“Cuando el
Secretario de Estado de Estados Unidos, Pompeo, dijo hace algunos días que
Hizbullah ya es más fuerte que nunca, especialmente en los últimos años, lo
dice como condena, asombro, resentimiento y odio, pero su valoración no deja de
ser correcta. Se dice: ¡Alégrate, hasta los enemigos reconocen tu fuerza! Pero
bueno, por supuesto, a veces exageran sobre dicha fuerza. Desde este punto
quiero comenzar negando lo que dijeron los estadounidenses sobre Venezuela.
Nosotros, por supuesto, estamos en solidaridad con
la dirigencia política y con el Estado venezolano contra la agresión
estadounidense, contra la conspiración estadounidense y contra las ambiciones
estadounidenses por el petróleo, el oro, los minerales y los bienes de
Venezuela.
La acusación de la presencia de Hizbullah en
Venezuela es como para decirles, más vale que vivan pensando en la fuerza que
tenemos. Pero ocurre que esto no tiene ningún fundamento.
¿De que hay células de Hizbullah en Venezuela?, por
Dios yo ni idea tengo de que hay células allá. Ni hemos enviado a nadie ni
ellos han solicitado que alguien vaya para allá. ¡Hombres! ¡Donde está
Venezuela y donde estamos nosotros! Todo esto no tiene ninguna base.
Igualmente lo que repiten sobre la supuesta
influencia de Hizbullah en América Latina, y de la presencia de células de
Hizbullah en América Latina e incluso comienzan a citar países, que si en
Brasil, que si en Argentina, y no sé dónde más. Todo esto no tiene ninguna
veracidad.
Uno debería ponerse feliz al verlos hablando de
uno, que si es fuerte, y que tenemos una presencia amplia, internacional,
universal. Y por poco dicen que somos una potencia internacional.
¡Pero hombre! A veces cuando dicen que somos una
fuerza regional les decimos humildemente, no es tanto, aunque sí tenemos cierta
influencia en la región, pero no como lo pintan… Por poco incluso Estados
Unidos nos quiere presentar como si fuéramos una potencia global, y
siempre cuando Washington habla de eso, dice: Rusia, China, Irán y Hizbullah.
Nosotros no somos lo que dicen
En toda América Latina, y no solo en Venezuela, me
gustaría enfatizar hoy, que no tenemos células ni tenemos grupos, ni siquiera
un núcleo de organización que depende de Hizbullah en América Latina. No
tenemos una organización en el extranjero.
Estamos afuera hace mucho tiempo, sí, porque entre
los libaneses emigrantes hay muchos que aman a la resistencia, y simpatizan con
la resistencia y con su línea y posición políticas. Pero desde hace mucho
tiempo, y tomando en cuenta las circunstancias políticas y de seguridad,
presiones, sanciones y amenazas, hemos dicho a aquellos que nos apoyan en el
extranjero, quédense independientes y trabajen, tengan iniciativas de fundar
asociaciones civiles y centros culturales independientes y dirijan su propia
vida y déjennos lejos a nosotros, para que no se tomara una relación
organizativa entre nosotros para usarlo como un pretexto o argumento con el fin
de hacerles daño.
Por lo tanto, ni en Venezuela tenemos
células, ni siquiera existimos allá, ni tampoco en América Latina tenemos
células, ni organización, ni nada.