Por Álvaro Verzi Rangel
Sanciones
financieras, bloqueo económico y terror callejero para crear un colapso,
imposición del imaginario de la existencia de un poder dual y la amenaza de una
invasión estadounidense que tiene fecha para el 23 de febrero, escondida en el
caballo de Troya de la supuesta “ayuda humanitaria”: todo para terminar,
de forma ejemplarizante, con “el virus” de la Revolución Bolivariana.
En esta
estrategia del miedo, los medios de comunicación trasnacionales, cartelizados,
y las repeticiones por redes sociales, tratan de condicionar la situación. No
existe una ciencia más precisa que la amenaza y nada más sólido que el miedo…
El
vicepresidente estadounidense Mike Pence sigue con la campaña terrorista del
presidente Donald Trump, su canciller Mike Pompeo, sus asesores de seguridad
John Bolton y Elliot Abrams y, los jefes del Comando Sur, y afirmó que “ahora
no es momento de dialogar, sino de entrar en acción” contra el gobierno de
Nicolás Maduro, elegido en unos comicios democráticos en mayo de 2018.
La estrategia
elaborada por Washington para deponer el gobierno bolivariano, tras 20 años de
intentos frustrados que incluye tentativas de magnicidio, contempla
varios ejes de presión: sanciones económicas y financieras impuestas por EEUU y
la Unión Europea para crear un colapso, la creación de la imagen de un poder
dual, que genera incertidumbres jurídicas que impactan directamente entre los militares,
y la amenaza latente de una invasión.
Esta presión
coloca a los militares en la disyuntiva de decidir enfrentar o no una
expedición extranjera, en la apuesta a que ante ese dilema los oficiales
escojan la opción de un golpe palaciego o que se produzca una fractura. Este
eje ha perdido peso como medio de presión, en razón del rechazo que tiene una
intervención en EEUU y en Europa, lo que disminuye las probabilidades de que
ocurra, señala el analista Leopoldo Puchi.
El mecanismo
para acelerar el colapso que resultaría de “un período de sufrimiento mayor”,
son las sanciones y medidas de bloqueo de cuentas, que cumplen la función de
impedir que Venezuela disponga de divisas para la importación de insumos,
alimentos y medicinas, multiplicando exponencialmente los problemas que
ya existen como resultado de políticas macroeconómicas erradas y de la
ineficiencia de la gestión. Lo que se busca es un “un período de
sufrimiento mayor por un período de meses o quizás años”, un estallido social,
el caos.
“La ayuda
humanitaria va a entrar sí o sí a Venezuela”, advirtió Juan Guaidó, titular de
la Asamblea Nacional (AN, declarada en desacato), ante decenas de miles de
seguidores congregados en la zona este (clase media alta y alta) de Caracas, al
anunciar que la “ayuda humanitaria” otorgada por EEUU ingresará al país el 23
de febrero, un mes después de que se autoproclamó “presidente encargado”.
El canciller de
Venezuela, Jorge Arreaza, llamó a Guaidó a dialogar en el Mecanismo de
Montevideo. Durante un encuentro con los 120 miembros del Movimiento de Países
No Alineados en la sede de la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva
York, expresó que su gobierno quiere “profundizar la cooperación con agencias
de la ONU en ámbitos en los que la economía venezolana ha sido muy impactada”.
Guaidó pidió a
unos 250 mil voluntarios organizarse este fin de semana en asambleas, cabildos
y campamentos humanitarios itinerantes para crear un plan que habilite el
acceso a la ayuda. “Atentos, porque tendremos que ir en caravanas, en protesta,
en organización, en movilización”, dijo Guidó, a la vez que llamó a la Fuerza
Armada Nacional Bolivariana a sumarse a su movimiento y permitir el ingreso de
la “ayuda” al país.
Alimentos y
medicinas enviados por la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados
Unidos a petición de Guaidó, reconocido por unos 40 países (de los 193 de Naciones
Unidas) como “presidente encargado”, están almacenados desde hace cinco días en
un centro de acopio instalado de la ciudad colombiana de Cúcuta, que conecta
con Táchira, en Venezuela .
Otro “centro de
acopio” se instaló en Roraima, Brasil, también en el frontera con
Venezuela, pero ha recibido fuertes críticas porque el gobierno del presidente
neofascista Jair Bolsonaro no solicitó al Alto Comisionado de la ONU para los
Refugiados la autorización para instalarlo.
No solo el
gobierno de Nicolás Maduro, sino personalidades y mandatarios de otros países,
señalaron que la entrega de esa “asistencia” sería el pretexto para una
intervención militar estadounidense.
Mientras, en
otra manifestación multitudinaria en el centro de Caracas, en el Día de la Juventud
Invencible, el presidente Maduro encabezó la protesta en rechazo a una
“intervención imperialista” en la que se recordaron a los muertos que dejaron
las protestas del mes pasado y las más de 200 víctimas del terror callejero de
2014 y 2017.. “Yo quiero la paz para Venezuela, todos queremos la paz, que los
tambores de guerra se alejen, que las amenazas de invasión militar se alejen”,
dijo el mandatario.
En entrevista
para la cadena británica BBC, Maduro dijo que “en Venezuela no hay hambruna” y
enunció varios puntos de la campaña de Washington en contra del país, que van
“desde un bloqueo económico, la difusión de noticias falsas y la amenaza de
acciones militares, hasta la preparación de un golpe de Estado”.
