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La epidemia de suicidios de enfermeros y la crisis de salud en Estados Unidos


Por Kate Randall

“Soy una víctima del desgaste y el estrés postraumático  He estado llorando toda la mañana del dolor tan profundamente presionado y encerrado dentro de mí. Vi a mi último paciente morirse hace tres días y dejar a una familia rota y verdaderamente llevada al fondo de la miseria y el sufrimiento” —“Mi historia de desgaste”, allnurses.com

Estas palabras fueron escritas por un enfermero de la unidad cardiovascular intensiva (CVICU RN) con seis años de experiencia en ese momento y que había renunciado “por las experiencias, la muerte y el sufrimiento en particular” en el trabajo. La historia de este enfermero no es única.
Hay 3,9 millones de enfermeros registrados y acreditados en Estados Unidos. Un estudio de 2014 de 3.300 enfermeros halló que muchos estaban estresados y sobrecargados —la mayoría reporta comer mal y muy extrañamente tener una noche decente de descanso—.
Estas y otras condiciones del trabajo, incluyendo violencia, acoso gerencial y recargo emocional por cuidado al paciente, están llevando a una epidemia creciente de suicidios de enfermeros. Los investigadores de la Escuela de Medicina en la Universidad de California en San Diego (UCSD) han realizado la primera investigación nacional de suicidios de enfermeros en más de veinte años, y los resultados son alarmantes.
Descubrieron que la incidencia de suicidios entre enfermeros era significativamente mayor a la de la población general. Para las enfermeras, la incidencia de suicidio fue de 11,97 por 100.000; para los hombres fue tres veces mayor, de 39,8 por 100.000.
¿A qué se deben estas trágicas cifras? ¿Cómo es que un número tan gran de individuos que se entrenaron en y eligieron el campo de la medicina está sufriendo crisis médicas físicas y mentales al grado de quitarse la vida?
El artículo reciente del World Socialist Web Site sobre suicidios de enfermeros ha sido uno de los más leídos. Este tema ha tocado el nervio de los trabajadores de la salud y de nuestros lectores en general. Una entrevista subsecuente con la investigadora Judy Davidson, enfermera registrada y doctora de enfermería, de la UCSD, provocó un gran número de comentarios, incluyendo los siguientes de dos enfermeros:
Craig: “Nos condicionan para que pongamos nuestras necesidades a un lado. Esto promueve una cultura de enfermeras que esconden cualquier problema emocional o físico. En vez de abordar nuestros problemas, los guardamos al fondo de nuestro interior hasta que ya no podemos hacerlo más. Como un basurero que necesita limpiarse, pero en cambio se sigue compactando más y más hasta que explota”.
Kathy: “Investiguen la DEPRESIÓN de los enfermeros. Ignorados por la gerencia y obligados a trabajar día a día en situaciones de personal insuficiente, se destruirán sus ánimos. He sido una enfermera registrada por 39 años. Los turnos en que trabajábamos sin suficiente personal eran raros. Ahora, es raro cuando un turno tiene el personal adecuado”.
Esto fue comentado por una lectora, Clara, que no es una enfermera: “Nada es mejor que un buen enfermero cuando estás enfermo o alguien que amas está enfermo. Deben ser valorados y tratados bien. Deberían tener salarios decentes, horas de trabajo decentes y mostrarles gratitud por quedarse en el trabajo”.
Sin embargo, el sistema de salud en EUA está dirigido en contra de todo esto. Se añaden pacientes continuamente a la carga existente de los enfermeros. El paso frenético, la sobrecarga, y el aumento de las tasas de paciente-enfermero están produciendo desgaste y baja retención entre enfermeros y otros trabajadores sanitarios. Se espera de los enfermeros que hagan más sin aumentos —o incluso sufren recortes salariales— y ataques a sus prestaciones, incluso su seguro de salud.
El personal de enfermería y soporte en el hospital Mercy Health St. Vincent de Toledo, Ohio, hizo huelga en mayor por cuestiones de salario, niveles de personal y tiempo extra obligado que dijeron que socavaba el cuidado a los pacientes. Durante la huelga, los enfermeros le comentaron al WSWS que se habían visto obligados a trabajar hasta 26 horas consecutivas y que algunos tenían que dormir en sus carros antes de poder manejar a casa seguros. Las tasas de paciente-enfermero se duplicaron en el último año.
