el mundo. Hoy es Venezuela, mañana serán Nicaragua, Bolivia o Cuba.
La defensa de la Revolución
Bolivariana, en consecuencia, pasa a ser la primera trinchera en la lucha por
la soberanía de Nuestra América, por el ideal de justicia social, paz con
dignidad, y unidad en todo el orbe.
Reafirmamos en estos momentos
la tesis de nuestro Gobierno, cuando recuerda que “se decide hoy en Venezuela
la soberanía y la dignidad de América Latina y el Caribe y de los pueblos del
Sur. Se decide también la supervivencia de las normas del derecho internacional
y la Carta de las Naciones Unidas. Se define sí la legitimidad de un gobierno
emana de la voluntad expresa y soberana de su pueblo, o del reconocimiento de
potencias extranjeras”.
Llamamos a la marcha unida, a
mostrar al Imperio yanqui que los pueblos del mundo sí tienen sentido de su
soberanía. Es el momento en que los partidos comunistas y obreros de todos los
continentes mostremos el inmenso potencial político que representamos en la
lucha contra la guerra y en defensa de la paz.
Partido Comunista de Cuba