La
vicepresidenta Delcy Rodríguez, dijo durante una reunión con los gobernadores
en Caracas que la ayuda enviada por EEUU “viene contaminada y envenenada, es
cancerígena, se podría decir que son armas biológicas”. Relacionó las acciones
estadunidenses con la intervención a Nicaragua en 1986, donde camuflaron
armamento militar en camiones de asistencia alimentaria.
El frente internacional:
Para Uruguay
reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela es un acto
“casi irresponsable” que puede llevar al conflicto armado, declaró el canciller
de ese país, Rodolfo Nin Novoa. Afirmó que el Gobierno uruguayo no está
dispuesto a reconocer a un presidente “que no fue electo por la población”, que
se proclama como tal con una “dudosa interpretación, sacada de contexto” de la
Constitución de su país, y “que genera un gravísimo antecedente en América
Latina y en el mundo”, señaló.
Igualmente,
advirtió que el Gobierno del juramentado presidente encargado de Venezuela,
Juan Guaidó, solo puede validarse en las condiciones actuales “por la vía de la
fuerza”. “Guaidó no tiene control sobre el territorio, no tiene el control de
la administración, ni de los ministerios, ni de la policía, ni de las FFAA y
tampoco puede garantizar el cumplimiento de las obligaciones contraídas por el
estado venezolano”, añadió el ministro.
Asimismo
mencionó que Uruguay está convencido de la necesidad de mantener los canales
abiertos con el gobierno del presidente Nicolás Maduro para facilitar las
condiciones que permitan una salida pacífica a la crisis del país caribeño. Esta
salida, precisó el canciller, “nunca (podrá ser) por medio de la violencia o la
intervención extranjera, que muchos están pidiendo, empezando por el propio
autoproclamado”, en referencia a Guaidó.
Nin Novoa
aseguró que los primeros contactos con la Unión Europea (UE) para buscar una
solución para Venezuela se desarrollaron en septiembre de 2018, negando que la
reunión del Grupo Internacional de Contacto realizada en Montevideo fuera
“improvisada”, y señalando que las conversaciones se retrasaron por “diferencias
dentro de la UE”.
Señaló que el
secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis
Almagro -uruguayo- se ha excedido “groseramente” en sus capacidades respecto a
Venezuela y su postura es un “grave problema” para una salida a la crisis
política.
El Consejo
Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) convocó a una sesión
extraordinaria el viernes en Washington para analizar la situación en
Venezuela, a solicitud de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa
Rica, Paraguay, Perú y EEUU, para “dar seguimiento” a la resolución
aprobada el 10 de enero, por la cual el organismo panamericano (por mayoría
simple) desconoció la autoridad de Maduro.
El texto
adoptado exhorta a los estados miembro a tomar todas las medidas “para
contribuir a la pronta restauración del orden democrático en Venezuela”, llama
a la realización de nuevas elecciones “con todas las garantías necesarias para
un proceso libre, justo, transparente y legítimo, en una fecha cercana con
presencia de observadores internacionales” y urge al “régimen venezolano
que permita el inmediato ingreso de ayuda humanitaria” a Venezuela.
El presidente
colombiano Iván Duque viajó a Washington para recibir las instrucciones
directamente de boca de Trump y su gabinete de guerra.
Mientras, el
papa Francisco le escribió al presidente Maduro que las condiciones no están
dadas para una mediación del Vaticano en la crisis política del país, según el
diario Corriere della Sera. El lunes, una delegación que representaba a Guaidó
se reunió en el Vaticano con funcionarios pontificios, pero no tuvo acceso a
Francisco.
El Papa ha
deplorado que los obispos venezolanos fracasaran en sus esfuerzos para ayudar a
distender la situación política y social en el país (es más, la Conferencia
Episcopal y varios obispos se han alineado con la oposición). Algunos analistas
ven en esta situación una lucha entre Francisco y el Papa Negro (Prepósito
General de la Compañía de Jesús), el venezolano Arturo Sosa.
Aunque la
desprestigiada OEA desconoció a Maduro, no se pronunció aún sobre Juan
Guaidó, reconocido actualmente como presidente interino por 40 países. Sólo 16
países miembro de la OEA apoyaron el 24 de enero pasado una declaración a favor
de Guaidó
Mientras, el
canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, llamó a Guaidó a dialogar en el
Mecanismo de Montevideo. Durante un encuentro con los 120 miembros del
Movimiento de Países No Alineados en la sede de la Organización de las Naciones
Unidas, en Nueva York, expresó que su gobierno quiere “profundizar la
cooperación con agencias de la ONU en ámbitos en los que la economía venezolana
ha sido muy impactada”.
En Moscú, el
canciller ruso Serguei Lavrov acusó a EEUU de disimular una intervención
militar en Venezuela con la resolución presentada al Consejo de Seguridad de la
ONU para facilitar la llegada de ayuda humanitaria. Indicó que es un intento de
“camuflar las provocaciones que se están urdiendo con el envío de ayuda
humanitaria como medio para desestabilizar la situación en Venezuela, cuando no
obtener el pretexto para una intervención militar directa”.
“El Consejo de
Seguridad jamás adoptará semejante decisión”, dijo Lavrov, quien resaltó que
la oposición venezolana rechaza la oferta de diálogo de Maduro.
El domingo, el
Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dijo que no distribuirá la “ayuda
humanitaria” de EE.UU. a Venezuela porque esta iniciativa carece de todo
carácter humanitario.
En los próxima
semana se acelerarán los mecanismos del terror mediático (y quizá también el
callejero en Veneuela) No existe una ciencia más precisa que la amenaza y nada
más sólido que el miedo, piensan en Washington.
*Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en
Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)