El vice de Estados Unidos
reprochó al venezolano que no se produjo la deserción masiva de militares
esperada. Temen que la oposición al régimen de Maduro pierda su momentum.
La cumbre regional de Bogotá
que encabezó Mike Pence, dejó al vicepresidente de Donald Trump un gusto
amargo. El fracaso del operativo de ingreso de ayuda humanitaria a Venezuela,
que se suponía iba a marcar el principio del fin del régimen de Nicolás Maduro,
fue el topping de un postre amargo.
Fuentes al tanto de lo
ocurrido confirmaron a LPO que Pence trazó al presidente “encargado” Juan
Guaidó, un duro diagnóstico de todo lo que estaba fallando en la ofensiva
contra el régimen chavista.
El mayor reclamo fue por la
continuidad de la adhesión de las fuerzas armadas a Maduro. Hasta ahora sólo
unos trescientos efectivos han abandonado al gobierno, sobre un total de 300
mil hombres armados. Nada.
Guaidó había prometido al
gobierno de Estados Unidos que si la mayoría de los líderes del mundo lo
reconocían como la máxima autoridad de Venezuela, al menos la mitad de los
oficiales iban a desertar. No ocurrió. Estados Unidos logró que nada menos que
50 presidentes reconocieran al presidente de la Asamblea venezolana, pero hasta
ahora las fuerzas armadas siguen junto a Maduro.
Por eso, Guaidó empezó un
escrache a través de sus cuentas de redes sociales, de los principales mandos
del Ejército venezolano, para forzar su deserción. Hasta ahora no se ha
comprobado que esa nueva táctica, ni la amplificación mediática de las pocas
deserciones que se producen, haya conmovido los cimientos de la alianza de los
militares venezolanos con el régimen chavista.
En esa charla tensa en
Bogotá, también hubo cuestionamientos de los funcionarios de Estados Unidos a
otro de los supuestos que Guaidó transmitió al inicio de la ofensiva contra el
régimen: La base social de Maduro está desintegrada. La crisis reveló que en
efecto el apoyo de su Gobierno menguó, pero no es inexistente.
En ese sentido hubo reproches
compartidos por la actitud poco comprometida de los millonarios venezolanos que
viven en el exterior. Se esperaba un aporte más decidido de dinero para
financiar el pase de policías, militares y políticos a la esfera de Guaidó.
Hasta ahora no ocurrió. Por eso en centros de decisión importantes de la
comunidad internacional empiezan a alertar que la oposición venezolana podría
perder el momentum que ganó con la irrupción de Guaidó.
Esto se vio en la reunión del
Grupo Lima en Bogotá, que terminó sin ninguna definición importante sobre que
curso de accionar tomar, luego del fracaso del operativo de envío de ayuda
humanitaria. Guaidó había apostado a que Pence anunciara el uso de la fuerza
para remover a Maduro del poder, pero el vicepresidente enfrió esas
expectativas.
Sobre el final del diálogo
que Pence y Guaidó mantuvieron en Bogotá, se trató un tema muy delicado: Cómo
garantizar la seguridad personal del presidente “encargado”, que creen que está
muy comprometida si regresa a Caracas.
Un de las ideas que se evaluó
es ver que tan factible era conseguir que el presidente “encargado” se
asegurara el control de una parte del territorio de Venezuela, donde los
militares locales garanticen la seguridad y lo reconozcan como máximo
autoridad.
Se trata claro de un tema
delicadísimo, porque Estados Unidos viene de sufrir las graves consecuencias de
implementar ese tipo de estrategias de fragmentación territorial en Siria y
Libia.
*Fuente: lapoliticaonline.