A pesar de recibir un amplio apoyo de la comunidad, incluso de los trabajadores automotores en el vecino complejo de Jeep de Fiat Chrysler, su huelga de seis semanas fue traicionada y la huelga acabó con un acuerdo podrido poco distinto a la oferta original de Mercy Health.
El sindicato United Auto Workers (UAW) que representa a los enfermeros y personal hospitalario, le ordenó al personal de soporte a volver al trabajo en junio y a los enfermeros un mes después, a pesar de su voto abrumadoramente en contra del contrato ofrecido. Cientos de trabajadores han dejado indignados el UAW y renunciaron a sus trabajos después de la desnuda traición del sindicato.
A pesar de que algunos hospitales en EUA son nominalmente “sin fines de lucro”, todo el sistema de salud está orientado a enriquecer a los ejecutivos hospitalarios, CEO de las aseguradoras y las empresas farmacéuticas. El Dr. David Torchiana recibió una compensación total de $4,7 millones en su primer año en 2016 como CEO de Partners HealthCare, la mayor red médica “sin fines de lucro” en Massachusetts.
El CEO de Blue Cross Blue Shield en Michigan, Daniel Loepp, obtuvo $19,2 millones el año pasado. La aseguradora es considerada una organización sin fines de lucro. El CEO de la farmacéutica Merck & Co., Ken Frazier, recibió $20,9 millones el año pasado.
Tales ganancias tan obscenas no se pueden atribuir simplemente a la codicia personal de estos ejecutivos, a pesar de ser indudablemente un factor. La vasta y creciente desigualdad social en EUA es un aspecto intrínseco del modo de producción capitalista, en el cual la gran mayoría de los trabajadores vende su capacidad de trabajo a la clase capitalista, llevándose a casa una fracción del valor de lo que produjeron.
Las condiciones en los hospitales y las clínicas están erosionando el bienestar mental de los enfermeros y la habilidad de los doctores, enfermeros y otro personal sanitario a proveerles a los pacientes un cuidado atento y de alta calidad. El sistema de salud estadounidense orientado hacia el lucro es impulsado por el principio de exprimir las mayores ganancias posibles de sus operaciones. Las vidas y la salud de los trabajadores de salud y de los pacientes son subordinadas a estas ganancias.
Más de 150.000 estadounidenses se murieron de abuso de alcohol y drogas y suicidios en 2017, el último año con las cifras completas de los Centros de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Esto es más que el doble que en 1999 y el mayor número desde que se comenzó a registrar esta estadística en dicho año.
El aumento meteórico de estas “muertes por desesperación” —que incluyen los números de muertes récord por sobredosis de opiáceos— es algo emblemático de una sociedad enferma en sentido literal y figurativo. La esperanza de vida en EUA, un barómetro de la salud de una sociedad, ha caído por tres años consecutivos.
Los enfermeros, junto con la gran mayoría de profesionales de la salud, entraron en el campo con el deseo de hacer una diferencia positiva en la salud y vidas de sus pacientes. El aumento trágico de suicidios de enfermeros es el resultado de la intersección de la vida y trabajo de esta fuerza laboral con la brutalidad del sistema capitalista, el cual valora las ganancias más que los avances en las ciencias médicas, el desarrollo de medicamentos y la salud de la población.
Un sistema médico socializado no será alcanzado por medio de las políticas de demócratas como Bernie Sanders, quien prometió la luna, pero no tiene la intención de acabar con el sistema capitalista y expropiar a las grandes cadenas hospitalarias, las aseguradoras e industrias farmacéuticas.
La epidemia de suicidios de enfermeros apunta a la urgente necesidad de que los trabajadores del sector y la población en general luchen por una solución socialista a la crisis sanitaria en EUA. La gestión de la salud debe ser tomada de las manos de la oligarquía que lucra racionando el acceso a la salud y explotando a los trabajadores de la salud, como parte de la transformación socialista de la sociedad.